miércoles, 16 de abril de 2014

CAPÍTULO 2

Preston

"¿Dónde puedo poner estas bolas grandes de papel, y de todos modos, qué demonios es esto?"
Trisha, la única mujer que había en nuestro grupo, me miró desde su posición en lo alto de la escalera y se echó a reír.
"Pon la caja de linternas en la mesa de allí al lado de las flores," me ordenó Trisha antes de volver a atar la cinta en el techo.

Cuando había aceptado ayudar con esta fiesta para Marcus y Low, había pensado que significaba beber cerveza, no llevar mierda y colgarlo durante todo el día.
Trisha había exigido que estuviésemos aquí a las ocho de la mañana. Y apenas nos había dado un descanso para el almuerzo.
La próxima vez que uno de nuestros amigos se comprometiese, no me iba a ofrecer para ayudar otra vez.

"Hay cinco cajas más en el camión, Preston. ¿Qué haces ahí parado?" me preguntó Rock mientras pasaba por delante de mí y dejó caer una caja sobre la mesa.
"Estoy tratando de irme de aquí."
Rock se rió entre dientes.
"Buena suerte con eso. Mi mujer no te va a dejar que te libres hasta que hayamos terminado todo esto como ella quiere dejarlo."
"Una advertencia de eso antes de empezar no habría estado mal."
Rock me dio una palmada en la espalda.
"No, entonces sólo estaríamos Trisha y yo. Quería que vosotros sufrierais conmigo también."

Perfecto. Cinco cajas más, y luego buscaría una forma de escabullirme.
Seguí a Rock hacia la camioneta. Entró un coche familiar al parking. ¿Qué demonios estaba haciendo Amanda aquí? Se suponía que debería estar en la universidad ya. No habría venido a la playa de los Hardy si hubiese una posibilidad de que ella estuviese aquí. Maldita sea. La chica me estaba volviendo loco. Había empezado a coquetear conmigo desde hace unos tres meses, y no había parado. A mí no me hacía falta eso. Mi vida estaba demasiado jodida para una chica inocente como Amanda.
La puerta del coche se abrió y salió una chica muy bronceada. Me detuve. Yo era muy débil y ella lo sabía.
No paraba de soñar con ella y cuando estaba con otras chicas sólo podía terminar pensando en ella. Era un gilipollas por hacerlo, pero... joder…
Amanda se puso de pie, y los diminutos pantalones rojos y esos tacones rojos hacían sus piernas infinitas. Joder, iba a tener una erección. Había estado pensando en esas piernas envueltas alrededor de mí durante tres largos meses. Si ella me tratara como la mierda que era, entonces sería más fácil de ignorar, pero no era así.
Me sonrió, movió sus largas pestañas y se echó el pelo rubio por encima del hombro. Incluso las pocas noches que se las había arreglado para emborracharse en Live Bay, el club local, la inocencia que desprendía era una bandera roja.

"¡Coge una caja!" me gritó Rock mientras él sacaba otra de las cajas del camión.

No la miré directamente a los ojos, no podía. Ella me sonreiría y no podría evitarla. No me gustaba ver el dulce destello coqueto de sus ojos cuando yo abría la boca y le soltaba mentiras. Lo había visto muchas veces este verano. Mi corazón no podía soportarlo.
Cogí una caja, y volví para dentro. El apartamento de su padre estaba justo en la playa, y era el lugar perfecto para la fiesta de esta noche.
La piscina estaba en el patio, y la habíamos reservado para una fiesta privada.

"Hola, Preston." Amanda estaba a mi lado.
Era implacable.
"Manda, ¿no se supone que deberías estar en la universidad ahora?"
Por favor, Dios, haz que ella se marche y se vaya fuera de mi mente sucia.
"Me voy a quedar aquí este año, decidí que no estaba dispuesta a irme todavía de mi casa."

Joder. ¿Ella se quedaba aquí? ¡NO! Necesitaba que se fuera antes de que yo hiciera algo estúpido. Como por ejemplo llevármela a la habitación más cercana, quitarle los pantalones cortos de color rojo y, a continuación, degustar cada centímetro de su piel.

"Alguna vez tendrás que crecer, Manda. No te puedes quedar en la casa de mamá para siempre."

Yo era un idiota.
No tenía que mirar para atrás para saber que Amanda se había parado. Lo había hecho de nuevo. Todo lo que tenía que hacer era decir cosas para herir sus sentimientos. Sólo tenía que fingir que ni siquiera habíamos hablado, pero no podía.
Me detuve y me di la vuelta para mirarla. Estaba allí con sus manos entrelazadas con fuerza bajo su pecho, para realzarlo. No llevaba sujetador bajo esa camiseta transparente. Se le asomaban los pezones a través de la tela. ¿Qué estaba haciendo? No necesitaba vestirse así.

"Manda, ve a ponerte un sujetador. Sé que tus tetas no son tan grandes, pero esa camiseta necesita un sujetador."

Sus grandes ojos verdes se llenaron de lágrimas no derramadas. Fue un puñetazo en el estómago. Odiaba decirle todo eso, pero necesitaba que se alejase de mí. No tenía ni idea de quién era yo. En realidad, nadie lo sabía. Yo era muchas cosas diferentes para muchas personas diferentes. A veces ni siquiera sabía quién era.
Agachó la cabeza, y el pelo largo y rubio le cayó por los hombros. Cruzó los brazos sobre el pecho, pasó rápidamente por delante de mí y entró en el apartamento.
Dejé la caja en el suelo al lado de la puerta, me volví y fui hacia el Jeep. No podía quedarme aquí. Necesitaba algo antes de perderme.



