Marcus
Mi madre
seguía parloteando sobre el próximo festival de Marisco de Sea Breeze y el
evento de caridad que estaba haciendo. Willow era perfecta. Ella estaba
interesada en las charlas sin sentido de mi madre e incluso mantenía la
conversación con preguntas sobre el evento.
Amanda me
llamó la atención 2 veces, ella también estaba muy feliz con Willow. La que me
preocupaba ahora era mi madre y Willow estaba haciendo un trabajo fantástico.
Estaba necesitando toda mi fuerza de voluntad para no inclinarme y besarla
hasta dejarla sin sentido. Cuando Willow le preguntó si había algo que pudiera
hacer para ayudar, la cara de mi madre se iluminó.
Yo estaba
aliviado al ver una verdadera sonrisa en su cara. Cuando habíamos llegado tenía
un nudo enfermo en el estómago por la devastación que brillaba en sus ojos,
pero con cada sonrisa Willow la ayudaba y yo podía comer más fácilmente y
relajarme. Además la postura tensa de Amanda también había disminuido.
Al final de
la comida había renunciado a toda pretensión de no sentirme fascinado por
Willow. Me quedé mirándola abiertamente, bebiendo de su piel suave y de su
sedoso cabello que se le rizaba sobre los ojos y sus ojos expresivos. El color
rosa de sus mejillas me daba a entender que sabía que la estaba mirando.
“Me encantaría ayudar. Le diré a
Marcus que te mande mi número, así me puedes decir cuándo me necesitas.”
Iba a pasar
el tiempo ayudando a mi madre. A partir de ahora iba a hacer todo lo que ella
me pidiese.
“Marcus, ¿cariño?” la voz de mi madre irrumpió en mis
pensamientos y pasé de mirar a Willow a mirar a mi madre.
“¿Sí?” ella se rio entre dientes y parecía
muy contenta.
Esta noche
no había sido un fracaso después de todo. Willow había salvado el día.
“¿Puedes ayudarme a coger el pastel
de caramelo y los platos de postre, por favor?” asentí y me levanté, vi como Amanda
se aguantaba la risa detrás de la servilleta.
Sentía que
mi madre me había llamado más veces antes de que yo hubiera reaccionado. Mi
hermana y mi madre eran demasiado graciosas.
Seguí a mi
madre hasta la cocina y en el momento en el que no nos veían, me abrazó con
fuerza.
“Oh cariño, es perfecta. La amo. Ella
es hermosa e inteligente y estás tan enamorado de ella. A mi corazón le encanta
verte así, y ella es de aquí. Siempre me había preocupado que conocieras a una
chica de fuera en la universidad y te alejaras de mí. Esto es perfecto. No
puedo esperar para presentársela a las chicas del club cuando ella venga a
ayudarme con la decoración de nuestro stand en el festival.”
No pude
evitar reír ante el entusiasmo de mi madre. El que mi padre no se hubiera
presentado estaba completamente olvidado.
“Ella es especial, ya te lo dije.”
“Sí, sin duda es especial. La adoro.”
“Yo también la adoro mamá.”
Willow había
trabajado las dos últimas noches y ayer había pasado todo el día con Larissa. La
echaba de menos y esta noche la necesitaba toda para mí. Tendríamos un picnic a
la luz de la luna en la playa, bailaríamos bajo las estrellas y luego iba a
hacer el amor con ella. Había llegado el momento. Yo quería dormir en la cama
con ella por la noche.
