Cage
Después de
una semana de despertar con el sol, mis ojos se abrieron con facilidad antes de
que saliese el sol. Eva estaba haciendo un ronroneo suave en sueños. Sus
piernas se habían quedado enredadas en las mías en algún momento de la noche.
La seda suave de su piel deslizándose contra mis pantorrillas era difícil de
resistir, pero me las arreglé. Sin embargo, yo no era un ángel. No podía
ayudarme a mí mismo. Cuando ella agarró mi brazo y tiró de mí más cerca había
dejado mi palma en su teta izquierda. Así que… Pero, maldita sea, soy un
hombre. Eran muy bonitas también, suaves pero firmes, sus pezones estaban bien
y duros, incluso en sueños.
La erección
que estaba presionando en su culo probablemente no le haría mucha gracia cuando
se despertase. Por mucho que me gustara, desenredé las piernas de ella. Tan
silenciosamente como pude me deslicé fuera de la cama. Cogí unos jeans, una
camisa de trabajo y mis botas, y me salí de la habitación para vestirme.
No quería
despertarla. Ella necesitaba dormir… Estaría dispuesto a apostar que era la
primera vez que se emborrachaba, ella estaba tan bonita. Eva me gustaba de
todas las formas.
Con un
suspiro, me puse los pantalones vaqueros y me até los cordones de las botas.
Era el momento de volver con las vacas.
No me
sorprendía que Jeremy estuviera aquí ya. Me pregunté si había dormido algo, ya
que estaría preocupado por haber dejado a Eva conmigo. La verdad es que
cuestionaba un poco su sentido común. Yo nunca habría dejado a Low con un chico
cuando estaba borracha y no podía pensar con claridad.
Jeremy se
paseaba frente a la puerta del granero con un gesto de preocupación. Su cabello
parecía que o bien se le había perdido el cepillo o se lo había tocado tantas
veces que se lo había dejado fatal.
“Has llegado muy temprano hoy,” le dije a modo de saludo.
Jeremy se
detuvo y cerró la distancia entre nosotros. Casi parecía lo suficientemente
valiente como para enfrentarme.
“Amigo, dime que no lo has hecho…”
“Yo sólo le di una aspirina, un poco
de agua y dormir al lado de ella.”
“¿Está bien? ¿Has hecho algo con
ella? ¿Estás enfermo? Maldita sea, no debería haberte dejado con ella… Josh se
podría furioso conmigo. Ella era vulnerable y la he dejado sola.”
“Ella está bien, me hice cargo de
ella. Está bien y segura, no ha pasado nada.”
Jeremy
sacudió la cabeza y siguió paseando.
“No, no está bien. Ella nunca va a
estar bien. He estado 18 meses esperando eso. Sé que a Josh le gustaría que me
quedara y que estuviera detrás de ella. He estado haciendo todo lo que sé que a
él le hubiera gustado durante un año y medio. Renuncié a mi beca para Vandy, he
perdido un semestre de escuela. Fui a ese idiota colegio comunitario sólo para
poder estar cerca de ella, pero no puedo seguir haciendo esto… Quiero volver a
vivir. Voy a echar de menos a Josh durante el resto de mi vida, pero no quiero
seguir de luto.” Se detuvo
y se puso las manos en las caderas. Tenía los ojos vidriosos como si estuviera
tratando de contener las lágrimas. “No
puedo dejar mi vida por ella nunca más, pero me temo que si no hay nadie aquí
para cogerla cuando se cae, como anoche en ese maldito bar, entonces se
bloqueará y acabará fatal. Nunca sería capaz de perdonarme que le sucediera
algo. Ella siempre ha tenido a Josh, él era su mejor amigo, su protector y le
hacía sentir completa, pero yo no soy Josh.”
Cerré la
puerta del granero firmemente detrás de mí para comprobar si la puerta de la
habitación estaba todavía cerrada. No quería que Eva oyera esto. Entendí que
Jeremy quería dejar esto, pero Eva no tenía por qué estar tan jodidamente cerca
cuando lo hiciera.
“¿Por qué no nos vamos a otro sitio y
hablamos de esto?” le
sugerí mientras me alejaba de la granja.
“Tienes razón, lo siento. Maldita
sea, ella todavía está durmiendo, ¿no es así?”
Asentí con la
cabeza y lo llevó hasta el porche donde había una vista de la puerta del
establo, pero estábamos lo suficientemente lejos como para que no pudiera
oírnos, lo sabía.
Jeremy subió
los escalones y se pasó las manos por el pelo. Incluso se estaba tirando un
poco del pelo como si estuviera tratando de infligirse dolor a sí mismo.
“Tengo que hacer esto, tengo que irme
a Luisiana para tenerlo todo preparado para el otoño, pero cada vez que pienso
en volver a casa y decirle a Eva que me voy en Agosto para irme a allí siento
como si fuera a vomitar.”
Pobre chico,
estaba en lo cierto pero no podía evitar poner su vida en suspense por Eva.
Ella no era responsabilidad suya. El hecho de que fuesen cuñados cuando su
hermano vivía no le hacía responsable ahora que su hermana se había ido. ¿Por
qué nadie se lo decía?
“Tengo una mejor amiga, entiendo lo
que sientes. Sé que si Low me necesitase, me gustaría estar allí. Movería el
mundo por ella, pero hubo momentos en
nuestra vida que me hubiera gustado no tener esa responsabilidad. La diferencia
es que Eva no era tu mejor amiga, era tu cuñada. No se trata de Eva, esto es
sobre ti, quieres cumplir lo que tu hermano habría querido. En mi opinión, lo
has hecho muy bien. No tenías por qué hacerlo y lo has hecho bastante bien. No
creo que quieras perder tu vida por Eva.”
Jeremy se
sentó en la vieja mecedora de madera en la que a menudo había visto a Eva
sentada mientras bebía un vaso de té y miraba al vacío.
“Tú la viste anoche. ¿Y si pasa eso
cuando ya no esté?”
Joder… y yo
qué sabía, no era un maldito psiquiatra. ¿Qué esperaba de mí? Él le estaba
pidiendo sabiduría a un hombre que trabajaba en una granja todo el verano a
causa de un problema con conducir borracho.
“Ella es una gran chica, va a estar
bien. Tiene a su padre que está velando por ella y tiene otros amigos.”
Jeremy se
frotó la parte posterior del cuello con nerviosismo.
“¿Qué hay de ti? Mientras estés aquí,
¿te tendrá?”
¿A mí? ¿Qué
clase de pregunta era esa? Ella no me quería. A veces estaba muy seguro de que
me odiaba. Pero, sí, si me necesitaba yo iba a estar allí sin lugar a dudas.
Ella se había metido bajo mi piel.
“Sí, claro que me tiene. Mientras
esté aquí, estaré disponible si me necesita, incluso cuando ella no me quiera.”
Jeremy se
echó a reír y se levantó.
“Ella te quiere, aunque no quiere
quererte, o eso es lo que me dijo anoche en la camioneta.”
Ella le dijo
a Jeremy que no quería quererme. Me gustaba eso. Podría vivir con ello.
“Eva bebida es muy distinta,” le contesté.
Jeremy se
acercó a la escalera y me tendió la mano. Me quedé mirando y me di cuenta de
que me quería dar la mano. Se la estreché y la sacudí bastante rato antes de
que me dejara ir.
“Cuida de ella por mí.”
Asentí con la
cabeza.
“Lo haré.”
Eva
No podía
recordar todo lo que había hecho con Cage mientras había estado borracha. Todo
lo que sabía era que había estado muy dulce con él y me había acostado en su
cama con su olor a tequila y a tabaco. Mientras él había estado trabajando esta
mañana, cambié las sábanas e hice la cama. Me odiaba por haber dormido en
sábanas que olían como el interior de un bar.
Ese fue el
único contacto que había tenido con él. Le estaba evitando. Estaba segura de
que él también lo sabía. No podía dejar de sentirme culpable por no llevarle
toallas frías y agua, pero no me atrevía a mirarle a la cara por el momento.
¿Habría roncado? Dios, probablemente roncaba, ni siquiera lo sabía. Además, mi
aliento tenía que haber sido atroz. ¿Cómo podía haber llegado a hacer el
ridículo de esa manera tan fácil? Realmente debería escribir un libro sobre
cómo cagarla.
Cage no había
venido a buscarme hoy tampoco, probablemente estaba preocupado de lo que yo
pensaría. Apuesto a que la hermosa pelirroja nunca llegó a su cama oliendo a
tabaco y lloriqueando. Ella no parecía ese tipo de persona.
Me quedé sin
cosas que hacer en la ciudad y ninguna de las cosas del teatro me llamaba la atención.
Lo único que me quedaba por hacer era esconderme en casa. Escuché que entraban
varios vehículos en el camino de entrada, me acerqué a mirar para ver lo que
estaba pasando. Había muchas camionetas cargados de chicos, un montón de
chicos. Me apresuré a bajar las escaleras y al porche delantero. Escuché
insultos fuertes junto con un montón de risas masculinas y comentarios
lascivos. Cage saltó la cerca y se escuchó una enorme risa cuando la manada de
chicos fue hacia el granero.
