jueves, 5 de junio de 2014

CAPÍTULO 9

Preston

Por mucho que quisiera estar esta noche con Amanda, me alegré de que me hubiera dicho que no. Media hora después de haberse ido ella, me había llamdo una clienta. Estaba soltera, tenía cuarenta y tantos años, y ya estaba harta de hacerse cirugía para parecer más joven. Era dueña de un par de salones de lujo y estaba en la ciudad por negocios. No había hablado con ella previamente, pero pagaba bien, así que cuando me llamó, fui. Tenía poco dinero, porque acababa de pagar el alquiler de mi madre.
Además, había tenido que dar una señal para ponerle el aparato a Jimmy.
Fui andando hacia Live Bay, donde sabía que estaría uno de mis amigos, y decidí que después de lo que acababa de hacer, tenía que tomarme una bebida.
Cuando Amanda apareció este verano en mis sueños, el sexo por dinero se volvió un error. Tenía cargo de conciencia, y todo gracias a unos bonitos ojos verdes.
Paré en el bar y cogí el chupito de tequila que me esperaba. Ellos ya me conocían. Veníamos aquí desde antes de que tuviéramos la edad legal para beber. Las ciudades costeras pequeñas no tenían mucho entretenimiento y Live Bay era una de ellas.
Dewayne estaba en nuestra mesa mirándome mientras caminaba hacia ellos. Cage tenía a Eva en su regazo, le susurraba algo al oído, completamente cegado por ella. Desde que había aparecido en Live Bay y le había cantado esa canción hace unas semanas, no se habían separado. Cage la observaba como si cada movimiento suyo fuera la cosa más fascinante del mundo.

"Me preguntaba si ibas a venir esta noche," dijo Dewayne mientras levantaba la cerveza y me saludaba.
"Estoy aquí. ¿Dónde más podría estar?" No dejé que la frustración se notase en mis palabras, o por lo menos, creo que no lo hice. Sin embargo, la forma en la que Eva volvió la cabeza y me miró con curiosidad me hizo cuestionarlo.
"Me alegro de que estés aquí," dijo Cage con ese brillo en los ojos. 

Quería verme con alguien, excepto con Amanda. Aunque Cage no había sido uno de nuestros amigos desde pequeños, ahora éramos compañeros de equipo y su mejor amiga estaba a punto de ser la esposa de un amigo del grupo, así que Cage pertenecía a nuestro grupo ahora. También sabía que coquetear con la hermana pequeña de Marcus estaba fuera de mis límites. Me molestó que él pudiera estar con quien quisiera y que nadie se lo impidiera.

"Pareces triste," dijo Eva, todavía observándome.
"Estoy cansado," le contesté, mirando a Dewayne. "¿Dónde esta Rock?"
"No estoy seguro. Pensé que Trisha estaría esta noche aquí, como Jackdown está tocando." Trisha rara vez se perdió las actuaciones de su hermano. Prácticamente había criado a Kirt, así que tenían más una relación madre-hijo que de hermanos. Ella era como el padre orgulloso.
"Si sigues moviéndote así, vamos a tener que irnos," gruñó Cage en la oreja de Eva mientras se tomaba un trago de cerveza. Ella se rio y se levantó.
"Entonces ven a bailar conmigo." Ella le tendió la mano, y se fue por voluntad propia. Eran demasiado para mí en estos momentos. No necesitaba ver esa mierda.
"¿Puede ser Cage más cursi?" me quejé.
"No me digas que estás loco por Eva ahora," dijo Dewayne arrastrando las palabras.
Ni siquiera me miró fijamente, estaba tratando de provocarme, era lo suyo.
"¿Qué te dije sobre Manda?" Podía recordar algunas divagaciones borrachas después de haber estado con ella, pero no estaba seguro de lo que había dicho.
"Más de lo que yo quería saber," contestó.
Le miré. "Tengo que saberlo, Dewayne. Hice algo, y no puedo recordar con claridad."
Dewayne negó con la cabeza. "Creo que lo mejor es que tengas recuerdos incompletos. No tiene sentido que te lo recuerde."
Dejé mi vaso sobre la mesa. "Dime lo que te dije, joder."
Dewayne se inclinó sobre la mesa y me miró. "No, estabas muy borracho. No quiero recordarlo. Ella es como mi hermana pequeña, estúpido hijo de puta. Ella debería ser lo mismo para ti. ¿Cómo pudiste hacer lo mismo con ella que con una puta barata? Todavía no consigo entenderlo. Sé que tienes problemas, pero no es excusa. Ella te mira de una manera que sólo puede significar que tú puedes hacerle daño. Tú le has hecho daño, y ella todavía te mira con esa mirada nostálgica y soñadora. Y me enfada tanto que podría pegarte. ¿De acuerdo?"
"Es diferente con ella, D." No podía decirle más, porque no podía aceptarlo. Sabía que no iba a poder tener más de una amistad con ella, pero sabía que ella no era como las demás.
"Quizás, pero es dulce, buena e inocente. Retrocede antes de que Marcus se de cuenta de que hay una razón para meterte una bala en la cabeza."
No podía retroceder del todo. Necesitaba su amistad, quería estar cerca de ella.
"Ahora somos amigos, eso es algo que tendrás que aceptar. Nada más."
"¿Amigos? Mentira."
No esperaba que me creyera. ¿Por qué habría de hacerlo?


