Marcus
No podía
encontrar a Willow en ningún sitio, ella no contestaba a su teléfono ni
respondía a mis mensajes. Su clase había terminado hace horas. Busqué entre sus
cosas para ver si encontraba el número de teléfono de su hermana. Nada.
Mi teléfono
sonó y me apresuré a cogerlo, era un mensaje de Amanda, no era lo que estaba
esperando.
“Mamá te necesita. Date prisa, por
favor.”
Mierda,
necesitaba encontrar a Willow, no tenía tiempo para mis problemas familiares.
Mi padre sin duda habría hecho algo nuevo y mi madre estaría mal otra vez.
“¿Dónde estás Low?” Gruñí con frustración mirando
fijamente tratando de decidir a quién llamar. ¿Quién sabría dónde estaba?
“Estoy aquí,” su voz era tan suave que no la oí.
Me di la
vuelta y me la encontré de pie en el umbral del dormitorio. Se veía devastada.
“¿Qué pasa?” le pregunté y fui hacia ella
corriendo y la abracé. Sus ojos estaban rojos y se notaba que había estado
llorando, sus brazos no me abrazan, estaba inerte.
“Low, me estás asustando,” le dije necesitando algún tipo de
reacción por su parte.
Ella no
respondió. Mi teléfono sonó de nuevo y lo ignoré. La apreté más esperando a que
me dijera algo, cualquier cosa. Mi teléfono comenzó a sonar, frustrado lo cogí
y vi que era Amanda. Algo realmente malo pasaba…
“¿Qué pasa Manda? Estoy ocupado en
este momento…”
“¡Ella ha tomado algo Marcus!
¡Ayúdame!” Sus
gritos me llegaron a través del teléfono de manera que Willow tiró de mis
brazos.
Ella la
había oído.
“¿Quién? ¿Mamá tomó algo?”
Mi corazón
latía con fuerza en mi pecho. Oh dios, no…
“¡Sí! Ella no se despierta. Llamé al
911, pero no le puedo encontrar el pulso. ¡Ayúdame!”
Se lamentó.
“Voy, mantenla viva Manda. ¿Me
escuchas? Mantén su respiración. Hazle el boca a boca.”
Willow había
estado detrás de mis brazos y su rostro era blanco tiza, necesitaba ayudar a
Willow, pero la vida de mi madre pendía de un hilo y en este momento no me
podía quedar.
“Low, me tengo que ir.”
Ella asintió
con la cabeza.
“Date prisa,” dijo frenéticamente.
Pude ver el
horror en sus ojos, ella había oído cada palabra, ella lo entendía. No huía de
ella, lo sabía. Salí corriendo hacia la puerta, por favor Dios no dejes que mi
madre se muera…
5 horas más
tarde, mi madre estaba en el hospital. Mi hermana no le había encontrado el
pulso porque estaba tan nerviosa que no había buscado en el lugar correcto,
pero ella tenía razón en una cosa: mi madre se había tomado un bote de
pastillas para el dolor. Mi padre había firmado los papeles del divorcio. Los
ojos de mi madre se abrieron y se centraron en mí. Me moví de la posición en la
que estaba, estuve esperando durante una hora deseando que ella abriera los
ojos.
“Marcus,” susurró.
Le agarré la
mano y asentí. De repente, no era un hombre de 21 años, era un niño pequeño
asustado que necesitaba a su madre y que me dijera que todo iba a estar bien. Cuando
vi cómo levantaban su cuerpo sin vida en la camilla y se la llevaban no quería
seguir viviendo.
“Lo siento,” susurró.
“Mamá, sssh, no hables. Está bien, sé
que no lo harás otra vez. No podría soportarlo mamá, no podría.”
Me apretó la
mano y ella dejó escapar un pequeño sollozo. Yo no quería que llorase, ahora
no, se tenía que recuperar.
“Él me dejó, se la llevó con él y se
han mudado a Mobile,” dijo en un susurro ronco.
