lunes, 26 de agosto de 2013

CAPÍTULO 20

Marcus

No podía encontrar a Willow en ningún sitio, ella no contestaba a su teléfono ni respondía a mis mensajes. Su clase había terminado hace horas. Busqué entre sus cosas para ver si encontraba el número de teléfono de su hermana. Nada.
Mi teléfono sonó y me apresuré a cogerlo, era un mensaje de Amanda, no era lo que estaba esperando.

“Mamá te necesita. Date prisa, por favor.”
Mierda, necesitaba encontrar a Willow, no tenía tiempo para mis problemas familiares. Mi padre sin duda habría hecho algo nuevo y mi madre estaría mal otra vez.
“¿Dónde estás Low?” Gruñí con frustración mirando fijamente tratando de decidir a quién llamar. ¿Quién sabría dónde estaba?
“Estoy aquí,” su voz era tan suave que no la oí.
Me di la vuelta y me la encontré de pie en el umbral del dormitorio. Se veía devastada.
“¿Qué pasa?” le pregunté y fui hacia ella corriendo y la abracé. Sus ojos estaban rojos y se notaba que había estado llorando, sus brazos no me abrazan, estaba inerte.
“Low, me estás asustando,” le dije necesitando algún tipo de reacción por su parte.
Ella no respondió. Mi teléfono sonó de nuevo y lo ignoré. La apreté más esperando a que me dijera algo, cualquier cosa. Mi teléfono comenzó a sonar, frustrado lo cogí y vi que era Amanda. Algo realmente malo pasaba…
“¿Qué pasa Manda? Estoy ocupado en este momento…”
“¡Ella ha tomado algo Marcus! ¡Ayúdame!” Sus gritos me llegaron a través del teléfono de manera que Willow tiró de mis brazos.
Ella la había oído.
“¿Quién? ¿Mamá tomó algo?”
Mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Oh dios, no…
“¡Sí! Ella no se despierta. Llamé al 911, pero no le puedo encontrar el pulso. ¡Ayúdame!”
Se lamentó.
“Voy, mantenla viva Manda. ¿Me escuchas? Mantén su respiración. Hazle el boca a boca.”
Willow había estado detrás de mis brazos y su rostro era blanco tiza, necesitaba ayudar a Willow, pero la vida de mi madre pendía de un hilo y en este momento no me podía quedar.
“Low, me tengo que ir.”
Ella asintió con la cabeza.
“Date prisa,” dijo frenéticamente.

Pude ver el horror en sus ojos, ella había oído cada palabra, ella lo entendía. No huía de ella, lo sabía. Salí corriendo hacia la puerta, por favor Dios no dejes que mi madre se muera…
5 horas más tarde, mi madre estaba en el hospital. Mi hermana no le había encontrado el pulso porque estaba tan nerviosa que no había buscado en el lugar correcto, pero ella tenía razón en una cosa: mi madre se había tomado un bote de pastillas para el dolor. Mi padre había firmado los papeles del divorcio. Los ojos de mi madre se abrieron y se centraron en mí. Me moví de la posición en la que estaba, estuve esperando durante una hora deseando que ella abriera los ojos.

“Marcus,” susurró.

Le agarré la mano y asentí. De repente, no era un hombre de 21 años, era un niño pequeño asustado que necesitaba a su madre y que me dijera que todo iba a estar bien. Cuando vi cómo levantaban su cuerpo sin vida en la camilla y se la llevaban no quería seguir viviendo.