Amanda

Salí del grupo de estudio después de las nueve. Hoy había estado ocupada y no había tenido mucho éxito. Habíamos encontrado un vestido para Larissa, pero los vestidos de dama de honor no eran tan fáciles de encontrar. Habíamos planeado ir la semana siguiente a Mobile para ver si podíamos encontrar algo allí.
Me fijé en que había un Jeep muy familiar estacionado en la calzada. ¿Qué estaba haciendo Preston? Mi madre estaba en casa. ¿Llevaría allí mucho tiempo?
Me detuve junto a él y salió. Tenía que sacarlo de aquí antes de que lo viera mi madre, le daría un ataque si me viera dando vueltas con Preston Drake. Le daba igual que fuera amigo de Marcus, pero ya está. Nunca había ocultado que no le gustaban esas amistades.
Preston estaba sonriendo cuando me acerqué lo suficiente para ver su cara.

"Por fin has llegado a casa," me dijo. No hubo insulto en su voz, por lo que no estaba borracho. Mejor.
"Sí, bueno, ¿qué estás haciendo aquí?"
"Ir a dar un paseo contigo," fue su respuesta.
Miré hacia la casa. La luz de la habitación de mi madre estaba apagada, lo que significaba que se había tomado ya su pastilla para dormir, pero eso él no lo sabía.
"Mi madre me está esperando."
"Por favor," respondió.
"Mi madre..."
"Está durmiendo," me interrumpió.
Suspirando, moví mis pies y me quedé a buena distancia de él y de su Jeep.
“¿Por qué? Es tarde y estoy cansada.”
"Porque quiero pasar tiempo contigo, te he echado de menos esta noche."
¿Me echaba de menos? ¿En serio? "No creo que esto sea una buena idea."
"Probablemente sea una de las peores ideas que he tenido. Por favor, ven conmigo," declaró.
¿Cómo iba a ignorar eso? "Está bien, pero sólo un paseo corto, y luego tengo que irme a dormir."
Le di la vuelta al Jeep y subí. Cuando le miré, estaba mirando la puerta que acababa de cerrar, sus ojos me miraron.
"Lo hiciste...?" él tragó con fuerza. "¿Tuviste un orgasmo contra esta puerta esa noche?"
Estaba recordando más y más de nuestra noche juntos. Pronto podríamos hablar de ello. Cuanto más recordaba, más quería preguntarme, entonces tendría que volver a revivirlo.
Volví la cabeza para mirar hacia afuera antes de contestar. "Sí."
"Te habías quitado la camisa," respondió lentamente.
"Sí, Preston. ¿Podemos dejar de hablar de esto?"
Preston puso marcha atrás y salió de la calzada.
"Lo siento. Es sólo... que me siguen llegando recuerdos, y me acabo de acordar claramente."
No iba a estar avergonzada por eso.
"Nadie me había hecho eso nunca. Por eso fui tan rápida," le contesté.
"Sólo estaba besando tus tetas. ¿Nadie lo había hecho antes?" La sorpresa en su voz hizo que me hubiera gustado quedarme en casa. Meterme en su Jeep había sido otra mala idea.
"Cambiemos de tema, por favor."

