lunes, 4 de diciembre de 2017

Capítulo 13


Siento que estoy ardiendo durante la breve transición de Wicked Lambs a Your Toxic Sequel, y apenas escucho una palabra del MC.
En lugar de irme e ir al backstage para vestirme, definitivamente veré a Cilla, me quedaré en el foso para el show de Lucas, pero no siento ni una pizca de esa magia bajo las estrellas de la que estaba tan emocionada esta noche. En cambio, noto lo malo, lo feo. Como cuando una chica borracha, vestida de rojo y negro se golpea contra el escenario. Me estremezco cuando finalmente logra levantarse, y toda la parte inferior de su cara está cubierta de sangre. O cuando dos hombres se pelean por dios sabe qué o quién, y la seguridad tiene que intervenir y arrastrarlos mientras se gritan el uno al otro.
La banda no parece aturdida por el pandemonium o los pechos desnudos, las correas de tirantes y las nalgas que se lanzan sobre ellos a cada momento.
Después de la penúltima canción, que es una de sus canciones más nuevas llamada “Tumbles Down”, comienzo a abandonar el foso para evitar la avalancha de fans que ocurrirá en unos quince minutos.
Me lleva el doble de tiempo que antes poder llegar detrás del escenario, y me encuentro a mí misma enseñando más de lo normal la muñeca hasta que finalmente me aseguro en el área VIP, que es donde tanto Wicked Lambs como Your Toxic Sequel harán entrevistas con la prensa y luego un show acústico para un puñado selecto de sus fans.
Mientras me abro paso entre la multitud para llegar a la sala de hospitalidad, me decido a no decirle nada a Cilla. En primer lugar, he tenido una hora y media para quitarme el enfado después de haber oído “Yo me lo follé primero.” ¿Y segundo? No es como si no fuera verdad. Admitir esto hace mi estómago se sienta como estuviera tragándome mi pecho.
Pero mi decisión de permanecer callada cambia unos segundos después de entrar en la sala llena.
Cilla está sentada al lado de la lujosa butaca en la que Brady está sentado, una taza roja se inclinó sobre su boca, y su rostro se volvió hacia la entrada. Cuando su mirada se posa en su presa, yo, un brillo satisfecho se arrastra hacia sus hojos. Dice algo, pero me es imposible descifrarlo a través de la neblina.
Probablemente sea mejor que no hacerlo.
Nunca he querido golpear tanto a alguien.
No, corrijo: nunca he querido golpear tanto la garganta de alguien.
Sus labios rojos se ensanchan mientras camino a través de la habitación hacia ella. “¿Te gustó la canción?”
“Oh, no lo sé.” Mi voz es más aguda de lo normal, y rezo para que no se dé cuenta. “¿Te gusta parecer una perra desesperada?”
Los labios de Cilla se aplanan en una mueca de desprecio. “¿Realmente vas a venir aquí con esa mierda?” Echa un vistazo atrás, probablemente para obtener algún tipo de confirmación de Brady, pero está mirando un mensaje inexistente en su teléfono. Gruñendo de disgusto, saca su trasero de la silla. “Voy a tomar una copa.”
Si cree que estoy cerca de terminar de hablar con ella, entonces está tristemente equivocada.
Estoy justo detrás de ella mientras se dirige directamente a la habitación contigua. Hay un par de miembros de la tripulación aquí agarrando comida, pero a Cilla no le importa mientras se desliza hacia la mesa de refrescos cogiendo el licor. Coge una taza de plástico de la pila en la esquina y coloca el borde de ella contra sus labios con diversión.
“¿Me estás siguiendo, Pepper? Supongo que esta gira no está completa sin que tenga un nuevo acosador.”
Cilla diría algo tan engreído.
“Créeme, eres la última persona a la que querría seguir,” le digo con los dientes apretados, ganándome un puchero dramático de su parte. “Y si piensas que ser una perra o hacerme saber que te has follado a mi novio en el pasado me va a hacer dar media vuelta e irme a casa, entonces tienes otra cosa que viene.” Con cada palabra, me muevo más cerca de ella hasta que estoy a menos de quince centímetros de su cara. De cerca, puedo ver que sus labios están temblando.