“Lo siento,” susurró.
“Mamá, sssh, no hables. Está bien, sé que no lo harás otra vez. No podría soportarlo mamá, no podría.”
Me apretó la mano y ella dejó escapar un pequeño sollozo. Yo no quería que llorase, ahora no, se tenía que recuperar.
“Él me dejó, se la llevó con él y se han mudado a Mobile,” dijo en un susurro ronco.
Cogí el vaso de agua y la pajita que la enfermera había dejado antes. Ella había dicho que lo necesitaría cuando despertase.
“Aquí mamá, toma un sorbito. No quiero hablar de él, se ha ido, pero nosotros seguimos estando aquí y no nos vamos a ir a ninguna parte.”
Ella obedientemente tomó un pequeño sorbo de agua y apoyó la cabeza en la almohada.
“Te quiero,” dijo mirándome con ojos tristes.
“Yo también te quiero. Manda y yo te necesitamos mamá, no intentes dejarnos de nuevo por favor.”
Hablé suavemente pero con fuerza. Necesitaba que lo entendiese.
“Yo también te necesito.” Asentí con la cabeza.
“Bien, ahora toma otro trago.”
“Estás despierta.”
Mire hacia atrás y vi a Amanda correr hacia la cama y se cernía sobre nuestra madre.
“Oh mamá, estás bien. Estás despierta,” dijo demasiado efusiva.
Mamá le cogió la mano a Amanda.
“Lo siento, no lo voy a volver a hacer. Tuve un momento de debilidad…”le explicó lentamente.
Amanda se sorbió las lágrimas antes de meterse en la cama y acurrucarse con ella.
“Mi niña,” mamá la arrulló y la besó en la frente.
Se va a poner bien, yo podía hacer esto, podía mantener unida a esta familia. Low me ayudaría, mamá la quería.


Willow

Cage me vio, frunció el ceño y se dirigió hacia mí, nunca había ido a una práctica suya. Pude ver la pregunta y la preocupación en su rostro.

“Low, ¿qué está pasando?”, me preguntó.
Sentí el sollozo en mi interior y me tapé la boca. Sus ojos se abrieron y me cogió.
“Vamos,” dijo tirando de mí, lejos de los ojos curiosos de sus compañeros de equipo.
Me llevó directamente a su coche y abrió la puerta del lado del pasajero.
“Entra.”
No discutí, el olor familiar de la seguridad me rodeaba y mis ojos se llenaron de lágrimas. Cage siempre será mi lugar seguro, porque una vez que Marcus supiese la verdad, iba a perderlo. Él iba a dejarme también, y no lo culpaba. Cage subió al asiento del conductor y luego se volvió para mirarme.
“¿Qué ha pasado y a quién tengo que pegar?”
Negué con la cabeza.
“No. Oh, Cage es horrible. Es peor de lo que podría haber imaginado jamás.”
“Nada es tan malo bebé. Puede ser que alguna vez, y si es así lo arreglaré.”
“No se puede solucionar este problema Cage. Esto es irreparable.”
“Nada es irreparable.”
“Larissa y Marcus tienen el mismo padre,” lo dije todo de golpe y otro sollozo sacudió mi pecho.
Silencio. Lo he dejado sin habla.
“El hombre casado al que Tawny ha estado jodiendo es el padre de Marcus. Jefferson HARDY acaba de dejar a su esposa por mi hermana.”
“Mierda.”
Dejé caer las manos en mi regazo y miré horrorizada la expresión de Cage.
“¿Cómo lo sabes? Me refiero a ¿cómo te has enterado? ¿Lo sabe Marcus?”
“Ella me encontró fuera de mi clase hoy, conducía un flamante Mercedes SUV. Me dijo que el padre de Larissa había dejado a su esposa y se mudaban a Mobile. Él había comprado una casa de lujo y se iba con ellas, luego me entregó un cheque por lo que me debía y se fue.”
Metí la mano en mi bolsillo, saqué el cheque y se lo di a Cage.
“Santa madre.”
“Mira quién es el que firma el cheque, no es la cantidad.”
Levantó los ojos azules para mí.
“Low, nena, lo siento mucho. Ella sigue jodiendo tu vida.”
“Yo sabía que tenía problemas familiares y yo sabía que odiaba a su padre y que estaba preocupado por su madre, pero Dios Cage, ni en un millón de años había imaginado esto.”
Cage se acercó y me cogió la mano.
“Estoy aquí, ya lo sabes.”
Ya lo sabía, pero no era Cage quien me preocupaba.
“Tengo que hablar con ella, con él, con los dos. Tengo que ir a ver a Tawny y a Jefferson, el padre de Marcus. Tengo que encontrar una forma de decírselo a Marcus para no perderlo. No puedo Cage.”
Cage arrancó el coche.
“Abróchate el cinturón y pon su dirección en el GPS.”
Rápidamente hice lo que me dijo y puse mi cabeza hacia atrás en el asiento, cerré los ojos y recé para encontrar una manera de hacer esto bien.


