jueves, 9 de enero de 2014

CAPÍTULO 15

Cage

La opresión en el pecho finalmente se había calmado por el momento. Al ver su rostro surcado de lágrimas me había puesto peor. En realidad sí que me hubiera disculpado, estaba dispuesto a hacer lo que ella quisiera para conseguir que me perdonase.
La había llevado al Jeep para que pudiera coger el bolso y arreglarse un poco el maquillaje antes de entrar otra vez. También me aseguré de conseguir un buen beso largo. Sólo para sentirme de manera segura con ella y que no huyera de mí, eso había sido el mayor alivio.
Vi a una chica con la que había estado hace tiempo, venía hace nosotros. No quería nada más de mi pasado esta noche. Ya había tenido suficiente. Fue un milagro que no me insistiera en que me la llevara a casa ya. Así que cogí su mano y entrelacé sus dedos con los míos. El simple hecho de que ella me dejara hacer esto me hizo sentir como un afortunado hijo de puta.
Levanté nuestras manos juntas y le di la vuelta mientras se reía y luego la levanté para tenerla más cerca de mí.

“Mmm… hueles bien,” le susurré al oído mientras encajaba su cuerpo lo más cerca que pude del mío.
Sus manos se arrastraron hasta mi pecho hasta que su mano izquierda tocó mi piercing debajo de mi camisa. Sonriéndome corrió su dedo pulgar sobre él antes de dejar caer ambas manos detrás de mi cuello.
“Se trata sólo de piercings o ¿también te gustan los tatuajes? ¿Quieres que te deje sentarte en primera fila cuando boxee?” bromeé.
Su cabeza cayó hacia atrás en estado de shock, hasta que vio la sonrisa burlona en la cara. Su risa era justo lo que necesitaba para hacerme feliz después del desastre de esta noche.
“Eres un chico muy malo.” Ella me tiró del pelo.
“Puedo ser muy malo, no has visto nada todavía,” murmuré, doblé la cabeza para poder acceder a su cuello.
“No estoy segura de que pueda mantenerme al día contigo. Soy muy inexperta. Somos completamente diferentes en la experiencia sexual,” su respiración era trabajosa mientras lamía y besaba diferentes puntos clave en su hombro y clavícula.
“No he dicho nada sobre sexo, Eva,” sonreí antes de besar su mandíbula. “La mala eres tú que lo has dicho.”
Ver que su pecho subía y bajaba tan rápidamente me estaba poniendo muy caliente. Quería bailar, pero quería su culo de vuelta en mi cama ya. Cambió la música, le di la vuelta y apoyé su espalda contra mí. Envolví alrededor de su cuello mis dos manos.
“Qué buena vista,” le susurré al oído.

Ella se había tensado desde la nueva posición. Esto era algo nuevo para ella. Deslicé mis manos por su caja torácica y moví mis caderas contra ella al ritmo de la música. Poco a poco empezó a sentir la música. Cerró los ojos y apreté mis manos contra sus huesos de la cadera y nos fundimos en uno.
Tenía la cabeza inclinada hacia un lado y aproveché su cuello expuesto. Olvidamos donde estábamos, Eva se soltó y era hermosa de ver. Ella pensaba que era inexperta, pero no lo era, lo era yo. Eva sabía lo que se sentía el mantener a alguien en sus brazos, cuidar a alguien, doler cuando te ofendían y ser felices. Sabía lo que se sentía al ser tocado y besado por alguien que no era una aventura de una noche.
El sexo con Eva no sería sólo sexo para mí. Nunca había tenido eso, con ella sería… más. Mucho más de lo que jamás imaginé. ¿Estaba listo para esto?
La música cambió y Eva se dio la vuelta en mis brazos y se puso de puntillas para darme un beso en los labios antes de enhebrar sus dedos con los míos.

