martes, 17 de junio de 2014

CAPÍTULO 12

Preston

Amanda me estaba evitando y yo la estaba dejando. Tenía que ser lo suficientemente fuerte para dejar de lastimarla. Ella se había dado cuenta de esto y estaba evitando cualquier interacción entre nosotros. No la vi más después de quedarme mirándola en Live Bay, hasta la clase de cálculo de la próxima semana. Cuando entré en la clase, me encontré con ella de inmediato. Estaba rodeada de gente y estaba sentada al fondo de la clase en vez de en la parte delantera donde se había sentado la semana pasada.
Chica lista.
Me senté en la parte delantera y no miré hacia atrás. Ella sólo me distraía. Ahora, el idiota de la semana pasada que no paraba de mirarla estaba detrás de ella. Quería comprobar y asegurarme de que no se inclinaba para volver a mirarla, pero tenía que cuidarme.
Estaba luchando conmigo mismo sobre levantarme o quedarme sentado, cuando mi teléfono vibró en el bolsillo. Lo cogí y vi el nombre de Jimmy parpadeando en la pantalla. Era el teléfono de emergencia que le había dado a mi hermano. Eran más de las nueve de la mañana, así que debería estar en el colegio. Algo iba mal.
Cogí los libros y salí rápidamente del aula.

"¿Jimmy?" respondí mientras salía al pasillo.
"Mamá no vino a casa ayer por la noche, y Daisy tiene muchísima fiebre. Ha pasado toda la noche así, le puse toallas frías en la cabeza y le di algo de Tylenol, pero le sube cada vez más. No quiere comer, y ahora no para de llorar."
Mierda. Salí corriendo hacia el parking.
"Está bien, ponle más toallas frías. Consigue que tome agua con hielo y dile que estoy en camino."
Odiaba a mi madre. No tenía cualidades para ejercer de madre. Si algo le pasaba a Daisy por ser así, iba a matarla.
"Brent, ve a buscar un poco de agua con hielo," ordenó Jimmy. "Voy a buscar más toallas frías."
"Llegaré enseguida. Cuida de ella y llámame si se pone peor."
"Lo haré," me aseguró Jeremy, y luego colgó el teléfono.
Abrí el Jeep y abrí la puerta mientras que escuche a Amanda llamarme. Miré hacia atrás y la vi correr detrás de mí.
"Preston, espera, ¿qué pasa?" preguntó con la voz llena de pánico.
"Cosas de familia. Me tengo que ir," le contesté. Odiaba irme cuando estaba siendo amable, pero Daisy me necesitaba.
Arranqué el Jeep. La puerta del pasajero se abrió y Amanda saltó dentro.
Oh, mierda.
"Manda, no tengo tiempo para esto. Me tengo que ir."
Ella asintió con la cabeza. "Sí, vamos."
"Entonces, sal de mi Jeep," le contesté, frustrado.
"No. Tú nunca estás ansioso ni preocupado. Nunca. Algo va mal y necesitas mi ayuda."
Ella estaba en lo cierto, pero no quería llevarla a la caravana de mi madre.
"Manda, por favor..." fui interrumpido por el timbre de mi teléfono. Mierda.
"¿Qué?" pregunté. No tenía tiempo para discutir con una mujer obstinada. Mi hermana pequeña me necesitaba.
Este no era el momento para preocuparme de mi orgullo. ¿Qué pasaba si Amanda veía donde crecí? ¿Por qué me importaba? No quería impresionarla.
"Ella se ha tomado un sorbo de agua y ha vomitado," dijo Jimmy. La tensión en mi voz me dijo que él estaba asustado. Los niños no tenían porqué pasar por esto. Jimmy tenía que ser adulto, a los once años, y eso me ponía furioso.
"Está bien, sigue poniéndole toallas frías. Estaré allí en cinco minutos."
"Está bien, eso haremos," respondió él, y colgó.
Dejé caer el teléfono en mi regazo y presioné el gas mientras salía a la carretera.
"Ponte el cinturón de seguridad, Manda."
"¿Qué pasa? ¿Quién era?" ella también estaba empezando a ponerse nerviosa.
"Era mi hermano. Mi otro hermano, tiene once años. Daisy, mi hermana pequeña, está enferma, y mi madre no ha estado en casa en toda la noche. Jimmy y Brent dijeron que ella tiene mucha fiebre y ella no quiere ni comer ni beber. Sólo le dieron de beber un poco de agua y vomitó."
"Oh, dios," respondió ella. "Está bien. Ella va a estar bien, tenemos que llevarla al hospital. Ella tiene fiebre, así que vomita por eso. Dame el teléfono," ordenó Amanda, cogiéndolo antes de que pudiera dárselo.
"¿Qué estás haciendo?" le pregunté.
"Llama a tu hermano," contestó ella mientras se mordía las uñas nerviosamente.
"Ey, Jimmy, soy Amanda. Soy amiga de tu hermano. Escucha, ve al congelador y coge algo de hielo. Frota la frente de Daisy, sus mejillas, sus labios, y pásaselo también por todos los brazos. Tenemos que bajarle la fiebre."

