miércoles, 25 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 13

Cage

Aparqué el Jeep de Eva del parking reservado para mi apartamento. El padre de Eva se había ido el fin de semana a pescar, por lo que se había venido a casa conmigo. En cuanto terminé de trabajar, me duché, me cambié y nos fuimos. Quería que saliera esta noche conmigo y que conociera a mis amigos. También la quería en mi cama, tenerla en mi “espacio” parecía muy importante de repente.

“¿Está cerca del agua?” Eva se quedó sin aliento cuando llegué a su asiento y cogí su pequeña maleta.
“Sí, y tengo la intención de llevarte conmigo a la playa con tu pequeño bikini mientras estamos aquí.”
Ella me sonrío, abrió la puerta y salió.
Di la vuelta al Jeep para poder coger su mano. La idea de que estuviera aquí me hacía ridículamente feliz.
“Son casi las nueve. ¿Tus amigos están fuera todavía? ¿O está todo cerrado?” me preguntó mientras subíamos las escaleras.
Mi niña es muy inocente y está acostumbrada a que todo cierre cuando se va el sol.
“Estamos en la playa Eva, aquí hay vida nocturna. Dudo que haya alguien en Live Bay ahora, la banda suele empezar a salir a partir de las diez.”
“Oh,” fue su única respuesta.

Cuando llegamos a la puerta de mi apartamento la abrí y recé para que Low le hubiera pagado a alguien para que la limpiara por mí.
El fresco olor a Pine Sol golpeó mi nariz y me relajé. Sabía que Preston había estado aquí un par de veces la semana pasada y no sabía lo que podría haber dejado aquí.

“Es taaan grande…” dice Eva.
Miro a mi alrededor y no pienso lo mismo, pero no iba a discutir con ella.
“Oh, y se ve el agua desde aquí,” gritó y corrió hacia la ventana con vistas al golfo.
Dejé su bolsa en el suelo y me senté en el sofá de cuero nuevo que apenas había usado desde que lo compré. Necesitaba un beso… Eva estaba aquí en mi espacio personal y quería celebrarlo.
“Ven aquí,” le susurré mientras me levanto, me pongo detrás de ella y le doy la vuelta para que me mire.

Bajé la cabeza para poder darle unos cuantos besos suaves en los labios, luego extendí la mano y le cogí la cara con las dos manos antes de profundizar el beso. Su ansiosa boca se abrió con gusto y su sabor me volvió un poco loco. Siempre era así. Al estar tan cerca de ella cada vez era mejor. Sus dos manos se deslizaron hasta mi camisa, hasta que encontró el piercing que me había puesto en el pezón después de ducharme sólo para ella. Me preguntaba cuánto tiempo tardaría en quitármela.
Sonreí contra sus labios y se le escapó una pequeña risa. Pensaba que mi piercing del pezón era travieso y era algo que la fascinaba.
Eva se apartó y me miró.

“¿A qué hora tenemos que irnos?” me preguntó, todavía frotando su pulgar sobre mi pezón. Era un poco difícil formar palabras coherentes cuando hacía eso.
“En unos treinta minutos,” le contesté.
Con un suspiro, dio un paso atrás.
“Entonces necesito refrescarme y cambiarme.”
“Puedes cambiarte en mi dormitorio, incluso te puedo ayudar. Tienes servicio completo aquí,” le contesté, extendiendo mi mano para coger la suya, y tiro de ella hacia mí.
Sacudió la cabeza y retrocedió fuera de mi alcance.
“Si quieres que vaya a conocer a tus amigos, tengo que estar lista.”
“Estás increíble así, pero si quieres cambiarte cruza la puerta de la cocina y utiliza el cuarto de baño que hay detrás.”

La miro mientras coge su bolso y se dirige a mi habitación. En realidad nunca había traído a una chica así antes. Low no contaba y todas las demás mujeres que habían estado en mi apartamento habían estado con alguien.
No estaban aquí para vestirse en mi habitación o para dormir en mi cama. Ni una sola vez me lo había planteado. No había necesitado traer chicas a mi espacio personal.