Cogí el vaso
de agua y la pajita que la enfermera había dejado antes. Ella había dicho que
lo necesitaría cuando despertase.
“Aquí mamá, toma un sorbito. No
quiero hablar de él, se ha ido, pero nosotros seguimos estando aquí y no nos
vamos a ir a ninguna parte.”
Ella
obedientemente tomó un pequeño sorbo de agua y apoyó la cabeza en la almohada.
“Te quiero,” dijo mirándome con ojos tristes.
“Yo también te quiero. Manda y yo te
necesitamos mamá, no intentes dejarnos de nuevo por favor.”
Hablé
suavemente pero con fuerza. Necesitaba que lo entendiese.
“Yo también te necesito.” Asentí con la cabeza.
“Bien, ahora toma otro trago.”
“Estás despierta.”
Mire hacia
atrás y vi a Amanda correr hacia la cama y se cernía sobre nuestra madre.
“Oh mamá, estás bien. Estás
despierta,” dijo
demasiado efusiva.
Mamá le cogió
la mano a Amanda.
“Lo siento, no lo voy a volver a hacer.
Tuve un momento de debilidad…”le explicó lentamente.
Amanda se
sorbió las lágrimas antes de meterse en la cama y acurrucarse con ella.
“Mi niña,” mamá la arrulló y la besó en la
frente.
Se va a
poner bien, yo podía hacer esto, podía mantener unida a esta familia. Low me
ayudaría, mamá la quería.
Willow
Cage me vio,
frunció el ceño y se dirigió hacia mí, nunca había ido a una práctica suya. Pude
ver la pregunta y la preocupación en su rostro.
“Low, ¿qué está pasando?”, me preguntó.
Sentí el
sollozo en mi interior y me tapé la boca. Sus ojos se abrieron y me cogió.
“Vamos,” dijo tirando de mí, lejos de los ojos
curiosos de sus compañeros de equipo.
Me llevó
directamente a su coche y abrió la puerta del lado del pasajero.
“Entra.”
No discutí,
el olor familiar de la seguridad me rodeaba y mis ojos se llenaron de lágrimas.
Cage siempre será mi lugar seguro, porque una vez que Marcus supiese la verdad,
iba a perderlo. Él iba a dejarme también, y no lo culpaba. Cage subió al
asiento del conductor y luego se volvió para mirarme.
“¿Qué ha pasado y a quién tengo que
pegar?”
Negué con la
cabeza.
“No. Oh, Cage es horrible. Es peor de
lo que podría haber imaginado jamás.”
“Nada es tan malo bebé. Puede ser que
alguna vez, y si es así lo arreglaré.”
“No se puede solucionar este problema
Cage. Esto es irreparable.”
“Nada es irreparable.”
“Larissa y Marcus tienen el mismo
padre,” lo dije todo
de golpe y otro sollozo sacudió mi pecho.
Silencio. Lo
he dejado sin habla.
“El hombre casado al que Tawny ha
estado jodiendo es el padre de Marcus. Jefferson HARDY acaba de dejar a su
esposa por mi hermana.”
“Mierda.”
Dejé caer
las manos en mi regazo y miré horrorizada la expresión de Cage.
“¿Cómo lo sabes? Me refiero a ¿cómo
te has enterado? ¿Lo sabe Marcus?”
“Ella me encontró fuera de mi clase
hoy, conducía un flamante Mercedes SUV. Me dijo que el padre de Larissa había
dejado a su esposa y se mudaban a Mobile. Él había comprado una casa de lujo y
se iba con ellas, luego me entregó un cheque por lo que me debía y se fue.”
Metí la mano
en mi bolsillo, saqué el cheque y se lo di a Cage.
“Santa madre.”
“Mira quién es el que firma el
cheque, no es la cantidad.”
Levantó los
ojos azules para mí.
“Low, nena, lo siento mucho. Ella
sigue jodiendo tu vida.”
“Yo sabía que tenía problemas familiares
y yo sabía que odiaba a su padre y que estaba preocupado por su madre, pero
Dios Cage, ni en un millón de años había imaginado esto.”