Se pasa la lengua sobre el centro de ellos. “Mmm, la sumisa tiene una columna vertebral. Debes llevar loco a Lucas con ese tipo de mierda.” Toma una botella de vodka, pero yo la agarro primero. Se ríe fríamente. “Para que lo sepas, me importa una mierda si estás aquí o no.”
“Bien.” Inclino la cabeza hacia un lado, mirándola desde los talones de sus botas negras con cordones hasta los mechones de pelo oscuro que le humedecen la frente. “Estoy segura de que no. Pero para que lo sepas, no iré a ningún lado a menos que Lucas me lo pida.”
Me quita la botella de vodka, sacudiendo un poco en mi camisa blanca sin tirantes. “Bueno, si eso es lo que estás esperando, supongo que sabes exactamente qué anticipar entonces, ¿no?”
La único que me impide estremecerme es lo fuerte que me clavo las uñas en las palmas de las manos. Cilla me está mirando atentamente esperando una reacción, y me niego a darle la satisfacción de saber que su amargo recordatorio de lo que sucedió en el pasado me ha picado. No le brindo nada más que una sonrisa distante que sólo la confunde y hace que sus hombros se encorven hacia delante.
“Supongo que ambas conocemos nuestros roles,” replico.
Con el rostro enrojecido, Cilla se termina su bebida con movimientos afilados y bruscos. Tan pronto como termina, levanta el vaso de plástico con un brindis tembloroso. “Disfruta de la fiesta de después, perra.”
Espero hasta que ella se haya ido para moverme incluso una pulgada. Mis manos están completamente entumecidas mientras tomo una botella de Coca Cola en miniatura de una de las mesas laterales. Cada músculo de mi cuerpo se siente tenso, y no puedo evitar apretar mis dientes. Durante mucho tiempo, me quedo de pie ahí, apretando y soltando mi mano alrededor del plástico frío, ajena a las idas y venidas de la banda y los miembros de la tripulación.
Finalmente, siento un toque familiar y posesivo en mi cadera. Inhalo profundamente, oliendo a Lucas, pero sin querer mirarlo. “El show fue increíble,” digo rotundamente.
“A la mierda con el show, me importa más que apuñales a alguien con esto.” Me arranca la botella de la mano y la coloca sobre la mesa. “Mírame, Sienna.”
Soy reacia a enfrentarlo, pero me detiene de todos modos. Su mirada de preocupación cambia en el momento en que puede estudiar mi cara. Levantando su cabeza hacia el puñado de personas que entran en la habitación, ladra, “Joder, cierra la maldita puerta.”
Como siempre, obedecen, corren para cumplir sus órdenes.
Y como siempre, estoy un poco envidiosa por la cantidad de control que tiene Lucas.
Me acuna la cara entre sus largos dedos y me da una mirada larga que hace que mi garganta se sienta seca. “Dime qué demonios está pasando, Sienna.”
Me rasco los dientes inferiores sobre la esquina de mi labio. “Veo por qué Sinjin cree que Cilla es el demonio.”
“¿Te está jodiendo?”
“Aparentemente yo soy su nueva acosadora.”
Soltando sus manos de mi cara, retrocede varios centímetros. Su aliento entra y sale hasta que exige, “¿Ella te dijo eso?”
“Ah, y escribió una canción sobre follarte.” Me escapo de él porque no puedo pensar claramente con él mirándome así. De espaldas a él, agrego, “No estoy segura de si ya la has escuchado, pero sí, eres un gran problema.”
Paso junto a él, decidida a ir a cualquier parte excepto quedarme aquí, pero me detiene antes de que pueda salir de la habitación, inmovilizándome contra la puerta. “¿Tienes a todas tus novias como rehenes?”
“Sólo a ti. Y créeme, Red, esto no es rehén.”
“Te juro que estoy bien, Lucas,” digo un poco demasiado fuerte porque en la otra habitación, Sinjin grita algo sobre no estar bien y morir de sed.
