miércoles, 23 de octubre de 2013

CAPÍTULO 5

Cage

Esta noche había sido todo un fracaso. Becca había estado muy agradable y caliente, pero no había sido capaz de llegar hasta el final. Su vómito me había ayudado a tomar esta decisión.
Me quité los vaqueros, quité la colcha para poder ver la cama, las sábanas no estaban nada mal. Esperaba sábanas baratas, ya que era un granero, pero estaban bien. Eran suaves… Cerré los ojos y me imaginé a Eva poniéndome las sábanas en la cama para mí. Sus manos serían suaves o tal vez tendría callos. Ella hacía todo el trabajo de la casa y cocinaba. Espera, no había visto a su madre todavía. Eva había sido a la única mujer que había visto en esa casa.
¿Su madre había muerto, o la había abandonado? Su padre la quería, eso era evidente.
Mi teléfono sonó y lo alcancé. El número de Low se iluminó una vez más en la pantalla.

“Ey, mi chica favorita,” le dije a modo de saludo.
“Hola, ¿cómo van las cosas?” respondió Low. Podía oír la sonrisa en su voz.
“Con mucho calor y las vacas dan más miedo del que pensaba, la cama tiene unas sábanas muy agradables.”
“¿Qué pasa con la chica?”
“Estoy bastante seguro de que ahora me odia más que la primera vez que me conoció.”
“¿Por qué? ¿Qué has hecho con ella?”
“Yo no he hecho absolutamente nada. Le hice una amenaza a su prometido y fui un poco áspero con él. Nada serio. Sin embargo, él estaba hablando de las tetas de otra chica delante de Eva. Era una falta de respeto.”

Low guardó silencio durante unos minutos. Sabía que estaba procesando y tratando de averiguar cómo solucionar mi problema.

“Por lo tanto, ¿ella está comprometida?” fue su respuesta.
“Sí, y el tipo no es un buen partido para ella. Me cae bien, pero simplemente no encajan, ¿sabes?”
“Mmm… supongo. Pero ellos están comprometidos, Cage. Eso es un límite.”
Podía notar la preocupación en su voz.
“Yo no iba a ir a por ella de todos modos, Low. Está fuera de mis límites por muchas razones. Para empezar, su padre me dispararía en el acto y no me gustaría perder mi beca.”
“Está bien. Bueno… te echo de menos. Estaré allí muy temprano el domingo. Marcus nos va a dejar tiempo a solas para la primera parte del día. Luego te dejaré en tu apartamento y podrás ponerte al día con todo el mundo. Marcus tendrá que conducir de vuelta por la noche, porque aunque estamos cuidando a Larissa este fin de semana voy a estar lejos de ella la mayor parte de ese día. Además, Marcus necesitará descansar un poco de ella.”
“Gracias, Low. Espero verte. Sólo cuatro días más para irme del infierno.”

Ella se rio y nos despedimos.

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DOS DÍAS MÁS TARDE

No hay señales de Becca y muy pocos atisbos de Eva. El calor era cada vez peor y Jeremy no estaba allí para ayudarme más. Había vuelto a su trabajo agrícola y yo tenía que averiguar el resto por mi cuenta.
Mágicamente aparecían un termo con agua fría y una toalla fría un par de veces al día. Siempre estaban en la parte trasera de la camioneta que usaba durante el día. La idea de que ella me observaba desde el interior me hizo sonreír.
Me quité la camiseta empapada en sudor y la tiré en la parte trasera de la camioneta. Me eché un poco de agua fría sobre mi pecho y mi espalda, tratando de mantener la sonrisa en mi cara. Si ella me estaba viendo, le estaba dando un espectáculo cojonudo. Cogí la toalla y me dirigí a la sombra. Tenía que arreglar la valla en algunos puntos que Wilson me había dicho, pero antes necesitaba refrescarme.
Apoyado en el árbol, tomé otro trago de agua y envolví la toalla fría alrededor de mi cuello. La brisa era mejor cuando el sol abrasador no te quemaba.

“¿Qué le hiciste a Becca?”

Me volví y pude ver a la Eva real, ya que era la primera visión real que tenía de ella desde la noche del lago. Su largo cabello castaño estaba recogido en una cola de caballo. Llevaba un vestido corto de algodón blanco y un par de chanclas. Estaba intentando parecer seria. No estaba enfadada conmigo, sólo tenía curiosidad. Me gustó eso.

“Buenos días a ti también, Eva,” le contesté, sin dejar de sonreír.
Ella inclinó la cabeza hacia un lado y frunció el ceño. Ese no era el verdadero rostro de “Eva cabreada”.
“Becca no ha venido en dos días, eso no es normal. Así que, ¿qué has hecho con ella?”
“Yo creo que es lo que no hice con ella.”

Tomé un trago lento de agua, pero no la miré directamente a los ojos hasta que había digerido bien las palabras.
Cambió sus pies y puso las manos en las caderas.

