Marcus
Llegué a
casa de mi madre y aparqué detrás del nuevo Mercedes de Amanda. Iba un poco
tarde, pero me había costado mucho dejar a Willow en el trabajo después de ver
como estaba. Estaba muy disgustada, yo ni siquiera había conocido a su hermana
y ya me caía realmente mal. Si no fuera porque era la madre de Larissa, la
odiaría. Quería decirle que sabía cómo eran las relaciones familiares, pero
echarle la culpa a ella no era la solución. Era muy sensible. Quería que se
preocupara sólo por mí y quería hacerla feliz.
Al abrir la
puerta entré sin llamar, era la noche de la cena en familia. La semana que
viene tenía la intención de llevar a Willow conmigo, quería que conociera a mi
madre. Tenía que averiguar su horario de trabajo y nos gustaría asegurarnos tener
la cena familiar en una noche que ella tuviera disponible.
“Bueno, ya ha llegado el enamorado
aquí,” bromeó
Amanda.
Sonreí, no
tenía sentido negarlo. Yo no estaba enamorado todavía, pero quedaba poco.
“¿Enamorado?”
Mamá salió
de la cocina con el delantal blanco y un vaso de vino blanco en la mano.
“Sí, enamorado. Deberías verlo con
ella, mamá. Él es tan dulce y posesivo, es adorable y un poco empalagoso.”
El rostro de
mi madre se iluminó con la descripción de Amanda, ella había estado muy
preocupada por mí después de lo de Sadie.
“¿Y por qué no la has traído esta
noche? Quiero ver esa escena empalagosa por mí misma.”
Me acerqué y
la abracé porque sabía que necesitaba el cariño y yo estaba tan contento de
verla sonreír de nuevo.
“Vendrá la semana que viene, tenía
que trabajar esta noche. Cuando me entere cuando libra os lo diré y elegimos la
noche.”
Mamá me besó
en la mejilla y me acarició la otra.
“Bien,” respondió ella y volvió a la cocina.
“¿Cage lo sabe?”
Amanda
preguntó en voz baja mientras se acercaba a mi lado. Asentí con la cabeza y me
quedé sin aliento.
“Se ha mudado a mi habitación.”
Los ojos de
Amanda se abrieron como platos.
“¡De ninguna manera!”
“Sí.”
“¿Y no te ha echado?”
Parecía
sorprendida.
“¿Y dejar que Low se venga conmigo? No,
él nunca haría eso.”
“Ah no creo en eso, decisión
inteligente hermano.”
Me encogí de
hombros.
“Soy bastante brillante.”
“Lo que sea.”
Me golpeó en
la parte de atrás de mi cabeza y se fue a la cocina. Una vez que estaba toda la
comida y estábamos los tres sentados, mi madre se aclaró la garganta.
“Bueno, hay algo que quería contaros.
Desde nuestra última charla he tomado algunas decisiones.”
La mirada de
temor en su cara me preocupó, esto no podía ser bueno. Tomé un largo sorbo de
mi té dulce y esperé a que continuara.
“He hablado con vuestro padre esta
semana, varias veces. Me atreví a mencionar la posibilidad de un divorcio. Le
dije que si quería irse, estaba bien. Le he dejado ir,” ella se detuvo y giró la toalla entre
sus manos nerviosamente. Eso no era una buena señal.
“Él no quiere el divorcio. Ambos
creemos que ha estado pasando por una crisis de mediana edad,” ella levantó la mano cuando abrí mi
boca para gritar.
“No Marcus, déjame terminar,” me suplicó.
No podía
mirar a Amanda, Esto estaba a punto de darle esperanza, odiaba ver el alivio en
su cara, sabía que sólo le haría daño cuando mi padre metiera la pata otra vez.
“No ha sido nuestra edad ni el haber
vivido nuestra vida. Estas cosas pasan. Una crisis de mediana edad es muy
común. Vuestro padre va a dejar a la chica, ella no va a trabajar más con él.
Él va a volver a casa, vamos a intentar reconstruir lo que se ha roto, y os
necesito a los dos detrás de mí, de nosotros. Enfadaros con vuestro padre no me
va a ayudar,” tragó
saliva y vi las lágrimas brillando en sus ojos azules.
“Quiero que recuerde lo bueno que es
tener a toda la familia junta. Yo os necesito.”
