martes, 24 de junio de 2014

CAPÍTULO 13

Preston

Me quedé en la puerta de mi habitación y miré a las dos chicas que había dormidas en mi cama. Amanda se había quedado durmiendo mientras le estaba leyendo a Daisy, y el libro estaba encima de su estómago. En cuanto volvimos aquí y buscamos a mi madre, Daisy pidió que Amanda se quedara. Ella me miró en busca de ayuda, pero estaba de acuerdo en que se quedara. Así que Amanda fue a recoger algunas cosas, incluyendo varios de sus libros favoritos de la infancia, mientras que Daisy dormía la siesta.
Me había dado tiempo para llamar a mi madre y que recogiera a los chicos para que yo pudiera cuidar de Daisy. Ni siquiera se había preocupado de cómo estaba. Odiaba tener que dejarla con ella, pero no podía quedarme con todos. Tendría que conseguir una orden y mi madre era lo suficientemente vengativa para rechazarla. Además, no podía cuidarlos, porque mi madre estaba más en casa que yo.
Cuando empezaba la temporada de béisbol, estaba demasiado ocupado para dormir y mucho menos podía tener tiempo para cuidarlos. Era una situación sin salida. Me recordé que yo había pasado por esa misma situación y que no había tenido ningún hermano mayor que se preocupara por mí.
Las manos de Amanda se deslizaron y el libro empezó a caer al suelo, lo que la hizo despertar. Ella parpadeó varias veces y volvió la cabeza para ver cómo estaba Daisy, que estaba acurrucada durmiendo plácidamente a su lado. Amanda se acercó, le apartó el pelo de la cara y comprobó su temperatura con el dorso de la mano antes de levantarse lentamente. Sus ojos se encontraron con los míos, cuando fue a caminar hacia la puerta. Se pasó la mano por el pelo, por si estaba mal, y luego y me sonrió.

"Supongo que yo también estaba cansada," susurró cuando di un paso atrás y dejé que saliera de la habitación.
Cerré la puerta detrás de ella. "Sí, Daisy te ha mantenido ocupada."
Amanda rió suavemente. "Es una dulzura. Me ha encantado pasar tiempo con ella."
No tenía ni idea de lo mucho que había significado para Daisy. Amanda había sido la primera chica adulta que le había prestado atención. "Gracias, no creo que hubiera podido hacerlo todo sin tu ayuda. Nunca se había puesto tan mal y me daba mucho miedo."
Amanda me sonrió. "Después de lo que he visto hoy, estoy convencido de que estarán bien. Nunca hubiera imaginado que serías un hermano estelar."

El acento burlón de su voz era sexy.
Todo en ella era sexy. No iba a ser capaz de controlarme, se iba a quedar a dormir. Necesitaba algo de ella. Las emociones se arremolinaban en mi interior. Todo, desde la atracción de agradecimiento a la ayuda. Habíamos conquistado algo juntos hoy. Quería celebrarlo con ella.

"Voy a ducharme e irme a la cama, si te parece bien. ¿Dónde quieres que duerma?"
Donde yo quería que durmiera y dónde iba a dormir eran dos cosa diferentes.
"Dormiré en el suelo, tú duerme en el sofá. A menos que estés dispuesta a compartir el sofá. Sería un buen compañero de cama."
Los ojos de Amanda se desviaron y dejó escapar una risita.
"Estoy segura de que eres un buen compañero de cama, pero pasaré. Pero dormiré en el suelo también."

La única noche de mi vida que Amanda iba a pasar en mi apartamento no iba a dejar que durmiera en el suelo, ella dormiría en el sofá. En realidad, quería que durmiera en mi cama, pero Daisy estaba allí. Sin embargo, iba a asegurarme de que usara una de mis almohadas. Así, tendré su aroma después de que se hubiera ido.

