Eva
Saqué la
camioneta y fui hacia el lago con mi toalla y mi iPod. Tenía la intención de
pasar fuera un par de horas e incluso podría bañarme. No quería volver a la
ciudad hoy, no había nada que tuviera que comprar. Y cada película que estaban
dando en el teatro las había visto en las últimas 48 horas.
Puse la
toalla sobre el trozo más grueso de hierba y comprobé que no hubiera serpientes escondidas cerca. Crecer
en el campo me había enseñado que las serpientes podían estar en cualquier
parte. Una vez segura de que el sitio era agradable y seguro, me puse los
auriculares y miré la lista de reproducción “después de Josh”. Todas las listas
de reproducción que había tenido antes me recordaban a él.
Encontré
varias canciones que no habíamos escuchado juntos e hice una recopilación de
canciones que no me recordaran a él en absoluto. Era la única manera que tenía
de escuchar música de nuevo. Sabía que mi padre y Jeremy estaban deseando que
volviera a tocar la guitarra, pero sabía que eso nunca iba a suceder. Cada
canción que había escrito tenía algo que ver con Josh, incluso las que no eran
canciones de amor, Josh estaba en cualquier parte. Siempre fue mi inspiración,
no podía tocar ahora. No cuando él se había ido, no me sentiría bien.
Por lo menos,
había dejado que la música volviera a mi vida, ese era un gran paso. La música
era mi segundo amor, detrás de Josh, por supuesto, siempre había pensado que
sería mi futuro. De alguna manera, me gustaría hacer algo con mis canciones.
Una tela
áspera rozó mi pierna y senté hacia arriba, estaba a punto de gritar cuando mis
ojos se fijaron en Cage que estaba con una sonrisa divertida en la cara. Me
quité los auriculares rápidamente y le fruncí el ceño.
“¡Me has asustado!”
Cage trató de
mantener la risa, pero sus ojos brillaban.
“Sí, lo siento por eso. Traté de
hablar contigo, pero al no responderme me pensaba que estabas dormida o que
tenías la música realmente a todo volumen.”
“¿Qué estás haciendo aquí?” le espeté. Estaba irritada. Sobre
todo conmigo misma, pero él no lo sabía.
“Bueno, venía a bañarme porque hace
calor y te encuentro aquí con solo un diminuto bikini rosa muy caliente. Soy
hombre y no me pude resistir a la vista.”
Me miré a mí
misma y luego a él. ¿Le gustaba lo que veía? No podía sonreír. No podía
sonreír. Me vería como una idiota.
“¿Por qué no nadas conmigo?”
Nadar con
Cage, Mmmm… probablemente esa era una muy mala idea.
“No sé…”
Cage se puso
de pie y comenzó a quitarse la camisa, y todos mis pensamientos se perdieron
por el camino. ¿Qué llevaba en el pezón?
“¿Qué es eso?” le pregunté, incapaz de apartar los
ojos de la barra de plata pequeña.
“Es un piercing, dulce Eva. Ahora
mueve tu culo sexy y vente a nadar conmigo. Tienes que estar ardiendo.”
Negué con la
cabeza, todavía estaba tratando de averiguar cómo se había puesto un piercing
ahí.
“No lo había visto antes,” le declaré.
Cage dejó
escapar una risa sexy.
“Sí, lo sé. No creo que tu padre
estuviera interesado en saberlo, me lo quito mientras estoy aquí, pero me lo
puse anoche y se me ha olvidado quitármelo hoy.”
Siempre pensé
que un pezón perforado era asqueroso, pero ahora no me lo parecía.
Cage empezó a
desatarse las botas de trabajo y me observó mientras se las quitaba. Cuando sus
manos fueron a sus vaqueros, sabía que tenía que ponerme de pie y actuar, ya
que esto no era un striptease, pero no podía parar de mirarle.
“¿Te vas a levantar y a venirte
conmigo o tengo que cogerte?”
Cuando los
pantalones vaqueros de Cage se deslizaron por sus caderas, y empezó a enseñar
el azul oscuro de sus bóxers, salté y giré mi mirada hacia el agua.
Cage estaba
divertido, su risita me hizo ponerme roja por todas partes. Me dirigí hacia el
agua sin mirar hacia atrás, a su expresión divertida.
“¿Vas a decirme por qué me has estado
evitando el último par de días?”