Pero antes
de todo eso, tenía que lidiar con mi padre. Me había llamado dos veces y me
había dejado dos mensajes que había borrado sin escucharlos. Esta mañana mi
madre me llamó por él y me rogó que fuera a verlo. Odiaba tener un conflicto
así, ya que él había hecho añicos su mundo. Ella lo había perdonado tan rápido…
Entré en su
concesionario de Sea Breeze, mi padre siempre estaba en éste, esta era su base
de operaciones y era mucho más grande que las otras. Tomé una respiración
profunda, salí de la camioneta y me dirigí a la puerta principal. El pelo
rizado de color rojo que pertenecía a la secretaria que supuestamente había
calentado fue lo primero que noté. Con el ceño fruncido pasé delante de ella y
por primera vez en mi vida quise hacerle daño a una mujer. No le pregunté si él
estaba en su oficina. No iba a hablar con la prostituta que había roto mi
familia. Mi padre me miró mientras acechaba su oficina.
“Marcus,” dijo él sorprendido.
“Mamá me pidió que viniera. Estoy
aquí y sólo tienes 10 minutos.”
Frunció el
ceño, asintió y me hizo señas para que me sentara. Consideré negarme y estar de
pie para poder mirarlo desde lo alto, pero decidí que sería más seguro
sentarme. Así si me abalanzaba sobre él, tendría tiempo para agacharse. Se
aclaró la garganta, se aflojó la corbata y apoyó los codos sobre la mesa,
inclinándose hacia delante.
“Sé que el que no me presentase en la
cena familiar no te sentó bien.”
Dejé escapar
una risa dura.
“No papá, el hecho de que la zorra
siga trabajando para ti cuando le dijiste a mamá que le habías despedido es lo
que me tiene furioso ahora mismo.”
Su boca
formó una línea apretada y pude ver que mi comentario le molestaba.
“Vamos a dejarla fuera de esto, ¿de
acuerdo? Hay cosas que no sabes y hasta que no tengas mi edad y estés donde yo
estoy, no lo entenderás.”
Una neblina
roja se apoderó de mi visión.
“Tu madre y yo hemos estado viviendo
como compañeros de habitación mucho tiempo Marcus. Ella estaba en su mundo y yo
estaba ocupado con el trabajo, por lo que a ella le ha sido posible vivir la
vida de ensueño que quería. Por eso Amanda tiene todo lo que quiere, y yo he
hecho lo mismo por ti hasta que me dejaste. Me molesta que no quieras que te
ayude con cualquier cosa. Eres mi hijo y quiero que tengas lo mejor, pero tú me
has apartado del camino y no puede ser,” hizo un gesto con la mano como si aplastase las
palabras.
“Tu madre y yo ya no nos hacemos
felices. Nuestro matrimonio había terminado mucho antes de que yo me fuese, y
yo necesito cariño…”
“Para,” gruñí.
No podía
escuchar esto.
“No lo hagas. No me digas nada de tus
necesidades.”
Dije cada
palabra con todo el veneno que pude.
“Sólo me importa la mujer que dedicó
su vida a Amanda y a mí. Hizo todas las cosas de la casa para ti. Y nada de eso
justifica que salgas corriendo y te folles a una chica que tiene la mitad de
edad que tú. ¿De verdad crees que te quiere? ¿En serio? Eso es estúpido y
patético. Ella quiere tu dinero. Eres un estúpido.”
Mi padre
salió disparado de la silla y golpeó la pared que había detrás de él.
“No voy a escuchar tus insultos. Tú
eres mi hijo y me merezco más respeto.”
Una risa
enfadada salió de mí y negué con la cabeza.
“Cualquier relación que tuviese que
ver contigo ya no existe desde que traicionaste a mi madre.”
No esperé
una respuesta, abrí la puerta y la cerré con fuerza. Los clientes y vendedores
saltaban y se giraban para ver el espectáculo que estaba causando. Tenía la
esperanza de que todos se fueran sin comprar nada. Miré con furia a la chica
responsable de todo esto. Ella me miraba con una expresión temerosa y de
asombro. Quería hacerle daño, arrojarla contra la pared y gritarle, pero no
pude. Así que me conforme con palabras.
“Quítale todo lo que puedas, porque
no vas a ser joven para siempre. Te dejará por alguien más joven que tú. Una
cebra no cambia sus rayas y te puedo asegurar que no hay nada especial en ti.