"No, insisto, dormirás en el sofá."
Amanda me observó durante un minuto y pude ver la preocupación e incertidumbre en sus ojos. Quería preguntarme algo, y no sabía si decírmelo. Me esperé allí y y dejé que pensara sobre ello todo el tiempo que quisiera.
"¿Los niños están en casa, no?" preguntó finalmente.
No quería hablar de eso precisamente. "Sí, mi madre vino y se los llevó."
"Están, mmm, quiero decir, oh... ¿Crees que van a estar bien...allí? Quiero decir..." tartamudeó nerviosamente.
Me acerqué al sofá, me senté y la miré otra vez. "Tienen un teléfono, si me necesitan, me llamarán."
Amanda frunció el ceño y dio un paso hacia mí. "¿Tu madre va a venir a ver cómo está Daisy?"
No creo que Amanda comprendiera mi vida. Su padre se fue, pero su vida había sido muy privilegiada.
"No, Manda, no va a venir. A ella no le importa, no hay nadie en este mundo que odie más que a ella. ¿Eso es lo querías saber?"
Mis palabras habían sonado más duras de lo que pretendía. Amanda se acercó al sofá y se sentó a mi lado. "Preston, lo siento mucho, no quise entrometerme. Tenía curiosidad porque Daisy no preguntó ni una sola vez por su madre ni tampoco hablaba de ella. Ha sido raro para mí, porque yo de pequeña siempre que estaba mala preguntaba por la mía y no lo entendía."
Apoyé la cabeza contra la pared y la incliné para mirar a Amanda. Estaba preocupada y claramente molesta. No sabía si mostrarle mi mundo, ya que ese mundo no era ni siquiera la peor parte de mí.
"Tú eres la primera mujer que ha pasado algo de tiempo con Daisy. Mi madre está borracha, dormida, o no está. Jimmy cría y educa a Daisy cuando están en casa. Yo me aseguro de que las facturas estén pagadas y de que los niños tengan comida. Entonces, al igual que has visto hoy, si alguno se pone malo, me tengo que ocupar yo."
"Oh dios, eso hace que me duela el pecho," susurró Amanda, frotando la mano sobre el corazón. "Quiero acurrucarme con Daisy y abrazarla. No es de extrañar que Jimmy actúe como si tuviera veinte años en vez de once."
Estiré la mano y le aparté la mano del pecho. "Van a estar bien. Yo lo estoy y no tuve ningún hermano mayor para que me ayudara. Lo hice sin nadie y no estoy enfadado por eso. No son los únicos niños que viven en esa situación."
Los ojos de Amanda estaban vidriosos mientras intentaba que su labio inferior no temblara. Oh, joder. La había hecho llorar por hablarle de mi vida, la había dejado entrar, más de lo que nunca había dejado entrar a nadie.
"Tú eres la única persona con la que he hablado de los niños y de mi madre. Nunca se lo he dicho a tu hermano."
Amanda apretó los labios con fuerza y asintió. Ella no respondió y estaba tratando de no llorar. Su corazón sensible no podía manejar esto. Si se enterara de lo mi madre le había hecho a los niños y a mí, nunca sería capaz de tratar con eso.
"Ven aquí," le dije suavemente mientras la apretaba contra mi pecho.


Amanda

El estar en los brazos de Preston probablemente no fuese muy inteligente, pero en ese momento, no me importaba. Tenía que estar con él, ya que no podía estar con sus hermanos, tenía que apoyarle a él. Y mañana estaré cada segundo del día en el que no tenga clases con Daisy. Incluso podría saltármelas para estar aquí. Ella volvería pronto con su madre y la idea de que la estuviera descuidando me dolía mucho.

"Lo siento por decirte todo esto," susurró Preston contra mi pelo mientras me abrazaba firmemente. 
Yo no lo sentía, él me había dejado entrar y era algo que quería. Sin embargo, me había dicho cosas que no me esperaba. Las imágenes de Preston durante los últimos años parpadearon en mi mente.
Cuando lo conocí, era un niño flaco con el pelo tan largo que podía hacerse una coleta. Incluso con sus vaqueros descoloridos y sus camisetas desgastadas me parecía hermoso, pero me preguntaba porqué su madre es así.
"Gracias por decírmelo y por dejarme ayudarte hoy. Sé que estoy reaccionando como la niña mimada que soy, pero estoy tratando de procesarlo. Quiero que estén lejos de tu madre y mantenerlos cerca. Cuídalos y asegúrate de que tengan buenos cortes de pelo y ropa limpia."
El pecho de Preston retumbó de risa y me miró.
"¿Buenos cortes de pelo y  ropa limpia apropiada?" me preguntó, sonriendo hacia mí.
"Sigo recordando la primera vez que te vi. Tu cabello era ridículamente largo y tu ropa estaba muy desgastada. No me pasó desapercibido que eras el niño más hermoso que jamás había visto, pero aún así..." Oh, mierda. ¿Acababa de decir eso?
Preston movió la cabeza a un lado y me observó durante un momento. "¿Pensaste que era hermoso?" susurró, bajando la cabeza para que su boca estuviera cerca de mi oído.
"Sí, ya sabes que eres hermoso."
Preston deslizó una mano por mi espalda hasta que tuvo un firme control sobre mi cintura, y luego me cogió más fuerte contra su pecho. "Quizás no lo sepa," respondió él, acunando mi cara con su otra mano y me acarició el pómulo con el pulgar.
"Tal vez estoy tratando de averiguar porqué no quieres tener nada que ver conmigo."
¿Hablaba en serio?
"He estado enamorada de ti desde los dieciséis años. Seguramente ya lo sabes, no era muy reservada sobre eso. Nunca me he perdido uno de tus partidos de béisbol. Me tiré en tu camino y cuando llamé tu atención, estabas borracho, pero no me importaba. Estaba dispuesta a tomar lo que podía conseguir. Tal vez no sabía que estabas tan borracho como estabas, pero yo estaba tan feliz de que no me trataras como a una chica más... Estaba cansada de tener que fantasear contigo y lo quería de verdad."
Preston se quedó muy quieto. Mierda. Había abierto la boca y dicho demasiado. Él me iba a empujar al baño y a esconderse en su habitación.
"¿Tú has fantaseado conmigo?"
¿En serio?
"Sí," le respondí, poniendo los ojos en blanco y tratando de alejarme, sólo para sentir su mano más apretada en mi cintura.
Preston bajó su boca hasta mi mejilla. "¿Por qué no me hablas de esas fantasías? Ya sabes, para entenderte mejor." Su cálido aliento me hizo cosquillas en la piel, y me estremecí.
"Esa es una mala idea," le contesté.

