jueves, 1 de agosto de 2013

CAPÍTULO 14

Marcus

Llegué a casa de mi madre y aparqué detrás del nuevo Mercedes de Amanda. Iba un poco tarde, pero me había costado mucho dejar a Willow en el trabajo después de ver como estaba. Estaba muy disgustada, yo ni siquiera había conocido a su hermana y ya me caía realmente mal. Si no fuera porque era la madre de Larissa, la odiaría. Quería decirle que sabía cómo eran las relaciones familiares, pero echarle la culpa a ella no era la solución. Era muy sensible. Quería que se preocupara sólo por mí y quería hacerla feliz.
Al abrir la puerta entré sin llamar, era la noche de la cena en familia. La semana que viene tenía la intención de llevar a Willow conmigo, quería que conociera a mi madre. Tenía que averiguar su horario de trabajo y nos gustaría asegurarnos tener la cena familiar en una noche que ella tuviera disponible.

“Bueno, ya ha llegado el enamorado aquí,” bromeó Amanda.
Sonreí, no tenía sentido negarlo. Yo no estaba enamorado todavía, pero quedaba poco.
“¿Enamorado?”
Mamá salió de la cocina con el delantal blanco y un vaso de vino blanco en la mano.
“Sí, enamorado. Deberías verlo con ella, mamá. Él es tan dulce y posesivo, es adorable y un poco empalagoso.”

El rostro de mi madre se iluminó con la descripción de Amanda, ella había estado muy preocupada por mí después de lo de Sadie.

“¿Y por qué no la has traído esta noche? Quiero ver esa escena empalagosa por mí misma.”
Me acerqué y la abracé porque sabía que necesitaba el cariño y yo estaba tan contento de verla sonreír de nuevo.
“Vendrá la semana que viene, tenía que trabajar esta noche. Cuando me entere cuando libra os lo diré y elegimos la noche.”
Mamá me besó en la mejilla y me acarició la otra.
“Bien,” respondió ella y volvió a la cocina.
“¿Cage lo sabe?”
Amanda preguntó en voz baja mientras se acercaba a mi lado. Asentí con la cabeza y me quedé sin aliento.
“Se ha mudado a mi habitación.”
Los ojos de Amanda se abrieron como platos.
“¡De ninguna manera!”
“Sí.”
“¿Y no te ha echado?”
Parecía sorprendida.
“¿Y dejar que Low se venga conmigo? No, él nunca haría eso.”
“Ah no creo en eso, decisión inteligente hermano.”
Me encogí de hombros.
“Soy bastante brillante.”
“Lo que sea.”

Me golpeó en la parte de atrás de mi cabeza y se fue a la cocina. Una vez que estaba toda la comida y estábamos los tres sentados, mi madre se aclaró la garganta.
“Bueno, hay algo que quería contaros. Desde nuestra última charla he tomado algunas decisiones.”
La mirada de temor en su cara me preocupó, esto no podía ser bueno. Tomé un largo sorbo de mi té dulce y esperé a que continuara.
“He hablado con vuestro padre esta semana, varias veces. Me atreví a mencionar la posibilidad de un divorcio. Le dije que si quería irse, estaba bien. Le he dejado ir,” ella se detuvo y giró la toalla entre sus manos nerviosamente. Eso no era una buena señal.
“Él no quiere el divorcio. Ambos creemos que ha estado pasando por una crisis de mediana edad,” ella levantó la mano cuando abrí mi boca para gritar.
“No Marcus, déjame terminar,” me suplicó.
No podía mirar a Amanda, Esto estaba a punto de darle esperanza, odiaba ver el alivio en su cara, sabía que sólo le haría daño cuando mi padre metiera la pata otra vez.
“No ha sido nuestra edad ni el haber vivido nuestra vida. Estas cosas pasan. Una crisis de mediana edad es muy común. Vuestro padre va a dejar a la chica, ella no va a trabajar más con él. Él va a volver a casa, vamos a intentar reconstruir lo que se ha roto, y os necesito a los dos detrás de mí, de nosotros. Enfadaros con vuestro padre no me va a ayudar,” tragó saliva y vi las lágrimas brillando en sus ojos azules.
“Quiero que recuerde lo bueno que es tener a toda la familia junta. Yo os necesito.”
Me senté allí, incapaz de mirar a mi hermana. Yo sabía que ella estaba detrás de todo esto, también sabía que mi madre quería que esto funcionara. Mi padre la había dado esperanza, el que yo me enfadase y diese múltiples problemas sólo les molestaba, no iba a hacer que cambiasen de opinión. Nada de lo que dijera iba a cambiar nada, lo querían mucho. Así que hice lo único que podía hacer.
“Está bien mamá, lo que tú quieras.”