Eva

El aparcamiento estaba lleno de coches. Me tiré del dobladillo de mi falda negra, no estaba segura de qué iban a llevar y además Cage no me ayudaba demasiado. Le gustaba todo lo que me había probado y él llevaba unos pantalones vaqueros y una ligera camiseta azul que hacían más increíbles sus ojos.
Había conducido mi Jeep hasta aquí porque me dijo que lo iba a necesitar para aparcar. Ahora entendía por qué. Lo aparcó en el aparcamiento de los empleados.

“¿Qué estás haciendo?” le pregunté horrorizada.
No iba a dejar mi Jeep aquí para que se lo llevara la grúa.
Cage extendió la mano y me apretó la rodilla.
“Relájate bebé, me aseguraré de que sepan que este es mi coche. Va a estar bien, no te preocupes.”
No estaba muy segura de ello…
Él abrió la puerta y salió, yo no estaba de acuerdo con esto. Cage dio la vuelta al coche y me abrió la puerta.
“Baja tu hermoso culo de este Jeep.” Se acercó y deslizó sus manos sobre la parte superior de mis piernas. “O podríamos quedarnos un poco más aquí y disfrutar de esta falda que llevas.”
Riendo, le di una palmada en las manos.
“Quiero ir, pero estoy preocupada por mi Jeep.”
Escuchó chillidos, me sobresalto y giro la cabeza para ver a una rubia delgada con muy poca ropa y con grandes tetas corriendo hacia nosotros. Tenía miedo de que sus tetas se salieran. ¿Qué estaba haciendo?
“¡Caaaaage!”, añadió a su fuerte chillido.
Me esperó indecisa para saber quién es. Cage se da la vuelta al oír su nombre.
“Pris,” contestó el mientras ella llegaba a sus brazos. “Ey chica.” La agarró por la cintura. No estaba segura de si lo hacía porque quería o porque estaba evitando que los dos se cayeran al suelo. Ella no parecía real con esas plataformas tan grandes que llevaba.
“¿Dónde has estado?” le pregunta pasando sus manos por su pecho como si estuviera lista para desnudarse en medio del aparcamiento.
“Estoy trabajando fuera de la ciudad durante el verano.”
Él levantó una de sus manos para quitar las suyas de su cuerpo.
Ella puso mala cara cuando él le quito las manos y dio un paso atrás. ¿Ella era real?
“¿Pero has vuelto esta noche?”
“Sí, sólo por esta noche,” le respondió, dando otro cambio en su cuerpo hasta que su espalda está tocando mis piernas.
Por fin los ojos de la rubia se alejan de Cage y se centran en mí.
“Oh, ya tienes a alguien para pasar la noche,” ella comienza a hacer pucheros y luego aparece una sonrisa, se inclina hacia Cage y se asegura de frotarle los pechos hasta su pecho. “Ya sabes que no me importa compartir… podríamos hacer un trío. Sé cómo te gusta una chica…”
“Uh, NO. Mala idea,” Cage la interrumpe y llega de nuevo hasta mí para cogerme de la cintura y entrar al establecimiento con él. Mantiene su brazo protector envuelto alrededor de mí.
“¿Por qué no? ¿No es ella…?”
“Porque no quiero más eso. Sin embargo, puedes hacer algo por mí. Asegúrate de que el Jeep esté bien, es mío.”
La chica frunció el ceño, un poco confundida y luego asintió.
“Está bien, lo haré. ¡Pero llámame!”
Cage ya había empezado a caminar hacia la puerta trasera.
“¿Quién era? ¿De verdad hiciste un trío? ¿Con dos chicas a la vez?”
No podía creer lo que había oído, sabía que la gente hablaba de eso pero no sabía si era verdad. Agg…
“Era Priscilla, es una camarera de aquí. No hablemos de mi vida sexual pasada… he cometido un montón de errores, vamos a dejarlo así.”
Mi mandíbula cayó abierta.
“Tú has hecho un trío… oh dios mío,” suspiré mientras él suspiraba por mi reacción y El Cage que yo conocía y el Cage que la chica conocía ni siquiera parecían el mismo chico.
“Ven por aquí,” me dijo mientras colocaba su mano en la parte baja de mi espalda, me condujo por un pasillo hacia donde estaba la música a todo volumen. “Jackdown está tocando esta noche, tengo amigos en la banda. No son los mejores, pero tampoco los peores.”
“Tienes amigos en una banda… no es de extrañar que hayas tenido tríos.”
No podía dejarlo pasar. ¿En realidad con cuántas chicas había estado?
“Ahí están,” dijo con evidente emoción en su voz. Gritó por encima del ruido, “Tráeme dos.”
Él bajó la vista para mirarme, “Espera, ¿qué quieres tomar?”
“Coca-cola,” le contesté.