La mano de Preston se deslizó bajo el dobladillo de mi camisa hasta que sus dedos rozaron mi estómago desnudo. "No estoy de acuerdo, es una buena idea," dijo antes de empezar a darme besos desde la oreja hasta el cuello.
No podía pensar nada mientras su mano se movía lentamente por mi estómago y su boca me estaba dando pequeños mordiscos en el cuello. No podía acordarme de lo que estábamos hablando.

"Mira, Manda, es una buena idea. Malditamente buena," dijo poco antes de coger uno de mis pechos.
Concéntrate. Tenía que concentrarme. Esta era una razón por la que era una mala idea, sólo tenía que pensarlo bien.
"Quítate esa camisa," dijo Preston en un susurro ronco. Luego me la quito y la dejó caer cerca de nosotros. Sus párpados bajaron y eso le hicieron más sexy. No pensaba que eso podía ser posible.

Con una mano soltó mi sujetador y me lo quitó. Había estado con él así, pero había estado oscuro fuera. Ahora no era de noche y las palabras de Preston "Tus pechos no son tan grandes" volvió a atormentarme. Yo no tenía el tamaño de las tetas de las chicas con las que salía. Le gustaban las tetas grandes. Las mías estaban muy lejos de a lo que él estaba acostumbrado. Busqué frenéticamente mi camisa.

"Manda, no." Preston me pasó la mano por el pelo y volví la cabeza hacia él. Luego, cubrió su boca con la mía.

Sus labios eran muy suaves, me mordió, me probó y me hizo mantequilla. Puse las manos en su cuello y las mantuve allí, tenía miedo de que se diera cuenta de que tenía senos pequeños o de que no volviera a hacer esto y me alejara.
Dejando escapar un gruñido, agarró mis piernas y me atrajo a su regazo hasta que yo estaba a horcajadas. La presión contra su erección envió fotos de placer a través de mi cuerpo.
Le tiré del pelo, continué saboreándolo y me perdí en la conexión que había negado antes. Sus dientes atraparon mi labio inferior, y me mordió suavemente. Yo temblaba y me apreté con más fuerza contra él, y gemimos los dos a la vez.
Sus manos corrieron por mis muslos y me cogió los pechos. Una vez más me acordé de lo que pasó. Me tensé y comencé a moverme de nuevo.

"¿Qué pasa?" preguntó Preston, acercándome más incluso mientras yo trataba de alejarme.
"Nada, pero... ¿puedo ponerme mi camisa?"

Preston bajó la cabeza, mantuvo los ojos fijos en los míos hasta que su lengua salió y lamió uno de mis pezones. Mi cuerpo me traicionó con un disparo de fuegos artificiales. Agarré sus hombros y me aferré mientras continuaba con su atención en mis pechos. Los gritos de placer procedentes de mi boca no ayudaban. La lengua de Preston tenía completo control sobre mi cuerpo. Cuando paró, abrí la boca para pedir más, pero el broche de presión en mis pantalones cortos azules me detuvo. Miré hacia abajo, vi cómo Preston abrió la cremallera de mis pantalones cortos, y luego pasó la mano por encima del satén rosa de mi ropa interior.

