miércoles, 10 de septiembre de 2014

CAPÍTULO 24

Preston

Trisha había sido mi salvavidas este fin de semana. Fue a mi apartamento y se quedó con los niños mientras yo trabajaba, incluso Rock había estado también las dos últimas noches. Había hecho galletas para los niños y les había dejado hacerse sus propias pizzas caseras. Era mucha diversión para ellos, y encima se negaba a dejarme pagarle por estar aquí con ellos.
Incluso se había presentado a las seis de la mañana del lunes para ayudarme a prepararlos para  el colegio, y además les había traído una caja de almuerzo con comida. Todos habían visto esas cajas pero no sabían qué hacer con ellas. Sabía a ciencia cierta que habían estado comiendo comida gratis en el comedor desde la guardería, y mi madre nunca les había dado el almuerzo en una caja como estas.
Jimmy me miró cuando Trisha le entregó la caja negra para el almuerzo, y sonrió.

"Ella me ha hecho el almuerzo," había dicho con voz asombrada.

Si Rock no patease mi culo, habría agarrado a Trisha y le habría dado un beso. No tenía ni idea de lo que significaba eso para los niños.
Los había recogido del autobús escolar y ahora estaba completamente despierto, mis días de dormir habían terminado. En el momento en el que llegué a mi clase de las diez, estaba conectado con la cafeína.
Había derramado mi primera taza de café cuando un golpe sonó en la puerta. ¿Quién demonios era ahora? Puse la taza sobre la mesa y me acerqué a la puerta. Trisha estaba fuera, con Rock detrás. Ella me miró inquieta.

"Hola. ¿Se te olvidó algo?" le pregunté, dando un paso atrás para dejarlos entrar.
Trisha entró, seguido de Rock, que cerró la puerta detrás de él.
"No. Queremos hablar contigo de algo," dijo Trisha, levantando la vista hacia Rock.
"Oh, está bien. ¿Queréis un poco de café?" le pregunté.
"No, gracias. ¿Podemos sentarnos?" preguntó Trisha.

Por lo general, me gustaba ser menos paciente tan temprano, pero después de todo lo que habían hecho por mí durante los últimos días, me abro una vena y les doy una pinta de sangre si eso es lo que quieren.

"Claro, sentaros," les dije indicándole el sofá.
Me senté en la silla frente a ellos y tomé un sorbo de mi café mientras esperaba a que me dijeran lo que habían venido a decirme.
Trisha respiró hondo.
"No sé si te has dado cuenta de que no hemos estado mucho cerca. Al igual que en Live Bay, no estamos allí tan a menudo y hemos estado mucho en casa."
Había estado demasiado envuelto en mi mundo con Amanda para notar a ninguna otra persona. Me limité a asentir en lugar de explicarme por qué no me había dado cuenta.
"Bueno, Rock y yo hemos estado tratando de tener un hijo durante seis meses. El mes pasado fuimos a un especialista y me dijeron que había una probabilidad de un uno por ciento de tener hijos. Me dijo que podíamos probar diferentes procedimientos, pero que cuestan muchísimo dinero." Se detuvo y miró hacia Rock. Él había envuelto su brazo alrededor de sus hombros y la estrechaba contra su costado.
No sabía a dónde querían llegar, así que seguí esperando.
"Nos registramos en adopción, pero también cuesta miles de dólares adoptar un bebé y hay una gran lista de espera. No es fácil y no tenemos miles de dólares. Tendríamos que pedir un préstamo e incluso no es seguro que nos lo den. Sería sin garantía. De todas formas, empezamos a hablar de adoptar a uno mayor, uno que necesite un hogar. Quiero una niña pequeña." A ella se le llenaron los ojos de lágrimas mientras decía las palabras 'niña pequeña'.
"Mi madre era muy parecida a la tuya. Ella no quiere saber nada de mí. Se fue con uno de sus novios cuando yo tenía ocho años y nunca he vuelto a verla. Me acuerdo que me quedaba acostada en la cama y fingía que tenía una madre por ahí que me quería, que ella vendría a buscarme algún día y que me querría." Trisha se detuvo y levantó la mano para limpiarse las lágrimas que rodaban por sus mejillas.
"Cuando vi a Daisy, la quise de inmediato. Era justo lo que quería. Una niña a la que poder querer y cuidar como si fuera mía. Pero sé que tú no quieres separar a los niños y lo he entendido. Así que este fin de semana me ofrecí a quedarme con ellos porque quería pasar más tiempo con ellos."
Ella respiró hondo y parpadeó para contener las lágrimas que llenaban sus ojos de nuevo.
"Los quiero a todos. Jimmy y su dulce naturaleza de cuidar de todos, que me recuerda tanto a ti. Y Brent es tan gracioso y encantador cuando le conoces. No esperan nada, y eso me rompe el corazón. Quiero darles todo, quiero quererlos y tranquilizarlos diciéndoles que tienen un hogar. Le rogué a Rock que viniera conmigo para quedarse con ellos, quería que los conociera. Él se enamoró." Ella se sorbió los mocos y sonrió.
"Daisy se convirtió en su niña pequeña en cuestión de minutos, y él está de acuerdo en que Jimmy es igual que tú, así que lo quiere también. Brent es igual de bueno. Sé que acabas de perder a tu madre y que te tienes que quedar con ellos, no quiero entrar en tu vida y alterar todo. Sólo quiero saber si hay alguna posibilidad de que consideres dejarnos a Rock y a mí tener a los niños. Tenemos habitaciones, ya has visto la nueva casa que tenemos. Les haría los almuerzos y los llevaría de excursión. Nos gustaría hacer galletas e iríamos a buscar nuestro propio árbol de Navidad cada año. No pueden estar solos. Me encantan a mí y a Rock, a los dos."