Metí los
dedos de los pies en el agua, para probar la temperatura. Con la sombra de los
árboles, esta parte del lago estaba más fría que las demás. Traté de concentrarme
en el agua y hacer caso omiso de su pregunta. ¿Cómo se supone que debo
responder a eso? No quería decirle la verdad: que me daba vergüenza porque olía
fatal, dormí en su cama y probablemente había estado roncando toda la noche.
Encogiéndome,
entré en el agua y seguí hasta que me llegaba por la cintura. Entonces me di la
vuelta para mirar a Cage. Estaba de pie en la orilla mirándome fijamente. Sus
bóxers de color azul oscuro le colgaban de las caderas y el pelo oscuro que
tenía justo debajo de su ombligo me hizo tragar saliva.
“¿No has considerado volver y
cogerme?”
“¿Qué?” le pregunté mientras él sonreía y
sacudía la cabeza.
“No importa.”
Me sostuvo la
mirada mientras se metía en el agua fría. Quería mirar a su pezón de nuevo,
pero no me iba a dejar a mí misma. Simplemente le daría otra cosa más para
seguir burlándose de mí.
“Ah, dulce alivio. Mi hada invisible
me ha dejado en la estacada los dos últimos días. He tenido que valerme por mí
mismo con mi agua y todo lo que he tenido para refrescarme era el lago. Me
pregunto qué le habré hecho para enfadarla tanto…”
La brisa que
salió de mí me sorprendió. No me había reído en mucho tiempo, hasta Cage.
Siempre sabía cómo hacerme reír, sabía cómo hacerme olvidar.
“El hada invisible estaba avergonzada
por su comportamiento,” le dije y me hundí más en el agua.
“¿Por qué? ¿Qué hizo ella?” me preguntó, metiéndose más en el
agua.
“Ella bebió un poco demasiado,” admití.
Los ojos de
Cage se agrandaron con sorpresa.
“¿En serio? ¿Las hadas bebes? Que me
condenen… no tenía ni idea. ¿Te importaría hacerle saber que yo no estoy
enfadado con ella? Da la casualidad que yo también he tomado algunas malas
decisiones cuando el tequila ha estado involucrado.”
Su aceptación
de mi estupidez hizo que algo en mí se derritiese. ¿Cómo no había conocido
antes a alguien como él? Cometió errores y los confesaba, no ponía excusas por
las cosas que había hecho mal. Se ocupaba de ello y continuaba. Yo quería
llegar a ser tan fuerte como él, quería tener ese tipo de determinación para
poder vivir.
“Me gustaría ser más como tú,” le dije antes de que pudiera pensar
lo que estaba diciendo.
Los ojos de
Cage se abrieron todavía más.
“¿Qué?” me preguntó.
Encogiéndome,
sumergí mi cabeza hacia atrás para mojar mi pelo.
“Ya me has oído, aceptas la vida y
los errores y sigues adelante. Yo no hago eso.”
“No digas eso Eva. No quieres ser
como yo. He hecho algunas cosas de mierda, he tomado algunas decisiones
realmente malas. Si yo no hubiera tenido a Low allí me hubiera hundido, aunque
¿quién sabe? Probablemente estaría en la cárcel ahora.”
¿Low?
¿Willow, la pelirroja? ¿Era su novia? Si Low era la única que había hecho que
no echara su vida a perder, entonces ¿por qué diablos estaba coqueteando con
Becca y conmigo? No quería hacer esto ahora.
Josh habría
venido detrás de mí, para intentar arreglar lo que estaba mal. Cage no haría
eso, esperaría a que le dijera que me pasaba, no vendría corriendo detrás de
mí. Cage York no corría detrás de las mujeres.
“¿Sabe Low que coqueteas con cada
chica atractiva que conoces?” le pregunté, tratando de no parecer celosa, porque no estaba
celosa, no lo estaba.
“Claro que sí lo sabe,” me respondió. La mirada de confusión
en sus ojos azules cambió a comprensión.
“Oh, espera ¿crees que estamos
juntos?” él soltó
una carcajada divertida. “Qué va, no te
acercas. Low no es para mí.”
No estaba con
él… ¿y le cambiaba las sábanas y le traía toallas?
“Ella es muy útil cuando la
necesitas. ¿Lo sabe su novio?”
Cage sonrío.
“Claro que lo sabe, cuando él empezó
con Low nos hicimos muy amigos también. Low y yo crecimos juntos, los dos
teníamos familias de mierda en alguna parte de esta ciudad. Estábamos siempre
juntos, éramos familia entre nosotros. Ella es la única familia que tengo.”
Me dolía el
corazón al imaginarme la imagen que acababa de pintar con tan pocas palabras.
