sábado, 25 de enero de 2014

CAPÍTULO 17

Cage

La cabeza de Eva estaba echada hacia atrás y sus largos rizos oscuros se desplegaron sobre la almohada mientras gritaba mi nombre. Los temblores que recorrían su cuerpo sólo hizo que me presionara más fuerte contra ella.
De alguna manera me las arreglé para no romper sus bragas, empujarme dentro de ella y encontrar alivio. Nunca había estado en esta posición y era muy dolorosa.
Sus largas pestañas se abrieron lentamente a medida que su cuerpo comenzó a relajarse debajo de mí. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios y de repente me sentí como una maldita estrella de rock. Puede ser que estuviera más duro que el cemento, pero me había hecho sentir tan bien. Eso hizo que se me dibujara una gran sonrisa en la cara.

“Guau,” suspiró ella.
Sus párpados estaban caídos. Ella iba a dormir bien esta noche. No me importaría hacer esto todas las noches.
“Eres preciosa, pero cuando te vienes abajo eres todavía más preciosa,” le susurré, apartándole el pelo de la cara.
“Está claro que sabes lo que hay que decirle a una chica,” me dijo con voz ronca y baja.
“No te equivoques, no he estado nunca el tiempo suficiente con una chica para decirle gracias después de eso. Y mucho menos de decirle a una chica lo bonita que es cuando se viene abajo. Nunca me he preocupado de eso nunca.”

Una pequeña “o” se formó en sus labios hinchados. Me agaché, los besé y luego me levanté. Tenía que terminar esto en el baño… no podía dormir con esto así.
“¿A dónde vas?” me preguntó medio dormida mientras me levantaba.

“Tengo algunas cosas que atender… volveré en un par de minutos,” le guiñé un ojo y me dirigí al cuarto de baño.
Al entrar, miré la ducha y traté de decidir si debía tomar una ducha fría o echarme aceite de bebé. 

“¿Cage?” me llamó Eva.
“¿Sí?”
“¿Puedo pasar?”

Mierda. ¿De versad se pensaba que la había rechazado?
La puerta se abrió y entró. Se había puesto la camiseta pero seguía en bragas, estaban empapadas. Sólo de pensarlo me ponía tan caliente…

“¿Puedo hacerlo?” me preguntó nerviosamente.
“¿Hacer qué?”
Se paró delante de mío y deslizó su mano por mi erección.
“Quiero hacerlo mejor,” susurró.
Dejé de prestar atención cuando me tocó. Se movió hacia arriba apretando suavemente y mis rodillas se doblaron. Oh mierda, sí.
“Sí,” dije con voz ronca y apoyé la espalda contra la pared para no caerme.

Arrastraba ligeramente la uña por mi pecho antes de quitarme los calzoncillos. Me quedé mirando con fascinación cuando se arrodilló frente a mí. Me los quitó del todo, se levantó de nuevo y me dio un beso en el pecho. Si seguía haciendo esto iba a estallar sin que me tocase siquiera.

“¿Tienes loción?” me preguntó, mirándome a través de sus pestañas.
“Aceite de bebé, en el cajón.”

Se volvió y encontró la botella que rara vez utilizaba, se echó un poco en las manos y lo calentó. Yo la miraba con fascinación.
Se volvió hacia mí y me cubrió con sus resbaladizas manos y empezó a deslizarlas arriba y abajo.

“Mierda,” gemí, dejando caer la cabeza hacia atrás.

Su cálida boca cubrió mi pezón perforado y sentí que me temblaban las rodillas. No iba a durar mucho más. Al abrir los ojos vi como la lengua de Eva se movía hacia mi pezón y tiró de él mientras lo chupaba. Cuando se movió hacia abajo, le seguí la mirada. La visión de sus dos pequeñas manos deslizándose hacia arriba y abajo me enviaron al borde.

“A la mierda, me voy a correr. Muévete,” le pedí. Ella no se movió. En cambio, me apretó contra la parte con su pequeño cuerpo. Exploté en sus manos…
“¡Aaahh!” grité hasta que terminé.

Me quedé mirando el desastre en el que ella había participado. No podía creer que ella acabara de hacer esto. Caray, no podía creer que acababa de dejarla. ¿Cuándo fue la última vez que hice esto? ¿En secundaria? Probablemente. Pero, maldita sea, si no era la cosa más caliente que había visto nunca. ¿Sería todo con Eva así? ¿Iba a ser todo mucho más…?