“No te quedes ahí e intentes alimentarme con tonterías,” dice Lucas.
Intenta atraerme de nuevo hacia él, pero presiono las palmas contra su pecho. Me las quita sin esfuerzo, sosteniendo mis muñecas a los lados. “Eres lo único que me importa,” gruñe contra mis labios, y aprieto los ojos con fuerza. “Eres mía, y todo lo que te duele, me jode a mí.”
Todo arde, mi pecho, el interior de mis ojos de las lágrimas que trato desesperadamente de contener, pero asiento de todos modos. “No tienes ni idea de cómo me hace sentir escuchar eso. Pero, Lucas, yo también puedo defenderme.”
Presionando sus dedos en las esquinas exteriores de mis ojos, exhala. “Sé que puedes. Y no le diré nada a Cilla.”
“Eso es probablemente lo que ella quiere de todos modos.”
“Eres una pequeña perceptiva.”
Una vez que me suelta, y ensancho mis ojos justo a tiempo para verlo besarse la punta de su pulgar. Antes de que pueda reaccionar, se inclina hacia mí, su boca baja hacia la mía. Pruebo la sal de las lágrimas que él atrapó, y me obligo a mí misma a ir más profundamente, saboreando todo de él. La forma en la que se siente. La forma en que deja escapar un gemido áspero mientras sus labios devoran los míos. La forma en la que huele, una mezcla seductora de veneno y sudor que aún se adhiere a su piel por la actuación.
“Oh, Sienna,” respira. “¿Qué demonios voy a hacer contigo?”
“Dibujo la línea de sexo en la sala de refrescos.”
“No quiero hacer esto después del maldito espectáculo.” Me acaricia la curva de la mejilla con el dorso de sus dedos. “Quiero llevarte de vuelta al autobús y pasar cada momento desde aquí hasta que lleguemos a Chicago mañana por la noche en esa habitación de atrás contigo.”
Niego con la cabeza. “Y sin escucharía, y comentaría, todo lo que escucha.”
Da un paso atrás y luego otro, ofreciéndome una sonrisa miserable y forzada. “Exactamente. Y nadie más nos dará un momento de paz tampoco.” Como para reiterar su punto, alguien golpea la puerta. Gimiendo, Lucas coloca su frente contra la mía. “Cuando todo esto termine, te llevará a casa conmigo, y no habrá una maldita cosa que me haga dejarte ir.”
Ugh. Sólo Lucas podría enfrentarme mientras estoy enfadada, difuminar la situación (por el momento) y terminar la conversación dejándome ansiosa y anticipando nuestro futuro.
“¿Has terminado allí?” grita Sinjin, y por primera vez, veo a Lucas apretando los dientes.
“¿Frustrado, señor Wolfe?” Deslizo mi uña sobre su pezón, pero me agarra la muñeca, chupando la punta de mi dedo con su boca.
“Lo sabrás cuando lleguemos a St. Louis el miércoles.”
Alzando mi ceja, me hago a un lado para que pueda abrir la puerta. Una docena de flashes y voces parecen saludarlo al mismo tiempo, pero todavía puedo escucharme cuando pregunto, “¿Qué hay de la fiesta de Sinjin?”
Dando a la multitud una sonrisa arrogante, me responde en voz baja. “Iremos. Después de que hayamos hecho lo que tenemos que hacer. Sólo sé que mientras esté aquí haciendo esto esta noche, voy a pensar de cuántas maneras voy a follarte. Cómo te mostraré, porque es imposible para mí, pensar siquiera en otra mujer.”
Con esas palabras, entra a la sala de hospitalidad, su paso seguro y sexy. Me quedo donde estoy por un par de minutos más para recuperar el aliento. Una vez que ya no estoy nerviosa, y mi cara está fría al tacto, salgo detrás de Lucas. Está en el centro de la habitación, firmando autógrafos y hablando con la prensa, así que encuentro un lugar en la esquina lejos de los flashes de la cámara.