Dos niños que sólo se tenían el uno al otro. Ningún padre ni hermanos que los
quisieran…
Me acordé de
la dulce sonrisa de Low y la confundida expresión que tenía cuando le hablé
así, ella probablemente pensó que era una estúpida.
“Oh,” le contesté. “No me di cuenta de eso, pensé que era una de sus muchas niñas que
llamabas y venía.”
Cage soltó
una carcajada.
“Por favor no dejes que Low oiga eso,
se volvería loca.”
Dio un paso
hacia mí y su sonrisa arrogante regresó.
“¿Crees que tengo tantas chicas así?”
me preguntó.
Levanté una
ceja y le devolví la sonrisa estúpida.
“Sé que tienes chicas así. Los chicos
como tú tenéis una cola esperándoos.”
Cage dio otro
paso hacia mí.
“Te crees que lo sabes todo mí, ¿no
es así?”
Asentí con la
cabeza y apreté el puño para no tocar su piercing, ahora que estaba tan cerca
de mí. Era muy tentador…
“Hay muchas cosas que no sabes.”
“¿Cómo qué?” le pregunté, necesitaba dejar de
pensar en el pezón y en los abdominales que tenía tan cerca.
“Al igual que creo que tienes los
ojos más bonitos que jamás he visto. Pienso en ellos demasiado a menudo. Le he
hablado a Low mucho de ti, y nunca le cuento nada sobre chicas. Nunca han sido lo
suficientemente importantes… Ese domingo por la noche fue la mejor noche de mi
vida, aunque tú no puedas recordarla.”
“Oh,” fue la única respuesta que tenía. El
corazón me latía con tanta fuerza en el pecho que me pregunté si podría oírlo.
“Hablando de mujeres comprometidas,” Cage cogió mi mano izquierda, el dedo
anular estaba desnudo. Me lo había quitado cuando estaba borracha y lo había
guardado en el bolso. No me sentía bien al llevar el anillo de Josh mientras
bebía tragos de tequila y bailaba en un bar. No me lo había puesto de nuevo…
“Hay muchas cosas que no sabes de mí
también,” murmuré.
La mayoría de
los chicos me habrían presionado, pero Cage no. Él aceptaba lo que le decía y
no me pedía más.
El pecho de
Cage estaba tan cerca de mí que rozó contra mi pecho. No pude evitarlo… me
acababa de decir que tenía los ojos más bonitos que había visto nunca y que
dormir conmigo fue la mejor noche de su vida. Pasé mi pulgar por el piercing de
plata, el pectoral de Cage se movió, sería un estímulo. Pasé la yema del dedo
alrededor del piercing lentamente. Su pecho comenzó a crecer más rápido con
cada inspiración. Saber que le estaba afectando de esa manera me dio una
extraña sensación de poder. Cuando él me tocaba siempre hacía que me pusiera
muy nerviosa, era agradable saber que a él le pasaba lo mismo.
“Realmente te gusta el piercing del
pezón, ¿verdad?” me
dijo en algo parecido a un gruñido.
“Mmmm… nunca he visto uno antes y me
gusta mucho.”
“No me estoy quejando. Si te fascina
mucho, me puedo hacer el otro también.”
Su
respiración era irregular.
La niña
traviesa que había dentro de mí, que yo sinceramente no sabía que existía,
inclinó la cabeza hacia abajo, le miré a través de mis pestañas y le saqué la
lengua.
“Oh, mierda,” susurró, pero casi sonó como un
gemido.
Alentada por
su respuesta empecé a besarle el pecho y el pezón.
Cage
Nada,
absolutamente nada de lo había experimentado era tan caliente como Eva lamiendo
mi pezón como si fuera una maldita piruleta. Estaba muy caliente… el agua fría
no iba a ser suficiente esta vez. Iba a necesitar algo serio pronto.
“¿Puedo ir contigo si te haces el
otro?” me preguntó,
mirándome con esos ojos tan bonitos.
Maldita sea,
¿qué había dicho? No me podía mantener recto…
“¿Eh?” me las arreglé para preguntar.
Ella comenzó
a darme besos alrededor de mi pectoral.
“¿Puedo ir contigo si te haces el
otro?” me preguntó
ella con los labios contra mi pecho.
“Bebé, te dejaría que te sentaras en
mi regazo si quisieras,” le contesté.
Ella se rio y
su pequeña lengua sexy siguió con mi piercing. Me merecía un maldito premio,
tenía que hacer yo lo mismo con ella.
“Me gusta esto,” susurró.