Cogí el camino que llevaba a la caravana que odiaba con tanta fuerza. La caravana que no había visto ni Marcus, no había traído a nadie aquí. Pero en este momento, estaba muy agradecido de que Amanda hubiese venido. No estaba tan asustado con ella aquí. Ella estaba nerviosa, me di cuenta por el tono de su voz y por la forma en la que se mordía las uñas, pero estábamos juntos y no me sentía solo. Por primera vez en mi vida, no me sentía solo.

"Buen trabajo. Se va a derretir rápida, porque ella está caliente, pero no se lo quites. No, está bien, Jimmy. Ella se va a poner bien, estamos llegando. Vamos a llevarla al hospital y a ponerle el medicamento que necesita. Todo va a estar bien."

Sentí una opresión en el pecho, mientras escuchaba a Amanda tranquilizar a mi hermano. Quería tomarla en mis brazos y llorar. Esta chica me estaba volviendo loco.
Paré delante de la caravana y me recordé a mí mismo que llevar a Daisy al hospital era lo único que importaba. Que Amanda viera este lugar no importaba, no podía pensar en eso.
Amanda abrió la puerta antes de que hubiera parado del todo y corrió por el patio sin esperarme. Yo corrí detrás de ella.

Ella llamó a Jimmy. Él salió de la sala de estar cuando yo entré. Sus ojos me miraban a Amanda y a mí, y luego a Amanda. "Ella está aquí," dijo.
Amanda no miró el sitio con disgusto como yo esperaba, no parecía darse cuenta de eso.
"Ey, Amanda," dijo Brent mientras nos miraba desde donde estaba Daisy. Él le estaba pasando el hielo por los brazos como le había dicho ella.
"Ey, Brent. Estás haciendo muy buen trabajo," lo elogió, luego se acercó a la cama y tocó la cabeza de Daisy. Daisy la miró con ojos vidriosos y gimió.
"Vas a estar bien," le aseguró Amanda y me miró.
"Cógela, vamos," dijo, poniéndose de pie.
La cogí en brazos y la abracé contra mi pecho. Se acurrucó en mí y eso me alivió el miedo. No estaba débil, eso era bueno.
"Vamos, chicos. Meteros en el Jeep," dijo ella, y pasó delante de mí para abrir las puertas.
Una vez que llegamos al coche, Amanda puso a Jimmy delante. Ella se metió atrás, y luego le tendió los brazos. "Dame a Daisy a mí. Voy a agarrarla y a abrazarla. Conduce esto lo más rápido que puedas."
"Está bien," estuve de acuerdo.

Le di a Daisy, que se fue de buena gana. Ella no conocía a Amanda, pero al igual que los chicos, estaba dispuesta a confiar en ella completamente. Sería por ese rostro de ángel que tenía. Era imposible que no se fiasen de ella.
Llegamos al hospital en cuestión de segundos.

"¿Cuánto tiempo lleva con fiebre, chicos?" preguntó Amanda, mirando hacia ellos.
"Anoche estaba caliente y le dolía la garganta. Le di un poco de Tylenol y la metí en la cama. Estuvo toda la noche revolviéndose y gritando. Se ponía cada vez más y más caliente," explicó Jimmy.
Estaba esperando que Amanda preguntara porqué mi madre no había vuelto a casa o porqué no habíamos tratado de llamarla, pero no lo hizo. En cambio, asintió con la cabeza.
"Bueno, hicisteis un muy buen trabajo cuidando de ella. Nadie más podría haber hecho un trabajo mejor."
Si mi hermana no hubiera estado enferma y acurrucada en sus brazos, la habría besado. No sabía lo que necesitaban que los elogiaran, nadie lo había hecho nunca, sólo yo.
"Tendría que haber llamado antes a Preston," dijo Jimmy con un suspiro de derrota.
"Hiciste exactamente lo que tenías que hacer. Te hiciste cargo de ella hasta que te diste cuenta que necesitaba un médico. No todo el mundo sabe hacer eso," le dijo Amanda.