“Eso fue divertido.”
Bajé la cabeza para darle un beso más profundo. Tener esa conexión con ella era incluso diferente para mí.
“Sí, fue muy divertido,” le contesté después de conseguir su sabor en mis labios. “¿Estás interesada en conocer a la banda?”
Levantó la vista hacia el escenario.
“Te lo advierto, Krit es el típico cantante líder. Piensa que todo lo que tiene que hacer es sonreír y bajarles las bragas a las niñas. Me voy a asegurar de que entiende que tú no eres para él, pero todavía puede hacer comentarios sugerentes. Lo llevaré afuera y golpearé su culo si hace falta.”
Eva se rio, pensaba que estaba bromeando. Ella, obviamente, no había conocido a ningún cantante todavía.

Eva

Cage me llevó de vuelta a la mesa en la que estábamos antes. Había mucha más gente ahora. Habían puesto otra al lado para los miembros de la banda, y éstos estaban gritándole al camarero lo que querían. Trisha se estaba riendo y empujando al cantante sin camisa. Él estaba sentado en su regazo sacudiendo su cabello sudoroso en ella. Estaba sorprendida de que a su marido no le molestase eso.
De repente, el cantante levantó la cabeza y sus ojos se encontraron con los míos. Al instante noté el parecido, sus ojos eran del mismo color e iguales que los de Trisha y sus bocas también eran similares.

“Puede que le golpee el culo sólo porque tú le estás buscando.” Cage gruñó a mi lado. Sorprendida por su tono enfadado, volví mi atención a él.
“¿Qué?”
Ya le estaba gruñendo al chico sin camisa.
“¿Cage?”
Al fin rompió su contacto visual con el cantante y me miró.
“¿Sí?”
“Le estaba mirando porque me sorprendió que estuviese sentado en el regazo de Trisha así, pero cuando le vi la cara noté el parecido. Eso es todo.”
Su ceño se alivió.
“Está bien.”
“El presidario ha vuelto,” dijo el líder de la banda con voz cantarina.
“Eva, el matón que está en el regazo de Trisha es su hermano, Krit. Y Krit, esta es Eva, y te quiero lejos de ella,” dijo Cage a modo de introducción.
Las cejas rubias de Krit se dispararon hacia arriba, saltó del regazo de su hermana, y se puso delante de mí bastante sorprendido.
“Miiiiierda. ¿Han pescado a Cage York? Dime que no hermano. Dime que no es así.”
El asombro en la voz de Krit era un poco inquietante. ¿Era tan difícil de creer que Cage tuviera una cita con una chica que no quería compartir?
“¿Qué es lo que oigo?” el bajista sin camisa se inclinó sobre la mesa con una bebida en la mano. Todo su pecho y sus brazos estaban cubiertos de tatuajes.
“Este,” dijo Krti apuntando hacia nosotros con la mano con la que sostenía la cerveza, “Cage no la va a compartir. Él ya tiene a su chica, no va a apropiarse de un par de chicas para compartir contigo.”
Cage se tensó a mi lado, no tenía que preguntarle el por qué.
“Eva, ese idiota es Green. Toca el bajo y cantará cuando Krit quiera compartir el centro de atención.”
Ya lo había visto antes, cuando estaba sentada en la mesa. Ver a alguien que sabía tocar el bajo, era muy interesante para mí.
“Eres muy bueno. Estoy impresionada por el hecho de que puedas tocar cosas de Flea.”
Krit y Green se quedaron pasmados.
“¿Sabes quién es el bajista de los Red Hot Chili Peppers?” me preguntó Green.
La conmoción en su cara me hizo sonreír.
“Claro que sí. En mi opinión Flea es uno de los grandes, pero Jon Paul Jones siempre ha sido mi favorito,” le contesté.
Green casi tiró su chupito de tequila por la mesa.
“¡Mierda! ¡Sabe quién es el bajista de Led Zeppelin!”
Desvió su mirada asombrada hacia Cage.
“Haré lo que sea, hermano. Pero por favor, dámela…”
El brazo de Cage me tenía agarrada por la cintura y ahora me acercó más a su lado.
“Eso no pasará, así que para.”
“Joder, tío. ¿Sabes cuántas chicas he conocido que ni siquiera supieran lo que es un bajista? ¡NINGUNA! ¿De dónde la sacaste? Yo también quiero una.”
Cage se rio a mi lado.
“Lo siento, hombre. Eso no va a pasar.”
“Te podrías ir a una escuela de música para conocer a chicas que sepan cómo tocar el bajo. Por lo general, las chicas que hay en los bares sólo saben quitar los pantalones,” le informé.
La mesa entera estalló en carcajadas, Cage me dio un beso en la cabeza y me apretó más.
“Está bien, ahora ya sí que quiero una,” intervino Krit.
“Tienes que traerla más, Cage. Me gusta ésta,” dijo Trisha sonriéndome.
“¿Qué quieres decir con ésta?” preguntó Green antes de vaciar su vaso de chupito. “Nunca había estado con ninguna más de un par de horas.”
“Paren ya, los dos. No estoy de humor para cuidaros de Cage esta noche. Si él decide hacerte callar lo dejaré,” habló Rock por primera vez.
“Él sabe que estamos bromeando,” Krit me lanzó una sonrisa arrogante y me guiñó un ojo.
“Pues yo no estoy bromeando, la quiero a ella de verdad,” dijo Green antes de coger otro chupito.
“¡MATTY!” gritó Krit a la multitud.