“Estoy muy contento de que te guste,
pero no creo que pueda aguantar mucho más.”
Se detuvo y
alzó los ojos para encontrarse con los míos.
“¿Te duele?”
Joder, era
tan inocente…
“No cariño, es increíble… pero quiero
tus lindos pezones en mi boca en este maldito momento.”
Se quedó
helada… esperé a que retrocediera y se fuera a la orilla, de vuelta a lo
seguro. Si ella me dejaba aquí, no sería capaz de llegar muy lejos con el
latido que tenía entre mis piernas.
“Está bien,” dijo ella en voz tan baja que me
pregunté si le había oído bien.
Ella se
estiró y se soltó la parte de arriba, mientras veía con miedo que iba a
despertarme en cualquier momento solo en mi cama y caliente como el infierno.
Se quitó la
pequeña pieza de tela que cubría sus pechos y la puso encima de mi hombro. Eran
perfectos, redondos y suaves. Cubrí cada uno de ellos, dudaba que esto volviera
a ocurrir, y si esto era todo lo que iba a conseguir de Eva iba a saborear cada
maldito minuto.
Eva se quedó
sin aliento mientras mis manos le apretaban suavemente y luego suavemente
pellizqué sus pezones.
“Voy a cogerlos con mi boca ahora,
Eva,” le advertí,
bajé la cabeza hasta el pecho derecho y cogí su pezón con la boca.
Joder, era
como si fueran caramelos. Sus dedos corrieron por mi cabello mientras seguía.
“Ahhh,” gimió, presionando más cerca.
Me cogía con
fuerza el pelo lo suficiente para hacer que me sintiera bien. Dejé varios besos
sobre su esternón y lamí con avidez el hueco entre sus pechos. Podría hacer
esto todo el maldito día y no tener suficiente.
Eva levantó
la pierna para envolverse alrededor de mi cintura y ella se apretó ansiosa
contra mí. Joder… ella no podía hacer eso.
“Eva, ¿qué haces cariño?” le pregunté mientras cerraba los ojos
con fuerza, tratando de presionarme más contra ella.
“Quiero sentir más,” gimió mientras levantaba la otra
pierna y cerraba las piernas detrás de mi espalda.
Su calor
presionaba firmemente contra mí y mis rodillas se doblaron con la intensidad.
“Oh, dios…” murmuré mientras Eva empezaba a
mecerse suavemente. En el momento en que encontró el sistema adecuado, ella
gritó y se sacudió con más fuerza.
Dios… la
quería ya joder. Sus pechos comenzaron a botar mientras me montaba. Había oído
hablar de esto, pero nunca lo había experimentado. Se sentía tan bien… tenía la
cabeza echada hacia atrás y ella se perdió completamente. Quería esas tetas
dulces en la boca de nuevo, pero no podía dejar de observarla, era increíble.
Su boca estaba ligeramente abierta y la expresión de su cara era de puro
éxtasis.
“Oh, diosdiosdiosdiosdios,” empezó a decir ella, levantó la
cabeza y sus ojos entrecerrados se encontraron con los míos.
Necesitaba
esa boca. Me incliné hacia delante y cubrí sus labios con los míos, metiendo mi
lengua con suavidad y comencé a hacerle el amor con la boca, mientras ella me
hacía el amor con su cuerpo.
Mientras se
mecía, deslicé mis manos bajo su trasero y la apreté más contra mí. En el
momento en que sentí que se tensaba bajo mis manos, sabía que estaba cerca. La
tiré hacia atrás lo suficiente como para ver sus ojos cuando ella se hizo
añicos y le di un beso más. Ella se deshizo en mis manos…
Eva
Me bajé del
cuerpo de Cage, pero él mantuvo sus manos firmemente en mi cintura. Pensaría
que iba a tratar de escapar. Una parte de mí quería correr y esconderse, pero
la mayor parte quería quedarse aquí y disfrutar de los temblores que recorrían
mi cuerpo.
Cage inclinó
la cabeza y apoyó su frente contra la mía. No dijimos nada, no era un silencio
incómodo, era agradable. No se necesitaban palabras. Alargó la mano hacia la
parte superior del bikini y me lo comenzó a poner de nuevo.
“Necesito taparte de nuevo,” susurró. Empecé a ayudarlo, pero me
empujó las manos. “No, quiero hacer
esto.”
Me recordé a
mí misma que Cage era bueno con las mujeres, ya que había estado con un montón.
Quería creer que era sólo por ser dulce y romántico conmigo, por ahora podía
fingir.
