lunes, 2 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 10

Eva

Saqué la camioneta y fui hacia el lago con mi toalla y mi iPod. Tenía la intención de pasar fuera un par de horas e incluso podría bañarme. No quería volver a la ciudad hoy, no había nada que tuviera que comprar. Y cada película que estaban dando en el teatro las había visto en las últimas 48 horas.
Puse la toalla sobre el trozo más grueso de hierba y comprobé que  no hubiera serpientes escondidas cerca. Crecer en el campo me había enseñado que las serpientes podían estar en cualquier parte. Una vez segura de que el sitio era agradable y seguro, me puse los auriculares y miré la lista de reproducción “después de Josh”. Todas las listas de reproducción que había tenido antes me recordaban a él.
Encontré varias canciones que no habíamos escuchado juntos e hice una recopilación de canciones que no me recordaran a él en absoluto. Era la única manera que tenía de escuchar música de nuevo. Sabía que mi padre y Jeremy estaban deseando que volviera a tocar la guitarra, pero sabía que eso nunca iba a suceder. Cada canción que había escrito tenía algo que ver con Josh, incluso las que no eran canciones de amor, Josh estaba en cualquier parte. Siempre fue mi inspiración, no podía tocar ahora. No cuando él se había ido, no me sentiría bien.
Por lo menos, había dejado que la música volviera a mi vida, ese era un gran paso. La música era mi segundo amor, detrás de Josh, por supuesto, siempre había pensado que sería mi futuro. De alguna manera, me gustaría hacer algo con mis canciones.
Una tela áspera rozó mi pierna y senté hacia arriba, estaba a punto de gritar cuando mis ojos se fijaron en Cage que estaba con una sonrisa divertida en la cara. Me quité los auriculares rápidamente y le fruncí el ceño.

