Cage
Eva me despertó una hora antes del amanecer besando mi pecho y deslizando su mano hacia arriba y abajo, despertando a la bestia.
“Mmmm,” gemí, tirando de ella más cerca, para así poder presionar mis labios con los suyos.
“Así me gusta despertarme,” le susurré antes de deslizar mi lengua en su boca ansiosa.
Eva echó la pierna por encima de mis caderas y se sentó a horcajadas.
“¿Qué haces, nena?” le pregunté mientras se inclinaba hacia arriba. “¡Guau! Espera…” busqué el condón extra que había dejado en la mesilla, por si acaso. “Tenemos que usar esto.”
“¿Puedo hacerlo?” preguntó con una sonrisa maliciosa en su rostro.
“Oh, sí,” le contesté, entregándole el paquete pequeño.
Ella lo abrió con los dientes, lo hice tan malditamente sexy… Me lo empezó a poner, una vez que lo había puesto en su lugar, se sentó y se hundió en un solo golpe. Los dos gritamos a la vez. Observé con asombro cómo abría lentamente los ojos y me miraba con el placer reflejado en el rostro. Nunca me cansaría de esto, de ella. Nunca tendría suficiente.
La agarré de la cintura, y la guié mientras cabalgaba hacia el borde. Justo antes de que me perdiera dentro de ella, mi boca se abrió y no pude contener las palabras que martilleaban mi cabeza con cada latido de mi corazón.
“Te quiero.”
Cuando salí de la ducha mis sábanas no estaban. Me hubiese encantado quedármelas, olerían a Eva y a sexo.
Cogí una toalla y me sequé el pelo, y me envolví una toalla alrededor de la cintura. Estaba preocupado por si Eva estaba dolorida, aunque ella me había dolorido a mí.
Después de anoche, Eva me pertenecía. Antes pensaba que me había roto, pero ahora tenía el poder para destruirme absolutamente.
El sexo siempre había sido una liberación para mí, nada más que un pasatiempo agradable, pero lo que habíamos hecho había sido más que sexo.
Un fuerte golpe en la puerta del establo me sacó de mis felices pensamientos.
“¿Sí?” grité.
La puerta se abrió y entró Wilson con la cara de un asesino en serie. No tardé mucho para darme cuenta de que él estaba listo para matarme. No sé cómo… pero él lo sabía. Me señaló con el dedo a la cara y me dijo: “Has tocado algo que no tenías que haber tocado, muchacho. Ella no es una de tus putillas, es una buena chica que ha tenido un año de mierda. Tendría que dispararte a la cabeza y enterrarte en el patio, me encantaría pero no lo haré. He llamado a Mack, le he dicho que has trabajado muy duro este verano aquí y que te puedes ir y volver a su equipo. No le he contado que has estado follándote a mi pequeña. ¡He necesitado toda mi fuerza de voluntad para no coger mi arma de cazar y reventarte los putos cojones, cuando vi a Eva salir de aquí al amanecer con tus sábanas en los brazos!”
¿Había visto a Eva? ¿Estaba bien? ¿Por qué no me había llamado ni me envió un mensaje para avisarme?
“Vas a hacer las maletas y a salir de aquí en ese coche. No vas a despedirte de ella, ni siquiera la vas a mirar. Si la miras, me aseguraré de que lo pierdas todo. Lo sé todo sobre tu situación. ¿Quieres un futuro? Entonces no puedes perder la educación. Si deseas mantenerlo, sólo camina. No te engañes muchacho, si piensas que puedes elegirla a ella, nunca la tendrás. Si pasara, cogería el arma y lo pondría fin. ¿Me escuchas?”
¿Quería que me alejara de ella? ¿Cómo diablos que lo iba a hacer? No podía dejarla.
“No voy a alejarme de ella.”
“Joder, claro que lo harás. Nunca la tendrás. Puedo coger el teléfono ahora mismo y echar tu mundo abajo.”
El béisbol era la única manera que tenía para poder conseguir una educación universitaria. No tendría otra oportunidad… acabaría trabajando en un bar cualquiera ganando el salario mínimo y propinas para el resto de mi vida. Eva se merecía más que eso, se merecía un hombre que pudiera hacerse cargo de ella, pero es que no iba a dejarla… no podría hacer eso. Puede que no sea lo suficientemente bueno para ella, pero la iba a tratar muy bien y quería hacerme digno de merecerla.
“No puedo hacerle daño y no voy a dejarla.”
“Ya le has hecho mucho daño, muchacho. Ella era inestable y te aprovechaste de eso. Eva no va a casarse con alguien como tú… amaba a Josh Beasley, lo adoraba. Nunca será feliz hasta que encuentre a otro Josh. Los dos sabemos que tú nunca vas a llegar a eso. No significas nada para ella… así que haz las maletas y vete, antes de que me arrepienta.”
Wilson dio un portazo al salir.
