Cage
Su sonrisa
era jodidamente hermosa. Por no hablar de que su risa era preciosa y me hubiera
gustado grabarla para escucharla más tarde. El hecho de que la estaba haciendo
reír hizo todo que todo lo demás pareciera menos importante.
“Me estaba asegurando de que no
estuvieses en la ducha ni al teléfono,” me explicó.
Claro… eso
es lo que había estado haciendo mientras se quedaba a las sombras del granero y
me di cuenta de que estaba escuchando detrás de la puerta. Había tomado toda mi
fuerza de voluntad para no estallar en carcajadas.
“¿No ibas a entrar si hubiera estado
en la ducha? Ya has visto mi culo desnudo.”
Eva volvió a
sonrojarse. Ella debe haber tenido una buena vista.
“Tengo que volver a casa,” dijo y comenzó a irse de nuevo hacia
la puerta.
“Por favor, no te vayas. No voy a
burlarme nunca más, te lo prometo.”
Quería que
se quedara, quería conocerla y quería que confiara lo suficiente en mí como
para decirme la verdad sobre el anillo.
Pude ver la
indecisión en su cara, esa era una buena señal, ya que decía que una parte de
ella quería quedarse aquí.
“¿No estás cansado?” me preguntó.
Estaba muy
cansado, pero no estaba dispuesto a renunciar a ella de momento.
“En realidad no, estoy solo. Todos
mis amigos están a una hora de distancia. Necesito un amigo aquí.”
Eva se
acercó y se sentó al final de la cama, se iba a quedar.
“¿Me estás pidiendo que sea tu amiga,
Cage York?”
No
exactamente… pero por ahora, podríamos ser amigos.
“Supongo que sí.”
“¿Por qué me quieres de amiga? No me
he portado muy bien contigo desde que llegaste.”
Porque me
fascinas… pero ella no estaba preparada para escuchar eso todavía.
“Tienes que lavar las sábanas más a
menudo.”
“No me controles. Tú sabes dónde está
el jabón y el agua, ¿no?” disparó hacia mí.
Ella
realmente era una estúpida cuando quería.
“Bueno, en ese caso, voy a tener que
conseguir a una mujer a la que le guste lo suficiente como para que me ayude.”
Pude ver por
su expresión que ella pensó que estaba bromeando. No estaba bromeando la
verdad. Realmente tenía la intención de llamar a Low y que se pasase por mi
casa para coger unas sábanas limpias y un par de toallas, también necesitaba un
poco de champú y jabón. Estaba cansado de lavarme el pelo y el cuerpo con el
detergente que había encontrado debajo del fregadero de la estación de
alimentación.
“Buena suerte con eso,” me dijo.
Me terminé
la cena y abrí la bolsa de patatas fritas antes de inclinarme contra la pared y
apoyar las piernas en la cama.
“Tal vez te sorprenda lo que puedo
bregar hacia arriba.”
Eva rodó los
ojos y se movió para enfrentarme.
“¿Tu ego no conoce límites?”
Cogí otra
patata y la mastiqué lentamente, disfrutando de la grasa. Eva me observó
mientras masticaba. Sus ojos bajaron hasta mi cuello. ¿Qué estaba buscando en
mi cuello? La punta de su lengua se lamió el labio inferior. Bueno, maldita
sea… no era tan fuerte.
Dejé la
bolsa de patatas fritas en la cama, y giré mis piernas de nuevo hasta el suelo.
Sus ojos se abrieron con sorpresa y levantó la mirada. Me puse frente a ella y
agaché para tomar su mano y tire de ella hasta que se puso de pie. Gentilmente la
tiré contra mí, antes de que tuviera tiempo para pensar o negarse. Cubrí sus
labios rojos y regordetes con los míos.
Estaba rígida
en mis brazos por un momento. Sus labios se aflojaron y empezó a besarme de
nuevo con impaciencia. Le mordí un poco el labio superior y le di pequeños
besos en el labio inferior y lamí cada esquina de su boca. Cuando suspiró, me
aproveché y deslicé la lengua dentro de su boca, dios… era más dulce de lo que
imaginaba. Ella sabía a limonada y sol. Su lengua se unió a la mía, y por
primera vez en mi vida, se me doblaron las rodillas. Puse mis manos alrededor
de su cintura y las dejé en las caderas. Quería explorar su cuerpo, pero no
estaba seguro de que ella estuviera lista para llegar más allá.
Poco a poco
sus manos se deslizaron por mi pecho sobre el algodón suave de mi camiseta. El gemido
suave que escapó de su boca fue mi perdición. Mis manos se deslizaron hasta sus
costillas y cogí sus pechos. Sus pezones estaban muy duros, pero eso no era
suficiente… necesitaba más. Empecé a levantarle el dobladillo de su camisa
mientras ansiosamente le daba besos a lo largo de la línea de la mandíbula y le
mordisqueé la oreja.
“Cage, no.”
Me quedé
helado…joder. Me quedé quieto y me alejé de ella. El olor de su piel y el sabor
de sus labios se aferraron a mí. Cerré los ojos y respiré hondo. Esto no era
suficiente, necesitaba más distancia.
“Entonces, vete,” le contesté respirando
entrecortadamente.
“Lo siento.”
“No lo sientas. Sólo necesito que te
vayas,” me las
arreglé para decir.
Una vez que
la puerta se cerró detrás de ella, me di la vuelta y abrí la cortina de la
ducha, metí la mano y puse el agua fría.
Eva
Ya no tenía
sueño. Cada vez que cerraba los ojos todo lo que podía ver era el beso. Entonces
todo cambiaba y estaba besando a Josh. No era tan apasionado y tan loco… no se
había sentido tan perversamente delicioso.
