Cage
La opresión
en el pecho finalmente se había calmado por el momento. Al ver su rostro
surcado de lágrimas me había puesto peor. En realidad sí que me hubiera
disculpado, estaba dispuesto a hacer lo que ella quisiera para conseguir que me
perdonase.
La había
llevado al Jeep para que pudiera coger el bolso y arreglarse un poco el
maquillaje antes de entrar otra vez. También me aseguré de conseguir un buen
beso largo. Sólo para sentirme de manera segura con ella y que no huyera de mí,
eso había sido el mayor alivio.
Vi a una
chica con la que había estado hace tiempo, venía hace nosotros. No quería nada
más de mi pasado esta noche. Ya había tenido suficiente. Fue un milagro que no
me insistiera en que me la llevara a casa ya. Así que cogí su mano y entrelacé
sus dedos con los míos. El simple hecho de que ella me dejara hacer esto me
hizo sentir como un afortunado hijo de puta.
Levanté
nuestras manos juntas y le di la vuelta mientras se reía y luego la levanté
para tenerla más cerca de mí.
“Mmm… hueles bien,” le susurré al oído mientras encajaba
su cuerpo lo más cerca que pude del mío.
Sus manos se
arrastraron hasta mi pecho hasta que su mano izquierda tocó mi piercing debajo
de mi camisa. Sonriéndome corrió su dedo pulgar sobre él antes de dejar caer
ambas manos detrás de mi cuello.
“Se trata sólo de piercings o
¿también te gustan los tatuajes? ¿Quieres que te deje sentarte en primera fila
cuando boxee?” bromeé.
Su cabeza
cayó hacia atrás en estado de shock, hasta que vio la sonrisa burlona en la
cara. Su risa era justo lo que necesitaba para hacerme feliz después del
desastre de esta noche.
“Eres un chico muy malo.” Ella me tiró del pelo.
“Puedo ser muy malo, no has visto
nada todavía,” murmuré,
doblé la cabeza para poder acceder a su cuello.
“No estoy segura de que pueda
mantenerme al día contigo. Soy muy inexperta. Somos completamente diferentes en
la experiencia sexual,” su respiración era trabajosa mientras lamía y besaba diferentes puntos
clave en su hombro y clavícula.
“No he dicho nada sobre sexo, Eva,” sonreí antes de besar su mandíbula. “La mala eres tú que lo has dicho.”
Ver que su
pecho subía y bajaba tan rápidamente me estaba poniendo muy caliente. Quería
bailar, pero quería su culo de vuelta en mi cama ya. Cambió la música, le di la
vuelta y apoyé su espalda contra mí. Envolví alrededor de su cuello mis dos
manos.
“Qué buena vista,” le susurré al oído.
Ella se había
tensado desde la nueva posición. Esto era algo nuevo para ella. Deslicé mis
manos por su caja torácica y moví mis caderas contra ella al ritmo de la
música. Poco a poco empezó a sentir la música. Cerró los ojos y apreté mis
manos contra sus huesos de la cadera y nos fundimos en uno.
Tenía la
cabeza inclinada hacia un lado y aproveché su cuello expuesto. Olvidamos donde
estábamos, Eva se soltó y era hermosa de ver. Ella pensaba que era inexperta,
pero no lo era, lo era yo. Eva sabía lo que se sentía el mantener a alguien en
sus brazos, cuidar a alguien, doler cuando te ofendían y ser felices. Sabía lo
que se sentía al ser tocado y besado por alguien que no era una aventura de una
noche.
El sexo con
Eva no sería sólo sexo para mí. Nunca había tenido eso, con ella sería… más.
Mucho más de lo que jamás imaginé. ¿Estaba listo para esto?
La música
cambió y Eva se dio la vuelta en mis brazos y se puso de puntillas para darme
un beso en los labios antes de enhebrar sus dedos con los míos.
“Eso fue divertido.”
Bajé la
cabeza para darle un beso más profundo. Tener esa conexión con ella era incluso
diferente para mí.
