CAPÍTULO 3
Cage
Esas malditas vacas vinieron corriendo cuando entré con la
comida. Sabían que era la hora de la comida y que yo la tenía. También daba
miedo como esos hijos de puta te podían pisar. Me limpié la frente con la
toalla que Wilson me había dado esta mañana, diciéndome que la iba a necesitar
muy pronto, me senté en la puerta trasera de la camioneta y cogí el termo con
agua fría que me había traído. Casi había desaparecido. Tenía que haber por lo
menos 45º hoy y ni siquiera era la hora del almuerzo. Había estado esperando a
que la pequeña rubia con botas se presentara hoy y me distrajera. Parecía
fácil, necesitaba desahogarme. Sobre todo si iba a tener que ver a Eva
pavoneándose en bikini y en pantalones cortos todo el maldito día. Me recordé a
mí mismo que estaba completamente fuera de mis límites, se me olvidaba
fácilmente.
Eva no era la primera chica con la que había tenido que
aguantarme. Me negué a tocar a Low, pero por diferentes razones, ella era mi
mejor amiga, yo la respetaba. Quería saber que cuando tuviésemos una relación,
que incluía sexo, ella iba a ser única. Eso nunca sucedió. Honestamente, yo dudaba
de que alguna vez hubiera pasado algo. Incluso si Marcus no hubiera aparecido,
yo no era hombre de una sola mujer. La diferencia con Eva era que la única
razón por la que no la tocaba era porque si no su padre me colgaría por los
huevos y perdería mi beca. Bueno, eso y que la niña no me gustaba mucho. Sin
embargo, quería probarla. Malo, realmente malo. Tenía un temperamento tan
caliente que sería divertido ver cómo era durante las relaciones sexuales.
Sacudí la cabeza, me levanté y cogí mi toalla para meterla en el bolsillo de
atrás. Me preguntaba si aún estaría
pensando en ella, si ella no estuviera fuera de mis límites. La frase “querer
lo que no se puede tener” me estaba fastidiando como el infierno.
“¿Estás listo para
coger un poco de heno?” me preguntó Jeremy, mientras caminaba al lado de la
camioneta.
“En realidad no, pero
no creo que tenga otra opción,” le respondí con una sonrisa.
Era un buen tío, Eva probablemente no querría a alguien tan
bueno como él. Ella necesitaba una mano fuerte, alguien que ella no pudiera
echar. Tenía que dejar de pensar en ella…
No podía tocarla.
“No es tan malo.
Además, siempre podemos ir al lago y refrescarnos. Es la única manera de pasar
estos días de calor.”
Yo había visto el lago ayer cuando Wilson me llevó a mostrarme
la propiedad. El lago corría por la parte posterior de las tres propiedades.
Los Beasley, que eran amigos de Jeremy, éste y los Blevin, además de Becca y de
mí podríamos entretenernos bien en el lago.
“No me queda agua.
Necesito más antes de que nos vayamos.”
Jeremy miró a la casa y luego a mí.
“¿Te importa si voy a
buscarla por ti?”
Podía notar el tono de disculpa en su voz. Eso era raro. ¿Se
estaba disculpando porque su chica me disgustaba?
“No, en absoluto.
Estoy seguro de que Eva prefiere que vayas tú.”
Jeremy suspiró.
“La verdad es que
sí.”
La gente de aquí eran raros pero extrañamente amables. Pensé
que había tratado bien a Eva ayer por la tarde en la cocina. Jeremy se echó a
reír y me sacó de mis pensamientos.
“De todos modos,
parece que tienes compañía.”
Becca se pavoneaba hacia nosotros y llevaba otra camiseta
apretada. Esta era de color rosa pálido, y la chica no llevaba sujetador. Guau,
Becca y yo nos íbamos a llevar bastante bien.
“Volveré en unos
minutos,” dijo Jeremy antes de dirigirse hacia la casa.
Becca se detuvo delante de mí y ladeó la cadera hacia un
lado poniendo sus manos en los bolsillos traseros de sus pantalones cortos. Esa
postura le realzaba las tetas.
“¿Tienes algún
descanso pronto?” me preguntó, mirándome con una cara de quiero cogerte ahora mismo.
Maldita tentación… Podría quitarle ahora mismo esos
pantalones cortos y doblarla sobre mi cama en poco tiempo, pero algo me
detenía. Tal vez era la manera inocente en la que flotaban sus rizos rubios y
sus grandes ojos marrones. Quizás era el hecho de que sería más difícil
deshacerse de ella aquí, en el campo, una vez que hubiera terminado con ella.