Me senté
allí, incapaz de mirar a mi hermana. Yo sabía que ella estaba detrás de todo
esto, también sabía que mi madre quería que esto funcionara. Mi padre la había
dado esperanza, el que yo me enfadase y diese múltiples problemas sólo les
molestaba, no iba a hacer que cambiasen de opinión. Nada de lo que dijera iba a
cambiar nada, lo querían mucho. Así que hice lo único que podía hacer.
“Está bien mamá, lo que tú quieras.”
Willow
Algo había
enfadado a Marcus. Llevaba su atuendo habitual, auto reflexivo desde que me había
recogido, pero yo podía sentir su enfado bajo la superficie. Tenía algo que ver
con su familia, él había tenido una cena con ellos esta noche. Pero no podía
obligarle a que me lo contara, si él quería contármelo lo haría.
Mis
pensamientos cambiaron de rumbo y pensé en Larissa. Me quedé mirando al techo,
sabiendo que esta noche no iba a dormir. Estaba muy cansada, pero mi mente no
se iba a apagar.
La puerta se
abrió lentamente y me sorprendí, me senté en la cama esperando ver a Marcus.
Era Cage. Fruncí el ceño y me tapé para que no viese que llevaba una camiseta
de Marcus para dormir, la última cosa que necesitaba era que se enfadase.
“Cage,” le susurré en voz baja.
“Habitación equivocada.”
Él no me
escuchó y cerró la puerta detrás de él antes de caminar hacia la cama, y se
sentó.
“No estoy tan borracho, sé que esta
no es mi habitación.”
“Entonces, ¿qué estás haciendo?”
Se encogió
de hombros y dejó escapar un suspiro.
“Te echo de menos, encontrarme la
habitación y la cama vacía es una mierda.”
“Bueno, no puedes dormir aquí.”
Él frunció
el ceño, extendió la mano y me apretó el brazo.
“Ya lo sé, sólo quería verte. Pensaba
que estabas durmiendo, pensé que si te veía un poco podría irme a mi habitación
e irme a dormir con esa imagen en la cabeza.”
Joder… es
que podía ser tan dulce. Cage no era bueno con los cambios, este cambio era muy
duro para él, y yo lo sabía.
“Lo siento, pero él me hace feliz
Cage.”
Su ceño se
profundizó.
“¿Por qué?”
¿Por qué? La
lista podría ser interminable, pero yo sabía que solo una respuesta podría
hacer que Cage se fuera abajo.
“Soy bastante para él.”
Cage dejó
caer la cabeza en sus manos.
“¿Por qué estoy tan jodido Low? ¿Por
qué no puedo ser como él? ¿Qué pasa conmigo?”
Mi corazón
se rompió un poco. Los recuerdos de los moretones que cubrían su cuerpo y
heridas en la frente y en su mejilla cruzaron mi mente. Él y yo teníamos
problemas, pero lo mío era muy diferente.
“Nuestra vida no ha sido fácil,” le contesté y dirigí mi mano a su
pelo negro y sedoso. Se quitó un poco las manos lo suficiente para que yo
pudiera ver sus ojos.
“Pero tú no tienes problemas con el
compromiso.”
“No, pero nadie me pegó tampoco.”
“Pero fuiste abandonada por un hombre
que era demasiado estúpido para saber la increíble hija que tenía, y aun cuando
tu madre estaba allí, no era como tenía que ser.”
Me acordé de
la carita llorosa de Larissa y me cayó una lágrima.
“Oye,” extendió su mano y me quitó la
lágrima.
“¿Qué pasa? No quería hacerte
llorar.”
Sacudí la
cabeza y agarré su muñeca.
“No, no lo hiciste. Es Larissa…”, me detuve.
Tenía que
contárselo a alguien. Tenía que hablar de esto y Cage lo sabía, sabía lo que
había vivido. Él lo entendería.
“Conocí a su padre hace poco.”
Los ojos de
Cage se abrieron más.
“¿En serio?”
“Sí, él está casado y es viejo. Dice
que va a dejar su esposa y se va a llevar a Larissa y a Tawny lejos de todo.”
Cage no me
preguntó si me sentaba mal. Él me ayudó cuando mi padre se fue de la ciudad con
su familia de verdad.
“Oh, maldita sea,” susurró.
Asentí con
la cabeza.
“Tal vez lo haga Low. Tal vez él no
haga lo que tu padre te hizo a ti.”
Negué con la
cabeza.