“Oh,” respiró ella, sonriéndome. “Me gustó.”
Riendo, cogí la toalla más cercana y comencé a limpiarla a ella.
“No tanto como a mí,” le contesté.
“Sí, probablemente no. Parece que te ha gustado un poco,” bromeó ella mientras le limpiaba las manos.


Eva

Cage estaba envuelto alrededor de mí cuando abrí los ojos a la mañana siguiente. Su brazo me sostenía fuertemente contra su pecho y su pierna se había enhebrado a la mía. Me acurruqué más cerca… esto era muy agradable. Nunca había dormido con un hombre antes, excepto la noche que me había emborrachado y había dormido con Cage.
La noche anterior había sido increíble, había olvidado lo mucho que echaba de menos estar cerca de alguien así. Josh y yo nunca habíamos tenido relaciones sexuales. Él siempre se apartaba y se cubría primero. Con Cage quería más, tal vez porque ahora era más vieja. Quería las cosas que no había querido antes.
Si no fuera porque era una de las muchas de Cage habría estado dispuesta a llegar hasta el final. Mi cuerpo lo había querido y su declaración desesperado de que quería estar dentro de mí había sido difícil de resistir. Sin embargo, no podía dejar que lo que estaba pasando entre nosotros llegara a ser demasiado importante. El verano se acabaría y él se iría. Nuestro tiempo juntos sería como un tiempo de curación para mí. Podía disfrutar de él mientras durase.

“Mmmm te sientes bien,” me susurró Cage al oído con voz ronca.
Su mano se detuvo a hacerme cosquillas en la barriga, solté una risita y me retorcí.
“No te retuerzas,” me advirtió y puso un poco de espacio entre su erección y mi culo.
“Está bien, está bien. Me portaré bien.” Me di la vuelta y le miré a los ojos. Apoyó la cabeza en la mano y me sonrió con malicia.
“Para que lo sepas, te toqué en sueños,” admitió.
“¿Qué?” le pregunté, levantándome.
“Te estoy tomando el pelo. Bueno, tal vez no del todo. Metí mi mano debajo de tu top y jugué con ellas. Espero que te haya gustado.”
Riendo le tiré mi almohada a la cabeza y me arrastré fuera de la cama.
“¡Ey! ¿A dónde vas?”
Eché mi pelo hacia atrás y lo miré.
“Me muero de hambre. Voy a ver si hay comida aquí.”
Cage gimió.
“Comida… se me olvidó.”
Sacó las piernas de la cama, se puso de pie y se estiró. Cada músculo de su cuerpo bronceado se hinchó. De repente, la comida ya no parecía tan importante. Terminó y me pilló embobada.
“Normalmente cobro por esto, pero para ti es gratis.”

Me guiñó un ojo y cogió unos vaqueros de su armario. Iba a empezar a sugerir que se los quitara ya cuando un golpe en la puerta me interrumpió. ¿Quién estaría aquí tan temprano? Di un paso atrás en la habitación y fui a mi bolsa para coger algo de ropa. Sin embargo, Cage no se molestó en ponerse una camisa. Estaba tan increíble así…

“Probablemente será Low,” me dijo, dirigiéndose a la puerta y cerrándola detrás de él para que yo pudiera vestirme.

No estaba segura de si quería conocer oficialmente a Low ahora que sabía quién era.
Saqué el vestido corto amarillo que me había traído y me lo puse. Había dejado la bolsa de aseo en el baño de Cage anoche, pero mi pelo y mis dientes necesitaban un cepillo. Traté de estar presentable sin ponerme maquillaje, me hice una coleta ya que llevaba el pelo sucio y tendría que ducharme antes de ir a algún sitio.
Cuando abrí la puerta y entré en la cocina el olor del café me golpeó en la nariz. Gracias a Dios.

