Preston
Un sonido estridente interrumpió mis sueños. Traté de bloquearlo. No estaba preparado para terminar el sueño. En él Amanda se estaba riendo y corriendo por la playa mientras la perseguía. Allí no me odiaba y todavía me amaba. A los golpes se unió un ruido y unos gritos. Conseguí abrir los ojos y miré el reloj, eran las cuatro de la tarde. Había estado durmiendo todo el día. Había llegado a casa a las cuatro de la mañana después de trabajar, pero no había conseguido dormirme hasta las siete de la mañana. Esta noche tenía que volver a trabajar a las ocho.
Los golpes me recordaron por qué estaba despierto. Me levanté tropezando y fui a la puerta antes de que quien estuviera detrás la tirara abajo.
La abrí y me encontré a Marcus de pie en el otro lado.
"Mierda, hombre, he estado a punto de tirar la puerta abajo. Te he estado llamando y he estado golpeando la puerta durante más de diez minutos."
"Estaba durmiendo. Ahora trabajo de noche, ya lo sabes."
"Es verdad, se me había olvidado que estuviste trabajando anoche. Escucha, necesito decirte algo y no sé cómo te va a sentar, así que es mejor que te sientes."
No me debería haber despertado para esto.
"¿Qué es?" exigí. No necesitaba sentarme, sólo necesitaba saber.
"Es tu madre, tomó una sobredosis." Hizo una pausa y esperó una reacción por mi parte.
"¿Se ha matado esta vez?" Esta no era su primera sobredosis.
Marcus me puso la mano en el hombro y dejó escapar un profundo suspiro.
"Sí, hombre. Ha muerto."
Me di la vuelta y fui a mi habitación para coger algo de ropa. Los niños me necesitan. Me puse unos vaqueros y traté de pensar cómo podía meter a los tres niños en esta casa y cuidar de ellos cuando estaba trabajando de noche. Sin pagar el alquiler y las facturas de mi madre podría contratar a una niñera.
"¿Estás bien?" me preguntó Marcus desde la puerta de mi habitación.
"Era una drogadicta, Marcus. Tenía que suceder, sólo necesito ir a por los niños.
Probablemente están asustados."
La opresión en el pecho me sorprendió. No iba a llorar por esta mujer, no había hecho nada por mí en toda mi vida. Me tragué la emoción del niño pequeño que llevaba dentro, quien había querido que su madre le quisiera, aunque fuera sólo un poco. Pero había descubierto hace mucho tiempo que nunca lo haría. No iba a derramar ni una lágrima por ella ahora.
"Los niños están bien, Amanda tiene a tres de ellos. Están comiendo helado, y luego irán al parque. Ella me envió a buscarte. Tienes que hacer los papeles de la custodia."
¿Amanda tenía a los niños? ¿Cómo? ¿Por qué? No importa lo mucho que ellos la quisieran, deberían haberme llamado a mí primero.
"¿Cómo es que Amanda tiene a los niños?"
"Tu hermano pequeño la llamó, le dijo que tu madre no se había despertado en dos días, Amanda dejó la escuela y fue hacia allí. También tuvo que llamar al 911, mientras la esperaba. No pudieron contactar contigo, por eso la llamaron a ella."
Brent había llamado a Amanda. Me dolía el pecho. Los niños se enfadaron cuando tuve que decirles que no iban a ver más a Amanda. Incluso Daisy se había puesto a llorar, pero ellos habían sabido que podían contar con ella cuando yo no contestaba al teléfono. Se me hizo un nudo en la garganta, agarré las llaves y me dirigí a la puerta.
"Sé que ella te dejó por Stone, y lo siento por eso, hombre."
Así que eso era lo que le había dicho. Ella me había dejado por Jason Stone. ¿Estaría también quedando con él o había sido sólo su manera de encubrir la verdad?
"Tenías razón, yo no era lo suficientemente bueno para ella. Finalmente se dio cuenta."
Abrí la puerta y empecé a bajar las escaleras. No podía hablar de esto con Marcus, no ahora."
"Por si sirve de algo, ella todavía se preocupa por ti. Estaba muy molesta por esto y estaba muy preocupada por los niños."
"Los niños la quieren," fue la única respuesta que salió de mi boca.