Estaba oscuro cuando llegamos a la gran casa de ladrillo de 2 pisos dentro de la urbanización de golf residencial donde ahora vivían mi hermana y mi sobrina. Cage se detuvo y yo me senté mirando a la casa que había enfrente de mí. Estaban aquí, ya era hora de conseguir algunas respuestas, para entender lo que había sucedido. Sólo necesitaba una manera de mantener a Marcus a mi lado. Miré mi teléfono de nuevo, Marcus no me había mandado ningún mensaje desde hace 2 horas que me había dicho que su madre estaba bien. Él no me había explicado lo que había pasado. Pensé que le había oído decir a su hermana algo acerca de llamar al 911, pero al parecer eso no había sucedido. Amanda debe haber exagerado, si su madre estuviera en el hospital me lo hubiera dicho, me hubiera gustado estar allí.

“Vamos. Vamos a ir a hacer esto,” dijo Cage cuando abría la puerta del coche.

Había estado tan absorta en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta de que había salido del coche. Me puse de pie y caminamos hacia las puertas delanteras juntos. Al ver esas puertas me acordé de la casa de Marcus, en la que había criado a Amanda y a él, la que había abandonado.
Extendí la mano, toqué el timbre y esperé. Jefferson Hardy abrió la puerta, una expresión de sorpresa iluminó sus ojos, mientras se retiraba.

“Willow, por favor ven, Larissa estaba hablando de ti.”
Se acordó de mi nombre. Entré y Cage estaba justo detrás de mí.
“¿Quién es?” preguntó Tawny, ella acababa de aparecer en lo alto de la gran escalera de madera.
Se quedó inmóvil, y su mirada se posó en mí y luego en Cage.
“Low ¿qué estás haciendo aquí?”
Ella estaba molesta, bueno, estaba devastada.
“Necesito hablar contigo,” miré hacia atrás a Jefferson, “y con él.”
Jefferson y Tawny se intercambiaron varias miradas.
“Está bien, bueno Tawny, ¿por qué no traes a Larissa aquí abajo? Ella estará encantada de ver a Willow.”
Este hombre se estaba comportando tan fácilmente, como no si acabara de abandonar a otra familia, la única que había tenido incluso antes de que Tawny naciera.
“Sígueme,” dijo Jefferson sonriéndome, luego se volvió para llevarnos por un pasillo y luego entró en una gran sala de estar que ya estaba equipada con grandes sillones de cuero suficientemente grande para 2 personas, también había un gran sofá.

También había colgada en la pared la pantalla plana más grande que había visto nunca y una estufa de gas crepitaba en la chimenea. ¿No era acogedor?

“¿Puedo ofrecerte algo de beber?” me preguntó Jefferson.
Negué con la cabeza.
“No,” fue la única respuesta de Cage.
Me sentí como si fuera mi guardaespaldas silencioso, me ayudaba saber que estaba aquí.
“Mi Lowlow,” gritó Larissa con inmensa alegría cuando Tawny entró en la habitación con ella.