Preston no dijo nada más. Se dirigió a la playa pública que estaba desierta a esta hora de la noche, y aparcó el coche justo donde empezaba la arena.
Me encantaba ver la luz de la luna sobre las olas. Era romántico, y me había imaginado aquí muchas veces con Preston. Pero, romanticismo y Preston no iban de la mano.
Abrió su puerta, luego la mía y me tendió la mano.

"Ven a ver las olas conmigo, Manda."
"Es tarde," le contesté.
"Sólo unos minutos, ¿por favor?"

Cedí, puse mi mano en la suya y dejé que me ayudara a salir del coche.
Dejé mis sandalias en el suelo y salí descalza. Preston cerró la puerta y me miró. Tenía los ojos vidriosos y sabía lo que estaba pensando. Quería que me quisiera.

"Vamos," dijo, cogiéndome la mano.

Encontró un lugar lo suficientemente cerca como para ver las olas con claridad, pero lo suficientemente lejos para no mojarnos.
Me tiró hacia abajo con él hasta que estuvimos los dos sentados.

"¿Por qué estamos aquí, Preston?" le pregunté.
"No lo sé, quería venir aquí a pensar. Es donde pienso mejor, y quería que estuvieras conmigo."
Mi corazón traidor dio un vuelco. Su boca era peligrosa, podía decir cosas muy dulces pero también cosas muy malas.
"¿Por qué conmigo?"
Volvió la cabeza a un lado y me sonrió. "No quieres saber la respuesta a esa pregunta.”
Sí, claro que quería saberla. "Déjame que lo juzgue yo."
Su sonrisa se convirtió en una sonrisa sexy, y deslizó la mano por la arena hasta que la dejó en mi rodilla desnuda.
"Porque no puedo sacarte de mi cabeza. Normalmente, después de estar con una chica, me olvido de ella, pero contigo..." se detuvo y miró hacia el agua, rompiendo el contacto visual. "Contigo es diferente, todavía te deseo y pienso en ti todo el tiempo."
Oh, oh. Yo era un caso perdido. Él no estaba jugando limpio.
"Es sólo porque estabas borracho y no te acuerdas." Se lo estaba recordando tanto a él como a mí.
"No, Manda. Cuanto más me acuerdo, más quiero."
Su mano se deslizó hasta mi muslo mientras lentamente se deslizaba entre mis piernas. Debería quitarlo, pero no me atrevía.
"Todas las noches, Manda. Cada maldita noche sueño contigo. Lo dulce que eres, lo increíble que me hiciste sentir. Me estás volviendo loco."
Dejé de respirar mientras su mano se deslizaba más arriba. No podía decir nada. La última vez, no me había dicho nada de eso. Ahora, no iba a ser capaz de ignorar todo esto.
"¿Puedo saborearte, Manda?"
Oh no, no podía responder a esa pregunta. No con su mano casi en el borde de mis pantalones cortos.
"Si es como en mis sueños, eres jodidamente increíble. He intentando con todas mis fuerzas mantenerme alejado y sé que Marcus no estaría de acuerdo con esto. Y si me conocieras de verdad, no estarías aquí. No soy lo que tú piensas, soy mucho peor."
No, eso no. No podía oírle degradarse así. Él se acostaba con cualquiera, es verdad.
"Basta. Yo te conozco, te he estado observando durante años. No eres peor que Cage, y míralo, está con Eva. Ella está locamente enamorada de él, y ella sabe todo lo que ha hecho antes."
Preston metió sus dedos por la parte interior de mis pantalones cortos. "Dime que pare, Manda," susurró.