Me di cuenta de que había chicas con demasiado maquillaje y con poca ropa a nuestro alrededor. ¿Estaban esperando a uno de los miembros de la banda? Un chico con pelo largo y unos vaqueros muy ajustados llegó con una chica en cada brazo. Ninguno parecía tener más de diecisiete.

“Por favor dime que has comprado sus DNI,” gimió Green.
“Confío en ellas. Las dos tienen dieciocho, ¿no chicas?”
Las chicas balanceaban las cabezas al unísono.
“Seguro,” murmuró Cage a mi lado.
El nuevo chico finalmente nos miró.
“¿Ya has elegido una para esta noche?
Cage hizo un sonido de enfado.
“Eva, este es Matty, el batería. Matty, esta es Eva, mi cita.”

No me perdí la mirada de advertencia que le echó. Pero la expresión de sorpresa de Matty no se podía ocultar. Si de verdad Cage sólo había estado loco por una chica antes, ¿por qué estaba conmigo? ¿Cuándo durmamos juntos qué pasará? ¿Me dejará? Sabía que no era precisamente un buen chico.

“Que me condenen,” fue la respuesta de Matty.
“Ya sabíamos que estabas condenado. Antes de que decidieras tener algo con dos estudiantes de primer año de la escuela secundaria.” Dijo Krit arrastrando las palabras en un tono divertido.
“Ya te he dicho que tienen dieciocho,” insistió Matty.
“Subimos enseguida,” les interrumpió Green y echó un último trago a su vaso de chupito. ¿Cuántos se había bebido durante su descanso de cinco minutos?
“Tráela de vuelta,” le dijo Green a Cage y luego me guiñó un ojo.
“Lo siento por él, pero no puedes dar rienda suelta a tu conocimiento estelar de bajitas famosos. Eso es como porno para Green,” me dijo Cage con una sonrisa.
“Ellos son entretenidos,” le aseguré.
Me atrajo hacia él y me observó un momento.
“¿Quieres decirme por qué sabes de bajistas?”

¿Estaba dispuesta a compartir esto con Cage? Sólo había tocado mi guitarra acústica una vez la otra noche. Compartir más de Josh con él casi me parecía mal. Si Cage se iba a quedar en mi vida sólo durante el verano, ¿quería compartir tanto de mí? Cage no me había prometido nada, yo sólo era una aventura de verano.
Me encogí de hombros.

“Me gustan las guitarras.”
No se lo tragó, podía verlo en sus ojos, pero no me preguntó más.

“¿Estás lista para irnos?” me preguntó.
“Sí, creo que sí.”

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