“¡Me has asustado!”
Cage trató de mantener la risa, pero sus ojos brillaban.
“Sí, lo siento por eso. Traté de hablar contigo, pero al no responderme me pensaba que estabas dormida o que tenías la música realmente a todo volumen.”
“¿Qué estás haciendo aquí?” le espeté. Estaba irritada. Sobre todo conmigo misma, pero él no lo sabía.
“Bueno, venía a bañarme porque hace calor y te encuentro aquí con solo un diminuto bikini rosa muy caliente. Soy hombre y no me pude resistir a la vista.”
Me miré a mí misma y luego a él. ¿Le gustaba lo que veía? No podía sonreír. No podía sonreír. Me vería como una idiota.
“¿Por qué no nadas conmigo?”
Nadar con Cage, Mmmm… probablemente esa era una muy mala idea.
“No sé…”
Cage se puso de pie y comenzó a quitarse la camisa, y todos mis pensamientos se perdieron por el camino. ¿Qué llevaba en el pezón?
“¿Qué es eso?” le pregunté, incapaz de apartar los ojos de la barra de plata pequeña.
“Es un piercing, dulce Eva. Ahora mueve tu culo sexy y vente a nadar conmigo. Tienes que estar ardiendo.”
Negué con la cabeza, todavía estaba tratando de averiguar cómo se había puesto un piercing ahí.
“No lo había visto antes,” le declaré.
Cage dejó escapar una risa sexy.
“Sí, lo sé. No creo que tu padre estuviera interesado en saberlo, me lo quito mientras estoy aquí, pero me lo puse anoche y se me ha olvidado quitármelo hoy.”
Siempre pensé que un pezón perforado era asqueroso, pero ahora no me lo parecía.
Cage empezó a desatarse las botas de trabajo y me observó mientras se las quitaba. Cuando sus manos fueron a sus vaqueros, sabía que tenía que ponerme de pie y actuar, ya que esto no era un striptease, pero no podía parar de mirarle.
“¿Te vas a levantar y a venirte conmigo o tengo que cogerte?”
Cuando los pantalones vaqueros de Cage se deslizaron por sus caderas, y empezó a enseñar el azul oscuro de sus bóxers, salté y giré mi mirada hacia el agua.
Cage estaba divertido, su risita me hizo ponerme roja por todas partes. Me dirigí hacia el agua sin mirar hacia atrás, a su expresión divertida.
“¿Vas a decirme por qué me has estado evitando el último par de días?”
Metí los dedos de los pies en el agua, para probar la temperatura. Con la sombra de los árboles, esta parte del lago estaba más fría que las demás. Traté de concentrarme en el agua y hacer caso omiso de su pregunta. ¿Cómo se supone que debo responder a eso? No quería decirle la verdad: que me daba vergüenza porque olía fatal, dormí en su cama y probablemente había estado roncando toda la noche.
Encogiéndome, entré en el agua y seguí hasta que me llegaba por la cintura. Entonces me di la vuelta para mirar a Cage. Estaba de pie en la orilla mirándome fijamente. Sus bóxers de color azul oscuro le colgaban de las caderas y el pelo oscuro que tenía justo debajo de su ombligo me hizo tragar saliva.
“¿No has considerado volver y cogerme?”
“¿Qué?” le pregunté mientras él sonreía y sacudía la cabeza.
“No importa.”
Me sostuvo la mirada mientras se metía en el agua fría. Quería mirar a su pezón de nuevo, pero no me iba a dejar a mí misma. Simplemente le daría otra cosa más para seguir burlándose de mí.
“Ah, dulce alivio. Mi hada invisible me ha dejado en la estacada los dos últimos días. He tenido que valerme por mí mismo con mi agua y todo lo que he tenido para refrescarme era el lago. Me pregunto qué le habré hecho para enfadarla tanto…”
La brisa que salió de mí me sorprendió. No me había reído en mucho tiempo, hasta Cage. Siempre sabía cómo hacerme reír, sabía cómo hacerme olvidar.
“El hada invisible estaba avergonzada por su comportamiento,” le dije y me hundí más en el agua.
“¿Por qué? ¿Qué hizo ella?” me preguntó, metiéndose más en el agua.
“Ella bebió un poco demasiado,” admití.
Los ojos de Cage se agrandaron con sorpresa.
“¿En serio? ¿Las hadas bebes? Que me condenen… no tenía ni idea. ¿Te importaría hacerle saber que yo no estoy enfadado con ella? Da la casualidad que yo también he tomado algunas malas decisiones cuando el tequila ha estado involucrado.”
Su aceptación de mi estupidez hizo que algo en mí se derritiese. ¿Cómo no había conocido antes a alguien como él? Cometió errores y los confesaba, no ponía excusas por las cosas que había hecho mal. Se ocupaba de ello y continuaba. Yo quería llegar a ser tan fuerte como él, quería tener ese tipo de determinación para poder vivir.
“Me gustaría ser más como tú,” le dije antes de que pudiera pensar lo que estaba diciendo.
Los ojos de Cage se abrieron todavía más.
“¿Qué?” me preguntó.
Encogiéndome, sumergí mi cabeza hacia atrás para mojar mi pelo.
“Ya me has oído, aceptas la vida y los errores y sigues adelante. Yo no hago eso.”
“No digas eso Eva. No quieres ser como yo. He hecho algunas cosas de mierda, he tomado algunas decisiones realmente malas. Si yo no hubiera tenido a Low allí me hubiera hundido, aunque ¿quién sabe? Probablemente estaría en la cárcel ahora.”
¿Low? ¿Willow, la pelirroja? ¿Era su novia? Si Low era la única que había hecho que no echara su vida a perder, entonces ¿por qué diablos estaba coqueteando con Becca y conmigo? No quería hacer esto ahora.
Josh habría venido detrás de mí, para intentar arreglar lo que estaba mal. Cage no haría eso, esperaría a que le dijera que me pasaba, no vendría corriendo detrás de mí. Cage York no corría detrás de las mujeres.
“¿Sabe Low que coqueteas con cada chica atractiva que conoces?” le pregunté, tratando de no parecer celosa, porque no estaba celosa, no lo estaba.
“Claro que sí lo sabe,” me respondió. La mirada de confusión en sus ojos azules cambió a comprensión.
“Oh, espera ¿crees que estamos juntos?” él soltó una carcajada divertida. “Qué va, no te acercas. Low no es para mí.”
No estaba con él… ¿y le cambiaba las sábanas y le traía toallas?
“Ella es muy útil cuando la necesitas. ¿Lo sabe su novio?”
Cage sonrío.
“Claro que lo sabe, cuando él empezó con Low nos hicimos muy amigos también. Low y yo crecimos juntos, los dos teníamos familias de mierda en alguna parte de esta ciudad. Estábamos siempre juntos, éramos familia entre nosotros. Ella es la única familia que tengo.”
Me dolía el corazón al imaginarme la imagen que acababa de pintar con tan pocas palabras. Dos niños que sólo se tenían el uno al otro. Ningún padre ni hermanos que los quisieran…
Me acordé de la dulce sonrisa de Low y la confundida expresión que tenía cuando le hablé así, ella probablemente pensó que era una estúpida.
“Oh,” le contesté. “No me di cuenta de eso, pensé que era una de sus muchas niñas que llamabas y venía.”
Cage soltó una carcajada.
“Por favor no dejes que Low oiga eso, se volvería loca.”
Dio un paso hacia mí y su sonrisa arrogante regresó.
“¿Crees que tengo tantas chicas así?” me preguntó.
Levanté una ceja y le devolví la sonrisa estúpida.
“Sé que tienes chicas así. Los chicos como tú tenéis una cola esperándoos.”
Cage dio otro paso hacia mí.
“Te crees que lo sabes todo mí, ¿no es así?”
Asentí con la cabeza y apreté el puño para no tocar su piercing, ahora que estaba tan cerca de mí. Era muy tentador…
“Hay muchas cosas que no sabes.”
“¿Cómo qué?” le pregunté, necesitaba dejar de pensar en el pezón y en los abdominales que tenía tan cerca.
“Al igual que creo que tienes los ojos más bonitos que jamás he visto. Pienso en ellos demasiado a menudo. Le he hablado a Low mucho de ti, y nunca le cuento nada sobre chicas. Nunca han sido lo suficientemente importantes… Ese domingo por la noche fue la mejor noche de mi vida, aunque tú no puedas recordarla.”
“Oh,” fue la única respuesta que tenía. El corazón me latía con tanta fuerza en el pecho que me pregunté si podría oírlo.
“Hablando de mujeres comprometidas,” Cage cogió mi mano izquierda, el dedo anular estaba desnudo. Me lo había quitado cuando estaba borracha y lo había guardado en el bolso. No me sentía bien al llevar el anillo de Josh mientras bebía tragos de tequila y bailaba en un bar. No me lo había puesto de nuevo…
“Hay muchas cosas que no sabes de mí también,” murmuré.
La mayoría de los chicos me habrían presionado, pero Cage no. Él aceptaba lo que le decía y no me pedía más.
El pecho de Cage estaba tan cerca de mí que rozó contra mi pecho. No pude evitarlo… me acababa de decir que tenía los ojos más bonitos que había visto nunca y que dormir conmigo fue la mejor noche de su vida. Pasé mi pulgar por el piercing de plata, el pectoral de Cage se movió, sería un estímulo. Pasé la yema del dedo alrededor del piercing lentamente. Su pecho comenzó a crecer más rápido con cada inspiración. Saber que le estaba afectando de esa manera me dio una extraña sensación de poder. Cuando él me tocaba siempre hacía que me pusiera muy nerviosa, era agradable saber que a él le pasaba lo mismo.
“Realmente te gusta el piercing del pezón, ¿verdad?” me dijo en algo parecido a un gruñido.
“Mmmm… nunca he visto uno antes y me gusta mucho.”
“No me estoy quejando. Si te fascina mucho, me puedo hacer el otro también.”
Su respiración era irregular.
La niña traviesa que había dentro de mí, que yo sinceramente no sabía que existía, inclinó la cabeza hacia abajo, le miré a través de mis pestañas y le saqué la lengua.
“Oh, mierda,” susurró, pero casi sonó como un gemido.
Alentada por su respuesta empecé a besarle el pecho y el pezón.