“Sí, fue muy divertido,” le contesté después de conseguir su
sabor en mis labios. “¿Estás interesada
en conocer a la banda?”
Levantó la
vista hacia el escenario.
“Te lo advierto, Krit es el típico
cantante líder. Piensa que todo lo que tiene que hacer es sonreír y bajarles
las bragas a las niñas. Me voy a asegurar de que entiende que tú no eres para
él, pero todavía puede hacer comentarios sugerentes. Lo llevaré afuera y
golpearé su culo si hace falta.”
Eva se rio, pensaba
que estaba bromeando. Ella, obviamente, no había conocido a ningún cantante
todavía.
Eva
Cage me llevó
de vuelta a la mesa en la que estábamos antes. Había mucha más gente ahora. Habían
puesto otra al lado para los miembros de la banda, y éstos estaban gritándole
al camarero lo que querían. Trisha se estaba riendo y empujando al cantante sin
camisa. Él estaba sentado en su regazo sacudiendo su cabello sudoroso en ella. Estaba
sorprendida de que a su marido no le molestase eso.
De repente,
el cantante levantó la cabeza y sus ojos se encontraron con los míos. Al instante
noté el parecido, sus ojos eran del mismo color e iguales que los de Trisha y
sus bocas también eran similares.
“Puede que le golpee el culo sólo
porque tú le estás buscando.” Cage gruñó a mi lado. Sorprendida por su tono enfadado, volví
mi atención a él.
“¿Qué?”
Ya le estaba
gruñendo al chico sin camisa.
“¿Cage?”
Al fin rompió
su contacto visual con el cantante y me miró.
“¿Sí?”
“Le estaba mirando porque me
sorprendió que estuviese sentado en el regazo de Trisha así, pero cuando le vi
la cara noté el parecido. Eso es todo.”
Su ceño se
alivió.
“Está bien.”
“El presidario ha vuelto,” dijo el líder de la banda con voz
cantarina.
“Eva, el matón que está en el regazo
de Trisha es su hermano, Krit. Y Krit, esta es Eva, y te quiero lejos de ella,”
dijo Cage a modo de
introducción.
Las cejas
rubias de Krit se dispararon hacia arriba, saltó del regazo de su hermana, y se
puso delante de mí bastante sorprendido.
“Miiiiierda. ¿Han pescado a Cage
York? Dime que no hermano. Dime que no es así.”
El asombro en
la voz de Krit era un poco inquietante. ¿Era tan difícil de creer que Cage
tuviera una cita con una chica que no quería compartir?
“¿Qué es lo que oigo?” el bajista sin camisa se inclinó
sobre la mesa con una bebida en la mano. Todo su pecho y sus brazos estaban
cubiertos de tatuajes.
“Este,” dijo Krti apuntando hacia nosotros
con la mano con la que sostenía la cerveza, “Cage no la va a compartir. Él ya tiene a su chica, no va a apropiarse
de un par de chicas para compartir contigo.”
Cage se tensó
a mi lado, no tenía que preguntarle el por qué.
“Eva, ese idiota es Green. Toca el
bajo y cantará cuando Krit quiera compartir el centro de atención.”
Ya lo había
visto antes, cuando estaba sentada en la mesa. Ver a alguien que sabía tocar el
bajo, era muy interesante para mí.
“Eres muy bueno. Estoy impresionada por
el hecho de que puedas tocar cosas de Flea.”
Krit y Green
se quedaron pasmados.
“¿Sabes quién es el bajista de los
Red Hot Chili Peppers?” me preguntó Green.
La conmoción
en su cara me hizo sonreír.
“Claro que sí. En mi opinión Flea es
uno de los grandes, pero Jon Paul Jones siempre ha sido mi favorito,” le contesté.
Green casi
tiró su chupito de tequila por la mesa.
“¡Mierda! ¡Sabe quién es el bajista
de Led Zeppelin!”
Desvió su
mirada asombrada hacia Cage.
“Haré lo que sea, hermano. Pero por
favor, dámela…”
El brazo de
Cage me tenía agarrada por la cintura y ahora me acercó más a su lado.
“Eso no pasará, así que para.”