Cage se
acercó y me cogió la mano.
“Estoy aquí, ya lo sabes.”
Ya lo sabía,
pero no era Cage quien me preocupaba.
“Tengo que hablar con ella, con él,
con los dos. Tengo que ir a ver a Tawny y a Jefferson, el padre de Marcus. Tengo
que encontrar una forma de decírselo a Marcus para no perderlo. No puedo Cage.”
Cage arrancó
el coche.
“Abróchate el cinturón y pon su
dirección en el GPS.”
Rápidamente
hice lo que me dijo y puse mi cabeza hacia atrás en el asiento, cerré los ojos
y recé para encontrar una manera de hacer esto bien.
Estaba
oscuro cuando llegamos a la gran casa de ladrillo de 2 pisos dentro de la
urbanización de golf residencial donde ahora vivían mi hermana y mi sobrina.
Cage se detuvo y yo me senté mirando a la casa que había enfrente de mí.
Estaban aquí, ya era hora de conseguir algunas respuestas, para entender lo que
había sucedido. Sólo necesitaba una manera de mantener a Marcus a mi lado. Miré
mi teléfono de nuevo, Marcus no me había mandado ningún mensaje desde hace 2
horas que me había dicho que su madre estaba bien. Él no me había explicado lo
que había pasado. Pensé que le había oído decir a su hermana algo acerca de
llamar al 911, pero al parecer eso no había sucedido. Amanda debe haber
exagerado, si su madre estuviera en el hospital me lo hubiera dicho, me hubiera
gustado estar allí.
“Vamos. Vamos a ir a hacer esto,” dijo Cage cuando abría la puerta del
coche.
Había estado
tan absorta en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta de que
había salido del coche. Me puse de pie y caminamos hacia las puertas delanteras
juntos. Al ver esas puertas me acordé de la casa de Marcus, en la que había criado
a Amanda y a él, la que había abandonado.
Extendí la
mano, toqué el timbre y esperé. Jefferson Hardy abrió la puerta, una expresión
de sorpresa iluminó sus ojos, mientras se retiraba.
“Willow, por favor ven, Larissa
estaba hablando de ti.”
Se acordó de
mi nombre. Entré y Cage estaba justo detrás de mí.
“¿Quién es?” preguntó Tawny, ella acababa de
aparecer en lo alto de la gran escalera de madera.
Se quedó
inmóvil, y su mirada se posó en mí y luego en Cage.
“Low ¿qué estás haciendo aquí?”
Ella estaba molesta,
bueno, estaba devastada.
“Necesito hablar contigo,” miré hacia atrás a Jefferson, “y con él.”
Jefferson y
Tawny se intercambiaron varias miradas.
“Está bien, bueno Tawny, ¿por qué no
traes a Larissa aquí abajo? Ella estará encantada de ver a Willow.”
Este hombre
se estaba comportando tan fácilmente, como no si acabara de abandonar a otra
familia, la única que había tenido incluso antes de que Tawny naciera.
“Sígueme,” dijo Jefferson sonriéndome, luego se
volvió para llevarnos por un pasillo y luego entró en una gran sala de estar
que ya estaba equipada con grandes sillones de cuero suficientemente grande
para 2 personas, también había un gran sofá.
También
había colgada en la pared la pantalla plana más grande que había visto nunca y
una estufa de gas crepitaba en la chimenea. ¿No era acogedor?
“¿Puedo ofrecerte algo de beber?” me preguntó Jefferson.
Negué con la
cabeza.
“No,” fue la única respuesta de Cage.
Me sentí
como si fuera mi guardaespaldas silencioso, me ayudaba saber que estaba aquí.
“Mi Lowlow,” gritó Larissa con inmensa alegría
cuando Tawny entró en la habitación con ella.
Su cabello
estaba húmedo por el baño y ella llevaba un pijama que yo no había visto antes.