“Ahí está,” dijo Cage sonriéndome.
Estaba sentado en el mostrador con una taza de café en la mano.
“Low ha traído comida.”
Saltó del mostrador y se acercó a mí.
“Eva, ¿te acuerdas de Low? Es la que cometió un gran delito cambiándome las sábanas.” Me dijo Cage sonriendo como un niño pequeño, intentando ser gracioso.
Low se rio y sonaba casi musical.
“Déjala en paz, Cage. No es bueno burlarse de las mujeres. Lo sabes perfectamente,” le regañó Low levantando dos grandes bolsas de papel marrón. “Sabía que no tendría nada de comer y odiaba que os levantaseis y no tuvierais nada de comer. Así que he traído galletas, salchichas, huevos, y rosquillas por si prefieres dulces para el desayuno.”
Mi estómago rugió y puse una mano sobre él, Cage se rio entre dientes.
“¡Vamos cariño, te daré de comer!”
Cage cogió las bolsas de Low, empezó a abrirlas y a dejar las cosas en el mostrador. Volví mi atención a Low.
“Me siento mal por la manera en que nos conocimos. No sé por qué me comporté de forma tan ridícula por esa tontería…” me callé esperando que ella aceptase mi momento de estupidez.
Low sonrío y me miró.
“No te preocupes por eso, te entiendo muy bien, no me debería haber entrometido.”
Tratar de explicarme un poco mejor habría llegado a ser un poco embarazoso, así que decidí dejarlo así. Esperaba que se lo olvidase.
“Tu desayuno está servido,” dijo Cage, trayéndome un plato de comida. “Ve a sentarte y te llevaré el café.”
“Gracias,” le contesté.
Había puesto un poco de todo en mi plato. La verdad es que no iba a quejarme, me estaba muriendo de hambre.
“¿Café con dos de nata y uno de azúcar?” me dijo mientras iba hacia la cafetera. Empecé a responder y me detuve. ¿Cómo sabía eso? Nunca nos habíamos tomado un café juntos.
Cuando no contesté me miró. Vio la pregunta en mis ojos y su sonrisa arrogante asomó a sus labios.
“Una vez le dijiste a Jeremy cómo querías el café mientras estabas sentada en la mecedora del porche delantero. Estaba descargando cosas de la camioneta y te oí,” explicó.
Guau.
“Oh,” le contesté, sintiendo los ojos de Low en mí. Nos estaba observando de cerca.
“Así que, ¿los conociste a todos anoche? ¿Tienes miedo ahora?” me preguntó Low cuando me senté en la mesa frente a ella.
“Estaban muy bien, muy entretenidos.”
Cage se rio, “Esa es su forma de decir que mis amigos son una panda de frikis.”
“Eso no es cierto, sí que me lo pasé bien con ellos.”

Cage se acercó y puso la taza de café al lado de mi plato, me dio un beso en la cabeza antes de irse a prepararse algo para desayunar. La curiosidad en el rostro de Low casi me hizo echarme a reír. ¿No sabía que este hombre era mejor que nadie? No sé de qué se sorprende…

“¿A qué hora os tenéis que volver hoy?” preguntó Low, yo acababa de empezar a comer y no pude responderle.
“Me imagino que saldremos a las 5 o así, quiero dejarla antes de que su padre vuelva a casa. Y tengo que revisar a las vacas antes de irme a dormir.”

Low volvió la mirada curiosa de mí y la dirigió a Cage. No necesitaba mirar para saber que estaban teniendo una conversación silenciosa. Yo también solía tenerlas con Josh. Me dolía un poco el pecho por la idea de que no volverían, pero no me dolía tanto como antes, estaba mejorando. Tal vez alguna vez estaría completamente bien y sería capaz de seguir adelante.
Cage se aclaró la garganta y sabía que estaba dando a entender que su conversación silenciosa se había terminado. Otra señal que yo también utilizaba con Josh.

“Bueno, ¿qué tienen planeado hacer hoy?” preguntó Low.
Levanté la vista de mi plato y miré a Cage. No tenía ni idea de lo que quería hacer hoy.
“Tenía pensado pasar un par de horas en la playa y poco más,” respondió Cage.
“Eso suena divertido.” Low iba a decir algo más, pero su teléfono comenzó a sonar. Bajó la mirada y frunció el ceño.
“¿Quién es?” preguntó Cage mirándola atentamente.
Low suspiró y se puso de pie. “Es mi hermana.”
Cage frunció el ceño. “¿Quieres que me deshaga de ella?”

Low negó con la cabeza y se dirigió a la otra habitación antes de contestar.
Cage estaba mirando la puerta con una postura extraña y protectora. Casi parecía que estuviera listo para arrebatarle el teléfono de la mano si su hermana la molestaba.

“¿Tan mala es la relación con su hermana?” le pregunté, deseando que se relajase.
Volvió la cabeza hacia mí y sus hombros se relajaron cuando sus ojos se encontraron con los míos.
“Sí, su hermana es una perra. Le ha hecho vivir a Low un infierno.”
Pero obviamente, Low había tenido a Cage para que la defendiese de todos los matones.
“Si tienes que ir a ver cómo está, no te preocupes, está bien.”
Me observó y al minuto apareció una sonrisa de satisfacción en su rostro.

“Si ella me necesita va a venir a buscarme, así que prefiero sentarme aquí contigo y disfrutar de mi desayuno.”

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