Una vez que
lo había atado a mi espalda, rozó los pulgares sobre la parte superior de mis
pechos y dejó caer sus manos a un lado.
“Tengo que volver al trabajo antes de
que tu padre venga a buscarme.” Podía escuchar el pesar en la voz de Cage y eso me hizo
sonreír. No quería dejarme.
“Bueno, eso es probablemente una
buena idea,” estuve
de acuerdo y me dirigí hacia la orilla.
Cuando vi que
Cage no se movía, me di la vuelta y me lo encontré de pie mirándome.
“¿Vienes?”
Pude ver una
sonrisa maliciosa.
“Todavía no.”
Sacudí la
cabeza con confusión, me sonrió y me dirigí hacia la orilla. Ya no necesitaba
esconderme así que cogí mi toalla y me dirigí a la camioneta.
Cuando subí
al interior vi que Cage todavía estaba en el agua de pie observándome. ¿Qué
estaba haciendo? Tenía una sonrisa sexy, me saludó, retrocedí y me alejé.
………………………….……………*…………………………………
Cogí la
toalla del congelador y el termo fresco de limonada que había preparado para
Cage. Él había vuelto hacia una hora y esperé a que estuviera ocupado para
dejarle sus cosas. No quería evitarlo, pero me estaba empezando a gustar este
juego. Él queriendo pillarme cuando le dejaba la toalla y la bebida fresca. Yo
quería seguir siendo el hada invisible. Sonriendo me dirigí a la puerta cuando
ésta se abrió y entró mi padre.
“¿Esto es para mí?” me preguntó, mirando lo que llevaba
en las manos.
Nunca le
llevaba cosas a mi padre, siempre venía a buscarlas él mismo, sin embargo, Cage
no hacía eso, simplemente se quedaba fuera aguantando el calor.
“Mmm…” no estaba segura de cómo responder a
esto.
No quería
mentirle porque estaba bastante segura de que se daría cuenta y haría una
montaña de un granito de arena. Mi padre se quedó allí con el ceño fruncido y
yo sabía que tenía que contestarle antes de que se le ocurriera una idea peor.
“Cage no viene cuando está sediento o
cuando tiene calor, no he sido totalmente acogedora y hospitalaria con él. Así
que, cuando él está ocupado voy a dejarle una toalla y una bebida, así no tengo
que hablar con él.”
Esa era la
verdad o al menos lo era hasta hace una hora en el lago. Mi padre dejó escapar
un suspiro y asintió con la cabeza.
“Eres una buena chica, Eva. Lleva
cuidado con ese chico, aunque es un trabajador duro, eso está claro. Supongo
que yo debería haberme preocupado un poco más por él.”
Entró y me
dio unas palmaditas en la espalda. No estaba enfadado, así que me relajé y dejé
escapar un silencioso suspiro de alivio y di un paso hacia la puerta.
“Eso no quiere decir que sea lo
suficientemente bueno para ti, sólo porque trabaje mucho no significa que no
sea peligroso para una chica guapa y joven. Especialmente a una inocente.”
No estaba totalmente
de acuerdo con él, sabía mejor que él que Cage no era peligroso en absoluto. Él
no era nada de lo que mi padre decía. Asentí con la cabeza, ya que era lo mejor
que podía hacer y me dirigí con todo el calor hacia el granero.
Cage rodeó la
camioneta sin camisa y con una pala. Casi me tropiezo yo mismo. Se detuvo
cuando me vio venir y al instante una sonrisa iluminó su rostro. Me recordé a
mí misma que mi padre probablemente me estaba mirando desde la ventana de la
cocina.
“¿Qué es esto? ¿Eva Brooks trayéndome
una toalla fría y un termo de agua? Mejor que no lo vea mi hada invisible, a
ver si se pone celosa… Ella es muy posesiva.”
Me tuve que
morder el labio con fuerza para no sonreír.
“Lo superará y no es agua, es
limonada,” le dije,
dejándolo todo en la parte de atrás de la camioneta.
Sus ojos me
dejaron y recorrieron el patio, estaba buscando a mi padre.
“Nos está mirando desde la ventana de
la cocina, sólo cógelo. Nos vemos más tarde.”
Le di una
pequeña sonrisa, me di la vuelta y me dirigí de vuelta a casa. Esperaba que no
estuviera mirándome como el otro día mientras me alejaba. A mi padre no le
gustaría eso en absoluto.
“¡Gracias!” dijo desde detrás de mí y seguí
caminando.
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