Parecía suave, con volantes y bastante caro. Ver a Larissa con algo tan bonito
se agregó a la masa de emociones que giraba a mi alrededor. Yo quería lo mejor
para ella, quería que tuviera un padre que la quisiera y que estuviera allí
para ella, pero ¿qué pasaba con la otra niña que este hombre tenía? Además del
adolescente que se caía a pedazos por su traición… Quería gritar de
frustración.
Tawny puso a
Larissa en el suelo y ella corrió hacia mí con los brazos en el aire. Me
agaché, la cogí y acaricié su dulce cuello. Olía tan bien… como un bebé. Una
niña que era querida.
“Hola mi princesa favorita,” le susurré al oído.
“Lowlow,” me sonrió ella.
“Te eché de menos,” le dije, ella aplaudió alegremente y
me dio un beso húmedo en la mejilla.
“¡CAY!” chilló cuando sus ojos se encontraron
con los de Cage y se fue de mis brazos para irse con él.
“Hola preciosa,” respondió mientras la cogía en
brazos.
Me volví
para mirar a mi hermana y a Jefferson.
“No sabía quién eras exactamente
hasta hoy.” Le dije,
mirando directamente a Jefferson.
“Esto no es tu negocio, Low,” me espetó Tawny mientras lo cogía del
brazo.
“Ahí es donde te equivocas. Esto es
mi negocio, completamente.”
“Larissa es mía y de Jefferson. El
hecho de que…”
“Tawny cállate. No tienes ni idea de
lo que voy a decirte, así que déjame hablar por una vez.”
Vi cómo los
ojos de mi hermana brillaban con ira. Jefferson le palmeó la mano con dulzura.
“Vamos a escuchar, cariño.”
Cerré los
ojos deseando con todas mis fuerzas cambiar todo esto. Me gustaría parar el
tiempo y que Larissa tuviera otro padre, un hombre soltero que la amara y la
cuidara.
“Cage, ¿puedes coger a Larissa y
salir, por favor?” Le
pregunté aunque no le estaba mirando.
“Sí.”
Vi el
disgusto de Jefferson.
“La cuidado más veces que tú, te lo
puedo asegurar, está en muy buenas manos.”
No ganaba su
simpatía con ese comentario, pero era la verdad.
“Hoy cuando cogí el cheque, vi el
apellido de Jefferson, nunca me lo habías dicho ni me habías dicho dónde
trabajaba.”
“No te lo dije porque no era asunto
tuyo,” gruñó Tawny.
“Una vez más, ahí es donde te
equivocas. Tú has hecho algo que es un verdadero problema para mí. Odiaba saber
que estabas destrozando otra familia y que estabas destruyendo otro matrimonio.”
“Mi matrimonio estaba roto desde hace
bastante tiempo Willow…” comenzó Jefferson y le fulminé con la mirada.
“¿En serio? Porque cuando no
apareciste a la cena familiar que tu esposa había preparado con tanto cariño,
los vi a ellos destrozados. Lo vi. Fui testigo de que tu esposa pusiera una
sonrisa falsa que no coincidía con la angustia que transmitían sus ojos. Vi
como crecía el odio de su hijo y vi a tu hija que te necesita más que nunca en
este momento, ya que su mundo se está cayendo en pedazos, y tuve que hacer todo
lo posible para que ellos tres sonrieran. Yo tenía un asiento de primera fila,
Sr. Hardy.”
“¿Qué demonios estás diciendo Low?” Tawny gritó por encima de mí.
“Conocí a un chico y por primera vez
en mi vida me enamoré. Dejé que pasara mis barreras y encontré a alguien que me
hace reír, una persona que me da esperanza. Lo amo con todas mis fuerzas, pero
está lidiando con una madre que está completamente destrozada, una hermana
pequeña que tiene miedo y que está haciendo todo lo posible para que todo vaya
bien. Y mientras su padre está fuera de casa jugando contigo.”
“Marcus,” dijo Jefferson con un profundo
suspiro.
Ya lo había
entendido…
“Sí, Marcus,” le contesté todavía mirando a mi
hermana.
