jueves, 5 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 23

Marcus

“No mires ahora, pero Cage se dirige hacia aquí,” murmuró Dewayne, eso me sacudió y me trajo de nuevo al presente.

Estaba perdido en mis pensamientos… ya que mi padre me había informado de lo tonto que había sido con Willow, no paraba de acordarme de cada palabra horrible que le había dicho esa noche.
Busqué en la multitud hasta que encontré a Cage que venía hacia mí, estaba solo.

“Lo siento hombre, no sabía que iba a venir esta noche, sino te lo habría dicho,” me susurró Preston desde el otro lado de la mesa.
“Deja de mimarle… él va a tener que lidiar con esto, finalmente,” dijo Rock con un encogimiento de hombros.
Por supuesto, tenía razón.
“No te esperábamos esta noche,” dijo Preston cuando Cage se detuvo en la mesa.
“Necesitaba una noche de fiesta. Low insistió en que saliese.”
“¿Ella no ha venido?”

Eso nos sorprendió a todos, incluyéndome a mí. Cage frunció el ceño y luego inclinó la cabeza como si me estuviera estudiando. Me quedé mirándolo mientras esperaba una respuesta.

“Tuvo una mala experiencia la última vez que la convencí para salir de casa y venir aquí conmigo,” respondió lentamente.
Esa noche yo había cogido a una chica y me había puesto a bailar con ella. La había cagado bastante…
“Uh, bueno, qué bien que estés aquí. No sales mucho,” intervino Preston en un intento de romper la tensión.
Cage continuó mirándome.
“Yo he tenido otras prioridades.”

Quería odiarlo, ya que había estado ahí para ella, había tenido lo que yo no tenía, pero no podía odiarlo… En su lugar, yo estaría agradecido de que alguien hubiera cuidado de ella.

“¿Está bien?”

Necesitaba saber cualquier cosa, algo, necesitaba algo. Cage dejo escapar una risa dura y sacudió la cabeza como si no pudiera creer lo que estaba oyendo.

“No, Marcus no lo está, pero algún día lo estará. Ella va a sobrevivir.”

Si pretendía hacerme daño lo había conseguido. Necesitaba aire, me puse de pie, cogí mi botella de agua y me di la vuelta para irme.

“Si me hubieras jodido a mí ya estarías muerto, pero no es nada mío, es de Low y ella no es como la mayoría de la gente. Si te has dado cuenta del error que cometiste entonces no es demasiado tarde.”

Entonces Cage York se dio la vuelta y se alejó a través de la multitud y salió por la puerta principal. Me quedé respirando con fuerza y pensando en las palabras que acababa de decir. Entonces eché a correr…
El Mustang de Cage no estaba aparcado fuera. Me quedé mirando a la ventana del apartamento y aunque las luces estaban apagadas pude ver el resplandor de la televisión. Ella estaba aquí. Subí las escaleras de dos en dos y me detuve en la puerta, ya no tenía llave… Ella tendría que abrirme la puerta y podría ser que me pegase.
Me froté las manos en la parte superior de mis pantalones vaqueros y tomé unas cuantas respiraciones profundas. ¿Me merecía esto? ¿Si hubiera alguna posibilidad de que me perdonase me lo merecía? No, no me lo merecía, pero era un egoísta, quería a Low, era todo lo que me importaba.
Llamé a la puerta y esperé mientras mi corazón me golpeaba fuerte en el pecho. Quitó la cadena de la puerta y el pomo se giró. Esperé y recé que ella quisiera escucharme.


Willow

“¿Marcus?”
¿Me habría quedado dormida en el sofá? ¿Era un sueño? No sería el primer sueño que había tenido de Marcus en los dos últimos meses. Parpadeé varias veces, sentía que era real.
“Low,” susurró casi con reverencia.
Esto tenía que ser un sueño, este era mi sueño, no el suyo. Me aparté de la puerta sin querer soñar más, me dolía demasiado… estaba cansada de sufrir.
“Low por favor, escúchame, por favor,” declaró Marcus detrás de mí.
Me di la vuelta y vi que había dado un paso dentro del apartamento.
“¿Estoy dormida?” le pregunté, confundida.
Este sueño era demasiado real…
“No,” fue su respuesta.
Le observé mientras él cerraba la puerta.
“¿Por qué estás aquí?”
Él dio un paso más y yo retrocedí. Sookie gritó en la televisión y salté asustada. Alcancé el mando a distancia y la puse en silencio, luego me volví para mirar a Marcus.
“Quería hablar contigo. No me merezco que me escuches, pero estoy dispuesto a hacerlo si esto va a acabar bien.”
Fruncí el ceño, me senté en el sofá y puse mis piernas debajo de mí.
“Te estoy escuchando,” le contesté y él se relajó visiblemente.
“Lo siento,” comenzó y cerró sus ojos con fuerza mientras tomaba una respiración profunda antes de abrirlos, y me miró con muchísimas emociones.
“Ese día tú me lo querías contar, lo habías descubierto pero yo no lo sabía. Sabía que estabas mal, pero luego me llamó y mi madre se había tomado un bote lleno de analgésicos.”
Esto ya lo sabía, pero lo dejé continuar.
“Casi la perdimos, pero le lavaron el estómago y mi hermana y yo nos quedamos allí hasta que despertó. Cuando lo hizo nos contó que mi padre le había traído los papeles del divorcio y que se iba a vivir con otra mujer. Ella trató de suicidarse. Fui a su concesionario y le exigí a alguien que me diera su nueva dirección, iba a darle una paliza por lo que le había hecho a mi madre. El miedo que se había apoderado de mí se transformó en furia. Luego, entré en la casa y os vi a tu hermana y a ti, no podía pensar con claridad, Low. Me sentí traicionado, no por mi padre sino por ti. En ese momento solo pensé que lo habías sabido todo este tiempo, y después de estar allí en esa casa estaba seguro al 100% de que lo sabías. Yo no confíe en ti, ni te escuché. Estaba muy enfadado y tenía mucho miedo y te ataqué a ti, y así me ayude Dios, lo lamentaré el resto de mi vida.”