"¿Pero tú no?"
Paré y le miré. Ya había dicho suficientes mentiras, no iba a seguir diciéndolas sólo para hacer que todos se sintieran mejor.
"Siempre la querré. Siempre."
Abrí la puerta del Jeep y salté dentro.
"¿A dónde voy?" le pregunté.
"La DHR está esperándote en la caravana."
Salí del aparcamiento.
No podía luchar contra mi abuela ahora por los niños. Yo no era la mejor opción, pero cualquier cosa es mejor que ella y no quería que los separaran. No podía dejarlos ir.
Amanda
Le aguanté el algodón de azúcar a Daisy mientras iba corriendo hacia el carrito otra vez. El helado no iba a durar mucho más, el sol era muy fuerte hoy.
"¿Te ha llamado ya Preston?" preguntó Jimmy, sentándose a mi lado.
"No, pero mi hermano me ha dicho que lo ha encontrado, está en la caravana hablando con unas personas para ver qué hacer con vosotros. Es adulto y vuestro pariente más cercano, por lo que no debería tener problemas para conseguir la custodia," le aseguré.
Brent y Daisy eran demasiado jóvenes para pensar en las cuestiones legales, pero eso estaba preocupando a Jimmy. Él entendía que los tribunales tenían reglas.
"¿Y si él no nos quiere a tiempo completo?" preguntó Jimmy.
"Claro que os quiere."
"Nunca trató de alejarnos de mamá."
"Porque ella habría luchado contra él, y habría perdido. Él también tenía miedo de llamar la atención sobre la situación y que ella os alejaría de Preston."
Jimmy asintió.
"Sí, él me lo explicó, pero estoy preocupado por saber qué va a pasar ahora."
Mi padre era amigo de dos de los tres jueces que, posiblemente, podrían conocer el caso. Jugaban al golf todos los sábados por la mañana desde que yo era niña. Si tuviera que ir a rogarle y suplicarle a mi padre por su ayuda, lo haría.
"Te prometo que todo va a estar bien."
Jimmy suspiró.
"Yo también lo espero. Sabes que Daisy te echa de menos."
"Yo también os he echado de menos a los tres."
Daisy volvió corriendo con una gran sonrisa en su rostro.
"Será mejor que pares y te lo comas, Daisy, antes de que se derrita," le dijo Jimmy.
"Me da dolor de cabeza si me lo como demasiado rápido," respondió ella.
Jimmy sonrió y le dio una patada a una piedra que tenía en los pies.
"Amanda, ¿mi mamá está en el cielo?" preguntó Daisy.
Miré su carita. Todavía no había dicho nada sobre la muerte de su madre. Los chicos habían actuado como si nada importante hubiera sucedido. Brent iba por su cuenta, y yo le estaba dando su espacio, pero todavía no había dicho nada sobre que su madre estaba muerta.
"No sé mucho sobre el cielo, Daisy. Me gustaría pensar que ella trajo al mundo a estos niños increíbles, y que este no era un lugar agradable hasta que su vida se hubiera acabado."
Estaba bastante segura de que la mujer se estaba pudriendo en el infierno, pero no iba a decírselo a su hija de siete años.
"Yo tampoco sé mucho sobre el cielo. Sólo he ido dos veces a la escuela dominical con mi vecina."
Yo había crecido en la iglesia y tampoco sabía mucho sobre el cielo.
"La iglesia no tiene todas las respuesta, Daisy. A veces, la respuesta que necesitamos está en nuestro corazón, sólo tenemos que escucharlo."
Daisy bajó la mirada hacia su pecho, frunció el ceño y me miró.
"Yo no he escuchado nunca a mi corazón."
Jimmy se echó a reír y le sonreí.
"Escucha de cerca y algún día lo conseguirás," le dije.
Ella asintió con la cabeza, se dio la vuelta y echó a correr.
Una vez que estuvo lo suficientemente lejos, Jimmy me miró.
"Gracias por no decirle la verdad."
Sentí que las lágrimas me picaban en los ojos. Era tan joven para saber tanto.
"Se me ocurre pensar que era la verdad."
Jimmy negó con la cabeza.
"No, esa no es la verdad. Creo que hay un cielo para los buenos y un infierno para los malos, y ambos sabemos que mi madre no era buena."