Me observó un momento y luego asintió con la cabeza, volvió para mirar al camarero que estaba de pie a una buena distancia pero mirando a Cage. “Tráeme una y una coca-cola,” le gritó de nuevo.
De alguna manera el hombre lo escuchó por encima del ruido.
Rodeamos a la gente que estaba bailando, no estaba segura de qué esperar de los amigos de Cage después de ver a la chica de fuera. ¿Todos iban a ser tan salvajes como ella? ¿Había cometido un error al venir aquí?

“Cage ha llegado,” dijo un chico rubio de aspecto surfista con una enorme sonrisa en su rostro. “Y ya se ha encontrado a una chica muy guapa.”
El rubio me guiñó un ojo.
“Eva, el idiota que necesita un corte de pelo es Preston. Es el mismo idiota que te silbó el día que se acercó el equipo,” me informó Cage, inclinándose hacia mí para no gritar.
“Eva,” repitió Preston. “Ahora te recuerdo. No pude verte bien desde la distancia aquel día, pero estaba en lo cierto.”
“Se cayó cuando era pequeño…no le hagas caso,” me susurró Cage, haciéndome reír.
“Ey Eva, soy Trisha.” Me dijo una rubia platino con muchas curvas, parecía agradable.
“Hola, es un placer conocerte,” le contesté. Ya era oficial, cada chica que Cage conocía era rubia y muy guapa.
“Este es mi marido, Rock,” me informó y miré para encontrarme con los ojos divertidos de un hombre grande, tatuado, musculoso y calvo. No tenía mal aspecto si te gustaba el look motero.
“¿Low y Marcus han venido?” pregunta Cage mientras examina el resto del lugar.
“Esta noche no. Marcus tiene algunos cursos de verano online y Low se ha quedado en casa con él,” respondió Trisha.
“¿Quieres bailar?” la boca de Cage estaba tan cerca de mi oído que la calidez de su aliento me hizo temblar. Miré de nuevo la pista de baile y a todas aquellas personas que se movían de una manera que no había visto nunca y me intimidó.
“En realidad no,” le dije, cambiando mi mirada hacia él.
Me di cuenta de que estaba decepcionado. No estaba acostumbrada a esto y no quería fastidiarla, y que deseara no haberme traído.
“Está bien,” me dijo a través de una sonrisa forzada.
“Aquí, siéntate. Acabo de ver a alguien que me necesita,” Preston se puso de pie y me dejó el taburete vacío. Eché un vistazo a Cage y él me asintió con la cabeza. Si yo no iba a bailar, supongo que él también se pondría cómodo.
“Pensé que Cage estaba trabajando en una granja durante el verano. ¿Dónde te ha conocido?”  preguntó Trisha, inclinándose sobre la mesa para que pudiera oírla.
“Él trabaja en la granja de mi padre,” le expliqué.
Sus ojos se abrieron como platos y miró a Cage.
“Déjalo ir, Trisha es diferente,” fue su respuesta fría a su mirada inquisitiva.
“¿En serio?” su voz se apagó mientras me miraba.
El escrutinio de repente me hacía pensar que la pista de baile era la opción más segura.
“¿Dónde está el baño?” le pregunté, así Trisha tendría una excusa para tomarse un respiro y relajarse. Sabía que esto estaba tenso.
“Vamos, te diré dónde está,” me dijo Trisha, levantándose de su taburete.
“Volveré en un minuto,” le dije a Cage y seguí rápidamente a Trisha.

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