No eres más que un pedazo de carne joven.”
Su mandíbula
se abrió ante mis palabras y oí que los demás me habían oído, ya que los
escuchaba jadear. Bueno, así mi padre se lo pensaría dos veces antes de
llamarme de nuevo. Fui hacia la camioneta, era temprano, pero necesitaba una
cerveza. No, necesitaba un maldito whisky, no, varios whiskys.
Willow
“Ey Low,” la voz de Preston me sorprendió y me
di la vuelta para encontrármelo de pie detrás de mí, con las manos metidas en
los bolsillos de sus vaqueros, estaba con el ceño fruncido.
“Hola Preston.”
Él miro a su
alrededor, al restaurante casi vacío. Ya era hora de irme y había llamado a
Marcus, pero él no había contestado. Estaba a punto de irme andando. Llamar a
Cage estaba fuera de mis planes, tal vez Marcus envío a Preston o eso esperaba.
Estaba agotada y andar era lo último que quería hacer.
“¿Te tienes que ir?” me preguntó.
“Sí, estaba a punto de salir. ¿Marcus
te ha enviado?”
El ceño de
Preston se profundizó.
“Bueno, no exactamente. Está en el
bar de aquí al lado.”
¿Él estaba
allí? ¿Por qué no había respondido a mis llamadas?
“Está bien,” le contesté esperando que me diese
una explicación.
Preston
suspiró. “Está destrozado y ebrio hasta
el culo, no sabe qué demonios está haciendo.”
Alarmada me
quité el delantal y lo tire en la canasta sucia y me dirigí a la puerta.
Preston me siguió.
“Antes de que lo veas así, debes
saber que fue a ver a su padre hoy y fue brutal. Fue directamente a la barra y
ha estado allí desde entonces. Él tiene un montón de problemas en su familia
ahora mismo y toda la presión está sobre él, porque tiene que mantener a su
hermana y a su madre. No te enfades con él.” El tono de súplica en la voz de Preston me asustó.
Mentalmente me
preparé para lo peor mientras abría la puerta del bar y entraba, escaneé la
multitud para buscar a mi novio borracho.
“Rock está con él, lo llamé a él
primero. Ginger, el camarero de esta noche me llamó y me dijo que lo llamase.
Él vino conmigo.”
Encontré a
Rock primero, él estaba sentado en un lado lejos de la pista de baile y estaba
solo. Sus ojos se encontraron con los míos y pude ver la expresión de disculpa
antes de que él hablara. Mi corazón latía en el pecho. ¿Dónde estaba? Esperaba
que Rock no le hubiese dejado salir y menos conducir ebrio.
“¿Dónde?” le pregunté en cuanto llegué. Rock
señaló con su taza a la pista de baile. Giré e inmediatamente me lo encontré.
Estaba bailando con Jess, ella estaba follando su pierna mientras él se
aferraba a sus caderas y sonreía como si fuera el mejor momento de su vida.
Furiosa, me acerqué a la pista de baile. Esa perra había llegado demasiado lejos.
No me importaba su primo. Marcus era mío. Cuando me detuve detrás de Jess me
encontré con sus ojos verdes inyectados en sangre y me miró. Agarré el hombro
de Jess, la tiré con toda la fuerza que pude y escuché cómo gritaba.
“Bebé,” me dijo Marcus. “Mi Low está aquí,” sus palabras se ahogaron mientras me atraía
hacia él y enterraba su cabeza en mi cuello.
Unas uñas se
clavaron en mi brazo y grité de dolor. Marcus me miró sorprendido y confuso.
“Atrás puta,” me dijo Jess que estaba detrás de mí.
Empuje a Marcus
lo suficiente para que no estuviera en medio de la pelea, me di la vuelta y la
miré.