“Entonces estoy en una situación un
tanto delicada… Amo tanto a Marcus que daría cualquier cosa por él, cualquiera
cosa excepto Larissa. No encuentro ninguna salida a esto, él no va a querer
saber nada de mí cuando se entere. Mi hermana es la razón de que su familia
esté rota, la razón por la que recibió una llamada hoy de su hermana
desesperada porque le pasaba algo a su madre.” Dejé escapar una risa dura y grité
lanzando mis manos al aire.
“¿Estás enamorada del hijo de Jeff?” me di la vuelta y miré con ojos
envenenados a Tawny.
“Sí.”
“Déjalo Low, tu actuación dramática
ha arruinado mi noche. Siento que estés tan nerviosa con esto, pero no es
nuestro problema.”
“Tawny no seas tan cruel,” dijo Jefferson mirándola.
“¿Soy insensible? Jeff esto es
completamente ridículo. Ella cree que ama a tu hijo y cree que por venir aquí a
despotricar va a cambiar algo, pues está muy equivocada.”
Una campana
sonó en la casa y me detuve.
“¿Quién más está aquí?” Tawny salió corriendo a abrir la
puerta y yo me quedé con la mirada fija en el fuego.
Ella tenía
razón. ¿Qué estaba haciendo? No iba a obtener una respuesta al contarles que
habían jodido muchas vidas. A ellos no les importaba… e incluso aunque sí les
importase, ¿qué iban a hacer?
“Low,” la voz de Marcus interrumpió mis
pensamientos y cambié la mirada para mirar a Tawny que estaba de pie en la
entrada, tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido.
“Mira quién está aquí,” dijo Tawny, volviendo a donde estaba
Jefferson y reclamaba su atención pasándole un brazo.
“Marcus.”
Yo no sabía
qué más decir… me quedé allí y observé la escena terrible que se desarrollaba. Sus
ojos cambiaron a un color rojizo. El parecido con su padre era increíble, sobre
todo al verlos de pie en la misma habitación. Las emociones en su rostro
pasaron del dolor a la desesperación, y luego a la ira en cuestión de segundos.
“Tú eres su hermana. Eso es…”, se detuvo y miró a su padre.
“Oh dios no,” él comenzó negando la cabeza.
“Larissa. No, no puede ser.”
Él se hizo
añicos, pude ver el momento exacto en el que sucedió, yo conocía ese
sentimiento porque lo había experimentado.
“Martus pay,” chilló Larissa cuando Cage entró en
la sala de espera con ella.
Marcus miró
a Larissa con horror en los ojos, entonces me miró y pude ver la traición. Él
pensaba que lo había sabido todo el tiempo, pude ver cómo me miraba.
Larissa
seguía intentando llamar su atención. Marcus me miró enfadado. El tic en su
mandíbula y rígida postura me asustaban cada vez más. Pero no había nada que
pudiera decir… no sabía cómo parar esto. ¿Cómo explicárselo?
“ESTÁS MUERTA PARA MÍ.” Dijo con una voz fuerte carente de
emoción.
Luego se
volvió y se fue. Esas breves palabras me despertaron de mi trance… y corrí tras
él.
“¡Marcus, espera! ¡Por favor, espera!”
le grité y él no se
detuvo.
No miró
hacia atrás.
“MARCUS POR FAVOR,” le grité mientras abría la puerta
principal.
Esta vez se
detuvo y se volvió lentamente. El odio en su mirada era agobiante.
“¿Sabes dónde he estado Willow? Por
supuesto que no. Has estado aquí con tu hermana y mi padre en su casa de
juegos. Pues he estado en la cama del hospital con mi madre. Cuando ella se
recuperó de una sobredosis de analgésicos que tomó después de recibir los
papeles del divorcio que mi padre había traído hoy para informarle que se iba
con otra mujer. Ahí es donde he estado todo el día, así por favor, no digas una
palabra más. Nunca quiero volver a verte, o incluso escuchar tu nombre otra
vez. Voy estar fuera de la casa, aléjate de mí si sentiste algo por mí alguna
vez. Vete.”
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