“¿Qué significa eso?”
“Significa exactamente lo que suena. Yo no lo hice con ella, supongo que ese es el problema.”
El falso fruncido de ceño de Eva desapareció y ahora lo frunció de verdad.
“Pero os vi a los dos desnudos en el…” se calló y sus ojos se abrieron como platos.

Se puso roja… Eva había regresado al lago la otra noche, ella me había visto desnudo. Sí, iba a tener que pasar mucho tiempo en la ducha a partir de ahora. La imagen de ella a escondidas viéndome desnudo, era caliente.

“¿Volviste para tener una vista completa?” bromeé.
Estaba seguro de que iba a darse la vuelta y a irse corriendo, sin embargo no lo hizo.
“Yo no quería ver nada, iba a volver a hablar contigo sobre… Yo sólo…” no podía decirlo.
¿Ella iba a venir a hablar conmigo? ¿Por qué?”
“Yo estaba bastante seguro de que te habías ido corriendo a coger tu camioneta aquella noche. ¿Por qué volviste para hablar conmigo?”
Eva se retorció las manos con nerviosismo. Yo nunca había visto su actitud nerviosa antes…
“Se trata de Jeremy y yo…”, comenzó.

Esperé con la esperanza de que iba a arrojar algo de luz al asunto.
Un movimiento por el rabillo del ojo captó mi atención. Agarré los hombros de Eva y la puse detrás de mí, y me enfrenté a las grandes vacas que había a unos metros de distancia. Estaban fuera de la valla. ¿Cómo diablos se habían salido?

“¿Qué estás haciendo?” me gritó Eva, golpeándome la espalda. La inmovilicé con mi cuerpo contra el árbol. No era una gran barrera entre ella y las vacas, pero por el momento era la mejor idea que tenía.
“¡Deja de pegarme! Exigí. “Y dime, ¿cómo diablos puedo meter a esas grandes hijas de puta en su establo?”
Eva dejó de golpearme.
“Oh, por el amor de dios, Cage. No nos van a hacer nada.”  Se abrió paso detrás de mí y me lanzó una sonrisa divertida. “No son toros.”

¿A quién coño le importaba si fueran toros o no? Estaban locas. Eva se acercó a ellas sin una pizca de miedo y empezó a gritarles. Ella pisó el suelo fuertemente y luego comenzó a moverse lentamente hacia la valla que había quedado abierta. Ella me miró por encima del hombro y puso los ojos en blanco.

“Son bestias feroces, ¿no es así?”
Me debatía entre sentirme como un idiota y reírme de lo malditamente linda que se veía entre el ganado.
Una vez que entró la última, cerró la valla y puso el seguro en su sitio.
“Podría ayudar si las aseguras la próxima vez,” dijo en un tono juguetón.
“Lo estás disfrutando un poco demasiado,” le contesté.
Ella se encogió de hombros y se cruzó de brazos.
“Tengo que admitir que tu galantería para salvarme de las grandes y malas vacas fue una noble y estúpida idea.”
“Estúpida, ¿eh?” me gustaba verla divertida.
Hasta ahora, lo único que había visto de ella era su versión tensa.
“No se puede ser un buen vaquero si le tienes miedo a las vacas.”
Dejé escapar un suspiro.
“Bueno, no son mis planes para el futuro.”

Se dibujó una media sonrisa en sus labios, pero desapareció con la misma rapidez. El brillo juguetón en sus ojos desapareció también. ¿Qué había hecho para ponerla de mal humor? Me gustaba la Eva que acababa de ver, no la triste que había reaparecido.

“No estamos comprometidos. Jeremy y yo somos amigos, muy buenos amigos.”

Confundido, bajé los ojos para mirar el anillo que había en su mano izquierda, sólo para asegurarme que no me lo había imaginado. El diamante seguía allí, profesándole al mundo que ella era una mujer comprometida. ¿Con quién demonios estaba comprometida? El único chico con quien le había visto era Jeremy.

“¿Te pones ese anillo para divertirte?” le pregunté en broma, con la esperanza de que se divirtiera, pero pasó todo lo contrario.
“No, no lo uso para divertirme. No estoy comprometida con Jeremy. Estoy comprometida con su hermano.”


Eva

¿Estoy comprometida con su hermano?
¿Por qué había dicho que seguía estando comprometida con Josh? Iba a descubrir la verdad. Me fui lejos muy rápido para que no pudiera hacer más preguntas, se las preguntaría a alguien. No sé si estaría tan interesado en mí, simplemente estaría confuso. No quiero que sienta curiosidad sobre Josh. No quería que supiera lo que había sucedido…
Quería que él todavía me mirara con ese brillo sexy agradecido en sus ojos. El brillo que yo seguía ignorando. Me gustaba que alguien me mirara con algo más que simpatía. Una vez que lo supiera, esas sonrisas atractivas iban a desaparecer. Se sentiría mal por la pobre Eva.
Hasta que él no apareció, no me había dado cuenta de que todo el mundo me miraba diferente. Eran cuidadosos conmigo. Cage no me miraba como si fuera frágil. Hace 10 meses, yo no habría estado dispuesta a que alguien me mirase diferente. Yo quería que me recordaran como cuando estaba Josh. Ahora necesitaba que alguien, cualquiera, me mirara así. No era la tragedia, era sólo yo.
Cage no sabía mi pasado, no sabía el dolor que había pasado. No midió cada palabra que me decía ni se contenía en nada. Me trataba como a los demás. Con él, me sentía normal otra vez. Era hora de sentirme humana otra de nuevo.
La puerta mosquitera se cerró detrás de mí y pegué un salto.