Willow

Algo había enfadado a Marcus. Llevaba su atuendo habitual, auto reflexivo desde que me había recogido, pero yo podía sentir su enfado bajo la superficie. Tenía algo que ver con su familia, él había tenido una cena con ellos esta noche. Pero no podía obligarle a que me lo contara, si él quería contármelo lo haría.
Mis pensamientos cambiaron de rumbo y pensé en Larissa. Me quedé mirando al techo, sabiendo que esta noche no iba a dormir. Estaba muy cansada, pero mi mente no se iba a apagar.
La puerta se abrió lentamente y me sorprendí, me senté en la cama esperando ver a Marcus. Era Cage. Fruncí el ceño y me tapé para que no viese que llevaba una camiseta de Marcus para dormir, la última cosa que necesitaba era que se enfadase.

“Cage,” le susurré en voz baja.
“Habitación equivocada.”
Él no me escuchó y cerró la puerta detrás de él antes de caminar hacia la cama, y se sentó.
“No estoy tan borracho, sé que esta no es mi habitación.”
“Entonces, ¿qué estás haciendo?”
Se encogió de hombros y dejó escapar un suspiro.
“Te echo de menos, encontrarme la habitación y la cama vacía es una mierda.”
“Bueno, no puedes dormir aquí.”
Él frunció el ceño, extendió la mano y me apretó el brazo.
“Ya lo sé, sólo quería verte. Pensaba que estabas durmiendo, pensé que si te veía un poco podría irme a mi habitación e irme a dormir con esa imagen en la cabeza.”
Joder… es que podía ser tan dulce. Cage no era bueno con los cambios, este cambio era muy duro para él, y yo lo sabía.
“Lo siento, pero él me hace feliz Cage.”
Su ceño se profundizó.
“¿Por qué?”
¿Por qué? La lista podría ser interminable, pero yo sabía que solo una respuesta podría hacer que Cage se fuera abajo.
“Soy bastante para él.”
Cage dejó caer la cabeza en sus manos.
“¿Por qué estoy tan jodido Low? ¿Por qué no puedo ser como él? ¿Qué pasa conmigo?”
Mi corazón se rompió un poco. Los recuerdos de los moretones que cubrían su cuerpo y heridas en la frente y en su mejilla cruzaron mi mente. Él y yo teníamos problemas, pero lo mío era muy diferente.
“Nuestra vida no ha sido fácil,” le contesté y dirigí mi mano a su pelo negro y sedoso. Se quitó un poco las manos lo suficiente para que yo pudiera ver sus ojos.
“Pero tú no tienes problemas con el compromiso.”
“No, pero nadie me pegó tampoco.”
“Pero fuiste abandonada por un hombre que era demasiado estúpido para saber la increíble hija que tenía, y aun cuando tu madre estaba allí, no era como tenía que ser.”
Me acordé de la carita llorosa de Larissa y me cayó una lágrima.
“Oye,” extendió su mano y me quitó la lágrima.
“¿Qué pasa? No quería hacerte llorar.”
Sacudí la cabeza y agarré su muñeca.
“No, no lo hiciste. Es Larissa…”, me detuve.
Tenía que contárselo a alguien. Tenía que hablar de esto y Cage lo sabía, sabía lo que había vivido. Él lo entendería.
“Conocí a su padre hace poco.”
Los ojos de Cage se abrieron más.
“¿En serio?”
“Sí, él está casado y es viejo. Dice que va a dejar su esposa y se va a llevar a Larissa y a Tawny lejos de todo.”
Cage no me preguntó si me sentaba mal. Él me ayudó cuando mi padre se fue de la ciudad con su familia de verdad.
“Oh, maldita sea,” susurró.
Asentí con la cabeza.
“Tal vez lo haga Low. Tal vez él no haga lo que tu padre te hizo a ti.”
Negué con la cabeza.
“No, no lo ves. Si él deja a su esposa, Tawny habrá roto un matrimonio. Alguien más tiene el corazón roto, él le va a hacer daño a alguien de cualquier forma. Está casado. Él ya le prometió a Dios que iba a acariciar a su esposa. Ahora él tiene dos familias y una de esas familias va a sufrir.”
Cage dejó escapar un largo suspiro, nos sentamos en silencio durante unos minutos. Miré más allá de él hacia la puerta y pensé en Marcus que estaba durmiendo en el sofá. No quería que viera a Cage aquí, seguía sin entender la relación nuestra relación, esto le enfadaba.
“Gracias por escucharme, pero…” asentí y miré hacia la puerta odiando tener que decirle que saliera. Él me dio una sonrisa triste y se puso de pie.
“Pero tengo que salir de aquí antes de que el galán me atrape.”
“Algo así,” le contesté.