“Te sugiero que te vayas. Me molesta
que toques a mi novio. Está borracho y no se acordará de esto mañana. Así que
vete de vuelta al infierno antes de que te rompa esa pequeña y perfecta nariz.”
Le susurré dando
otro paso hacia ella.
Ella se rio.
“No te tengo miedo.”
Levanté una
ceja y sonreí. “¿En serio? Bueno
princesa, ¿alguna vez te has peleado con una chica de mi lado de la ciudad? No
lucharemos justamente. No voy a tirarte del pelo y a arañarte la cara,
lucharemos para vivir. Te verás boca arriba en esta pista de baile. ¿Quieres
ver si estoy mintiendo?”
Oí algunos
silbidos, pero no hice caso. El bloqueo de la multitud era la primera regla,
podía acabar con ella, no tenía ninguna duda. Cage me había enseñado a luchar
en la calle a una edad temprana. La indecisión en su cara mientras yo le
sostenía la mirada, era ridícula.
“Retrocede Jess,” Rock se acercó, la cogió y tiró de
ella hacia atrás.
Ella no se
resistió, se dejó llevar hasta la puerta principal. Cuando ya se había ido me
di la vuelta y vi que los ojos vidriosos de Marcus se fijaban en mí y le salía
una risa tonta. Sí, estaba completamente perdido.
“Eso fue caliente, Low,” dijo arrastrando las palabras, me
extendí la mano y me tiré contra él.
Olía a Cage
y no me gustaba, quería que volviera Marcus. Lo empujé y le miré a los ojos.
Tenía el ceño fruncido.
“¿Qué pasa?,” me preguntó balanceándose
ligeramente.
Decirle lo
que estaba mal era inútil.
“Te voy a llevar a casa,” le respondí y agarré su brazo para
mantenerlo en línea recta.
Preston nos
estaba esperando en la puerta y la abrió.
“Siento que hayas tenido que verlo
así,” susurró
Preston.
Asentí con
la cabeza, a mí también me daba pena verlo así. También me daba pena tener que
haberme hecho la dura en un bar lleno de gente. Me acordé de las razones de por
qué Marcus estaba borracho, pero me costó aceptarlo. Tuvo una discusión con su
padre. Bueno, él tiene una madre y una hermana que le quieren. Yo ni siquiera
tenía eso, pero tú no me veías emborrachándome cada día. No, él tenía que tener
una excusa mejor.
Aunque no
tenía una excusa para dejar que otra chica bailase así con él, y además la
estaba cogiendo de la cintura. Sus grandes manos habían estado a escasos centímetros
de sus enormes tetas. Por lo que me podía imaginar qué podría haber pasado si
no hubiera llegado.
“Tiene algunos problemas familiares,”
dijo Preston
mientras abría el lado del pasajero de la camioneta de Marcus.
Ayudé a
dejar a Marcus y a ponerle el cinturón y cerré la puerta.
“Yo soy la niña que sale en los
carteles sobre problemas familiares, pero ¿sabes cuántas veces he estado
borracha? Ninguna, ni una sola vez. Me doy cuenta de que eres su amigo y
quieres protegerlo, pero la verdad es que se emborrachó y que estaba pasando
sus manos por otra chica. ¿Crees que estaría de acuerdo si las cosas hubieran
sido al revés? ¡NO! Te puedo decir que hubiera perdido. Voy a llevarlo a casa,
a acostarlo en la cama y me encargaré de él mañana. Pero por favor Preston, no
más excusas. Ya me las conozco.”
Preston dejó
escapar un largo suspiro y asintió dando un paso atrás para que pudiera ir al
asiento del conductor.
“Oh, aquí están las llaves. Se las
cogí cuando llegué,” Preston
me tiró las llaves.
“Él realmente te quiere,” dijo Preston y levantó las manos en
señal de rendición. “No me grites, es
todo lo que voy a decir. Me callo ya.”
Me las
arreglé para darle una sonrisa forzada y me subí a la camioneta para volver a
casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario