lunes, 7 de octubre de 2013

CAPÍTULO 3

CAPÍTULO 3

Cage

Esas malditas vacas vinieron corriendo cuando entré con la comida. Sabían que era la hora de la comida y que yo la tenía. También daba miedo como esos hijos de puta te podían pisar. Me limpié la frente con la toalla que Wilson me había dado esta mañana, diciéndome que la iba a necesitar muy pronto, me senté en la puerta trasera de la camioneta y cogí el termo con agua fría que me había traído. Casi había desaparecido. Tenía que haber por lo menos 45º hoy y ni siquiera era la hora del almuerzo. Había estado esperando a que la pequeña rubia con botas se presentara hoy y me distrajera. Parecía fácil, necesitaba desahogarme. Sobre todo si iba a tener que ver a Eva pavoneándose en bikini y en pantalones cortos todo el maldito día. Me recordé a mí mismo que estaba completamente fuera de mis límites, se me olvidaba fácilmente.
Eva no era la primera chica con la que había tenido que aguantarme. Me negué a tocar a Low, pero por diferentes razones, ella era mi mejor amiga, yo la respetaba. Quería saber que cuando tuviésemos una relación, que incluía sexo, ella iba a ser única. Eso nunca sucedió. Honestamente, yo dudaba de que alguna vez hubiera pasado algo. Incluso si Marcus no hubiera aparecido, yo no era hombre de una sola mujer. La diferencia con Eva era que la única razón por la que no la tocaba era porque si no su padre me colgaría por los huevos y perdería mi beca. Bueno, eso y que la niña no me gustaba mucho. Sin embargo, quería probarla. Malo, realmente malo. Tenía un temperamento tan caliente que sería divertido ver cómo era durante las relaciones sexuales. Sacudí la cabeza, me levanté y cogí mi toalla para meterla en el bolsillo de atrás.  Me preguntaba si aún estaría pensando en ella, si ella no estuviera fuera de mis límites. La frase “querer lo que no se puede tener” me estaba fastidiando como el infierno.

“¿Estás listo para coger un poco de heno?” me preguntó Jeremy, mientras caminaba al lado de la camioneta.
“En realidad no, pero no creo que tenga otra opción,” le respondí con una sonrisa.

Era un buen tío, Eva probablemente no querría a alguien tan bueno como él. Ella necesitaba una mano fuerte, alguien que ella no pudiera echar. Tenía que dejar de pensar en ella…
 No podía tocarla.

“No es tan malo. Además, siempre podemos ir al lago y refrescarnos. Es la única manera de pasar estos días de calor.”

Yo había visto el lago ayer cuando Wilson me llevó a mostrarme la propiedad. El lago corría por la parte posterior de las tres propiedades. Los Beasley, que eran amigos de Jeremy, éste y los Blevin, además de Becca y de mí podríamos entretenernos bien en el lago.

“No me queda agua. Necesito más antes de que nos vayamos.”
Jeremy miró a la casa y luego a mí.
“¿Te importa si voy a buscarla por ti?”
Podía notar el tono de disculpa en su voz. Eso era raro. ¿Se estaba disculpando porque su chica me disgustaba?
“No, en absoluto. Estoy seguro de que Eva prefiere que vayas tú.”
Jeremy suspiró.
“La verdad es que sí.”

La gente de aquí eran raros pero extrañamente amables. Pensé que había tratado bien a Eva ayer por la tarde en la cocina. Jeremy se echó a reír y me sacó de mis pensamientos.

“De todos modos, parece que tienes compañía.”

Becca se pavoneaba hacia nosotros y llevaba otra camiseta apretada. Esta era de color rosa pálido, y la chica no llevaba sujetador. Guau, Becca y yo nos íbamos a llevar bastante bien.

“Volveré en unos minutos,” dijo Jeremy antes de dirigirse hacia la casa.

Becca se detuvo delante de mí y ladeó la cadera hacia un lado poniendo sus manos en los bolsillos traseros de sus pantalones cortos. Esa postura le realzaba las tetas.

“¿Tienes algún descanso pronto?” me preguntó, mirándome con una cara de quiero cogerte ahora mismo.

Maldita tentación… Podría quitarle ahora mismo esos pantalones cortos y doblarla sobre mi cama en poco tiempo, pero algo me detenía. Tal vez era la manera inocente en la que flotaban sus rizos rubios y sus grandes ojos marrones. Quizás era el hecho de que sería más difícil deshacerse de ella aquí, en el campo, una vez que hubiera terminado con ella.