Él asintió con la cabeza y me lanzó un beso antes de salir de la habitación. Me recosté y cerré los ojos. Decir mis miedos en voz alta me había ayudado. El sueño me invadió poco a poco.
Sentí los besos en mi rostro y me volví a la calidez que estaba a mi lado. Cuando el aroma limpio de Marcus llegó a mi nariz abrí los ojos. No estaba bajo las sábanas conmigo, esa fue mi primera observación. Mi segunda observación fue que llevaba una camiseta. La tercera observación fue que su aliento olía a menta fresca, con esa observación metí la cabeza en su hombro para que no pudiera oler mi aliento de por la mañana. Su sonrisa me hizo temblar.

“¿Qué estás ocultando?”, su aliento fresco me hizo cosquillas en la oreja.
“No me he lavado los dientes,” murmuré y se rio en voz alta.
“Estoy segurísimo de que tu aliento de por la mañana es tan dulce como tú.”
“Mmm, no creo, créeme que apesta como el resto del mundo,” le aseguré resistiéndome a inclinar la cara y mirarle.
“Está bien ocultar tu rostro de mí, pero te diré que no me gusta dejar de lado tu mirada soñolienta.”
“¿Mi mirada soñolienta?”
“Sí, tu mirada soñolienta. Cuando abres por primera vez los ojos por la mañana tienes la expresión más sexy. Sus párpados no se abren del todo, las largas pestañas rozan las mejillas y el labio inferior está hinchado de habérselo mordisqueado en sueños.”
Guau, estaba completamente rendida ante él, y yo tenía mal aliento. Fabuloso. Gemí contra su pecho.
“Eso sólo me da ganas de darme la vuelta y subirme encima de ti y besarte hasta dejarte sin sentido.”
“Por favor, como eres mi invitada no te voy a detener.” Me reí, le di una palmada en el pecho y me levanté.
“No te muevas y déjame que me refresque. No te muevas,” le señalé para enfatizar mi orden antes de correr hacia el baño y cepillarme los dientes y luego mi pelo.

Corrí hacia la habitación y suspiré de felicidad al verlo apoyado en la puerta. Llevaba una camiseta, pero estaba en bóxer y se le veían sus largas piernas bronceadas. Y los pies descalzos de Marcus Hardy eran francamente sexys. Levanté la mirada de nuevo a su cara y vi que estaba sonriendo.

“¿Cumplo con tu aprobación?”
Riendo le seguí hasta la cama, pero mi primera amenaza para saltar encima de él parecía un poco demasiado extrema. En cambio, me acurruqué a su lado e incliné mi cabeza hacia él.
“¿Qué? ¿No te ibas a arrastrar encima de mí y a sacar tu lado salvaje conmigo?”
La burla en su voz hizo que mi estómago revoloteara. Sintiéndome un poco valiente ahora que había sacado el tema, le pasé una pierna por encima de su regazo y me senté a horcajadas encima de él. Su sonrisa desapareció y sus ojos brillaron con interés.
“Vamos a ver yo creo que el siguiente paso es este,” le susurré tomando su cara entre mis manos y me incliné para besarle.