“No, no lo ves. Si él deja a su
esposa, Tawny habrá roto un matrimonio. Alguien más tiene el corazón roto, él
le va a hacer daño a alguien de cualquier forma. Está casado. Él ya le prometió
a Dios que iba a acariciar a su esposa. Ahora él tiene dos familias y una de
esas familias va a sufrir.”
Cage dejó
escapar un largo suspiro, nos sentamos en silencio durante unos minutos. Miré
más allá de él hacia la puerta y pensé en Marcus que estaba durmiendo en el
sofá. No quería que viera a Cage aquí, seguía sin entender la relación nuestra
relación, esto le enfadaba.
“Gracias por escucharme, pero…” asentí y miré hacia la puerta
odiando tener que decirle que saliera. Él me dio una sonrisa triste y se puso
de pie.
“Pero tengo que salir de aquí antes
de que el galán me atrape.”
“Algo así,” le contesté.
Él asintió
con la cabeza y me lanzó un beso antes de salir de la habitación. Me recosté y
cerré los ojos. Decir mis miedos en voz alta me había ayudado. El sueño me
invadió poco a poco.
Sentí los
besos en mi rostro y me volví a la calidez que estaba a mi lado. Cuando el
aroma limpio de Marcus llegó a mi nariz abrí los ojos. No estaba bajo las
sábanas conmigo, esa fue mi primera observación. Mi segunda observación fue que
llevaba una camiseta. La tercera observación fue que su aliento olía a menta
fresca, con esa observación metí la cabeza en su hombro para que no pudiera
oler mi aliento de por la mañana. Su sonrisa me hizo temblar.
“¿Qué estás ocultando?”, su aliento fresco me hizo cosquillas
en la oreja.
“No me he lavado los dientes,” murmuré y se rio en voz alta.
“Estoy segurísimo de que tu aliento
de por la mañana es tan dulce como tú.”
“Mmm, no creo, créeme que apesta como
el resto del mundo,” le
aseguré resistiéndome a inclinar la cara y mirarle.
“Está bien ocultar tu rostro de mí,
pero te diré que no me gusta dejar de lado tu mirada soñolienta.”
“¿Mi mirada soñolienta?”
“Sí, tu mirada soñolienta. Cuando abres
por primera vez los ojos por la mañana tienes la expresión más sexy. Sus
párpados no se abren del todo, las largas pestañas rozan las mejillas y el
labio inferior está hinchado de habérselo mordisqueado en sueños.”
Guau, estaba
completamente rendida ante él, y yo tenía mal aliento. Fabuloso. Gemí contra su
pecho.
“Eso sólo me da ganas de darme la
vuelta y subirme encima de ti y besarte hasta dejarte sin sentido.”
“Por favor, como eres mi invitada no
te voy a detener.” Me
reí, le di una palmada en el pecho y me levanté.
“No te muevas y déjame que me
refresque. No te muevas,” le señalé para enfatizar mi orden antes de correr hacia el baño y
cepillarme los dientes y luego mi pelo.
Corrí hacia
la habitación y suspiré de felicidad al verlo apoyado en la puerta. Llevaba una
camiseta, pero estaba en bóxer y se le veían sus largas piernas bronceadas. Y
los pies descalzos de Marcus Hardy eran francamente sexys. Levanté la mirada de
nuevo a su cara y vi que estaba sonriendo.
“¿Cumplo con tu aprobación?”
Riendo le
seguí hasta la cama, pero mi primera amenaza para saltar encima de él parecía
un poco demasiado extrema. En cambio, me acurruqué a su lado e incliné mi
cabeza hacia él.
“¿Qué? ¿No te ibas a arrastrar encima
de mí y a sacar tu lado salvaje conmigo?”
La burla en
su voz hizo que mi estómago revoloteara. Sintiéndome un poco valiente ahora que
había sacado el tema, le pasé una pierna por encima de su regazo y me senté a
horcajadas encima de él. Su sonrisa desapareció y sus ojos brillaron con interés.
“Vamos a ver yo creo que el siguiente
paso es este,” le
susurré tomando su cara entre mis manos y me incliné para besarle.
Sus manos se
deslizaron por mis muslos y debajo de mi camiseta para agarrar mi cintura. Su
lengua se enredó con la mía mientras nos tocábamos. Él chupó mi lengua, me
sorprendió y me acerqué más presionándole.