Cuando levanté la cabeza vi la cara de esperanza de Trisha, las lágrimas contenidas en los ojos de Rock, y supe la respuesta. Querían darlos lo que yo no sería capaz de darles. Yo sería el hermano mayor que no se acuerda de hacerles el almuerzo. Estaría todo el día en la universidad, entrenando y trabajando. Sabrían que los quería, pero estarían la mayor parte del tiempo valiéndose por sí mismos.
Con Rock y Trisha, tendrían padres, el tipo de padres que nunca tuve. Ellos les darían una vida segura y feliz. Esta oportunidad no se les presentaba a todos los niños. Había incluso una posibilidad de que el juez no me diera los niños a mí.

"Ellos serán los niños más afortunados que conozco teniéndoos a vosotros de padres," respondí.
Trisha dejó escapar un sollozo y se tapó la boca con la mano.
"Voy a llamar al trabajador social y nos vamos."


Amanda

Fue la última cena de la familia antes de la boda. Había pensado que mi madre lo cancelaría por la planificación de la boda, pero no lo hizo. En su lugar, ordenó una torta de lujo de la panadería y llenó la mesa de velas. Al parecer, este era nuestro último encuentro.
Marcus y Willow estaban en la cocina, él le susurraba al oído y ella se reía. Me daban ganas de vomitar, eran tan dulces... El romanticismo estos días me hacía enfadar. No había sabido nada de Daisy o de los chicos desde el día del parque. Esperaba que Daisy me llamara, pero sabía que Preston y ellos estarían lidiando con algunas cosas.

"Guau, mamá. Has ido a por todas," dijo Marcus mientras ponía el pastel en la mesa y la decoraba con las velas.
"Es la última cena familiar antes de que esta familia tenga cuatro miembros, y quería celebrar los nuevos cambios que están por venir," dijo con una sonrisa.
Ella había olvidado contar a mi padre, fingió que no existía. Marcus lo respetaba, hasta el punto de que no lo invitó a la boda ni tampoco a la hermana de Willow, Tawny. Sólo venía Larissa, que llevaría las flores.
"No tienes que hacer todo esto," le dijo Willow a mi madre. "Has estado trabajando sin parar en la boda durante semanas, pero gracias, significa mucho para mí."

Willow tenía don de gentes. Mi madre era un hueso duro de roer, pero había adorado a Willow desde la primera vez que la conoció en la cena familiar. A mi también me había encantado de inmediato, así que entiendo su efecto con la gente.
Por otra parte, Willow consiguió muchos puntos sólo para hacer feliz a Marcus. Cualquier persona que hacía sonreír a mi hermano como ella tenía que ser perfecta en todos los sentidos.

"Quiero que todo sea especial para los dos," respondió mamá. "Todo el mundo tiene un sitio, así que sentaros, voy a poner la comida en la mesa."
"Yo te ayudo, mamá," dijo Marcus, tirando de la silla de Willow para ella, luego se fue a la cocina a ayudar a mi madre.
Willow miró al otro lado de la mesa hacia mí.
"¿Te puedes creer que voy a ser la señora Hardy este sábado?"
Sonreí y asentí.
"Sí, me lo creo. Esperaba veros casados desde la primera vez que te conocí. Él estaba enganchado."
"Soy la mujer más afortunada del mundo," respondió ella.

No estaba acostumbrada a este dolor en el pecho. Me dolía ver a otras parejas enamoradas y felices, yo también quería eso, pero no con cualquiera. Quería un chico que quisiera lo mismo que yo. Al ver la forma en que mi hermano miraba a Willow, anhelaba ser mirada de esa manera, por un chico que nunca me había dicho que me quería, que me había mentido y traicionado. Sin embargo, todavía le quería. ¿Mi corazón no iba a dejar nunca de quererlo?

"¿Estás bien? Parece que te has venido abajo." Era obvia la preocupación en la voz de Willow.