“Maldito Charles North piensa que me puede seguir cada vez que sale de caza con sus amigos banqueros,” se quejó mi padre mientras entraba en la cocina.

Charles North era el marido de la hermana de mi madre. Mi madre había fallecido cuando yo tenía 7 años, así que nunca llegué a conocer a su hermana ni a su marido. Todo lo que sabía era que mi padre no los soportaba. Mi tía Kim sólo llamaba cuando quería algo. Actuaba como si mi padre le debiera algo, porque mi madre murió en un accidente de coche. Mi padre no estaba conduciendo, pero eso no le importaba a mi tía. Ella lo seguía culpando.

“¿Qué pasó?” le pregunté, cogiéndole un vaso.
Lo cogió de mi mano y se fue a servirse un poco de limonada.
“Tu tía Kim llamó y me dijo que Charles se va de pesca al campamento este fin de semana, traía amigos con él y nadie me preguntó a mí. Ellos simplemente se encargaron de hacer esos planes. Bueno, le dije a Josiah que recogiera a Jeremy y que fueran este fin de semana a pescar. No voy a cambiar esto.” Papá negó con la cabeza y tomó un largo trago de limonada.
“¿Vas a ir allá arriba?” le pregunté cuando terminó su bebida y puso el vaso frente a él.
“Sí, tengo que ir, me iré por la mañana. Cage sabe que hacer allí y él se irá el domingo, es su día libre. Me dijo que se iba a la playa a pasar el día.”
¿Cage se iba todo el domingo entero? No tenía por qué preocuparme por él haciendo demasiado calor fuera, pero debería ser relevado, y no iba a ser relevado. No quería que se fuera, me quedaré yo sola.
“Está bien,” me las arreglé para responder.
“Voy a ir a la ciudad y conseguir un poco más de alambre de púa para la valla. La siguen rompiendo por la parte del lago, supongo que más de uno quiere nadar…” se quejó mi padre mientras se dirigía hacia  la puerta.

Esperé hasta que escuché el ruido de la camioneta de mi padre antes de salir. No estaba segura de lo que estaba haciendo. Era una decisión espontánea. Cage había entrado en el establo hace apenas unos minutos, lo había visto desde la ventana de la cocina, así que me dirigí hacia allí.
Al abrir la puerta, entré y tuve que entrecerrar los ojos para ver con claridad. La única luz que entraba en el establo era de las grietas del techo, por lo que estaba bastante oscuro comparado con la luz del sol brillante.
El olor familiar a heno y madera me golpeó cuando me di la vuelta para ver a Cage, que estaba todavía allí.

“¿Buscas algo?” me preguntó Cage detrás de mí.
Me di la vuelta para mirarlo de frente y casi me trago la lengua cuando mis ojos se encuentran con su pecho desnudo. Lo había admirado desde lejos, pero nunca de cerca. Era mejor de cerca…

“Una mujer comprometida no debería mirar a otro hombre a no ser que quiera echar una mano.” Dijo con un tono burlón.
Estaba disfrutando.
“¿Quién dijo que quería echar una mano?” le respondí, sorprendida por mi respuesta.
¿Acababa de coquetear? Estaba segurísima de que jamás había coqueteado.
Cage se pasó una mano por el pelo y dejó escapar una risa profunda y corta.
“Tal vez deberíamos cambiar de tema.”

Cage estaba nervioso… ¿Mi comentario lo puso nervioso?
Dio un paso hacia mí. Está bien, quizás no lo había puesto nervioso.
Tipos como Cage no se ponen nerviosos… Cage se acercó y me cogió la mano izquierda. El calor de su palma callosa me envió un cosquilleo por todo el cuerpo.

“El único problema es que si hablo contigo de lamer, me da ideas. Me pongo a pensar en cosas que no debería estar pensando. Cosas que sólo me imagino, y que nunca sabré. Puedo ser muchas cosas Eva, podría ser incluso alguno de esos nombres que me dices, pero no voy a tocar lo que pertenece a otro hombre.”

Abrí la boca para decir algo, y me detuve cuando Cage levantó mi mano izquierda, la puso en su boca y me besó el dedo con el anillo. Luego, sacó la lengua y apenas me rozó la parte superior de la mano. Él sonrió con malicia.
En algún momento, yo había dejado de respirar. Cuando mis pulmones empezaron a quemar, tomé una respiración profunda y Cage dejó caer mi mano.

“Lo siento, tenía que coger una pequeña muestra de tu piel.”


Entonces me guiñó el ojo y se volvió hacia la puerta. Me quedé en silencio mientras caminaba de vuelta al calor del verano.

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