Cuando recorro la sala con los ojos, no me sorprende ver que Cilla se ha ido. Tampoco me sorprende que cuando Sinjin y yo nos miramos, esté con la expresión más satisfecha que lo he visto durante esta gira.



Durante las próximas 48 horas, Cilla se mantiene al margen de mí. El único encuentro cercano que tenemos es entre bastidores en Chicago, cuando Maggie me pide ayuda de nuevo. Después de elegir y entregar el guardarropa a Your Toxic Sequel, me encarga que le lleve una caja de collares vintage al vestuario de Cilla.
Me da miedo hacerlo.
Detesto el conflicto, fui testigo de suficientes peleas como para no querer tener algo de eso en mi vida adulta. Y gente como Samantha y Cilla, son las personas que siempre he evitado en todas las circunstancias.
Pero sorprendentemente, cuando Cilla abre su puerta, es algo civilizada. No lleva nada más que un sujetador de encaje sin tirantes y pantalones cortos de encaje, y no tiene ningún problema para mostrar su cuerpo mientras posa en la puerta mirándome fijamente. “¿Sí?” dice ella.
Le doy la caja y la mira con escepticismo. “Maggie quería que tuvieras esto. Dijo que querías ponértelos esta noche.” Tan pronto como digo eso, me arrebata la caja de las manos, la abre y chilla como una niña pequeña.
“La página web Etsy es mi crack.” Me rechaza con un movimiento de su mano, pero antes de cerrar la puerta en mi cara, asoma la cabeza y dice, “Dile a Maggie que dije gracias, Pepper.”
“Sí,” murmuro. “De nada.”
“Tú sabes,” dice una voz desde fuera, y miro a Cal que está bebiendo una bebida energética. “No es la norma de las mujeres músicas.”
“Entonces, ¿me estás diciendo que la agresividad pasiva y los cambios de humor no son la norma?”
“Sólo si eres Cilla Craig.”
“¡Ay! Suenas casi tan negativo como Sinjin cuando se trata de ella.”
“No, no es negativo. Pero hay, y espero que tú no, enfermedades que me atraen más que Cilla.”
No es negativo mi culo.
“Bruto,” murmuro.
Abriendo la puerta del camerino de la banda, él me hace un gesto para que entre. “No digo nada más que la verdad,” dice, siguiéndome. Se detiene en cuanto ve a Lucas en el sofá.
“Juro que si la sigues te daré un maldito golpe en el cuerpo…” gruñe Lucas, pero Cal desaparece rápidamente dentro del baño antes de que él pueda terminar. Levantando sus ojos color avellana hacia mí, Lucas menea la cabeza ligeramente, indicándome que venga. Tan pronto como lo alcanzo, me pone en su regazo para que nos enfrentemos, y puedo sentir el latido de su corazón golpear contra mi pecho.
“Sin y Wyatt podrían entrar en cualquier momento,” señalo. “Y también está Cal ahí.” Le da un apretón agudo al punto sensible de mis costados, y muevo las caderas contra él. Él gime. “Dios, es mejor que estés lista para St. Louis mañana.”
“¿No show, cama de hotel y una bañera gigante? Sí, lo estoy.”
“¿Recuerdas lo que te dije en Dallas?” Presiona el pulgar contra el costado de mi pecho. Inhalo un poco de aliento entre mis dientes. “¿Sobre los pensamientos que corren por mi cabeza?”
“Sí.”
“Bien.”
Levantándome de encima de él, él se levanta y me deslizo contra los cojines del sofá. Él sale de la habitación, cantando "Handcuffs", una de las canciones de YTS que presentaron a principios de este año. Lucas había escrito la canción sobre nuestro primer encuentro el uno con el otro. Me alegra que Cal esté en el baño, y Sinjin y Wyatt no estén, así no pueden ver lo caliente que está mi cara.
Cuando Lucas vuelve, lleva un gran jarrón con lirios rosas, y rosas rojas y blancas. “Divertido.” Llevo mis rodillas hacia mi pecho. “No te tomé por un chico de flores y dulces.”
