Preston
Era fuera de temporada para mí. Aparte de los entrenamientos, estaba libre después de las clases. El año pasado me iba de fiesta cada día, pero este año las cosas serían diferentes.
Me paré frente a los campos de fútbol de los jóvenes. De acuerdo con lo que me había dicho Brent, sus entrenamientos serían aquí todos los martes y jueves de cinco y media a siete.
Me dirigí hacia el lado de la valla, donde los padres estaban sentados en sillas de jardín mientras miraban a sus hijos.
Cuando por fin llegué a jugar al béisbol, los padres siempre iban a nuestros entrenamientos, aunque mi madre nunca vino.
Yo sabía que ella nunca había ido a los entrenamientos ni a los partidos de Brent, por eso estaba yo aquí, animándolo. De momento, no conocía ni el rechazo ni la soledad.
Cuando llegué a la puerta, vi a los chicos calentando y haciendo estiramientos, y traté de averiguar dónde estaba Brent. Todos parecían iguales con esos cascos y almohadillas de fútbol.
"Tú no pareces lo suficientemente mayor como para tener un hijo aquí. Debes ser el hermano mayor," dijo una voz de mujer mayor detrás de mí.
Eché un vistazo por encima del hombro para ver a la madre de alguno de los chicos sonriéndome desde su silla. Tenía cerca de cuarenta años, pero iba vestida como si tuviera veinte. Tenía buen cuerpo, pero no estaba aquí por eso, estaba aquí por Brent.
"Sí, señora. Mi hermano está jugando este año," le contesté.
Las mujeres de su edad odiaban cuando las llamaban 'señoras'. Me hizo sonreír. Ahora me dejaría en paz.
Me volví hacia el campo justo cuando el entrenador gritó: "A por agua."
Los chicos se quitaron los cascos y salieron corriendo hacia la valla, donde estaban los grandes contenedores de agua.
Los ojos de Brent se clavaron en los míos, e hizo una pausa antes de que le saliese su gran sonrisa. Pasó del agua y vino directamente hacia mí.
"¡Preston! Has venido." La emoción en su voz hizo que mi corazón me doliera un poco.
"Por supuesto que estoy aquí. Tú estás entrenando y no quería perdérmelo."
"El entrenador me ha dicho que tengo mucha velocidad."
"Claro que tienes velocidad. Eres igual que yo."
Su sonrisa ahora es mucho más grande. "Tengo que ir a por agua y volver. ¿Te vas a quedar hasta que termine?"
Si hubiera tenido otro plan lo habría cancelado. No podía ignorar su mirada de esperanza.
"Sí. Cuando termines iremos a por una hamburguesa bien grande, y luego te llevo de vuelta a casa."
Brent gritó, y me dijo adiós antes de ir a por agua. No dejaba de mirarme para asegurarse de que no me había movido. No me iba a ir a ninguna parte.
"¿Eres familia de Brent Carey?" El tono de sorpresa en la voz de la mujer que había detrás de mí no me pasó desapercibido.
Mis instintos protectores ganaron y me di la vuelta para mirarla. "Sí, lo soy. Es mi hermano pequeño," le contesté, desafiándola a no decir nada sobre él. No me importaba que fuera una mujer, no iba a dejar que dijera cosas malas sobre Brent.
"Oh, bueno, Es sólo que nadie viene a buscarlo, ni a la escuela ni a nada. No sabía que tenía un hermano mayor."
Ella no se merecía una explicación. Pero maldita sea, no quería que ella hablase de mi familia. Me dolió. Los niños no deberían tener que pasar por esto.
"Él es mi hermano," fue mi única respuesta.
Volví mi atención al campo, y vi que Brent me observaba mientras se ponía en posición. Iba a hacer caso omiso de los comentarios sarcásticos de idiotas que no tenían nada mejor que hacer que hablar de otras personas.
Durante la siguiente hora y media vi entrenar a Brent. Era bueno, más que bueno, y su entrenador tenía razón, era muy rápido. Necesitaba unos guantes si iba a manejar tanto la pelota. Los conseguiríamos esta noche.
