Epílogo

Lucas

Noviembre

Qué diablos haces cuando descubres que los secretos que enterraste, las mentiras que pagaste
para encubrir, eran sólo eso? Mentiras.

¿Te demoras en el pasado, aferrándote a esos remordimientos jodidos, deseando poder cambiar 
las cosas?

¿O avanzas?

Decido hacer las dos cosas.

No es Samantha la que tiene que vivir con lo que le hizo a Bryce, me enfrente a mí que viví cuatro 
malditos años pensando que yo era un monstruo y alejando a la mujer que quería sacarme de esas 
sombras.

El hecho de que ella esté aquí conmigo esta noche es un milagro.

“Te ves como el pecado, Red,” murmuro, mirando su reflejo cuando se acerca detrás de mí. 
Lleva un pequeño vestido negro que creo que debería estar en el suelo de mi camerino en lugar de en 
su cuerpo, y los tacones que hacen que sus piernas se pongan de moda por días.

“El mejor tipo.” Su cabello cae alrededor mientras cubre mis hombros desnudos y me envuelve con 
fuerza, como si no quisiera soltarle. “Último espectáculo.” Sus ojos azules encuentran los míos 
en el espejo, y respira profundamente. “¿Estás listo, señor Wolfe?”

Alcanzando hacia atrás, entrelazo su cabello alrededor de mis dedos antes de girar la cabeza y 
encontrar su boca. La devoro. Y ella me consume. Esta es la única forma en que funcionará.

Cuando la aparto, mirando con asombro la forma en que me está mirando, le ofrezco una sonrisa.  
“Sinjin me romperá los dedos con sus baquetas si no estoy listo. Se supone que Zoe debe 
aparecer esta noche, y él está empeñado en impresionarla.”

“Entonces probablemente deberías soltarme el pelo,” sugiere Sienna, y cuando lo hago, lo 
echa hacia atrás sobre uno de sus hombros. “¿Me veo presentable?”

“Te ves como si estuvieras desnuda en ese sofá de allí.” Señalo con el dedo el pequeño 
mueble de la ha habitación, pero luego sacudo la cabeza. “Pero sí, eres lo mejor que he visto en 
mi vida. Lo mejor para mí, punto.”

"Y luego tienes que decir cosas así." Ella da unos pasos hacia atrás. “Te veré después del 
espectáculo.” Su mirada permanece fija en la mía cuando sale de la habitación, y no me doy la 
vuelta hasta después de que ella se haya ido.

Me miro en el espejo. Lucas-Fucking-Wolfe. Miro al hombre que era y soy, y al que quiero que esté 
con ella. Entonces, me levanto y salgo del vestuario también.

Cal y Wyatt están reflexionando sobre el pasillo detrás del escenario, con Wyatt hablando de la amiga 
de mi hermana, Heidi, dejando a Cal atado en algún lugar hace una semana. Cuando Cal me ve, se 
pasa la mano por la cara avergonzado, y baja la vista al suelo de cemento gris.

“¿Tienes algo que agregar?” Desafía finalmente.

“Sólo que desearía que te hubiera dejado en pública de esa manera.” Cuando le dice 'vete a la 
mierda', sonrío y me encojo de hombros. “Sin y yo hemos apostado 500 dólares sobre quién se 
lleva a Heidi.”

Mientras me desvío hacia la entrada del escenario, Cal me llama, “¿Entonces, con quién has 
apostado?”

“Mi dinero siempre ha estado en Heidi,” digo antes de esquivar la salida detrás del escenario.

¿Qué haces cuando todos tus secretos salen a la luz, sólo para ser enterrados nuevamente?

Sigues jodidamente jugando.

Aunque ya sé que el espectáculo reprogramado de Los Ángeles está agotado, aún no se puede 
negar la asombrosa satisfacción de saber que miles de personas han arrastrado sus traseros esta 
noche para ver a mi banda. Aún así, a través de los gritos y la música a mi alrededor, y miles de 
caras, sólo una se destaca entre la multitud. Sienna está sentada entre mi hermana y su amiga Tori 
en uno de los asientos del piso más cercano al escenario, radiante hacia mí.

Cuando Cal inicia el programa con “All Over You,” ella mueve los labios. No puedo leerlos, pero no 
me impide murmurar por el micrófono, “Yo también te quiero.” La multitud se vuelve loca, y les 
dedico una sonrisa engreída antes de abrir la boca para actuar.

Dos horas más tarde, cuando alcanzamos la segunda canción de nuestro bis, y mis fans comienzan 
a levantarse de sus asientos, los detengo. “No hago mucha mierda acústica,” digo en el micrófono 
mientras dos miembros del equipo teatral sacan un taburete y una guitarra. Un silencio cae sobre la 
multitud y luego se arrastran mientras intentan volver a donde estaban sentados. Pongo el micrófono 
en el soporte y me apoyo en él. “Y estoy seguro de que, por lo general, no hago covers. Pero 
esta es la última parada de una gira que parece que ha durado meses.”

Sentado en el taburete, empiezo una canción lentamente, esperando a que el público capte lo que 
estoy tocando. Diez segundos después, los aplausos comienzan a hacer erupción en todo el estadio. 
Es ensordecedor, y me da ese empujón que necesito para seguir adelante.

“No creo que deba explicar por qué estoy haciendo esta canción. Sólo que es para la mujer 
que malditamente amo.”

Sus ojos azules nunca abandonan los míos mientras canto una canción de Tonic sobre hacer 
cualquier cosa por amor y la bella mujer de ojos azules por la que lo haría. Cuando termino, y la 
audiencia grita, me recuesto de nuevo sobre el micrófono.

“Voy a ser un idiota y te voy a poner en el punto de mira, Red,” gruño. “Cásate conmigo.”

Esta vez, cuando sus labios se mueven, puedo leer fácilmente lo que está tratando de decir.