martes, 24 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 1

18 meses más tarde…

CAPÍTULO 1

Cage

“Gracias por llevarme,” le dije, tratando de alcanzar mi bolsa de lona donde tenía toda mi ropa de verano.
“Lo hice por Low,” me recordó Marcus Hardy por segunda vez.

Mi mejor amiga era una chica caliente. Marcus, su novio, era un poco elitista a veces, pero yo me encargaba de él; tenía que mantener a Low en mi vida. Lo único que importaba era que él entendía la vida de Low. Mientras él mantuviese eso en mente y la tratara como una princesa, podría soportarlo.

“Nunca cuestionaría eso,” le respondí con una sonrisa.

Volví la atención a Marcus, miré a la gran casa de campo blanca y marrón que estaba en frente de mí. Estaba rodeada por hierba verde y un montón de vacas, mi sufrimiento para todo el verano. Miré hacia atrás a Marcus, asentí y comencé a cerrar la puerta. Yo sabía que él estaba listo para volver a Sea Breeze donde Low le estaba esperando. Nadie quería estar atrapado en esta ciudad de mierda de vaca.

“Cage, espera,” me llamó Marcus antes de que pudiera cerrar completamente la puerta de la camioneta.
Lentamente, la abrí de nuevo y arqueé la ceja. ¿Qué quería Marcus? Apenas había hablado conmigo en la hora que habíamos tardado en llegar aquí.
“Nunca arruines esto, está bien. Mantente sobrio. No cojas un coche hasta que consigas tu carnet de conducir de nuevo, y trata de no molestar a tu entrenador. Tu futuro está en juego este verano y Low está enfadada. Piensa en alguien que no seas tú mismo para cambiar.”
Infiernos, sólo había conseguido una charla parental de Marcus. ¿No era dulce?
“Yo sé que casa si la cago, Marcus. Sin embargo, gracias por el recordatorio.” Dejé que se notase el sarcasmo en mi voz.

Marcus frunció el ceño y dijo algo más antes de mover la cabeza e irse a la camioneta. La conversación había terminado. Bien. Debía aprender a ocuparse de sus propios asuntos.

Cerré la puerta y volví mi atención de nuevo a la casa mientras escuchaba los neumáticos de la camioneta de Marcus. Supongo que sería mejor que fuese a conocer a mi jefe para el resto del verano y así poder empezar la fiesta. Todo lo que tenía que hacer era hacer feliz al tío. Tendría que cuidar de sus vacas y hacer trabajos manuales durante dos meses y medios, después de eso mi entrenador no me echaría del equipo de béisbol. El DUI (conducir bajo la influencia del alcohol) se olvidaría y mi beca de béisbol permanecería intacta. Sólo había 3 problemas en ese plan:
  1. No hay chicas
  2. Odiaba el trabajo manual
  3. No hay chicas
Aparte de esto lo demás no era tan malo. Iba a tener los domingos libres, sólo tenía la esperanza de ver a chicas sexys de la hermandad en pequeños bikinis los domingos.
Llegué a la puerta principal de la casa. El porche era muy agradable, todavía no había visto todas las cosas de la granja, pero este lugar no estaba nada mal. Apuesto a que las habitaciones eran de buen tamaño.

“Debes de ser el colega que Wilson contrató para el verano.”

Un tipo vestido con unos jeans gastados y unas botas desgastadas empezó a subir las escaleras del porche.
Sonreía como si estuviera muy contento de verme. Debe de ser su hijo. Yo estaría cogiendo heno y mierda de vaca durante todo el verano en su lugar, seguro que a él le encantaría.

“Sí,” le contesté, “Cage York. El entrenador Mack me ha enviado.”

El hombre sonrió y asintió con la cabeza, metió sus dos manos en sus bolsillos delanteros. Lo que le faltaba era un trozo de paja colgando de su boca para parecer un típico chico de pueblo.

“Ah, vale. Oí hablar de ti. DUI, eso apesta. Especialmente desde que Wilson es un maldito negrero. Mi hermano y yo hemos trabajado muchos veranos por él hasta la escuela secundaria. Te juro que no volverás a beber y conducir de nuevo.”
Asentí y me volví a llamar a la puerta.
“Wilson aún no ha vuelto. Estará aquí en una hora.”
El hombre me tendió la mano.
“Por cierto, yo soy Jeremy Beasley. Creo que nos vamos a ver bastante durante el verano, soy el vecino de al lado. Y bueno, ella es Eva,” se detuvo y miró hacia la puerta.

Empecé a preguntarme quién era Eva cuando seguí su mirada para encontrar la luz al final del túnel en la puerta.
Tenía un pelo castaño largo y rizado, y unos ojos azules que jamás había visto, enmarcados por unas espesas y largas pestañas negras y unos labios carnosos y rojos, todo eso completaba la obra maestra perfecta de su cara. Tenía la piel suave y bronceada  que estaba apenas cubierta por un bikini y un par de pantalones cortos que colgaban de sus estrechas caderas.
Sus piernas eran preciosas, sus dos pies pequeños descalzos con las uñas rojas eran ridículamente perfectos. Mierda. Tal vez debería haber ido al campo con más frecuencia, no sabía que había chicas así aquí.

“Eva, ¿no estás lista todavía? Pensé que íbamos a hacer el show de las 6:30,” dijo Jeremy detrás de mí.
Maldita sea. ¿Esta diosa estaba con ese tipo? Me fijé otra vez en ella y me di cuenta de que me estaba mirando directamente. Realmente eran los ojos más azules que había visto nunca.
“¿Quién eres tú?” El tono gélido de su voz me confundió.
“Tranquila, chica. Pórtate bien, Eva. Es el hombre que va a ayudar a tu padre este verano.”
Sus ojos brillaron y parecía disgustada. ¿En serio? Había visto esa mirada en los ojos de una niña, pero nunca antes la habían usado contra mí. Interesante.
“Tú eres el borracho,” afirmó.
No era una pregunta. Por lo tanto, no respondí. En su lugar, le dediqué una sonrisa que afectaba a todas las chicas y di un paso hacia ella.
“Tengo un montón de nombres, bebé,” le respondí finalmente.
Sus cejas se arquearon, enderezó su postura y me disparó la mirada más fría que jamás había presenciado. ¿Qué le pasaba a esta chica?
“Estoy segura de que sí. Déjame adivinar STD, Perdedor, Idiota, y Borracho sólo por decir unos pocos,” me cortó y dio un paso hacia la puerta.
Ella giró su mirada hacia Jeremy y podría jurar que se había reído.
“No puedo hacer la película, Jer. Necesito que montes a Mrs. Mabel conmigo y me ayudes a trabajar bien de nuevo. Necesita preparación.”
“¿Otra vez?”
“Sí, otra vez. Necesita uno nuevo.”
Eva pasó por delante de mí, agarró el brazo de Jeremy y tiró de él hacia las escaleras.
Al parecer, me habían olvidado.
“¿Tu padre ha llamado a sus chicos? Ellos tienen que venir aquí a ayudar a mamá,” dijo Jeremy mientras comenzaban a alejarse sin mirar atrás.
¿Qué demonios? ¿Se marchaba y dejaba a un tipo parado en el porche sin decir una palabra? Ella era hermosa pero era una puta loca.
“Ey, ¿puedo entrar?” le grité.
Eva se detuvo y se dio la vuelta. Tenía la misma expresión de disgusto que antes.
“¿A la casa? Uh, no,” respondió con un movimiento de cabeza como si estuviera loco.
Ella levantó la mano y señaló hacia el granero rojo de dos pisos que se encontraba detrás de la casa.
“Las habitaciones están en la parte de atrás del establo. Tiene una cama y una ducha.”
Bueno, ¿no era tan jodidamente fantástico…?