Amanda

Ya está, nunca más. No iba a hacerle más caso a Preston. Él actuaba como si todavía fuese la hermana pequeña de su mejor amigo y no hubiésemos hecho nada detrás del club. Esto me estaba doliendo más y más. Ya era hora de que me dudase y dejar pasar esto. Tenía que olvidar cómo había perdido la virginidad. Tenía que olvidarme de eso y nunca más mirar hacia atrás. Además, no podía compartir la experiencia con nadie. Ya era bastante humillante el saber que él había salido corriendo. Ni siquiera me había besado. La idea de besarme le había rechazado tanto...
No necesitaba ver a nadie ahora.
Corrí por las escaleras en vez de entrar en la sala de estar, donde estaba todo el mundo preparando la fiesta.
Sadie White, mi mejor amiga, estaría aquí esta noche. Por lo menos no estaría sola con toda esa multitud de personas. Al cerrar la puerta de la habitación en la casa de mi padre, saqué el teléfono del bolso y llamé a Sadie.
No le había contado todo. No tenía ni idea de que había perdido la virginidad con Preston en un almacén como una puta barata. Estaba demasiado avergonzada para decirle la terrible verdad, pero ella sabía que él había coqueteado mucho conmigo y que habíamos salido a su Jeep antes de que se fuese y me dejase sola

"Hola." La voz de Sadie denotaba alegría y felicidad.
Jax, su novio, estaba de gira en la ciudad. Ella siempre estaba en el séptimo cielo cuando la visitaba. Había venido para llevársela a California. No quería pensar en eso.
"Lo sé, sé que estáis recogiendo todo para iros, pero quería asegurarme de que ibas a venir esta noche." No había sido capaz de enmascarar el dolor en mi voz. Se iba a dar cuenta.
"Sí, ¿Qué sucede, Amanda?" podía notar la preocupación en su voz.
Agarré el teléfono con fuerza y traté de controlar mis emociones.
"Simplemente no quiero estar sola con... todo el mundo."
Sadie suspiró.
"¿Se trata de Preston? Te juro que quiero patearle el culo."
"No. Es... bueno, quizá es eso, pero es mi culpa. Debería haberme mantenido lejos de él. Sabía que él era así." Tal vez no hubiese sabido que me lo iba a hacer y a alejarse, pero sabía que le gustaba jugar. Pero él no le daba importancia a eso.
"Voy a estar allí, así que no estarás sola. De hecho, vas a tener una cita."
Me detuve conteniendo las lágrimas y esperé a que se explicase. ¿Acaso estaba compartiendo a Jax? No... eso no tenía sentido.
"¿Eh?"
Sadie se aclaró la garganta, luego cubrió el teléfono con la mano y oí su voz ahogada. Esperé pacientemente a que ella terminase de hablar.
"Está bien. Resulta que Jason, el hermano de Jax, está aquí también. Lo conociste hace unos seis meses, ¿recuerdas? Estaba en la fiesta de cumpleaños que le hice a Jax en la casa de la playa."
"Claro que me acuerdo de Jason, es difícil de olvidar."
Él se parecía mucho a Jax, aunque él tenía una actitud más tranquila. Tuve que hablar con él porque no decía mucho.
"Bueno, él ha estado preguntando por ti. Yo sabía que tú estabas colgada por Preston, pero Jason es muy guapo y todo, y Preston se fija en todas. Además, me ha vuelto a preguntar por ti hoy."
¿Le gustaba a Jason Stone, el hermano menor del mayor ídolo adolescente del mundo?
"Uh, bueno, mmm, bien. Creo. Quiero decir, ¿de verdad? ¿Jason? Sale con modelos y esas cosas, lo vi en una revista la semana pasada con Kipley Mcknowel. No puedo competir con eso, la he visto en anuncios de maquillaje."
Sadie se echó a reír.
"Está retocada en ese anuncio, en realidad no es tan fabulosa, la he conocido. Confía en mí. Además, cuando estuvo con ella dijo que estaba perdiendo inteligencia, él no estaba interesado."
"Jason Stone... ¿en serio?"

No lo comprendía.
Hace poco me había acostumbrado a ver a Jax en mi casa del brazo de Sadie. ¿Y ahora iba a tener una cita con su hermano?

"La verdad que sí. Supongo que estás interesado." El tono divertido de Sadie me hizo sonreír. Tal vez esto era lo que necesitaba para superar lo de Preston. Él no me quería, y era lo que necesitaba para hacer frente a esto.
"Está bien. Sí, quiero decir, estoy segura."
"No tienes ni idea, Amanda Hardy. Sólo porque un chico no te preste atención, no signifca que no seas hermosa, ni inteligente, ni atractiva para cualquier chico con dos ojos y un cerebro. Confía en mí, ¿vale?"

La pesadez en mi pecho se alivió un poco. El dolor seguía ahí, pero la esperanza de que podía seguir adelante y dejar de sufrir por Preston era un alivio. Todavía no podía creer que iba a estar con Jason Stone. Al final esta noche no iba a ser tan mala...

"Yo confío en ti. Ahora... ¿qué me pongo?"

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