Sus manos se deslizaron por mis muslos y debajo de mi camiseta para agarrar mi cintura. Su lengua se enredó con la mía mientras nos tocábamos. Él chupó mi lengua, me sorprendió y me acerqué más presionándole.
Jadeábamos al mismo tiempo. Mi cuerpo sabía por instinto lo que tenía que hacer. Marcus comenzó a respirar con fuerza y su beso se hizo más intenso. Su boca dejó la mía y grité cuando empezó a besar mi cuello y se detuvo a mordisquear y lamer mi piel. Algo estaba ocurriendo dentro de mí que me asustó, pero era tan emocionante que no podía parar. Seguí balanceándome y Marcus agarró mi cintura y me apretó cada vez más.

“Ay dios bebé,” su cabeza cayó hacia atrás contra la cabecera de la cama y me detuve jadeando y dolorida, pero preocupada por si le había hecho daño.
“¿Qué?”, me las arreglé para decirle en un susurro ahogado.
Abrió los ojos, me soltó la cintura y me cogió la cara.
“Vas a hacer que me vuelva loco.”

Tomó respiraciones cortas después de cada palabra antes de besarme de nuevo. Me mecí contra él una vez más y entonces mi mundo se vino abajo. Era como si alguien hubiera encendido un cohete entre mis piernas. El grito que sabía que era mío sonaba como si perteneciera a otra persona, y me agarré a Marcus temiendo caerme. ¿Qué había hecho? ¿Podría hacerlo de nuevo? Cuando mi corazón empezó a disminuir y la respiración iba más despacio me di cuenta que estaba bien envuelta en los brazos de Marcus y mi cabeza estaba metida en la curva de su cuello y su hombro. Santo Dios. Había apretado muchísimo a Marcus. ¿Qué había hecho? ¿Cómo iba a mirarlo? ¿Qué le iba a decir? ¿Pensaba que estaba loca? Estaba bastante segura de que acababa de gritar como un alma en pena. Era un milagro que Cage no hubiera venido. Marcus me acarició el pelo.

“Low,” su voz era ronca.
“Sí,” le contesté manteniendo mi cara enterrada con seguridad en su cuello.
“Mírame.”
Mierda…. Poco a poco perdí el calor de mi pequeño refugio. Alcé los ojos para encontrarme con él y su sonrisa sexy me alivió al instante. Sus ojos estaban encapuchados, como si acabara de despertarse.
“¿Qué pasa?”, me preguntó sosteniéndome la mirada. Mi cara se puso roja.
“Mmm… yo…,” ¿qué iba a decir? Lo siento por volverme loca en tu regazo.
“Low…”, extendió la mano y le pasé la mano por el cuello.
“¿Fue tu primer orgasmo?”

Oh, estoy enloqueciendo. Entendí completamente la fascinación por esas cosas ahora. Asentí con la cabeza y sabía que mi rostro estaba rojísimo. Su sonrisa creció, era muy evidente que estaba muy contento. Bueno, eso era bueno.

“¿Te gustó?” dejé escapar una pequeña carcajada, No me preguntó nada más.
“Diría que por el hecho de haberme comportado como una loca, si me gustó sí.”

Él se rio, se inclinó hacia adelante, me besó en los labios y luego se echó hacia atrás. La fricción me hizo jadear. Oh, seguía estando duro… ¿No se supone que era difícil que los hombres se pusieran así de rápido otra vez? Oh…

“Tú, oh…”
Miré hacia abajo rezando para que no se moviera otra vez, porque por alguna razón yo estaba muy sensible.
“Estoy bien. Muy muy bien,” dijo con un tono divertido, “lo prometo.”
Mi mirada se fue a sus brazos y las pequeñas marcas en mis uñas rojas. Le miré.
“Lo siento…”

Levantó las cejas.

“Low, esas marcas son muy sexys. ¿Qué sientes? Confía en mí, voy a estar muy orgulloso.”
Oh. Se aclaró la garganta y me agarró la cintura y me alejó de él.
“Mmm, yo necesito ir a ducharme, si seguimos aquí las cosas se van a poner mucho más intensas,” explicó, se inclinó y me besó una vez más antes de levantarse.
“Estaré aquí en pocos minutos. Tenemos que ir a un lugar hoy, un amigo que me gustaría que conocieras nos invitó a una cosa.”

¿Una cosa? Observé cómo se alejaba. Su culo era bastante impresionante… Los bóxer le quedaban bastante bien.

Suspiré felizmente antes de saltar para prepararme.

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