Me hundí en la cama y dejé caer la cabeza en mis manos. ¿CASARSE? Joder, ¿qué quiso decir con eso? No podía casarme… Eva nunca pensaría en mí de esa manera. No era el tipo de chico con la que una chica se casaba, él estaba en lo cierto. Yo estaba muy emocionado con ella, pero ella nunca me había dicho que me quería, ni me había prometido un para siempre. Yo no estaba a la altura de Josh y Eva quería a otro y se merecía a otro como él. Cuando ella decidiera casarse no buscaría a alguien como ella, que se ha acostado con un millón de chicas.
No había estado mucho tiempo con ella,joder no me estaba rompiendo el corazón, pero, maldita sea, sentía que me la estaban arrancando del pecho… y dolía muchísimo.
Con mi bolsa de lona llena, me dirigí a mi coche. No me fijé en nada, fui en línea recta. No sería capaz de irme si la veía. Puede que no me quisiera, pero yo la quería tantísimo que no me importaría. Cuanto más me acercaba a mi coche sin escucharla gritando mi nombre, sentía que algo dentro de mí moría.
Al abrir la puerta del coche, tiré la bolsa en el interior y lo saqué de allí por última vez, dejando mi corazón atrás.
Eva
¿Dónde estaba? Después de ducharme, quería maquillarme bien y elegir un traje que haría que Cage se volviese loco, y fui abajo para prepararle un aperitivo.
Su coche se había ido, salí y miré alrededor. Mi corazón se empezó a encoger del miedo, ¿le había pasado algo? ¿Estaba bien? ¿Tuvo problemas para conducir anoche?
Bajé corriendo al establo y vi que el cuarto de atrás estaba vacío. No había ninguna señal de Cage allí, parecía que nunca hubiera estado allí.
Me di la vuelta y me encontré a mi padre de pie en la puerta.
“¿Qué estás haciendo Eva?”
No me importaba ya, papá podría superarlo, tenía veinte años de edad.
“Estoy buscando a Cage,” le contesté, desafiándolo a preguntarme por qué.
“Se fue.”
Mi corazón se detuvo.
“¿Qué quieres decir?2
¿Podía coger el coche? ¿Tenía que entrenar?
“Mack le quería de vuelta, dijo que ya había cumplido su castigo y que podía volver. Salió corriendo de aquí, como si no pudiera esperar más.”
No, no, Cage no saldría corriendo, no se iría sin decirme cuándo volvería de nuevo.
Mi teléfono. ¿Me había llamado?
Empujé a mi padre y corrí hacia la casa para coger mi teléfono, que estaba cargando en mi habitación. Tal vez lo dejé en silencio y no escuché su llamada. Eso tenía que ser, porque Cage no me dejaría. No después de la noche que pasamos juntos, él no lo haría. La última vez me había dicho que me quería.
No había ninguna llamada perdida en mi teléfono, tampoco había mensajes de texto. No había nada. Cage me había dejado sin decir palabra. ¿Por qué? ¿Qué había hecho mal? ¿Sólo había sido sexo para él? ¿Le decía todas esas palabras dulces a todas las chicas cuando tenían relaciones sexuales? Dios, no.
Dejé el teléfono en el suelo y dejé que el dolor me asaltara. Le había entregado el corazón a alguien que no me quería. Incluso sabiendo eso, no me arrepentía. Quería que me necesitase y que me quisiese.
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Cogí mi guitarra y me dirigí al granero, era mi rutina diaria. Papá estaba molesto por eso, pero le dije que me dejase en paz y que me ocuparía de esto a mi manera. Ya no era inocente ni estaba llena de sueños, todo eso se había ido con la muerte de Josh.
Entendí que el dolor era real, y que a veces las cosas no duran. Había que que disfrutarlo mientras durase.
Al abrir la puerta de la habitación de Cage, me senté en la cama y puse la guitarra sobre mi regazo. Me había escondido de la música cuando había perdido a Josh, pero ahora la necesitaba. Había tanto que necesitaba expresar y esta era la única manera que sabía.
Abrí el cuaderno nuevo que había comprado y vi la primera página llena de las palabras que ya había puesto. Empecé a tocar la melodía que escuché en mi cabeza y empecé a anotar los acordes más abajo.
No quería olvidar el tiempo que había pasado con Cage, por eso quería tener todas las emociones por escrito. Cómo me sentía al perder en el amor, al perder a alguien… Quería mantener esos momentos cerca.
Josh siempre había formado parte de mi vida, no recuerdo realmente haberme enamorado de él, siempre le he amado. Él estaba allí para mí y yo lo sabía, éramos parte del otro.
Sin embargo, Cage era tan diferente… me había enseñado cómo se sentía querer, la necesidad, la entrega, cómo perderme a mí misma. Me animó a dejar de lado mis inseguridades y me ayudó a ser yo misma. Cage era libre y salvaje, era como un hermoso pájaro que nunca podría tener.
Las palabras fluían a través de mí mientras ignoraba las lágrimas que corrían por mi cara.
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