"¿Por qué quieres ponerte la camisa, Manda?" me preguntó, levantando los ojos para encontrarse con los míos.
¿Mi camisa? ¿Qué? Estaba confundida…
"¿Qué?" le pregunté, hipnotizada por la forma en que sus largas pestañas rozaban sus mejillas mientras me miraba con ese intenso brillo en los ojos.
"Querías ponerte la camisa. ¿Por qué?"
Ah, sí... mi camisa. Se me había olvidado.
"Oh, mmm, oh, sólo era eso..." No quería decirlo, no quería tocar el tema. Sólo quería que siguiera deslizando su mano por mis pantalones cortos. No podía recordarle que mis pechos eran demasiado pequeños para su gusto.
Cogió uno de mis pechos y pasó el pulgar por el pezón. "Tienen un sabor tan dulce..." susurró con voz ronca.
"Oh," suspiré, viendo cómo me tocaba.
"¿Entonces por qué quieres taparte?"
No iba a dejarlo pasar... Suspirando, traté que me siguiera tocando, pero no funcionó. No iba a hacer nada más hasta que le respondiese.
"Porque son más pequeños de lo que a ti te gusta," murmuré, agachando la cabeza para ocultar la humillación.
Preston se congeló, y me maldije mentalmente. Lo sabía, él pararía ahora.
"Ponte de pie, Amanda." No era una petición, era una orden.
Me iba a enviar a darme una ducha fría. Me arrastré fuera de su regazo y me puse de pie, cruzando los brazos sobre el pecho. Me gustaría buscar mi camisa. Me di la vuelta, empecé a ir a la ducha, cuando Preston me agarró de las caderas y me llevó de vuelta. "¿Dónde crees que vas?" me preguntó.
Le miré.
"Al cuarto de baño, a enfriarme."
Preston bajó las cejas y movió la cabeza.
"No, de eso nada."
¿Quería ir él?
"Date la vuelta, Manda." La voz grave y autoritaria sonaba atractiva, pero no quería darme la vuelta. Quería esconderme en el baño. "Por favor, nena, date la vuelta de nuevo," susurró en mi oído.

Sabía cómo hacerlo, eso seguro. Poco a poco me di la vuelta, manteniendo los brazos cruzados sobre el pecho desnudo. Preston se agachó y tiró de mis pantalones cortos desabrochados hasta que se deslizaron por mis piernas.

"Quítatelos," me dijo, y lo hice sin cuestionarlo.
Alzó la mano desde su posición relajada en el sofá, tiró de mis brazos y caí a su lado. Ahuecó mis pechos en sus manos y los sostuvo como si fueran preciosos antes de mirarme de nuevo. "Eres malditamente perfecta. Todo. Tu sonrisa y tu risa pueden iluminarme el día. La forma en la que te importa todo el mundo y les ayudas. Esas piernas sexys como el infierno que me han puesto caliente durante años. Estas tetas perfectas, redondas y suaves que saben a caramelo y luego está esto." Deslizó una mano entre mis piernas y pasó su dedo medio a través de la seda húmeda de mi ropa interior. "Joder, nena, no hay nada mejor que esto." Gimió antes de cubrir su boca con la mía y me besó con fuerza y rapidez. Su lengua hacía que me temblaran las rodillas. Sabía lo que él quería y sus besos salvajes no hicieron más que aumentar mi deseo.
Cogí su camisa, y empecé a quitársela. Necesitaba que también estuviese desnudo.
Me aparté y pasé las manos sobre su pecho para poder sentir cada músculo definido.
"Tienes tres segundos más, Manda. No puedo aguantar mucho más."
Mis dedos llegaron al botón de sus vaqueros y lo desabroché lentamente. Cuando empecé a tirar de ellos, Preston me levantó, me besó con fuerza y me tiró al sofá.
"Se acabó el tiempo," gruñó mientras me cubrió con su cuerpo.
Abrí mis piernas y pude sentir su erección contra mí. Sólo había una capa de pantalones vaqueros entre nosotros. Preston pasó la mano por mi estómago y luego deslizó sus dedos dentro de mis bragas. Cuando sus dedos llegaron a su destino, lo agarré y me resistí contra su mano. "Oh dios mío, Preston," dije jadeando.
Dejó caer la cabeza hacia la curva de mi cuello y empezó deslizando sus dedos dentro y fuera de mí. Cada vez que volvía a entrar, yo me movía contra la presión. Mi cuerpo estaba temblando, y todo lo que me importaba era el placer.
"Eso es," sopló contra mi piel.
"Quiero que te sientas bien. Quiero que te vengas abajo contra mi mano para que pueda sentirlo."

