lunes, 19 de agosto de 2013

CAPÍTULO 19

Marcus

No podía tragar. Había como algodón en mi garganta y tenía una capa bastante gruesa debajo de la lengua también. Empecé a moverme pero no podía, me caí de espaldas sobre a cama suave y me lamenté. ¿Qué me pasaba? Poco a poco abrí mis párpados y el sol asomó a través de las persianas de la ventana. Confundido, me miré. Llevaba unos vaqueros y una camiseta, y estaba en mi cama… algo iba mal.
Presioné la cabeza entre mis manos y me obligué a sentarme. La habitación empezó a dar vueltas y cerré los ojos, conocía este sentimiento. Resaca máxima. El ruido al otro lado de la puerta me ayudó a concentrarme. Yo estaba en mi habitación, ¿por qué estaba allí? ¿Cómo había llegado? Willow.
Me levanté y obligué a mis pies a moverse, abrí la puerta de mi habitación, me apoyé en ella y gemí ante el mareo provocado por el dolor de cabeza.

“Pareces una mierda.”
Al abrir los ojos me encontré  a Cage con una taza de café. Mi atención fue directa al sofá y me di cuenta de que estaba vacío. Willow. ¿Dónde estaba?
“Tú también eres un mal borracho.”
Mierda. ¿Qué había hecho?
“Low,” logré decir a través de la sequedad de mi boca.
Cage se sentó en el sofá y me sonrió. ¿Qué era tan gracioso?
“Low está en mi cama.”
¿Qué? ¿Por qué? ¿Me haría eso? Ella sabe que no quiero que esté allí. Me dirigí a la habitación de Cage.
“Déjala en paz, ella necesita dormir. Anoche no fue muy fácil para ella.”
Me detuve y me di la vuelta para mirarle.
“¿Qué pasó?”
Cage alzó las cejas y la sonrisa de su cara desapareció y parecía enfadado.
“¿Quieres un resumen completo? Está bien,” Cage se inclinó hacia adelante apoyándose los codos en las rodillas y me miró.
“Low te sacó del bar anoche. Cuando llegó allí estabas, pero atornillado a Jess en la pista de baile, tocándole todo el cuerpo. Apartó a Jess de ti y luego Jess la amenazó, por lo que escuché fue bastante intenso. De todas formas ella te trajo aquí, tú te desmayaste en la camioneta. Ella me pidió ayuda para subir las escaleras y meterte en la cama. Luego rompió a llorar, la abracé como siempre hago cuando le hacen daño y la llevé a la cama donde ella me contó todo esto y luego cayó rápidamente dormida. Preston me llamó y me contó toda la historia también.”

Me iba a poner malo. ¿Qué había hecho? El pecho me dolía, mi estómago se revolvía y mi cabeza iba a explotar. Yo la envié para que fuese a los brazos de Cage, una vez más. Encima se había peleado con Jess, yo la puse en peligro y ella había cuidado de mí.
MIERDA.
Me dejé caer en la silla más cercana a mí y me acuné la cabeza, luchando contra el impulso de llorar como un maldito bebé.

“Pensaba matarte si le hacías daño, ya sabes, pero estoy malditamente aliviado de que todo haya terminado. Ni siquiera quiero hacerte daño, estoy tan feliz de tenerla de vuelta.”

Eso fue todo lo que necesité. Corrí al baño y lo eché todo, varias veces. Entonces me deslicé por la pared y lloré en silencio. Era culpa de mi padre, él era la razón por la que me había emborrachado. Si perdía a Willow lo iba a matar, no podía perderla. La idea dolía tanto que no podía ni respirar. La puerta del baño se abrió lentamente y me volví para mirarla. Me empapé de ella mientras entraba y cerraba la puerta. Ella me dio una toalla fría.

