Marcus
Había visto
atisbos de Willow en el bar, ella nunca estaba mucho tiempo. Normalmente ella
estaba en el trabajo y necesitaba algo del almacén. Siempre sonreía y era
amable, eso fue todo. Mirarla se había convertido en mi único pasatiempo,
estaba empezando a preguntarme si no me estaba convirtiendo en un acosador. La
única cosa que me mantenía cuerdo era que ella no estaba con otro hombre. Rara
vez estaba con Cage. Vivía con él, pero él no estaba allí a menudo, lo había
oído. Al parecer estaba recuperando el tiempo perdido. Eché un vistazo
alrededor del restaurante nerviosamente, buscando a Low. Necesitaba conseguir
un sitio en su sección antes de que entrase en el comedor. Seguí la espalda de
la chica que me había asegurado que Willow trabajaba esta noche.
“Low estará contigo en un momento,” la voz aguda de la chica me
sobresaltó.
Asentí con
la cabeza.
“Gracias,” y rápidamente tomé asiento, colocando
el pequeño paquete que había traído conmigo en el asiento y fuera de la vista.
No quería
que tuviera la oportunidad de rechazarlo. Tenía la intención de dejarlo sobre
la mesa antes de irme, de esta forma si ella no quería el regalo tendría que
venir a buscarme.
Ella entró
con el pequeño estropajo en la mano. Se metió un lápiz detrás de la oreja y se
hizo un moño desordenado. La echaba tanto de menos… Vi como ella levantaba la
cabeza, esos grandes y expresivos ojos que me atormentaban en sueños se
clavaron en mí y tropezó. El impulso de saltar e ir a tocarla era insoportable.
Me obligué a permanecer en mi silla, pero mis ojos se la comieron mientras ella
se tranquilizaba.
“Marcus,” dijo sonriendo nerviosamente.
“Hola Low,” le contesté.
“¿Esperas a alguien?”
Negué con la
cabeza y sonreí.
“No, sólo yo.”
El alivio en
su cara me dio esperanza.
“Oh, está bien. En ese caso, ¿qué
quieres de beber?”
“Me gustaría un poco de té dulce, por
favor.”
Willow cogió
el lápiz escondido detrás de su oreja y rápidamente lo anotó. Nunca la había
visto hacer eso.
“Está bien, ahora vuelvo,” me dedicó una sonrisa que no llegó a
sus ojos y rápidamente se dio la vuelta y se dirigió directamente a la cocina.
No se detuvo
en ninguna mesa más, necesitaba un momento a solas, por mi culpa. Por primera
vez en semanas tuve la oportunidad de tomar una respiración profunda. Sólo tal
vez, podría volver a ser ella de nuevo. Los malditos y gruesos muros que había
erigido alrededor de su corazón me asustaban.
Willow
Puedo hacer esto. Puedo hacer esto.
PUEDO hacer esto.
“¿Estás bien Low?” me preguntó Seth deteniéndose a mi
lado con una bandeja de bebidas.
“Mmm sí, estoy bien. Sólo necesitaba
un respiro,” me
obligué a sonreír y cogí el té dulce que había pedido Marcus.
Seth asintió
con la cabeza y se dirigió hacia la puerta del comedor. Yo tenía que hacer lo
mismo. Me pasé la mano por el pelo y me alisé el delantal hacia abajo. Este era
Marcus, me había roto el corazón, no me importaba lo que pensara de mí. Mi
aspecto no servía de nada…
Me dirigí de
nuevo hacia el comedor y me detuve en mis otras mesas para ver si querían algo.
Tenía que coger una botella de salsa tártara, un vaso de agua y limones.
Llevaba todavía la bebida de Marcus en mis manos, tenía que llevársela. Estaba
recostado en la mesa mirándome mientras me acercaba. Sentí que me miraba
mientras iba a las otras mesas, y empecé a ponerme nerviosa…
“Aquí tienes,” puse el té enfrente de él.
“¿Sabes qué quieres de comer?”
“El mero suena bien,” respondió.
Quería
acurrucarme en su regazo, eso era ridículo… Sólo oírle hablar me daba la
necesidad de tocarlo y sentir sus brazos alrededor de mí otra vez.
“¿No me lo recomiendas?”
Volví a la
realidad y le miré.
“¿Eh?”
Marcus me
sonrió y mi estómago se encogió.
“Estás frunciendo el ceño. Me
preguntaba si me había equivocado con la elección.”
Mi cara se
puso roja durante un instante y negué con la cabeza mirando hacia el cuaderno
de pedidos, intentando ocultarlo.
“Oh no, eso está muy bueno. El mero
está rico y fresco.”
“¿Me sugieres que pruebe las batatas
fritas?”
“Bueno, son diferentes, tal vez
quieras patatas fritas normales.”
Marcus
asintió con la cabeza y me entregó la carta.
“Entonces patatas fritas normales.”
Cogí su menú
y reprimí el impulso de mirarlo. Sabía que él me estaba mirando, si levantaba
la cabeza me encontraría con sus ojos. No era tan fuerte todavía, algún día lo
sería, pero necesitaba tiempo. Deslicé el menú bajo el brazo y me apresuré a
volver a la cocina. Necesitaba otro respiro.
Después de
darle la cuenta a Marcus me escabullí una vez más a la cocina. Me dejé caer
contra la pared del lavavajillas y dejé escapar un gemido de frustración. Esto
había sido una tortura… Marcus había sido amable y simpático, se fijaba en
todos mis movimientos como si fueran lo más fascinante del mundo. Yo, sin
embargo, estaba de los nervios.
Dos niñas,
yo no sabía que lo conocían, habían ido a hablar con él e intentaron hacer todo
lo posible porque bailara con ellas, pero él las echó con dureza y eso me
encantó. Cada vez que había perdido la batalla lo miraba y sus ojos se
centraban exclusivamente en mí.
“Low, tu amigo dejó una propina y una
caja con tu nombre escrito en la mesa.”
No pude
ocultar mi curiosidad, me apresuré y fui a la mesa donde había estado Marcus.
Había dejado un billete de 50 dólares para pagar su comida de 20. Fruncí el
ceño, me guardé el dinero y cogí el paquete que había dejado. Pasé el dedo por
mi nombre, reconocí su letra claramente.
“Ey Seth, ahora vuelvo,” le grité mientras me dirigía hacia la
puerta de atrás.
Necesitaba
privacidad. Una vez que estaba escondida en un sitio seguro, lo abrí. Era una
camiseta de Guns & Roses de 2006 y estaba firmada por todos los miembros de
la banda. Había una pequeña nota escondida dentro de ella y la cogí antes de
que cayera al suelo.
Willow, hay
una historia detrás de esta camiseta. De hecho, fui a este concierto en Miami.
Ha sido una de mis posesiones más preciadas desde entonces. Es especial porque
es lo único que me dio mi padre, él sabía las ganas que tenía de ir. Yo acababa
de cumplir 15 años y él vino a mi habitación una noche con dos entradas, no
eran sólo entradas, eran pases para el back stage. Había utilizado todos sus
contactos para poder darme esas entradas, es el único buen recuerdo que tengo
de mi padre. Tal vez por eso es tan especial. De todos modos, quiero que la
tengas. Me gustaría que te la pusieras tú en vez de que esté en el cajón de mi
cómoda. Es una de mis cosas buenas y me gustaría saber que está en tus manos.
Te quiero y
siempre lo haré.
Marcus
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