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Después de comprarle a Brent sus guantes, nos dirigimos a Pickle Shack. Este era el único sitio en la ciudad donde podías comer una hamburguesa decente. Y aparte de eso, sabía que a mi hermano le encantaban los juegos de arcade que había dentro.
"¿Sólo dos?" me preguntó ella, batiendo sus pestañas hacia mí.
La chica tal vez tenía dieciséis años, maldita sea, aprendían rápido.
Asentí con la cabeza, ella se dio la vuelta y se pavoneó hacia una esquina. Fui detrás de Brent, pero mis pies se pararon cuando mis ojos se encontraron con Amanda. No la había visto desde que me dejó en el aparcamiento de mi edificio hace tres días. No había parado de pensar en ella, pero había mantenido la distancia.
Verla aquí fue una sacudida. El tiempo sin ella me había ayudado, pero al mirar sus ojos verdes ahora, sabía que nunca lo superaría. Era tan malditamente dulce, y yo era el más idiota del mundo.
"¿Vienes, Preston?" me preguntó Brent, sacándome de mi trance.
Quité mi mirada de Amanda y me dirigí a nuestra mesa. Quería que esta noche fuera sólo con Brent. No necesitaba imágenes de Amanda en mi cabeza. No necesitaba ver al idiota que había a su lado, sabía que no era lo suficientemente bueno para ella. No había nadie tan bueno.
"¿Quiénes son?" preguntó Brent, mirándome con curiosidad, luego miró a Amanda que estaba observando su bebida y torciendo la pajita con nerviosismo.
"Oh, nadie," le contesté, abriendo el menú.
"Esa chica guapa y rubia sigue mirándote," dijo Brent, demasiado alto.
No podía... la miré otra vez. Brent tenía razón, ella me estaba mirando. Una pequeña sonrisa asomó a la comisura de sus preciosos labios. No le había besado esos labios. Ella no entendía por qué, pero fue así. Incluso borracho, sabía que algunas cosas eran demasiado buenas para mí. Esos labios tan perfecto estaban fuera de los límites de alguien como yo. No los merecía. Pero, por lo menos he podido saborear el resto de su cuerpo. En cambio, no me acordaba. Aunque tenía sueños que lo demostraban.
"Es la hermana de un amigo," le expliqué, y volví mi atención al menú.
"¿De qué amigo?" preguntó Brent con curiosidad. Quería decirle que parase, pero no quería molestarlo. Era sensible con esas cosas, gracias a nuestra madre.
"Marcus Hardy, no lo conoces."
Brent asintió. "He oído hablar acerca de él antes. Mamá dice que tiene un montón de dinero. ¿Eso quiere decir que ella también lo tiene? Porque es muy bonita, y creo que le gustas."
No podía dejar de reírme, los niños eran demasiado atentos. "Sí, ella tiene dinero, pero te equivocas, no creo que le guste. No le importo mucho."
Brent dejó escapar un suspiro. "Apesta ser pobre. No les gustas nunca a las chicas guapas."
Maldita sea. Odiaba decirle algo así.
"Cuando te haces mayor, no importa el dinero. Ahora mismo, las niñas escuchan lo que les dicen sus madres, pero no será siempre así."
Brent frunció el ceño, luego se volvió hacia la mesa donde estaba sentada Amanda.
"Ella está con ese chico, él le está diciendo algo al oído, pero ella todavía te está mirando a ti."
Era muy difícil de ignorarla mientras Brent me estaba dando una descripción detallada de lo que estaban haciendo.
La miré y vi que estaba de pie con los demás. El chico le estaba diciendo algo muy cerca, pero Brent estaba en lo cierto, ella me estaba mirando a mí, y eso me gustaba. No tenía sentido negarlo, me encantaba que no le hiciera caso. Quería su atención, quería que ella me quisiera, porque la deseaba.
Ella negó con la cabeza a lo que el chico le dijo, y luego le dijo adiós. Me sentí aliviado. La idea de que ella se fuera a algún sitio con otro chico no me sentaba bien. Sabía que él lo estaba deseando, no lo culpaba, pero no me gustaba nada.
Amanda se dirigía hacia nosotros. Mierda.
"Ella viene hacia aquí," anunció Brent con temor.