“Voy a coger un poco
de heno. Jeremy acaba de ir a coger agua,” le expliqué, haciéndole entender
que estaba decepcionado por no poder irme con ella para poder verla desnuda.
“Oh… bueno, ¿te
gustaría venirte al lago esta noche? Haremos una hoguera con unos pocos amigos.
Mis padres están fuera de la ciudad…” dijo ella.
No obtener algo de alivio sexual iba a ser bastante difícil,
pero no iba a rechazar su oferta de hacer algo esta noche. Estaba aburrido como
la mierda…
“Necesito una buena
cerveza fría. ¿Sería posible?” le pregunté.
Becca asintió y se mordió el labio inferior en broma. Sí,
ella esperaba algo más esta noche. Quizás disfrutaría tener una mujer en mis
brazos por un rato. Nada de sexo, sólo jugar un poco. Joder, era algo
necesario. Miré para ver si estaban Eva o su padre mirando, antes de cerrar la
poca distancia que había entre Becca y yo.
“Eso suena como una
oferta agradable,” bajé la voz y le puse una mano en la cadera.
Se sorprendió cuando la cogí.
“¿Podrías sentarte en
mi regazo mientras bebo cerveza?”
Su respiración se aceleró y noté que sus tetas se
balanceaban contra mi pecho. Deslicé mi mano hasta sus costillas, hasta que mi
pulgar rozó la parte inferior de su pecho. Sí, eso era agradable. Se las
arregló para asentir con la cabeza mientras me miraba. Sus ojos castaños no
eran suficientes para aguantarla todo el verano. Ese recuerdo me hizo resbalar
la mano y di un paso atrás.
“Entonces, te veré
esta noche,” le respondí, de repente agradecido porque Jeremy se dirigía
hacia nosotros.
“Está bien,” suspiró
ella y me dedicó una última sonrisa antes de darse la vuelta e irse.
Mierda. Me preguntaba si ella se lo iba a contar a Eva, yo
no había hecho nada malo. Quizá Eva no iría corriendo a su padre para decirle
que estaba jugando con las tetas de Becca. Pero de alguna manera, lo dudaba
seriamente.
Eva
Mi cara se sentía caliente. Me alejé de la ventana del baño
y cerré los ojos con fuerza. Cuando había visto a Becca pavoneándose hasta Cage
debería haber dejado de lavarme las manos y haberme apartado de la ventana. No.
Cuando me di cuenta de que Cage estaba sin camiseta y que estaba echándose lo
poco de agua que le quedaba encima, debería haber dejado de mirar, pero no
había podido. Era fascinante. Nunca había visto un pecho o unos brazos como los
suyos. Era tan, tan, tan escultural y musculoso…
Me abanicaba el rostro
contenta de haber tenido un momento para recuperarme antes de que Becca viniese
a buscarme.
Becca había estado realmente cerca de ese pecho desnudo.
Esas dos grandes manos curtidas habían tocado esa cintura y por lo que pude ver
habían tocado algo más que eso. Me sorprendió que Becca no se cayese. Además,
¡la chica no llevaba sujetador! ¿Acaso no tenía vergüenza? Me debatía entre el
disgusto y los celos. Sí, podía reconocerlo, estaba celosa. El chico era
precioso y Becca estaba libre para disfrutar de él. Estaba celosa de eso,
porque yo sabía que no lo era, que nunca sería libre.
Aunque mi padre llegara a aprobar a alguien como Cage, yo
nunca podría seguir adelante con alguien menos digno de ocupar el lugar de
Josh. Josh querría que siguiera adelante, pero yo no estaba segura de poder. De
todas formas, si alguna vez lo intentase tendría que estar con un chico que
Josh aprobase, y Cage York nunca sería ese chico.
“¡EVA! ¿Dónde estás?”
me llamó Becca por el pasillo mientras se acercaba a la puerta del baño,
sabía que la golpearía en cualquier momento.
Tomé una respiración profunda, me limpié las manos en la
toalla de mano y abrí la puerta. Becca tenía el puño listo para golpear.
“¡Aquí estás! ¡Oh
dios mío, Eva! Creo que voy a besar a tu tío Mack la próxima vez que lo vea.
Juro que mi cuerpo no ha estado tan loco por un chico nunca. Cage me hace
sentir el mejor orgasmo del mundo con sólo sonreírme. Querido Dios, ten piedad,
su pulgar tocó mi teta y estoy más que segura de que tuve un orgasmo allí
mismo, en tu patio,” Becca me empujó, cerró la tapa del inodoro, se dejó
caer sobre ella y comenzó a abanicarse.