Sus malas palabras me enviaron al borde. Grité su nombre, pero su boca cubrió la mía para amortiguar el sonido. Mi cuerpo estaba temblando debajo de él. Sus dedos y su cuerpo se alejaron. Al abrir los ojos en estado de pánico, comencé a rogarle que regresara, pero no se iba, estaba quitándose los pantalones.
Luego me quitó a mí lo que me quedaba de ropa. "Eres tan hermosa..." susurró con voz asombrada mientras me miraba.

"Como tú," le contesté, porque era la verdad.
Preston sonrió. "Vas a tener que decirme cosas como magnífico y hermoso. Voy a tener complejo. ¿Por qué no soy sexy e irresistible?"
"También lo eres. Confía en mí." Le sonreí.
Preston estaba de pie mientras me miraba. "Esa noche, en el almacén, nunca me perdonaré por eso. Nunca volverá a ser así."
Extendí la mano y metí el pelo que le colgaba sobre los ojos detrás de su oreja.
"Pero se sentía tan bien... Mejor que cualquiera de las veces que había fantaseado."
Preston se congeló. "Cuando dices fantaseado... ¿Has pensado en mí mientras te tocaba?" Mi cara se puso roja al instante, y sabía que había visto mi rubor y que sabía la respuesta. No tenía sentido negarlo. Asentí con la cabeza.
"Mierda, no voy a poder ser capaz de quitarme esa imagen de la cabeza," susurró.
Inclinó la cabeza y me besó suavemente en los labios. "Quiero estar dentro de ti, pero si quieres que paremos aquí, pararemos."
No quería que parara. Yo estaba lo suficientemente desesperada para atarlo esta vez si intentaba escapar. "Te quiero dentro de mí también."
Preston se mordió el labio inferior y cerró los ojos con fuerza. "Bebé, entre que me has dicho que te tocas pensando en mí y me dices que me quieres dentro de ti, te puedo follar de golpe antes de llegar dentro de ti."

Riendo, moví las caderas debajo de él, queriendo que lo hiciera.
"Mmm, todavía no," dijo e inclinó la cabeza para besarme. Luego me besó cada pezón. Tiró de cada uno antes de besarme por el estómago. Cuando sus manos tocaron la parte interna de mis muslos, me hizo abrirme más y dejé de respirar. Al sentir la lengua de Preston sobre mi clítoris, tuve que morderme con fuerza el labio inferior para no gritar su nombre.
Me agaché y le agarré del pelo mientras él seguía lamiendo. El saber que estaba completamente sobrio y que estaba haciendo esto, lo hacía aún mejor. Mi cuerpo empezó a temblar, y sabía que estaba cerca. Tenía que gritar.
La boca de Preston me dejó, y estaba a punto de rogarle cuando oí el ruido de un papel y miré hacia abajo para verlo ponerse un condón. Oh...joder. Quería más.

Sus ojos se levantaron para encontrarse con los míos. "Ha sido increíble. No había probado a nada tan bueno como tú."

Era excelente en esa charla juguetona. Estaba bastante segura de que podía tener un orgasmo con sólo escucharlo hablar así. Me pregunté si iba a intentarlo alguna vez.
Preston bajó encima mía, cortándome los pensamientos. Cerró los ojos con fuerza mientras la punta de su erección se encontró con mi entrada. "No quiero hacerte daño," sopló en un susurro desigual.

"No lo harás. Por favor," le rogué y levanté las caderas.
Preston fue probando poco a poco dentro de mí. "Qué apretado... es el puto cielo."

Cuando estuvo dentro del todo, ambos gemimos. Estaba dentro de mí y quería mantenerlo allí. Nunca había estado tan cerca con alguien. Ahora sabía lo desconectados que habíamos estado la primera vez que lo habíamos hecho. Esta vez era tan diferente... Él estaba aquí conmigo y lo sentía todo.

"Estás tan caliente y apretada. Quiero quedarme aquí," dijo antes de cubrir mi boca con la suya. Su lengua se metió en mi boca y me chupó duro.

Preston comenzó a moverse y mis caderas se movían con él mientras se deslizaba dentro y fuera de mí. Me besó y me susurró palabras de aprobación mientras sus movimientos eran más rápidos y duros, y yo le seguía. Necesitaba más. Sabía lo que tenía esta vez, y lo quería.

Cuando el orgasmo me golpeó, Preston agarró mis caderas y empujó con fuerza una última vez, gritando mi nombre. Fue perfecto.

1 comentario:

  1. Mil Gracias!! Todos los días reviso para ver si hay capis nuevos y hoy entre justo! jajjajja Gracias!!

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