Eran sus
amigos, eso estaba claro. Golpeó el puño con algunos e hizo algunos comentarios
con otros, me podía imaginar de lo que hablaban.
“Quédate en casa durante dos horas,” me dijo mi padre mientras subía los
escalones del porche con el ceño fruncido.
“¿Quiénes son?” le pregunté, sorprendido de que
hubiera dejado a Cage que trajese a un montón de chicos.
“Es el equipo de béisbol de tu tío
Mack. Los mandó aquí para que se llevaran bien con el muchacho, no quiere que
se olvide de su objetivo. Le dije que estaba bien, pero sólo durante un par de
horas. Se supone que irán a la ciudad a comer algo y lo traerán de vuelta.”
“¿Puedo sentarme en el porche?” le pregunté, tenía ganas de verlos.
Era interesante ver a Cage con sus compañeros de equipo.
“Supongo, pero cuando vuelvan te
metes para adentro, ¿me oyes?”
“Sí, señor,” le contesté.
Todavía me
trataba como si fuera una chica de 16 años, en lugar de una mujer de 20. Parte
era culpa mí, yo era muy dependiente de Josh y cuando murió me había derrumbado
tanto que mi padre tuvo que cuidar de mí como si fuera una niña otra vez. No me
acordaba de comer, no respondía a las llamadas telefónicas, no iba a ninguna
parte. Le di un completo control sobre mi vida, mi edad no significaba nada
para él, todavía pensaba que tenía que cuidar de mí. Hasta que me mudase sabía
que siempre se iba a sentir de esa manera.
Un fuerte
silbido interrumpió mis pensamientos y miré hacia al granero, para ver a 3
muchachos sentados en la parte trasera de la camioneta de la granja mirándome.
Había un
chico rubio y con el pelo largo recogido en una coleta, era el más guapo y él
lo sabía. La sonrisa coqueta en su rostro y la inclinación de su cabeza lo
hacían aparente, se pensaba que iba a ir para allá porque me acababa de silbar.
Tal vez todos los jugadores de béisbol eran así.
Cage vino
caminando del establo y fijó sus ojos en mí, él desvió la mirada hacia los
chicos de la camioneta y les dio un solo movimiento de cabeza. Los 3 chicos le
dijeron algo, y a él no le hizo mucha gracia. De repente dejaron de mirarme, me
pregunté si les advirtió de que era la sobrina del entrenador Mack o porque no
quería que ellos ligasen conmigo. De alguna manera, no creo que le importara
que ligasen conmigo. Él ligaba con todas, no era ninguna sorpresa que sus
amigos fuesen igual.
Todos los chicos
se empezaron a ir, ya que Cage se había cambiado de ropa. Papá había vuelto a
su oficina y me pregunté si podía ir a sentarme en la mecedora mientras
pasaban.
Cage guio al
grupo a medida que pasaban por delante de la casa. Me quedé mirando y entonces
mis ojos se fijaron en él, él también me miraba. Sentí que mi cara se ponía
roja. ¿Y si él me hablaba delante de todos ellos, me decía algo estúpido y
todos se reían de mí? Decidí hacer lo que mi padre me dijo, después de todo. Me
giré y abriendo la puerta rápidamente me metí dentro de la casa.
Me acerqué a
la nevera a por un vaso de agua, odiaba que algo tan estúpido como un grupo de
chicos me pusiera tan nerviosa. Hubo un golpe en la puerta y luego se abrió un
poco, apareció la cabeza de Cage por la puerta.
“Oye, ¿estás bien?” me preguntó con una mirada de
preocupación en su rostro.
“Sí, estoy bien,” le contesté, sintiendo rápidamente
que era tonta.
“Lo siento por los chicos, no quería
que te sintieras incómoda, necesitaba ducharme y no sabía que te estaban
molestando.”
¿Había estado
preocupado por si ellos me hacían sentir incómoda? Eso era… muy dulce.
“Oh, no. Está bien, no te preocupes.
Ni siquiera sé lo que dijeron.”
Una sonrisa
torcida brilló en su rostro.
“Probablemente algo bueno. Seguro que
eres una imagen muy bonita de pie en el porche con esos pantalones cortos. No
puedo culparlos por mirarte fijamente.”
Mi cara
estaba roja y escuché un claxon.
“Me tengo que ir, sólo quería
asegurarme de que estabas bien.”
Asentí con la
cabeza, dio un paso atrás y dejo que la puerta se cerrara. Entonces me guiñó un
ojo antes de girarse y alejarse.
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