“Me voy con él esta
noche. ¡Quiero a ese chico desnudo! ¿Lo has visto por ahí sin camisa?”
Sí, lo he visto.
“No tengas relaciones
sexuales con él, Becca. Probablemente tiene enfermedades de transmisión sexual.
Él te arruinará completamente hoy y mañana se buscará a otra. No le des esa
parte de ti.”
Becca rodó los ojos.
“Lo que sea, Eva. Él
no tiene enfermedades de transmisión sexual, eso es una tontería. Él no folla
con prostitutas, el chico puede escoger y elegir. Además, me aseguraré de usar
condón. De todos modos, ¿a quién más va a encontrar? Está atrapado aquí durante
todo el verano. Aparte de ti y de mí, nadie más viene por aquí.”
Pensé en las chicas que estarían en la fiesta del lago esta
noche y me pregunté si lo había pensado.
“Deedee y Farah
vienen esta noche, ¿no?” le pregunté, inclinándome sobre el fregadero.
Becca frunció el ceño por un momento, luego levantó la
mirada para encontrarse con la mía.
“Deedee ha vuelto con
Brett y Farrah está viendo a Hayden Morris, sabes que el chico era mariscal de
campo en Sea Breeze en nuestro tercer y cuarto año. Josh le superó en la final
del campeonato y nos…” su voz se fue apagando, como siempre cada vez que
mencionaba el nombre de Josh.
Era ella la que tenía miedo de que me echase a llorar y
cayese al suelo. No podía culparla. Había estado bastante mal durante más de 8
meses, después de que Josh fuese asesinado. Aparte de Jeremy, me había cerrado
con todos los demás en todos esos meses. Becca había estado en la universidad
la mayoría de ese tiempo, así que no había sido difícil esconderme de todo el
mundo.
Jeremy había abandonado ese semestre y yo había estado tan
envuelta en mi dolor que no había pensado en cómo le estaba afectando mi dolor.
Cuando había oído a mi padre hablar con él una noche después de que pensase que
me había ido a la cama, me di cuenta de lo que estaba haciendo con él. Papá le
estaba diciendo que tenía que volver a la escuela ese otoño. No podía quedarse
aquí conmigo para siempre. Jeremy se había negado a dejarme.
Había hecho todo lo posible para demostrarle que estaba
mejor. Tendría que ponerme bien sin él, al final, había sido inútil. Se había
matriculado en una universidad local. En el semestre de invierno yo también me
matriculé, viajamos juntos. Había funcionado. Este era nuestro último verano
juntos. Las cosas estaban cambiando. Jeremy quería ir a LSU (Universidad
Estatal de Luisiana). Tenía familia allí y quería coger un apartamento con su
primo. Él no sabía que yo lo sabía. Estaba haciendo todo lo posible para
demostrarle que podía contarme sus planes. Yo estaría bien. Ya era hora de que
él viviera su vida y dejara de llevarme de la mano.
“No era mi
intención…” la voz de Becca interrumpió mis pensamientos y me di cuenta que
ella pensaba que mi silencio era debido a su mención de Josh.
Sonreí.
“Está bien, puedes
decir su nombre. No quiero fingir que no existe. Puedo oír su nombre y no
desmoronarme. Josh ha sido la parte más importante de mi vida durante 18 años.
Me gusta recordar cosas suyas,” le aseguré, y extendí la mano para apretar
su hombro.
“Fue increíble ese
juego. Él dominó el campo. Mostró a toda la univerdad que el mariscal de campo
valía mucho. Hayden Morris no era tan grande y tan malo después de todo.”
La sonrisa de Becca estaba triste.
“Sí, lo hizo,
¿verdad? ¿Por qué no cogió esa beca a Carolina del Sur para el fútbol?”
Mi pecho se apretó, no estaba preparada para este momento.
Sacudí la cabeza y me incorporé de mi postura relajada.
“Porque él decía que
la vida era algo más que el fútbol. Él quería que su vida significara algo
más.”
Eso fue todo lo que pude decir, me di la vuelta y caminé
hacia la puerta. Necesitaba un momento. Volví a pensar en ese día que había
dejado el campo de entrenamiento, y lloré a moco tendido rogándole que no se
alistase en el ejército. Le había prometido que iría a Carolina del Sur con él.
No íbamos a estar separados, no podíamos y él estaría a salvo, lejos de armas y
bombas.
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