¿Qué le dijese que parara? ¿Cómo iba a hacer eso? ¿Cómo iba a detenerlo?
Bajé mi mirada para ver desaparecer su mano por mis pantalones cortos a la vez que la punta de sus dedos rozaban la seda de mis bragas. Había pasado un tiempo, por lo que mi reacción fue inmediata, cerré los ojos y dejé escapar un gemido de placer, era de esperar.
Preston estaba encima de mí.

"Esta vez sí que te voy a besar, cariño. No puedo evitarlo," susurró mientras su boca cubría la mía.

Por la expresión de su rostro, esperaba que su beso fuera duro. En cambio, sus labios eran suaves. Casi como si me estuviera saboreando. Su lengua se deslizó en mi boca y se enredó con la mía. Le devolví el beso tan salvajemente como pude. El gemido que salía de su pecho hizo que mi cuerpo temblara. Sólo había fantaseado con esto y con él, ya que sólo lo habíamos hecho una vez.

"Manda, por favor, nena, dime que pare," me rogó con voz profunda y ronca mientras me daba besos de la boca al cuello, donde comenzó a lamer y a pellizcarme la piel sensible.
"No quiero," me quedé sin aliento cuando su dedo me penetró con facilidad.
"Tan dulce, tan mojado... No debería ser capaz de tocarte, no soy lo suficientemente bueno." Su voz torturada sólo me excitaba más. Abrí mis piernas más, mientras sus dedos se relajaban dentro y fuera de mí.
"Eres tan jodidamente caliente," murmuró mientras me besaba por el pecho, finalmente me soltó las manos para que pudiera usar su mano libre para deslizarse dentro de mi camisa. Él eligió ese momento para empezar a frotar su pulgar contra mi clítoris. Grité y me aferré a él. Estaba tan cerca...
"No," espetó, y luego se quitó.
Mi respiración era irregular, y las partes del cuerpo empezaron a gritar en señal de protesta. Quería tenerlo de vuelta, que me tocase.
"¡No! No puedo hacer esto. No debería haber empezado." Preston estaba de pie cuando abrí los ojos. Su cara parecía feroz, y no me miraba. Estaba mirando al cielo oscuro.
"¡Esto está mal!" dijo de nuevo, con voz decidida.

No podía soportarlo. Había estado a punto de explotar cuando Preston se alejó y me dejó fría. Mi cuerpo estaba intentando asimilarlo.
¿Qué había hecho mal?

"Lo siento mucho, Manda. No te tendría que haber tocado."
Confundida, poco a poco me puse de pie. Esperé que mis rodillas no estuvieran demasiado débiles y me pudieran sostener. Cuando ya estuve de pie, le miré a los ojos.
"¿Por qué?"

Preston negó con la cabeza y comenzó a andar hacia el Jeep. Me quedé mirándolo antes de correr tras él. Estaba muy raro. Estaba empezando a pensar que podría dejarme aquí. Se subió al Jeep y cerró la puerta.
El estado de confusión en el que había estado al borde del orgasmo se estaba desvaneciendo, y la ira estaba tomando su lugar muy rápido. ¿Quién se creía que era? ¿Por qué era tan idiota de venir con él y dejar que me hiciera daño? No quería meterme en ese estúpido coche con él. Me dirigí al paseo marítimo, mi casa estaba a unas dos millas de aquí, podría ir andando sin problema.

"Manda, ¿qué estás haciendo?" gritó Preston.
No miré hacia atrás, se iría. No necesitaba ni quería esto. Odiaba la forma en que me hizo sentir cuando todo terminó. Los pocos momentos buenos, no valían la pena con el infierno que me hacía pasar.
"Por favor, vuelve. No puedo dejar que te vayas andando a casa, es tarde."
Él no decidía nada mío. Preston Drake no había hecho nada para ganarse ningún privilegio en mi vida.
"Manda, lo siento. Lo siento de verdad."
La derrota en su voz me hizo andar más lento.

Me di la vuelta y le miré. Estaba fuera del Jeep, caminando hacia mí. "No puedo controlarme contigo, lo siento. Lo que hice allí estuvo mal, por eso paré."

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