Aparqué en la puerta de emergencias, sabía que no podía aparcar ahí, pero tenía que llevar a Daisy dentro primero. Amanda me la dio y la llevó directamente hasta dentro. La enfermera de la recepción me dio la mirada molesta de costumbre cuando me presentaba con uno de los niños. Ya había ido varias veces en los últimos años.

"Ponme los datos, por favor," dijo ella.
"Es una emergencia. Tiene muchísima fiebre," le expliqué.
"Esta es la sala de urgencias. Todo el mundo aquí tiene una urgencia. Ahora, rellena los datos personales, por favor." El tono aburrido de la mujer me enfureció.
"Necesita un médico ahora. No puedo dejarla en el suelo y rellenar los datos, está demasiado enferma como para ponerse de pie." Traté de no gruñir, pero esta mujer me estaba poniendo nerviosa.
"Rellena los datos," repitió.
Empecé a enfadarme y mucho.
"¿Qué problema hay?" la voz de Amanda interrumpió lo que iba a decir, lo que probablemente había sido bueno.
"Necesitan rellenar los datos y sentarse. Parece que no lo entiende."
La mano de Amanda me cogió el brazo en una advertencia silenciosa, luego se dio la vuelta y siguió a la enfermera.
"Hola, Diana. ¿Podrías decirle al Doctor Mike que estoy aquí y que tengo a una niña muy enferma que necesita atención lo más rápido posible?"
"Sí, por supuesto." La enfermera me miró mientras sostenía a Daisy y me hizo un gesto hacia ella. "Vengan conmigo."
Amanda le dirigió una sonrisa de agradecimiento. "Muchas gracias, Diana. Estamos muy preocupados por ella. Lleva toda la noche con fiebre muy alta."
La enfermera asintió y se apresuró a abrir de nuevo las puertas. Amanda se acercó a mí.
"Ahora vengo. Voy a ver a los chicos y a decirle que vengan a la sala de espera, y vuelvo."
"No están registrados," dijo la señora que había detrás del mostrador, dijo mientras se levantaba.
La enfermera frunció el ceño. "Está bien. Obtendremos la información que necesitamos. Amanda es la sobrina del Doctor Mike."
Por una vez en la vida, estaba agradecido por la posición social de Amanda Hardy.
"Gracias," le dije mientras seguía a la enfermera.



Amanda

Creo que nunca había estado tan asustada. Uno de mis puntos débiles era mantener la calma. Normalmente me echaba a llorar cuando las cosas se ponían difíciles, pero al ver la cara de pánico de Preston algo en mí había cambiado. Necesitaba ser yo la fuerte, y así estaba siendo. Era muy extraño. Sabía que me necesitaba y quería estar allí para él. Pero al ver a Daisy yo también me había asustado, pero intenté mantener la calma. Sabía que todos ellos me necesitaban y necesitaban a un adulto.
Puse a Jimmy y a Brent frente a la televisión con refrescos y bolsas de patatas fritas que había comprado de la máquina, y luego fui a donde estaban Preston y Daisy.
Diana estaba en recepción, firmando unos papeles. Había tenido suerte de que hubiera salido justo cuando necesitaba que alguien me reconociera. Había estado yendo a la iglesia con ella desde que era pequeña. Ella también había salido con el hermanastro de mi madre cuando estaban en el instituto y ahora trabajaban juntos. Bromeaba sobre eso con el tío Mike cada vez que podía.