Jadeábamos
al mismo tiempo. Mi cuerpo sabía por instinto lo que tenía que hacer. Marcus
comenzó a respirar con fuerza y su beso se hizo más intenso. Su boca dejó la
mía y grité cuando empezó a besar mi cuello y se detuvo a mordisquear y lamer
mi piel. Algo estaba ocurriendo dentro de mí que me asustó, pero era tan
emocionante que no podía parar. Seguí balanceándome y Marcus agarró mi cintura
y me apretó cada vez más.
“Ay dios bebé,” su cabeza cayó hacia atrás contra la
cabecera de la cama y me detuve jadeando y dolorida, pero preocupada por si le
había hecho daño.
“¿Qué?”, me las arreglé para decirle en un
susurro ahogado.
Abrió los
ojos, me soltó la cintura y me cogió la cara.
“Vas a hacer que me vuelva loco.”
Tomó respiraciones
cortas después de cada palabra antes de besarme de nuevo. Me mecí contra él una
vez más y entonces mi mundo se vino abajo. Era como si alguien hubiera
encendido un cohete entre mis piernas. El grito que sabía que era mío sonaba
como si perteneciera a otra persona, y me agarré a Marcus temiendo caerme. ¿Qué
había hecho? ¿Podría hacerlo de nuevo? Cuando mi corazón empezó a disminuir y
la respiración iba más despacio me di cuenta que estaba bien envuelta en los
brazos de Marcus y mi cabeza estaba metida en la curva de su cuello y su
hombro. Santo Dios. Había apretado muchísimo a Marcus. ¿Qué había hecho? ¿Cómo
iba a mirarlo? ¿Qué le iba a decir? ¿Pensaba que estaba loca? Estaba bastante
segura de que acababa de gritar como un alma en pena. Era un milagro que Cage
no hubiera venido. Marcus me acarició el pelo.
“Low,” su voz era ronca.
“Sí,” le contesté manteniendo mi cara
enterrada con seguridad en su cuello.
“Mírame.”
Mierda…. Poco
a poco perdí el calor de mi pequeño refugio. Alcé los ojos para encontrarme con
él y su sonrisa sexy me alivió al instante. Sus ojos estaban encapuchados, como
si acabara de despertarse.
“¿Qué pasa?”, me preguntó sosteniéndome la mirada.
Mi cara se puso roja.
“Mmm… yo…,” ¿qué iba a decir? Lo siento por
volverme loca en tu regazo.
“Low…”, extendió la mano y le pasé la mano
por el cuello.
“¿Fue tu primer orgasmo?”
Oh, estoy
enloqueciendo. Entendí completamente la fascinación por esas cosas ahora.
Asentí con la cabeza y sabía que mi rostro estaba rojísimo. Su sonrisa creció,
era muy evidente que estaba muy contento. Bueno, eso era bueno.
“¿Te gustó?” dejé escapar una pequeña carcajada, No
me preguntó nada más.
“Diría que por el hecho de haberme
comportado como una loca, si me gustó sí.”
Él se rio,
se inclinó hacia adelante, me besó en los labios y luego se echó hacia atrás.
La fricción me hizo jadear. Oh, seguía estando duro… ¿No se supone que era difícil
que los hombres se pusieran así de rápido otra vez? Oh…
“Tú, oh…”
Miré hacia
abajo rezando para que no se moviera otra vez, porque por alguna razón yo
estaba muy sensible.
“Estoy bien. Muy muy bien,” dijo con un tono divertido, “lo prometo.”
Mi mirada se
fue a sus brazos y las pequeñas marcas en mis uñas rojas. Le miré.
“Lo siento…”
Levantó las
cejas.
“Low, esas marcas son muy sexys. ¿Qué
sientes? Confía en mí, voy a estar muy orgulloso.”
Oh. Se
aclaró la garganta y me agarró la cintura y me alejó de él.
“Mmm, yo necesito ir a ducharme, si
seguimos aquí las cosas se van a poner mucho más intensas,” explicó, se inclinó y me besó una vez
más antes de levantarse.
“Estaré aquí en pocos minutos.
Tenemos que ir a un lugar hoy, un amigo que me gustaría que conocieras nos
invitó a una cosa.”
¿Una cosa?
Observé cómo se alejaba. Su culo era bastante impresionante… Los bóxer le
quedaban bastante bien.
Suspiré
felizmente antes de saltar para prepararme.
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