Yo también estaba sorprendido, no esperaba que me reconociese. Aunque no llevaba pantalones cortos, llevaba unos vaqueros largos muy ajustados, y eso no hacía más que alimentar mi imaginación.
"Hola, Preston," dijo, sonriéndome. La mirada nerviosa en sus ojos era lo único que delataba el hecho de que esto no había sido una decisión fácil.
Miró a Brent. "Hola, soy Amanda."
Brent le sonrío. "Hola, soy Brent. Preston es mi hermano mayor.”
Ahora ella sonreía suavemente, la estrechez de sus nervios ya no estaba.
Maldita sea, esto no era bueno. Necesitaba que se mantuviera alejada de mí, porque Dios sabía que yo no era lo suficientemente fuerte para decirle que no.
"Es un placer conocerte, Brent. Se nota el parecido."
"¿En serio?" preguntó Brent, sorprendido.
Amanda rio, y mi corazón saltó.
"Sí, de verdad."
"¿Quieres sentarte con nosotros?" preguntó Brent, dejándole un poco de espacio rápidamente.
Amanda me miró y pude ver la incertidumbre en sus ojos. "Yo... mmm..."
"A los dos nos gustaría que te unieras, si quieres," le aseguré.
Ella sonrió y se sentó junto a Brent.
"¿Ya has comido?" preguntó Brent, empujándole un menú. Él estaba ansioso por conseguir que se quedara. Era muy muy divertido. El pequeño tenía buen gusto.
"Podría comer un postre. Ya me he comido una hamburguesa y patatas fritas," respondió ella, sonriéndole.
"Está bien. Guay," dijo Brent, cogiendo de nuevo el menú para mirarlo.
No podía dejar de mirarla, estaba tan cerca. Había estado tres días acordándome de ella, pero ahora sabía que era muy real, la había tocado, había estado dentro de ella. Todo lo que quería ahora era hacerlo otra vez, pero no estando borracho. Quería besarla y asegurarme de que ella sabía sabía lo mucho que la quería. Quería escuchar esos sonidos tan sexys que había escuchado en mis sueños con claridad.
"¿Cómo estás?" me preguntó, interrumpiendo mis pensamientos sobre ella desnuda debajo de mí otra vez.
"Supongo que bien. He estado pensando sobre las cosas..."
Me detuve y miré a Brent, que estaba leyendo el menú, antes de mirarla a ella.
"Yo también. Lo siento por cómo salió todo."
¿Por qué estaba arrepentida? Yo era el único que debía disculparse. "Manda, no tienes nada por lo que pedir perdón. Fue todo mi culpa."
Apareció una pequeña sonrisa en sus labios. ¿Podría ser más sexy? "Quizás, pero no estaba pensando con claridad."
"Quiero una hamburguesa con queso," anunció Brent, pasándome el menú a mí. Me estaba recordando que tenía público. Casi había dicho algo que Brent no necesitaba oír.
"Buena elección, es lo que siempre elijo yo," le dijo Amanda.
"Preston me trajo aquí una vez y tomé una hamburguesa con queso. Estaba muy buena, pero tenía que compartir mis patatas fritas con Daisy porque ella se olvidó de pedirlas y quería de las mías. Era molesto."
Amanda me miró. "¿Quién es Daisy?"
"Mi hermana pequeña. Preston la trata como a un bebé, aunque no lo es."
La sonrisa en el rostro de Amanda se suavizó. A ella le gustaba eso.
"Preston trata así a todas las chicas. Estoy segura de que tu hermana pequeña no es diferente," le dijo Amanda a Brent.
Brent asintió. "Sí, lo sé. Mamá dice que está cada noche con una chica diferente."
"Ya está bien, Brent." Lo paré antes de que pudiera decir demasiado.
Él sonrío y agachó la cabeza. Entendió lo que había dicho.
Amanda reprimió una risa, y sus ojos brillaron con diversión cuando me miró.
Amanda
Brent era adorable, era como Preston pero en pequeño. Me contó su entrenamiento de fútbol y que le quedaba poco para el partido. Preston le había pagado el fútbol de este año, y él estaba extremadamente agradecido. Algo tan pequeño era un gran problema para él. Eso me hizo preguntarme en la situación que estaba su familia. Sabía que había crecido en la parte peligrosa de la ciudad, pero no sabía exactamente lo mal que lo había pasado.