¿Le discuto? Sabía que su madre era más cruel de lo que yo sabía. No podía sentarme aquí y decirle que su madre estaba en el cielo, cuando yo sabía que no era verdad. Él estaba en lo cierto, su madre probablemente tendría el infierno abierto para ella.
"Jimmy." La voz de Preston interrumpió mis pensamientos, levanté los ojos y le vi caminar hacia nosotros. Sus ojos estaban llenos de preocupación mientras miraba a su hermano.
Jimmy se puso de pie y se dirigió a su encuentro a mitad de camino. Preston le abrazó fuertemente y le susurró algo al oído. Jimmy asintió y me miró.
"Gracias, Amanda. Por todo," dijo Jimmy.
Se me hizo un nudo doloroso en la garganta. Asentí con la cabeza. No estaba segura de si podía hablar. Era la primera vez que había visto a Preston desde que me fui de su apartamento. Saber que acababa de convertirse en el guardián de tres hijos, que su mundo estaba en sus hombros, y que estaba solo, me estaba matando.
Maldita sea, ¿por qué tengo que quererlo tanto?
"¡Peston!" Daisy llegó corriendo cuando vio a su hermano mayor. Preston se agachó y abrió los brazos para que corriera hacia ellos.
"Ey, my Daisy May. ¿Te lo has pasado bien?"
Daisy asintió y me señaló sosteniendo su helado.
"Amanda vino y nos alejó de toda esa gente. Ella me consiguió un helado y hemos jugado con ella."
Preston no levantó la mirada hacia mí, él mantuvo su mirada en Daisy.
"Suena como que ella salvó el día. ¿Estás lista para ir a mi casa ahora?"
Daisy asintió con entusiasmo, a continuación, se liberó de Preston para correr hacia mí.
Ella envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y me apretó con fuerza.
"Gracias por llevarnos contigo y conseguirme un helado."
Me agaché y le besé la parte superior de la cabeza.
"No hay de qué."
"¿Quieres venir a verme?" me preguntó ella, alejándose y mirándome suplicante.
"Sí. Hablaré con tu hermano sobre esto, y quedamos para tomarnos otro helado, ¿vale?"
Daisy me sonrió.
"Vale. Nos vemos pronto," gritó mientras corría de vuelta a Preston, que estaba a una buena distancia de mí con las manos metidas en los bolsillos.
"Ve a buscar a Brent, e irse al Jeep," le dijo a Jimmy, y luego se volvió para mirarme.
Me puse de pie, me acerqué a tirar el helado y cerré la distancia que nos separaba.
"Gracias por ir a por ellos cuando te llamaron hoy, y por enviar a tu hermano para que me despertara. Significa mucho."
El tono plano de su voz era muy diferente. Era como si se hubiera ido toda la emoción. Sonaba hueco. Quería envolver mis brazos alrededor de él y decirle que todo estaría bien, que yo le ayudaría, que le quería, pero no pude. Él nunca me había querido y me había mentido. Por mucho que quisiera aliviar su dolor ahora, no podía hacer eso.
"Si alguna vez me necesitan, sólo tienen que llamarme, intentaré ayudar en todo lo que pueda."
Preston asintió y apartó la vista de mí. Parecía que no quería mirarme. Odiaba esto, lo extrañaba tanto...
"Gracias," contestó.
Él comenzó a darse la vuelta para alejarse. No quería que se fuera todavía. Quería estar cerca de él, quería decirle algo más para que él dijera algo más. Esto era tan malo...
"Espera, Preston," le llamé antes de que pudiera detenerme.
Hizo una pausa y me miró. Tenía que decir algo. No sabía qué decir. No podía decirle que lo sentía por su madre, porque sabía que ni él mismo lo sentía. No podía decirle que lo extrañaba, porque ¿de qué serviría eso?
"No hagas esto, Manda. Has tomado la elección correcta. Ya tienes tus cenas en Nueva York y tus paseos en avión. Es lo que te mereces y me he convertido en el guardían de estos tres niños. Los quiero. Esto ha cambiado completamente mi mundo y es lo que me merezco."
Él no esperó que procesara las palabras, simplemente se fue y le dejé irse.
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