Su cabello estaba húmedo por el baño y ella llevaba un pijama que yo no había visto antes. Parecía suave, con volantes y bastante caro. Ver a Larissa con algo tan bonito se agregó a la masa de emociones que giraba a mi alrededor. Yo quería lo mejor para ella, quería que tuviera un padre que la quisiera y que estuviera allí para ella, pero ¿qué pasaba con la otra niña que este hombre tenía? Además del adolescente que se caía a pedazos por su traición… Quería gritar de frustración.
Tawny puso a Larissa en el suelo y ella corrió hacia mí con los brazos en el aire. Me agaché, la cogí y acaricié su dulce cuello. Olía tan bien… como un bebé. Una niña que era querida.

“Hola mi princesa favorita,” le susurré al oído.
“Lowlow,” me sonrió ella.
“Te eché de menos,” le dije, ella aplaudió alegremente y me dio un beso húmedo en la mejilla.
“¡CAY!” chilló cuando sus ojos se encontraron con los de Cage y se fue de mis brazos para irse con él.
“Hola preciosa,” respondió mientras la cogía en brazos.
Me volví para mirar a mi hermana y a Jefferson.
“No sabía quién eras exactamente hasta hoy.” Le dije, mirando directamente a Jefferson.
“Esto no es tu negocio, Low,” me espetó Tawny mientras lo cogía del brazo.
“Ahí es donde te equivocas. Esto es mi negocio, completamente.”
“Larissa es mía y de Jefferson. El hecho de que…”
“Tawny cállate. No tienes ni idea de lo que voy a decirte, así que déjame hablar por una vez.”
Vi cómo los ojos de mi hermana brillaban con ira. Jefferson le palmeó la mano con dulzura.
“Vamos a escuchar, cariño.”
Cerré los ojos deseando con todas mis fuerzas cambiar todo esto. Me gustaría parar el tiempo y que Larissa tuviera otro padre, un hombre soltero que la amara y la cuidara.
“Cage, ¿puedes coger a Larissa y salir, por favor?” Le pregunté aunque no le estaba mirando.
“Sí.”
Vi el disgusto de Jefferson.
“La cuidado más veces que tú, te lo puedo asegurar, está en muy buenas manos.”
No ganaba su simpatía con ese comentario, pero era la verdad.
“Hoy cuando cogí el cheque, vi el apellido de Jefferson, nunca me lo habías dicho ni me habías dicho dónde trabajaba.”
“No te lo dije porque no era asunto tuyo,” gruñó Tawny.
“Una vez más, ahí es donde te equivocas. Tú has hecho algo que es un verdadero problema para mí. Odiaba saber que estabas destrozando otra familia y que estabas destruyendo otro matrimonio.”
“Mi matrimonio estaba roto desde hace bastante tiempo Willow…” comenzó Jefferson y le fulminé con la mirada.
“¿En serio? Porque cuando no apareciste a la cena familiar que tu esposa había preparado con tanto cariño, los vi a ellos destrozados. Lo vi. Fui testigo de que tu esposa pusiera una sonrisa falsa que no coincidía con la angustia que transmitían sus ojos. Vi como crecía el odio de su hijo y vi a tu hija que te necesita más que nunca en este momento, ya que su mundo se está cayendo en pedazos, y tuve que hacer todo lo posible para que ellos tres sonrieran. Yo tenía un asiento de primera fila, Sr. Hardy.”
“¿Qué demonios estás diciendo Low?” Tawny gritó por encima de mí.
“Conocí a un chico y por primera vez en mi vida me enamoré. Dejé que pasara mis barreras y encontré a alguien que me hace reír, una persona que me da esperanza. Lo amo con todas mis fuerzas, pero está lidiando con una madre que está completamente destrozada, una hermana pequeña que tiene miedo y que está haciendo todo lo posible para que todo vaya bien. Y mientras su padre está fuera de casa jugando contigo.”
“Marcus,” dijo Jefferson con un profundo suspiro.
Ya lo había entendido…
“Sí, Marcus,” le contesté todavía mirando a mi hermana.
“Entonces estoy en una situación un tanto delicada… Amo tanto a Marcus que daría cualquier cosa por él, cualquiera cosa excepto Larissa. No encuentro ninguna salida a esto, él no va a querer saber nada de mí cuando se entere. Mi hermana es la razón de que su familia esté rota, la razón por la que recibió una llamada hoy de su hermana desesperada porque le pasaba algo a su madre.” Dejé escapar una risa dura y grité lanzando mis manos al aire.
“¿Estás enamorada del hijo de Jeff?” me di la vuelta y miré con ojos envenenados a Tawny.
“Sí.”
“Déjalo Low, tu actuación dramática ha arruinado mi noche. Siento que estés tan nerviosa con esto, pero no es nuestro problema.”
“Tawny no seas tan cruel,” dijo Jefferson mirándola.
“¿Soy insensible? Jeff esto es completamente ridículo. Ella cree que ama a tu hijo y cree que por venir aquí a despotricar va a cambiar algo, pues está muy equivocada.”
Una campana sonó en la casa y me detuve.
“¿Quién más está aquí?” Tawny salió corriendo a abrir la puerta y yo me quedé con la mirada fija en el fuego.