Josh había
sido perfecto y bueno. Me había amado a mí y sólo a mí. Cage no era nada bueno
y estaba muy lejos de ser perfecto, excepto por su apariencia externa. A Cage
le encantaban las mujeres, él no me quería. Jamás amaría a nadie. El beso de
Cage había sido lo más alucinante que jamás había experimentado.
Me quité la
sábana de encima y me di por vencida, ya que quería dormir hasta tarde. Cogí unos
pantalones cortos y una camiseta de manga corta de mi armario y fui a mi cuarto
de baño. Cage se iría hoy. ¿Debería dejar que se fuese sin decirle nada o
hablar de esto ahora? ¿Debería acabar de una vez en lugar de pensar en ello
todo el día?
Una vez que
estaba duchada y vestida, me dirigí afuera. Había un coche estacionado en la
calzada, seguro que venía a recoger a Cage. Me dirigí al granero y me di cuenta
que la camioneta que utilizaba para el trabajo no estaba. ¿Había ido a hacer
algo antes de irse?
La puerta
del establo se abrió y salió una pelirroja muy guapa. Llevaba lo que parecía
ropa de cama y toallas. Cuando sus ojos se encontraron con los míos, sonrío y
comenzó a caminar hacia mí. La falda corta que llevaba mostraba un par de
piernas realmente increíbles. La odiaba. Ella se acercó lo suficiente para que
pudiera verle el color verde de sus ojos, y ahora sí que la odiaba. ¿Quién era
y por qué estaba en mi granero?
“Hola, soy Willow, una amiga de Cage.
Le traje sábanas limpias y algunas toallas. Pensé en coger los otros y lavarlos
hoy en casa. Los podrá traer de vuelta esta noche. Así puede tener un juego
extra.”
Él no había
estado bromeando con lo de obtener ayuda, pero yo había estado bromeando acerca
de no lavarle las sábanas. Iba a cambiarlas hoy y a asegurarme de que tenía
suficientes toallas y paños para la semana. Y me irritaba que esta chica se me
hubiera adelantado. Normal… Cage tenía a las mujeres hermosas a su disposición.
¿A quién estaba engañando? Si yo lo rechazaba tendría a otra esperando esa
oportunidad.
Había
perdido el sueño por él y Cage había estado ocupado llamando a su “amiga” para
que le cambiase las toallas y las sábanas. ¡Ugh!
“Me quedo con las sábanas, no me
importa lavarlas. Las iba a lavar hoy durante su ausencia.” El tono molesto en mi voz no le pasó desapercibido.
Un gesto de
preocupación arrugó su frente.
“Oh, lo siento. Supongo que no
debería molestaros. Él me llamó y me preguntó si me importaría llevarle algunas
cosas que necesitaba y mencionó las sábanas. Pensé que mientras esperaba a que
alimentase a las vacas podía cambiárselas.”
Ella era
demasiado atractiva para ser la llamada rápida de un chico como Cage. ¿La chica
no tenía ningún valor propio? Su padre debería haberle enseñado que era más que
el felpudo de cualquier hombre. La cara y el cuerpo de Cage probablemente hacía
que las niñas hicieran lo que él quisiera, pero esta chica no… Yo no me
convertiría en otra de sus muchas fans, yo sí tenía orgullo.
“Estoy segura de que Cage las habría podido
cambiar por sí mismo,” le dije y cogí las sábanas de sus brazos.
Willow se
rio.
“Piénsalo si quieres, pero
lamentablemente ha crecido acostumbrado a que las mujeres cuiden de él. Esto son
adversidades para él. Por supuesto, necesitaba esta llamada de atención. Cualquier
cosa para conseguir que deje de conducir borracho.”
Ella sí que
sabía mucho sobre él. ¿Estaban mucho tiempo juntos? No parecía el tipo de
hombre que mantiene a una chica cerca mucho tiempo, o tal vez ella conocía las
reglas y estaban bien. Una vez más, su padre debería haberle enseñado mejor. El
sonido de la camioneta me sobresaltó y paró junto al granero. Willow sonrió y saludó
con la mano mientras Cage salía. ¿Por qué estaba sin camisa ya? Eran las ocho
de la mañana, lo único que había hecho era alimentar a las vacas.
“Low, ¿me has traído las cosas?” gritó mientras se dirigía hacia
nosotros.
“Sí, lo he puesto todo en la
habitación, incluso te he hecho la cama. Está todo agradable y limpio.”
“¿Y la camisa?”
Willow
asintió.
“Sí, está en la cama.”
Se detuvo
frente a Willow, le dio un abrazo de oso y enterró su cabeza en la curva de su
cuello. Ella le palmeó la espalda y se rio de algo que él masculló contra su
cabeza llena de pelo. No me sentía con fuerzas de ver eso, así que empecé a
darme la vuelta y a caminar de vuelta a la casa con los brazos llenos de ropa
sucia.
“Eva, espera. ¿Conoces a Low?”
Genial,
quería presentarnos. ¿Qué iba a decirle? Que lo había estado besando anoche y
que ahora sería ella la que lo besaría y más cosas hoy.
“Sí.” Le respondí con toda la frialdad
posible.
Cage frunció
el ceño y miró a Low, como si tuviera la respuesta de por qué yo estaba
molesta.
“Está bien, me voy. Nos vemos esta
noche. Ya he alimentado a las vacas, todo estará bien.”
Con una
inclinación de cabeza, me di la vuelta y caminé lo más rápido posible hasta la
casa. ¿Por qué estaba así? Si no teníamos nada…
Lancé las
sábanas a la lavadora y fruncí el ceño como si ellas tuvieran la culpa. La estúpida
pelirroja tenía que venir, le había cambiado las sábanas y le había comprado
toallas y paños porque a mí se me había olvidado darle más.
Gran
trabajo, Eva.
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