“Joder, tío. ¿Sabes cuántas chicas he
conocido que ni siquiera supieran lo que es un bajista? ¡NINGUNA! ¿De dónde la
sacaste? Yo también quiero una.”
Cage se rio a
mi lado.
“Lo siento, hombre. Eso no va a
pasar.”
“Te podrías ir a una escuela de
música para conocer a chicas que sepan cómo tocar el bajo. Por lo general, las
chicas que hay en los bares sólo saben quitar los pantalones,” le informé.
La mesa
entera estalló en carcajadas, Cage me dio un beso en la cabeza y me apretó más.
“Está bien, ahora ya sí que quiero
una,” intervino
Krit.
“Tienes que traerla más, Cage. Me gusta
ésta,” dijo Trisha
sonriéndome.
“¿Qué quieres decir con ésta?” preguntó Green antes de vaciar su
vaso de chupito. “Nunca había estado con
ninguna más de un par de horas.”
“Paren ya, los dos. No estoy de humor
para cuidaros de Cage esta noche. Si él decide hacerte callar lo dejaré,” habló Rock por primera vez.
“Él sabe que estamos bromeando,” Krit me lanzó una sonrisa arrogante y
me guiñó un ojo.
“Pues yo no estoy bromeando, la
quiero a ella de verdad,” dijo Green antes de coger otro chupito.
“¡MATTY!” gritó Krit a la multitud.
Me di cuenta
de que había chicas con demasiado maquillaje y con poca ropa a nuestro
alrededor. ¿Estaban esperando a uno de los miembros de la banda? Un chico con
pelo largo y unos vaqueros muy ajustados llegó con una chica en cada brazo. Ninguno
parecía tener más de diecisiete.
“Por favor dime que has comprado sus
DNI,” gimió Green.
“Confío en ellas. Las dos tienen
dieciocho, ¿no chicas?”
Las chicas
balanceaban las cabezas al unísono.
“Seguro,” murmuró Cage a mi lado.
El nuevo
chico finalmente nos miró.
“¿Ya has elegido una para esta noche?
Cage hizo un
sonido de enfado.
“Eva, este es Matty, el batería. Matty,
esta es Eva, mi cita.”
No me perdí
la mirada de advertencia que le echó. Pero la expresión de sorpresa de Matty no
se podía ocultar. Si de verdad Cage sólo había estado loco por una chica antes,
¿por qué estaba conmigo? ¿Cuándo durmamos juntos qué pasará? ¿Me dejará? Sabía
que no era precisamente un buen chico.
“Que me condenen,” fue la respuesta de Matty.
“Ya sabíamos que estabas condenado. Antes
de que decidieras tener algo con dos estudiantes de primer año de la escuela
secundaria.” Dijo Krit
arrastrando las palabras en un tono divertido.
“Ya te he dicho que tienen dieciocho,”
insistió Matty.
“Subimos enseguida,” les interrumpió Green y echó un
último trago a su vaso de chupito. ¿Cuántos se había bebido durante su descanso
de cinco minutos?
“Tráela de vuelta,” le dijo Green a Cage y luego me guiñó
un ojo.
“Lo siento por él, pero no puedes dar
rienda suelta a tu conocimiento estelar de bajitas famosos. Eso es como porno
para Green,” me dijo
Cage con una sonrisa.
“Ellos son entretenidos,” le aseguré.
Me atrajo
hacia él y me observó un momento.
“¿Quieres decirme por qué sabes de
bajistas?”
¿Estaba
dispuesta a compartir esto con Cage? Sólo había tocado mi guitarra acústica una
vez la otra noche. Compartir más de Josh con él casi me parecía mal. Si Cage se
iba a quedar en mi vida sólo durante el verano, ¿quería compartir tanto de mí?
Cage no me había prometido nada, yo sólo era una aventura de verano.
Me encogí de
hombros.
“Me gustan las guitarras.”
No se lo
tragó, podía verlo en sus ojos, pero no me preguntó más.
“¿Estás lista para irnos?” me preguntó.
“Sí, creo que sí.”
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