Eva

Odiaba a los tipos como Cage. La vida era una broma para él. No tenía ninguna duda de que todas las mujeres babeaban a sus pies. Estaba sano, vivo y lo estaba tirando todo por la borda como si fuera un juego.

“Cierra la puerta, no quiero que venga a husmear otra vez.”
Jeremy se acercó y me apretó la pierna suavemente y luego encendió la radio.
“Es un idiota,” le dije con los dientes apretados.

Jeremy dejó escapar una risa baja y se movió en su asiento. Sabía que estaba tratando de decidir cómo responder ante mí. La única otra persona que me conocía tan bien o mejor que Jeremy era Josh, su hermano gemelo y mi novio. Todos habíamos crecido juntos. Jeremy siempre intentaba alejarse, pero Josh y yo habíamos hecho todo lo posible para incluirlo siempre.
Cuando Josh había sido asesinado por una bomba al norte de Bagdad hace 18 meses, la única persona que podía soportar tener cerca era a Jeremy. Mi madre decía que era porque Jeremy era el único que podía entender y sentir el mismo dolor. En cierto modo, ambos habíamos perdido a nuestra otra mitad.

“¿Y cómo te has dado cuenta tan rápido? Si sólo hemos hablado un poco con él… Parecía un buen chico.”
Jeremy siempre era optimista. Él siempre veía lo mejor de la gente. Yo pensaba que por eso la gente se aprovechaba de su confianza.
“Él está aquí porque bebe y conduce, Jer. Eso no es una ofensa. Podría haber matado a una familia, podría haber matado a la hija de alguien. Es un perdedor egoísta.”
Pero era demasiado guapo para ser real. Sin embargo, tendría que superarlo. Su cara bonita no iba a ganarme.
“Eva, mucha gente bebe y conduce. Probablemente iba del bar a su casa y estaría cerca. Dudo que estuviera en un viaje por carretera. Seguramente sólo había tomado un par de cervezas.”

Dulce Jeremy. Bendigo su corazón, no tenía ni idea de lo malas que podían llegar a ser algunas personas. Era una de las cosas que me encantaban de él. El tío Mack había dicho que Cage York era un matón y que lo único que se tomaba en serio era el béisbol.

“Confía en mí Jer, ese tipo es un problema.”

Jeremy no respondió y apoyó el codo sobre la ventana abierta. El interior de la camioneta de papá estaba ardiendo en esta época del año, pero era el único vehículo que yo conducía. Mi vehículo estaba en el garaje sin tocar. No me atrevía a conducirlo ni a deshacerme de él. No había cogido el Jeep que mi padre me había comprado desde que Josh había sido asesinado. Tenía muchos recuerdos de Josh en ese coche. Era más fácil coger la camioneta.

“¿Eva?,” me preguntó Jeremy, irrumpiendo en mis recuerdos.
Él siempre parecía saber cuándo alguien necesitaba dejar de recordar.
“¿Sí?”
“¿Sabes que te quiero, verdad?”
Me tensé y aferré el volante con fuerza. Cuando Jeremy comenzaba con algo como eso nunca me gustaba lo que iba a decir a continuación. La última vez me dijo que debería empezar a conducir mi Jeep de nuevo, porque Josh lo querría así.
“No, Jer,” le respondí.
“Es hora de quitarse el anillo, Eva.”
Las manos me ardían. El anillo de oro de mi dedo me recordaba que estaba allí. Nunca me lo había quitado y nunca lo haría.
“Jeremy, no.”


Dejó escapar un largo suspiro y sacudió la cabeza. Esperé pacientemente a que dijera algo más, y estuve tan agradecida cuando llegamos a Mrs. Mabel. Casi salté de la camioneta antes de que parara completamente, quería alejarme de él antes de que pudiera decirme algo más. El anillo de compromiso que Josh me había puesto en el dedo no podía desaparecer. Eso sería como si yo lo estuviera olvidando, como si estuviera dejándolo atrás, y yo nunca lo iba a dejar atrás.

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