"Así que, ¿puedes venir a mi partido del sábado?" preguntó Brent, interrumpiendo mis pensamientos. No había esperado una invitación.
Miré a Preston, que me observaba, no estaba segura de qué responder. Quería ir al partido, pero no quería que Preston pensara que estaba usando a su hermano para llegar a él. No quería llegar a él de nuevo. Al hacerlo, no había terminado muy bien.
"Oh, bueno, me encantaría ir a verte. Si le parece bien... a todo el mundo..." me callé, esperando que Preston le dijera a Brent que no le parecía bien.
"Perfecto, Preston también estará allí. Puedes sentarte con él."
"Está bien, amigo, no presiones a Manda. Estoy segura de que tiene planes."
No era la excusa que me esperaba. Vi que Brent agachó la cabeza, y no me importó lo que Preston quería. No iba a rechazar la invitación inocente de Brent sólo para apaciguar a Preston.
"Allí estaré. ¿Puedo traer a un amigo? A él también le encanta el fútbol." No tenía ni idea de a quién iba a traer, pero sentía que tenía que decir algo correcto. Me gustaría encontrarme con su 'amigo' más adelante.
"¡Sí! Genial. Trae a quien quieras."
Los ojos de Brent se iluminaron. Podía ignorar a Preston, pero al niño que se parecía tanto a él no.
Escuché mi teléfono. Necesitaba esa pequeña distracción. Saqué el teléfono de mi bolso y miré hacia abajo para ver el nombre de Jason en la pantalla.
Jason: ¿Puedo llamarte?
Esto me ha hecho recordar que tener cerca a Preston no es buena idea. Jason era una buena idea, con él estaba a salvo.
Miré a Preston. "Voy a dejaros a los dos para que cenéis. Tengo que hacer una llamada, y tengo que ir a casa. Tengo una clase muy temprano mañana."
La sonrisa forzada de Preston no me pasó desapercibida. ¿Por qué se molestó?
Volví mi atención a Brent. "Iré a tu partido. Recuérdale a Preston que me de los detalles," le dije.
Su gran sonrisa me hizo olvidar la incómoda situación en la que me había puesto.
"Lo haré. Nos vemos entonces," respondió Brent.
Asentí con la cabeza y me levanté. Les dije adiós a los dos y me dirigí a la puerta. Una vez que estuve fuera, le envié un mensaje a Jason.
Yo: Sí. Mi teléfono sonó justo cuando me estaba poniendo el cinturón de seguridad.
"Hola."
"No te molesto, ¿verdad?" preguntó Jason.
"No, en absoluto." Me has dado una buena razón para estar lo más lejos posible de Preston.
"Perfecto. ¿Cómo fueron tus primeros días de clase?"
Me puse a andar por la carretera desierta. Durante el verano no se podía hacer esto, pero todos los turistas se habían ido ya. Aunque el clima aún era cálido, la gente se había ido.
"Han estado bien por ahora. Sin embargo, mañana pueden cambiar las cosas. Tengo cálculo, y estoy muy nerviosa. ¿Qué tal tú? ¿Tus clases van bien?"
Jason se rio. "He tenido dos clases y las odio las dos. A lo mejor mañana mejoran. ¿Cálculo en primer año? ¿En serio? Estoy impresionado."
Matemáticas era lo mío. "Sí, me gustan las matemáticas."
"A mi también."
"¿En serio? ¿Cuál es tu especialidad?"
Hubo una pausa. "Oh, he tenido varias discusiones con mis padres sobre eso." ¿Sus padres discutían con él por su especialidad? "La razón por la que te he llamado no era para aburrirte sobre nuestras clases. Me preguntaba si tal vez estarías libre en cualquier momento en los próximos meses." Terminó con una sonrisa divertida.
"Oh, sí... Creo que sacaré tiempo en mi agenda," le contesté, sonriendo.
"Entonces, mi siguiente pregunta es, ¿cuándo podrías? Estaba pensando en volar hacia allá...pronto."
Esto era lo correcto, a Jason le gustaba. Él no se alejaba de mí ni me daba advertencias.
"¿Qué tal el próximo fin de semana?"
"Perfecto."
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