Las lágrimas se aferraban a mis pestañas, veía la confusión y el dolor en el rostro de Marcus. Me dolía el corazón por él. Sorbí la nariz y extendí la mano para secarme las lágrimas.

“Te perdono.”

Lo había hecho, eso no había cambiado nada, pero lo había perdonado. Tomé una respiración profunda y me di cuenta de que me costaba menos respirar. Se me había quitado el peso de encima al saber que no creía que lo había traicionado.
Marcus me miró fijamente. Le había sorprendido, no se esperaba que lo perdonara.

“¿Me perdonas?”, me preguntó con voz ronca.
“Sí, lo hago. Entiendo lo que pasó. Toda la situación fue una pesadilla, pero la vida es una mierda, hay que superarlo y seguir adelante.”
Él tragó con fuerza y pude ver el nudo en su garganta.
“Te amo Low.”

Yo quería creer que me decía la verdad y él quizás lo hacía, pero yo no podía sobrevivir de nuevo. Había conocido mi límite de desamor.

“Marcus lo que teníamos era increíble. Era increíble, nunca he tenido algo así antes. Me acordaré el resto de mi vida.”
“No, Low, por favor…”, dijo Marcus con voz ahogada.
Forcé una sonrisa a través de mis lágrimas, fluían libremente. Esto era nuestro final.
“No puedo hacer esto otra vez, una vez es todo lo que puedo aguantar. Nunca pensé que me iba a abrir de esa manera a nadie, era libre y confiada, pero lo hice y no me arrepiento. Nunca más lo haré, pero he encontrado mi límite. Tengo que protegerme.”

Marcus soltó un suspiro largo y se puso de pie. Vi cómo se pasaba las manos por el pelo, era hermoso, y él había sido mío. Estaba agradecida por ello.

“Low te amaré hasta el día que me muera,” declaró mirándome mientras le caían lágrimas por la cara.
Yo también, pero eso no era suficiente.
“Lo siento,” le susurré.
Nos miramos el uno al otro, notando que todo lo que habíamos tenido se estaba terminando. Él volvió a respirar hondo y luego asintió.
“No puedo obligarte a que confíes en mí, me merezco esto…” su voz era temblorosa.
“Te mereces ser feliz,” le aseguré.
“Nunca voy a ser feliz sin ti,” respondió.
No podía ignorar la angustia que veía en sus ojos.
“Sí que lo harás.”
“Low, dios, lo siento mucho. Por favor, ¿cómo te puedo demostrar que no me voy a ir a ningún sitio? Pasaré el resto de mi vida demostrándote que no te voy a hacer daño de nuevo.”

Me acordé de la conversación que tuvimos en el suelo del baño, fue muy similar. Había estado tan segura de que no me iba a hacer daño otra vez, que siempre estaría allí. Marcus no me había protegido, necesitaba a alguien que no me dejara cuando llegaban las cosas malas.

“No puedo, lo intenté pero no funcionó. No puedo seguir esperando que Cage recoja mis pedazos cada vez que mi vida se derrumba. Tengo que aprender a arreglar mis propios problemas, aprender a encajar las cosas malas, y eso significa que no puedo confiar mi corazón a nadie, porque soy débil.”
Marcus dio dos zancadas y se arrodilló en el suelo delante de mí. Podía olerlo… mi Marcus.
“Low, te juro que puedes confiar en mí, por favor. Te echo de menos, te necesito Low. Por favor nena, por favor.”
Un sollozo sacudió mi pecho y yo negué con la cabeza.
“No puedo.”


Dejó caer la cabeza sobre mis rodillas y nos sentamos allí mientras caían lágrimas silenciosas. Extendí la mano y le toqué el pelo. Recordé la sensación. Disfruté su olor, el que me rodeaba ahora. Finalmente, levantó la cabeza lentamente y me miró por última vez antes de levantarse e irse. Cuando la puerta se cerró detrás de él, me acurruqué en el sofá y lloré hasta que no me quedaron más lágrimas.

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