Deja el jarrón sobre la mesa de café frente a mí y luego se inclina sobre mí. El calor se acumula en la boca de mi estómago, y agarro los cojines en los que estoy sentada mientras pasa la punta de su lengua sobre mis labios. Cuando se aleja, tiene una sonrisa cómplice, y baja su mirada entre mis piernas.
Sabe lo húmeda que estoy en tan poco tiempo.
Antes de volver a salir de la habitación, mueve el pulgar bruscamente sobre mi pezón. “Aunque me encantaría llevarme el mérito y la recompensa, las flores son de Kylie.”
Fingiendo que todos los nervios de mi cuerpo no están en llamas, me muevo del sofá y tomo el gran sobre blanco de Kylie McCrae. “Kylie, eres absolutamente increíble…”
Sin embargo, dejo de hablar en cuanto mis ojos aterrizan en las palabras escritas con tinta roja desordenada en la tarjeta blanca que encuentro dentro del sobre.
Sienna...
Felicidades, TODAVÍA estás con él. Tal vez eres más idiota de lo que pensé que eras. Al final del día, él siempre estará atado a mí. Es solo cuestión de tiempo antes de que él se bloquee y tú te hundas con él. ¿Le has preguntado qué te está ocultando? ¿Se ha ofrecido a decírtelo?
S.W.
PD: Buena suerte con esto.

Directamente al lado de la última palabra, hay una flecha torcida dibujada, y siento que mi estómago se aprieta por una nueva razón mientras dejo caer la tarjeta. Escrito en la parte posterior de la nota hay una dirección larga de un sitio web, y la examino cuidadosamente, guardándola en mi memoria.
Es un foro de fans de YTS, y garabateado justo debajo está la palabra ESTA ES MI WEB FAVORITA escrito en mayúsculas y subrayado varias veces.
“Esa cara, Red,” la voz de Lucas me hace comenzar, y doblo la tarjeta, deslizándola apresuradamente dentro del sobre. “No pensé que Kylie escribiría algo lo suficientemente profundo como para hacerte ver así.”
“No es…” Empiezo, pero luego me detengo. ¿De qué serviría darle esto a Lucas? Si fuera una carta de una loca que no fuera Sam, diría algo al respecto. ¿Pero el sobre que está en mi regazo? Esto sólo nos llevaría varios pasos hacia atrás. Además de sus habituales chorros de maldad, Lucas ha estado feliz en casi toda la gira. Y eso significa que Sam no le ha estado enviando mierda así. Agarrando el sobre, me aclaro la garganta.
“No es necesariamente profundo,” miento. “Acaba de hacer una broma sexual muy incómoda.”
Parece que me toma la palabra, pero tan pronto como Cal sale del baño con nada más que una toalla, me encierro en el interior. Rompo la nota en los trozos más pequeños que mis dedos permiten. Cuando termino, tiro los trozos al inodoro, decidida a olvidarlo.
Pero mucho más tarde, cuando los pensamientos del mensaje críptico de Sam y sus espeluznantes ofrendas de regalo me mantienen despierta horas después de que el autobús salga de Chicago, llevo mi portátil a la cocina del autobús y busco en Google el foro que Sam había mencionado.
Durante un total de cinco minutos me pasó leyendo publicaciones en un foro secundario titulado “The Toxic Cunt” antes de que me sienta mal del estómago. Cuando Lucas me encuentra arrodillada sobre el inodoro en el baño, se pone en el suelo junto a mí, su hermosa cara frunciendo el ceño por la preocupación.
“¿Sienna?” dice, pero extiendo mi palma sobre su pecho y sacudo la cabeza.
Por segunda vez esta noche, tengo la oportunidad de decirle exactamente lo que está pasando, pero no puedo obligarme a hacerlo. En vez de eso, dejo que me ayude a levantarme y que ponga mis brazos alrededor de su cuello cuando me levanta con sus brazos desnudos y tatuados.
Me lleva de vuelta a nuestra cama pequeña, susurrando en el hueco de mi cuello, y no digo nada.


1 comentario:

  1. gracias, ya quiero saber que oculta Lucas!! desde los libros anteriores que está ese misterio :(

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