"Ven conmigo, le hemos puesto una vía y estamos haciéndole pruebas ya. Mike la ha mirado y dice que tiene una herida en la cabeza. Por lo que ha podido ver, cree que es 'estreptococo'. Un caso bastante malo, pero se pondrá bien. Estamos esperando la prueba, para ver si es eso seguro. Tan pronto como lo sepamos, le pondremos los antiobióticos por la vía."
Pasamos y encontramos a Preston en los pies de la cama, mientras Daisy dormía plácidamente. Me miró. "Ey."
"Ey," le contesté. "El tío Mike piensa que es estreptococo, va a ponerse bien. Siéntate y deja de pasearte."
"Ahora vuelvo para ver cómo está. Tengo que ir a ayudar a fijar un hueso," dijo Diana antes de desaparecer detrás de la cortina que nos separaba del resto de los pacientes.
"No sé cómo agradecértelo. Acabas de..." hizo una pausa y sacudió la cabeza. "Hacerte cargo. Cuando la vi allí en esa cama, tan frágil, estaba aterrorizado. Pero tú pudiste con todo. Encima, hemos llegado aquí y has conseguido el mejor servicio posible."
"Me alegro de haber podido ayudar. Las emergencias no son mi punto fuerte, pero hoy sólo sabía que teníamos que llevarla a un médico. Por suerte, estoy emparentada con uno."

Preston se quedó observándome, y vi que apareció una pequeña sonrisa en sus labios por primera vez hoy. Estaba tan feliz de ver esa sonrisa. "Eres increíble, no sabes cuánto."
Mi cara se puso roja y agaché la cabeza. Yo no era increíble, pero al escuchar que me lo decía esperaba algo que sabía que no podía tener. Yo había estado allí cuando necesitaba a alguien y se sentía agradecido. No es que de repente me quiera con él. Son dos cosas diferentes, y tenía que tener eso en mente.

"Si es mi favorita de todos los Hardy ." Mi tío sonrió cuando entró en la habitación. Esa era su broma favorita, sobre todo ahora que odiaba a mi padre. A él le encantaba burlarse de Marcus de que yo era la favorita.
"Hola, tío Mike. ¿Se va a poner bien?" le pregunté.
"Sí, la niña tiene estreptococo. Es un caso malo, necesita supervisión y cuidado constante. Necesita estar 36 horas con antiobióticos, pero es muy importante observarla y que tenga líquidos, y también que coma en pequeñas cantidades una vez que se empiece a sentir bien. Es contagioso, así que hay que mantenerla alejada de los otros niños, si es posible. Lo peor es si los otros niños hubieran comido o bebido de su mismo plato o vaso. Después de esas horas, no será contagiosa."

Asentí con la cabeza, luego me acercé y apreté la mano de Preston. Sus dedos se entrelazaron con los míos, y él me devolvió el apretón. La mirada de mi tío fue a nuestras manos unidas antes de volver a mirar el gráfico que tenía delante.

"Estoy imprimiendo las recetas. Queremos observarla un poco más antes de ponerle los antibióticos."
"Si, por supuesto. Gracias, doctor," respondió Preston.
El tío Mike miró a Preston. "¿Es tuya?" le preguntó, mirándome a mí y luego a Preston.
Pensó que era su hija. No era de extrañar que lo pensara.
"No, señor. Bueno, sí. Daisy es mi hermana pequeña. Me ocupo de ella cuando mi madre me necesita."
Mi tío pareció relajarse un poco. "Eso es muy amable de tu parte. La mayoría de los chicos de tu edad no serían tan responsables con un hermano más joven."

Preston no respondió, sé que estaba incómodo. No sabía mucho sobre su madre, pero sabía que su caravana estaba sucia y que ella se fue y dejó a sus hijos solos en casa durante días. Sabía lo suficiente para darme cuenta de que Preston los cuidaba.

"Gracias por verla tan rápido. Te debo una," le dije, acercándome para darle un abrazo rápido.
Él me levantó con fuerza y me susurró al oído, "Ten cuidado," luego dejó caer su brazo y asintió con la cabeza hacia Preston antes de cerrar la cortina tras él.
Me volvió hacia Preston. "Ella se va a poner bien."

Esta vez me sonrió con alivio, me acerqué y envolví mis brazos alrededor suyo. Tal vez él no quería, pero necesitaba abrazarlo. Él había estado muy molesto, y ahora que estaba bien, necesitaba este abrazo.

2 comentarios:

  1. muero lentamenteeeeeeeeeeeeeee! necesito el próximo pronto! Dioj mio
    Aida eres la mejor :3

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