“Voy a coger un poco de heno. Jeremy acaba de ir a coger agua,” le expliqué, haciéndole entender que estaba decepcionado por no poder irme con ella para poder verla desnuda.
“Oh… bueno, ¿te gustaría venirte al lago esta noche? Haremos una hoguera con unos pocos amigos. Mis padres están fuera de la ciudad…” dijo ella.

No obtener algo de alivio sexual iba a ser bastante difícil, pero no iba a rechazar su oferta de hacer algo esta noche. Estaba aburrido como la mierda…

“Necesito una buena cerveza fría. ¿Sería posible?” le pregunté.

Becca asintió y se mordió el labio inferior en broma. Sí, ella esperaba algo más esta noche. Quizás disfrutaría tener una mujer en mis brazos por un rato. Nada de sexo, sólo jugar un poco. Joder, era algo necesario. Miré para ver si estaban Eva o su padre mirando, antes de cerrar la poca distancia que había entre Becca y yo.

“Eso suena como una oferta agradable,” bajé la voz y le puse una mano en la cadera.
Se sorprendió cuando la cogí.
“¿Podrías sentarte en mi regazo mientras bebo cerveza?”

Su respiración se aceleró y noté que sus tetas se balanceaban contra mi pecho. Deslicé mi mano hasta sus costillas, hasta que mi pulgar rozó la parte inferior de su pecho. Sí, eso era agradable. Se las arregló para asentir con la cabeza mientras me miraba. Sus ojos castaños no eran suficientes para aguantarla todo el verano. Ese recuerdo me hizo resbalar la mano y di un paso atrás.

“Entonces, te veré esta noche,” le respondí, de repente agradecido porque Jeremy se dirigía hacia nosotros.
“Está bien,” suspiró ella y me dedicó una última sonrisa antes de darse la vuelta e irse.

Mierda. Me preguntaba si ella se lo iba a contar a Eva, yo no había hecho nada malo. Quizá Eva no iría corriendo a su padre para decirle que estaba jugando con las tetas de Becca. Pero de alguna manera, lo dudaba seriamente.


Eva

Mi cara se sentía caliente. Me alejé de la ventana del baño y cerré los ojos con fuerza. Cuando había visto a Becca pavoneándose hasta Cage debería haber dejado de lavarme las manos y haberme apartado de la ventana. No. Cuando me di cuenta de que Cage estaba sin camiseta y que estaba echándose lo poco de agua que le quedaba encima, debería haber dejado de mirar, pero no había podido. Era fascinante. Nunca había visto un pecho o unos brazos como los suyos. Era tan, tan, tan escultural y musculoso… 
Me abanicaba el rostro contenta de haber tenido un momento para recuperarme antes de que Becca viniese a buscarme.
Becca había estado realmente cerca de ese pecho desnudo. Esas dos grandes manos curtidas habían tocado esa cintura y por lo que pude ver habían tocado algo más que eso. Me sorprendió que Becca no se cayese. Además, ¡la chica no llevaba sujetador! ¿Acaso no tenía vergüenza? Me debatía entre el disgusto y los celos. Sí, podía reconocerlo, estaba celosa. El chico era precioso y Becca estaba libre para disfrutar de él. Estaba celosa de eso, porque yo sabía que no lo era, que nunca sería libre.
Aunque mi padre llegara a aprobar a alguien como Cage, yo nunca podría seguir adelante con alguien menos digno de ocupar el lugar de Josh. Josh querría que siguiera adelante, pero yo no estaba segura de poder. De todas formas, si alguna vez lo intentase tendría que estar con un chico que Josh aprobase, y Cage York nunca sería ese chico.

“¡EVA! ¿Dónde estás?” me llamó Becca por el pasillo mientras se acercaba a la puerta del baño, sabía que la golpearía en cualquier momento.

Tomé una respiración profunda, me limpié las manos en la toalla de mano y abrí la puerta. Becca tenía el puño listo para golpear.