“Aquí.”
La tomé incapaz de apartar los ojos de ella mientras me quitaba el sudor frío de la cara. Entonces ella me dio un vaso.
“Bébete esto. Te ayudará.”
Lo cogí, le di varios sorbos pequeños y la miré con miedo por si se iba, pero no lo hizo. En cambio, se deslizó por la pared y se sentó a mi lado.
“Lo siento. Estoy tan malditamente… lo siento,” me atraganté.
Ella no respondió, en cambio, se quedó mirando sus manos. Quería cogerla y abrazarla, evitar que me dejara, pero podía oler el whisky y el humo en mi ropa, apestaba.
“Me has hecho daño,” respondió finalmente en voz baja.
Lo poco que quedaba de mi corazón ahora mismo se había roto con sus palabras. El nudo en la garganta me impedía hablar.
“Dios, Low lo siento muchísimo.”
Quería demostrarle mi amor, pero en este momento no sonaba creíble. No quería que esas palabras estuvieran manchadas por esto.
“Entiendo que tuviste una pelea con tu padre, Preston me lo explicó, pero Marcus no entiendo por qué estabas bailando y tocando a otra mujeres. Mi hermana y yo nos estamos peleando siempre, yo no tengo a una madre ni a una hermana que me quieran. No tengo familia. La única familia que tengo me odia. Larissa no cuenta porque es un bebé. Sé que los problemas familiares chupan Marcus. Tengo grandes problemas, cosas que no sabes, temas que me están comiendo por dentro, pero nada de eso es una excusa para correr e irme con otro.”

Era un egoísta y malcriado. Ella tenía razón, si hubiera sido al revés me habría vuelto loco. Yo no estaría sentado junto a ella con tanta calma a la mañana siguiente. Era demasiado buena para mí, ya me había dado cuenta de eso, pero ahora sabía con certeza que no la merecía.

“Tienes razón, no te merezco.”
La mano de Willow se extendió y me cogió la mano, mi cuerpo temblaba ante su tacto. Mierda, iba a llorar enfrente de ella. No podría soportarlo si la perdía.
“No vuelvas a hacerme eso otra vez.”
Sus palabras se hundieron lentamente y volví la cabeza para mirarla a los ojos, sin preocuparme de que estuvieran húmedos de lágrimas.
“¿Otra vez? Quieres decir que me perdonas. ¿Esto no ha terminado?” le pregunté con incredulidad.
Ella sonrió, me giró la mano y entrelazó sus dedos con los míos sosteniéndome con fuerza.
“Te perdono,” me dijo y entonces alargó la otra mano y me limpió las lágrimas.
“¿Cómo puedo estar enfadada con esto? Te sientas en el suelo del baño conteniendo las lágrimas y me miras completamente derrotado.”
Ella se acercó más y apoyó la cabeza en mi hombro.
“Te quiero, Marcus. Por supuesto que te perdono.”
Dejé el vaso en el borde de la bañera, llegué a ella y la tomé en brazos. Necesitaba abrazarla. Por poco la pierdo… Se acurrucó contra mí y las lágrimas de alivio rodaron libremente por mi cara.
“Yo también te quiero, muchísimo Low. Te prometo Low, que nunca te voy a hacer daño de nuevo.”


Willow

Durante la siguiente semana Marcus me hizo todas las cosas románticas imaginables. Llegué a casa del trabajo una noche y me estaba esperando con un baño de burbujas lleno de velas. Dejó pequeñas notas dulces por todo el apartamento. Un cliente incluso me había entregado una mientras trabajaba.
Cuando me desperté me encontré dos camiseta de concierto de Aerosmith en mi almohada. Una era de 1984 de California y la otra era de Fuerza Aero de 1986. Estaba lista para dar el siguiente paso, pero le estaba esperando. Necesitaba que supiera que no me iba a ir, que se había ganado mi perdón. Yo había crecido y me había acostumbrado a las situaciones malas, él no sabía lidiar con los golpes, así que no quería que la situación fuera al revés.
Nada más salir a la luz del sol después de haber estado encerrada en las clases todos los días, levanté mi cara al sol y respiré la brisa salada. El verano no tardaría en llegar y no podía esperar para estar con Marcus. Cage estaba planeando un viaje por carretera de 2 semanas con algunos de sus amigos. Él quería que fuera también, pero yo estaba deseando estar esas 2 semanas solo con Marcus. Esta era la primera vez que Cage y yo nos separábamos durante tanto tiempo, me preocupaba un poco, pero el miedo de quedarme sola estaba empezando a disminuir. Desde la mañana que había visto lágrimas en los ojos de Marcus al pensar que me había perdido, me sentí más segura con nuestra relación. Él me amaba tanto como yo a él, ya no dudaba de eso. Llamar a Cage cuando necesitaba a alguien ya no se me pasaba por la cabeza más.
La primera persona a la que quería era Marcus, además era él el que compraba mis Jarritos. Cage se había quejado al principio, pero lo había superado. Mis pensamientos felices fueron interrumpidos cuando mis ojos se posaron en mi hermana de pie contra un Mercedes SUV sonriendo como un gato que ha cazado a un canario o más bien como un gato que cazó a un ricachón. Caminé hacia ella y fruncí el ceño pensando en cómo había conseguido el coche. Me pregunta si lo había comprado en el concesionario del padre de Marcus.