Sabía que Marcus no le había hablado de Preston y de mí. Ella ni siquiera sabía que habíamos estado saliendo. No podía decirle que mi corazón había sido dañado y que me estaba muriendo por dentro. Ella pensaba que estaba interesada en Jason Stone.

"Sólo estoy cansada. Lo siento, voy a tratar de no ser tan deprimente."

Ella frunció el ceño y empezó a decir algo más, cuando Marcus y mi madre entraron en la habitación con las bandejas de comida que habían encargado Mi madre no había tenido tiempo para cocinar esta semana, había estado demasiado ocupada preocupándose por cosas como qué cinta atar en qué silla.

"Esto huele increíblemente bien," dijo Marcus mientras dejaba la bandeja llena de pinzas de cangrejo fritas y hus puppies sobre la mesa.
"Pensé en cenar marisco esta noche, ya que es el tema de la boda."

Eso no tenía sentido, pero mi madre era obsesiva, así que lo ignoré.
Marcus cogió algo de comida y comenzó a ponerla en el plato de Willow. Él siempre hacía cosas así para ella. Él le hizo el desayuno esta mañana y le trajo su café. Mi hermano había sido criado para ser un caballero del sur. Mi madre había logrado eso y algo más.

"Me he enterado de algo hoy," dijo Marcus mientras comenzaba a echarse su propia comida.
"¿Qué?" preguntó mi madre.
Marcus me miró.
"Parece que Trisha y Rock van a adoptar a los hermanos y a la hermana de Preston."
"¿Qué?"No podía actuar como si no me importara, me importaba.
Marcus arqueó las cejas y asintió.
"Sí. Trisha se enteró hace poco de que no podía quedarse embarazada y ellos decidieron adoptar. Pero cuando ellos conocieron a los niños, ella y Rock los querían. El trabajador social no tiene inconveniente y la corte cree que es la solución perfecta. Preston no habría conseguido mantener a los niños, él tiene que trabajar como portero cuatro noches a la semana, además de jugar al béisbol y de ir a la universidad. No tiene tiempo para cuidar y criar a los niños."

Trisha y Rock serían unos padres increíbles y los niños seguirían cerca de Preston, podría verlos siempre que quisiera. A Trisha le encantaría Daisy, ella sería la madre que ella se merecía.
Espera... ¿Preston estaba trabajando como portero en un club? ¿Era algo que había hecho para cubrir la verdad o de verdad había encontrado un nuevo trabajo?

"Van a ser unos padres increíbles, estoy tan feliz por ellos y por los niños," le contesté, tratando de mantener la emoción de mi cara. Mi madre me observaba. Podía sentir sus ojos observando cada uno de mis movimientos. No podía expresar ninguna debilidad.
"Sí. Preston está preocupado por la pérdida de los niños porque es muy joven. Él no quería que ellos se separaran."
Asentí con la cabeza y cogí una pinza de cangrejo.
"¿Cuando empezó Preston a trabajar como portero?" le pregunté, tratando de sonar casual.
Me puse la pinza de cangrejo en la boca y le saqué la carne mientras esperaba que me contestara. No miraba a mi madre.
"Hace un par de semanas. Rock le hizo un gran favor. Trabaja cuatro noches a la semana y le pagan bastante bien. Sin embargo, está durmiendo casi todo el día. Por eso no cogió el teléfono el día que murió su madre."

Marcus también estaba siendo cuidadoso, podía sentir la tensión que venía de mi madre. No le había dicho que mi madre sabía lo de Preston, pero estaba bastante segura de que era capaz de sentirlo.

"Tiene sentido. Bueno, me alegro de que le estén pasando cosas buenas," le contesté.

Marcus se movió en su asiento, y podía ver las preguntas en sus ojos. Quería saber si mi madre lo sabía. Él también estaba cuestionando su participación en nuestra ruptura repentina. No podía decirle nada, ella le contaría que lo sabía. No quería que Marcus lo supiera. Necesitaba que pensara que había sido mi elección.

"Cambiando de tema, Jason viene mañana. Quería llegar temprano para poder pasar más tiempo conmigo. Si me necesitas para algo, dímelo, porque tengo planes con él también," le dije a mi madre.
La tensión se difuminó y ella sonrió.
"Oh, me alegra escuchar eso. Estoy segura de que necesitare algo de ayuda, pero siempre puedes traer a Jason contigo. Podemos encontrar algún uso para sus músculos."
"Él no tiene músculos, mamá. Tiene mayordomos para todo, desde su equipaje hasta su maldito tenedor. El chico no ha hecho nunca ningún tipo de trabajo manual." Marcus sonaba molesto.
"Él tiene un gimnasio en su casa, donde entrena a diario. Te aseguro que tiene buenos músculos," le dije con dulzura y le miré.

"Si eso es lo que quieres, Manda, será mi invitado."

No era lo que quería, pero nada era lo que quería. Era muy raro.


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