lunes, 9 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 25

Marcus

Larissa chapoteaba alegremente en la piscina mientras se balanceaba en la parte menos profunda con un chaleco salvavidas. Mi padre me llamó para decirme que estaban en el apartamento esta semana y que a Larissa le gustaría verme. Yo también quería verla. Él y Tawny se fueron de compras y me dejaron solo con Larissa, todavía no soportaba ver a la madre de Larissa. No me gustaba Tawny y nunca me iba a gustar. Ella no era la causa del dolor de mi madre y de mi hermana, pero ella había tratado fatal a Low durante toda su vida.

“Mi Lowlow,” gritó Larissa golpeando el agua.
Seguí su mirada de adoración y vi a Willow saliendo de la casa con un bikini azul marino. Guau.
“Hola cariño, te he echado de menos,” respondió Willow sonriendo hacia Larissa mientras ella seguía chillando y golpeaba el agua.
Willow me miró tímidamente y me dio la sensación de que me había tragado la lengua.
“Hola Marcus.”
“Low,” me las arreglé para responder.
“Espero que no te importe, Tawny me llamó y me dijo que Larissa se había despertado y preguntó por mí, y que ella estaba en la piscina hoy por si quería venir a nadar con ella un poco.”

Ella estaba aquí.
Ella estaba hablando conmigo.
Ella llevaba puesto un bikini.
“Uh, no, no me importa en absoluto.”
No llevaba nada en las manos, ella se había quedado la camiseta. No pude evitar sonreír.
“Mi Lowlow,” chilló Larissa mientras Low la cogía.
“Mírate, si estás nadando como una niña grande,” dijo Low mientras la arrullaba.
Larissa se emocionó y empezó a dar vueltas en círculos ansiosa de mostrar lo que sabía hacer.
“¡Guau! Qué buenos trucos haces.”
“Tucos Martus,” dijo Larissa mientras me señalaba.
“Apuesto a que Marcus también sabe,” Willow estaba de acuerdo.

Quería demostrarle todos los trucos que podía hacer, sobre todo si llevaba ese bikini. De repente un frisbee pasó por cerca de la cabeza de Willow antes de que pudiera abrir la boca para avisarle.

“Ey qué rápido lo has cogido,” dijo un hombre con muchos músculos mientras sonreía a Willow.
“Bueno, mejor si tienes más cuidado la próxima vez, le podrías haber dado en la cabeza,” le regañó Willow amablemente mientras miraba en dirección a Larissa.
“Oh, sí, lo siento por eso. El viento se lo llevó. Voy a mudarme allí.”
Willow le sonrió y él parecía un poco agitado. Entendía totalmente cómo se sentía, pero él tenía que irse, AHORA.
“Tucos Martus,” exigió Larissa.
Willow me miró sonriendo.
“Vas a tener que mostrarle tus trucos, la reina ha hablado.”

Me puse de pie y caminé hacia el trampolín. Salté, me sentía como un adolescente otra vez. Estaba emocionado… Willow me estaba mirando de arriba abajo. Así no podía concentrarme y si seguía así iba a tener una erección que se notaría mucho en este bañador. Tenía que darme prisa. Salí corriendo, hice una voltereta hacia atrás y me zambullí en el agua.
Cuando saqué mi cabeza del agua, tanto Willow como Larissa estaban aplaudiendo.

“Bravo, estoy impresionado. No era consciente de los nuevos trucos,” bromeó Willow.
Ella comenzó a nadar hacia la escalera, pero se detuvo a mi lado.
“Gracias por la camiseta, me encanta,” dijo en un susurro suave y luego salió corriendo por la escalera.
Amaba mi camiseta, ella no me la iba a devolver. Mi corazón se aceleró al pensar que se la iba a poner.
La miré con fascinación mientras salía de la piscina. El agua corría por su cuerpo y brillaba tanto como el sol. Cuando se dio la vuelta, estuve muy contento de estar bajo el agua.
“No creo que pueda hacer eso, yo no crecí saltando trampolines. Crecí saltando pilotes del puente.”
Ella me guiñó un ojo. ¿Estaba ligando conmigo?
Sus caderas se balanceaban mientras caminaba y me olvidé de todo excepto de su cuerpo casi desnudo.
“Tucos Lowlow,” declaró Larissa.
“Sí, Low va a hacer algunos trucos,” murmuré incapaz de pensar coherentemente.
Corrió y saltó, luego metió las piernas, dio la vuelta hacia atrás y rompió el agua con una zambullida perfecta. Querido Dios esa imagen me iba a ser muy útil más adelante. Esta noche, en mi ducha…
Larissa estaba animando a Willow, mientras ella nadaba hacia nosotros. Logré sacudirme fuera de mis pensamientos lujuriosos y aplaudí.
“No creo que pueda superar eso, pero me podrías enseñar algunos trucos,” le lancé una sonrisa malvada y ella se sonrojó.
Cerré la distancia entre nosotros y me incliné hasta que mis labios estaban a centímetros de su oreja.
“Te quiero,” le susurré a continuación sin mirarla, y me alejé de ella.
Necesitaba un poco de distancia, porque estaba a punto de agarrarla y besarla hasta saciarme, lo que sería imposible.