Ella tenía razón. ¿Qué estaba haciendo? No iba a obtener una respuesta al contarles que habían jodido muchas vidas. A ellos no les importaba… e incluso aunque sí les importase, ¿qué iban a hacer?

“Low,” la voz de Marcus interrumpió mis pensamientos y cambié la mirada para mirar a Tawny que estaba de pie en la entrada, tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido.
“Mira quién está aquí,” dijo Tawny, volviendo a donde estaba Jefferson y reclamaba su atención pasándole un brazo.
“Marcus.”

Yo no sabía qué más decir… me quedé allí y observé la escena terrible que se desarrollaba. Sus ojos cambiaron a un color rojizo. El parecido con su padre era increíble, sobre todo al verlos de pie en la misma habitación. Las emociones en su rostro pasaron del dolor a la desesperación, y luego a la ira en cuestión de segundos.

“Tú eres su hermana. Eso es…”, se detuvo y miró a su padre.
“Oh dios no,” él comenzó negando la cabeza.
“Larissa. No, no puede ser.”
Él se hizo añicos, pude ver el momento exacto en el que sucedió, yo conocía ese sentimiento porque lo había experimentado.
“Martus pay,” chilló Larissa cuando Cage entró en la sala de espera con ella.

Marcus miró a Larissa con horror en los ojos, entonces me miró y pude ver la traición. Él pensaba que lo había sabido todo el tiempo, pude ver cómo me miraba.
Larissa seguía intentando llamar su atención. Marcus me miró enfadado. El tic en su mandíbula y rígida postura me asustaban cada vez más. Pero no había nada que pudiera decir… no sabía cómo parar esto. ¿Cómo explicárselo?

“ESTÁS MUERTA PARA MÍ.” Dijo con una voz fuerte carente de emoción.
Luego se volvió y se fue. Esas breves palabras me despertaron de mi trance… y corrí tras él.
“¡Marcus, espera! ¡Por favor, espera!” le grité y él no se detuvo.
No miró hacia atrás.
“MARCUS POR FAVOR,” le grité mientras abría la puerta principal.
Esta vez se detuvo y se volvió lentamente. El odio en su mirada era agobiante.

“¿Sabes dónde he estado Willow? Por supuesto que no. Has estado aquí con tu hermana y mi padre en su casa de juegos. Pues he estado en la cama del hospital con mi madre. Cuando ella se recuperó de una sobredosis de analgésicos que tomó después de recibir los papeles del divorcio que mi padre había traído hoy para informarle que se iba con otra mujer. Ahí es donde he estado todo el día, así por favor, no digas una palabra más. Nunca quiero volver a verte, o incluso escuchar tu nombre otra vez. Voy estar fuera de la casa, aléjate de mí si sentiste algo por mí alguna vez. Vete.”

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