“¡Aquí estás! ¡Oh dios mío, Eva! Creo que voy a besar a tu tío Mack la próxima vez que lo vea. Juro que mi cuerpo no ha estado tan loco por un chico nunca. Cage me hace sentir el mejor orgasmo del mundo con sólo sonreírme. Querido Dios, ten piedad, su pulgar tocó mi teta y estoy más que segura de que tuve un orgasmo allí mismo, en tu patio,” Becca me empujó, cerró la tapa del inodoro, se dejó caer sobre ella y comenzó a abanicarse.
“Me voy con él esta noche. ¡Quiero a ese chico desnudo! ¿Lo has visto por ahí sin camisa?”
Sí, lo he visto.
“No tengas relaciones sexuales con él, Becca. Probablemente tiene enfermedades de transmisión sexual. Él te arruinará completamente hoy y mañana se buscará a otra. No le des esa parte de ti.”

Estaba bastante segura de que me iba a morir de envidia de sólo oírlo una y otra vez.
Becca rodó los ojos.

“Lo que sea, Eva. Él no tiene enfermedades de transmisión sexual, eso es una tontería. Él no folla con prostitutas, el chico puede escoger y elegir. Además, me aseguraré de usar condón. De todos modos, ¿a quién más va a encontrar? Está atrapado aquí durante todo el verano. Aparte de ti y de mí, nadie más viene por aquí.”

Pensé en las chicas que estarían en la fiesta del lago esta noche y me pregunté si lo había pensado.

“Deedee y Farah vienen esta noche, ¿no?” le pregunté, inclinándome sobre el fregadero.
Becca frunció el ceño por un momento, luego levantó la mirada para encontrarse con la mía.
“Deedee ha vuelto con Brett y Farrah está viendo a Hayden Morris, sabes que el chico era mariscal de campo en Sea Breeze en nuestro tercer y cuarto año. Josh le superó en la final del campeonato y nos…” su voz se fue apagando, como siempre cada vez que mencionaba el nombre de Josh.

Era ella la que tenía miedo de que me echase a llorar y cayese al suelo. No podía culparla. Había estado bastante mal durante más de 8 meses, después de que Josh fuese asesinado. Aparte de Jeremy, me había cerrado con todos los demás en todos esos meses. Becca había estado en la universidad la mayoría de ese tiempo, así que no había sido difícil esconderme de todo el mundo.
Jeremy había abandonado ese semestre y yo había estado tan envuelta en mi dolor que no había pensado en cómo le estaba afectando mi dolor. Cuando había oído a mi padre hablar con él una noche después de que pensase que me había ido a la cama, me di cuenta de lo que estaba haciendo con él. Papá le estaba diciendo que tenía que volver a la escuela ese otoño. No podía quedarse aquí conmigo para siempre. Jeremy se había negado a dejarme.
Había hecho todo lo posible para demostrarle que estaba mejor. Tendría que ponerme bien sin él, al final, había sido inútil. Se había matriculado en una universidad local. En el semestre de invierno yo también me matriculé, viajamos juntos. Había funcionado. Este era nuestro último verano juntos. Las cosas estaban cambiando. Jeremy quería ir a LSU (Universidad Estatal de Luisiana). Tenía familia allí y quería coger un apartamento con su primo. Él no sabía que yo lo sabía. Estaba haciendo todo lo posible para demostrarle que podía contarme sus planes. Yo estaría bien. Ya era hora de que él viviera su vida y dejara de llevarme de la mano.

“No era mi intención…” la voz de Becca interrumpió mis pensamientos y me di cuenta que ella pensaba que mi silencio era debido a su mención de Josh.
Sonreí.

“Está bien, puedes decir su nombre. No quiero fingir que no existe. Puedo oír su nombre y no desmoronarme. Josh ha sido la parte más importante de mi vida durante 18 años. Me gusta recordar cosas suyas,” le aseguré, y extendí la mano para apretar su hombro.
“Fue increíble ese juego. Él dominó el campo. Mostró a toda la univerdad que el mariscal de campo valía mucho. Hayden Morris no era tan grande y tan malo después de todo.”

La sonrisa de Becca estaba triste.

“Sí, lo hizo, ¿verdad? ¿Por qué no cogió esa beca a Carolina del Sur para el fútbol?”

Mi pecho se apretó, no estaba preparada para este momento. Sacudí la cabeza y me incorporé de mi postura relajada.

“Porque él decía que la vida era algo más que el fútbol. Él quería que su vida significara algo más.”

Eso fue todo lo que pude decir, me di la vuelta y caminé hacia la puerta. Necesitaba un momento. Volví a pensar en ese día que había dejado el campo de entrenamiento, y lloré a moco tendido rogándole que no se alistase en el ejército. Le había prometido que iría a Carolina del Sur con él. No íbamos a estar separados, no podíamos y él estaría a salvo, lejos de armas y bombas.

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