Willow

“Te quiero”

Esas palabras que Marcus me susurró al oído se me repitieron durante toda la noche. Mucho después de besar a Larissa y decirle adiós, y de despedirme de Marcus. ¿Sería fácil alguna vez? Queremos estar siempre en la vida del otro. Teníamos que estar cerca de los demás y de Larissa y no sentirnos incómodos. Todo lo que sabía era que ya no era suya.

“¿Qué pasa que estás con el ceño fruncido?” me preguntó Cage mientras se sentaba justo al lado de donde yo estaba cortando verduras para la ensalada.
“Nada, sólo estoy pensando, mueve tu culo de una vez,” le di un codazo en la pierna con la palma de mi mano.
“¿Has hablado con Marcus últimamente?”
“¿Qué clase de pregunta es esa?”
“Sí.”
“¿Cuándo?”
“Hoy.”
“¿Él te hace fruncir el ceño?”
“No, él estaba muy bien. Estuvimos bien.”
“Bonito, eh. ¿No confías en él? ¿Has decidido darle otra oportunidad?”

Dejé el cuchillo y lo miré.

“Cage, ¿qué estás diciendo?”

Cage se frotó la barbilla pensativamente.

“Creo que estás cometiendo un error.”

Yo también lo creo.

“¿Por qué?”
“Marcus te dejo, PERO quiere volver. Quería volver. Todos los que te dejaron no querían volver, Low. Se fueron porque querían. Marcus no quería irse. Le arrancaron por completo de allí.”

Agarré el borde de la barra con ambas manos. Había vuelto.

“Él,” le susurré.

Cage me agachó y me apretó el hombro.

“Sí, lo hizo.”
“¿Crees que me va a dejar de nuevo?”
Cage dejó escapar un largo suspiro.
“No lo sé cariño, todo puede suceder en la vida, Low. Caray, yo me podría morir mañana, entonces te habré dejado. No podemos controlar el futuro, pero puedo prometerme que Marcus Hardy te ama más de lo que nadie te va a amar nunca. Aparte de mí, por supuesto.”

Me reí entre dientes.

“Por supuesto.”
“Nadie te ama como yo te amo nena,” bromeó.

Saltó del taburete y me dio un abrazo.

“Dale una oportunidad, Low.”
“¿Qué hago? Le dije que no.”
“Lo he visto, Low. Ve hacia él y dile que le quieres, y que has cambiado de opinión. No va a discutir contigo.”

Me eché hacia atrás y me quedé mirándole.

“¿Eso crees?”
“Lo sé.”
“Está bien, voy a mandarle un mensaje para quedar con él.”
“Eso suena como una buena idea.”

Cage comenzó a darse la vuelta y a marcharse, pero extendí la mano y le paré.

“¿Cage?”
“Sí.”
“¿Por qué estás haciendo esto?”
“¿Haciendo qué?”
Me puse una mano en la cadera y levanté una ceja. Sabía de sobra de lo que le estaba hablando.
“¿Por qué me estás ayudando a volver con Marcus? ¿No querías casarte conmigo? Esto fastidia tu plan.”

Cage se rio entre dientes y pasó un brazo sobre mis hombros.

“La cosa es que Marcus te hace feliz. Él te puede amar de una manera que no se puede. Yo estoy totalmente jodido, Low. Tú y yo sabemos que nunca sería un buen marido,” me hizo una mueca mientras yo no podía parar de reír.
“Oh, soy consciente de que serías un marido horrible, pero estoy un poco sorprendida de que creas que algo es suficientemente bueno para mí.”
“Nunca he dicho que Marcus fuese lo suficientemente bueno para ti. Nunca lo conseguirá. Todo lo que he dicho es que te hizo feliz y creo que el único que te puede amar tanto como yo es Marcus. Está tan enfermo de amor cuando se trata de ti que es un poco patético de ver.”


Tenía la esperanza de que tuviera razón.

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