“Tawny,” le dije parándome enfrente de ella.
“¿Te gusta el coche?” me dijo casi ronroneando de placer.
No, no me gustaba de la forma que lo había conseguido, pero me gustaba el hecho de que Larissa no fuese en el antiguo coche.
“Lo has conseguido por abrir las piernas, hermanita. No soy fan de que hundas una familia.”
Ella puso los ojos en blanco y me dio una mirada de disgusto, como si yo fuera una bruta.
“Lo que sea. Quería hacerte saber que me estoy mudando y estoy vendiendo la casa. Jefferson piensa que es lo mejor, dejártela no tiene sentido, no vives allí. Es mía, mamá me la dejó a mí.”
Esa información dolía pero me la esperaba. Nunca me había dado nada. ¿Por qué empezar ahora?
“¿A dónde te estás mudando?”
Esperaba que no estuviera lejos, me daba igual Tawny pero Larissa era mi sobrina, quería verla. Tawny sonrió y y ladeó la cabeza.
“Nos vamos a mudar a Mobile. Él tiene allí una casa grande y bonita que compró para nosotros y se mudará con nosotras tan pronto como se seque la tinta en sus papeles de divorcio.”

A una hora de distancia. No estaba mal, pero era más de lo que me gustaría. Al menos Tawny no tendría que trabajar… Ella podría estar en casa con Larissa y tal vez ese estilo de vida despertase en ella el instinto de madre. A lo mejor Larissa y ella se unían. Tragué el sabor amargo que tenía en la boca… Tawny estaba realmente rompiendo un matrimonio, pero Larissa tendría un padre. Tenía el pensamiento dividido, saber que Larissa no iba a tener la misma vida que yo era un alivio, pero por otro lado otra familia estaba perdiendo a su padre, se me rompía el corazón… Dios, ¿podría ser más difícil?

“Aquí,” Tawny me entregó un sobre y extendí la mano para cogerlo. Había escrito mi nombre en el exterior y estaba sellado.
“Es algo de dinero, por todas las veces que te tuviste que quedar con Larissa, con él podrás conseguir un piso propio y salir de la cama de Cage York. También puse la nueva dirección ahí, Larissa querrá verte.”
Miré a mi hermana sin habla. ¿Quién era y qué había hecho con Tawny?
“¿Me estás dando dinero? Le pregunté con incredulidad.
Enderezó los hombros y pude ver la máscara de indiferencia que había en su cara, no sentía nada.
“Yo siempre pago mis deudas, Low.”
Ella me mostró su sonrisa de reina de belleza y se echó el pelo sobre los hombros.
“Bueno, tengo que encontrarme con mi novio y recoger a Larissa de la niñera.”
Luego se detuvo y me miró por encima del hombro.
“Eres inteligente, Low. Haz algo con eso.”


Me quedé allí mientras subía a su nuevo SUV de lujo y se fue. ¿En serio esto había ocurrido? ¿Esa había sido su manera de pedir perdón? Saqué un cheque por 10.000 dólares y me quedé en estado de shock. Entonces mis ojos se centraron en la firma: Jefferson M. Hardy. II Mercedes Benz de la Costa del Golfo.

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Lo siento por dejaros así con esta intriga, yo estoy también igual... pero es que no me ha dado tiempo a traducir más.
El lunes que viene como máximo tenéis el capítulo 20.

¡Un besito y gracias por leerme! 

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