Cage

Nada, absolutamente nada de lo había experimentado era tan caliente como Eva lamiendo mi pezón como si fuera una maldita piruleta. Estaba muy caliente… el agua fría no iba a ser suficiente esta vez. Iba a necesitar algo serio pronto.
“¿Puedo ir contigo si te haces el otro?” me preguntó, mirándome con esos ojos tan bonitos.
Maldita sea, ¿qué había dicho? No me podía mantener recto…
“¿Eh?” me las arreglé para preguntar.
Ella comenzó a darme besos alrededor de mi pectoral.
“¿Puedo ir contigo si te haces el otro?” me preguntó ella con los labios contra mi pecho.
“Bebé, te dejaría que te sentaras en mi regazo si quisieras,” le contesté.
Ella se rio y su pequeña lengua sexy siguió con mi piercing. Me merecía un maldito premio, tenía que hacer yo lo mismo con ella.
“Me gusta esto,” susurró.
“Estoy muy contento de que te guste, pero no creo que pueda aguantar mucho más.”
Se detuvo y alzó los ojos para encontrarse con los míos.
“¿Te duele?”
Joder, era tan inocente…
“No cariño, es increíble… pero quiero tus lindos pezones en mi boca en este maldito momento.”
Se quedó helada… esperé a que retrocediera y se fuera a la orilla, de vuelta a lo seguro. Si ella me dejaba aquí, no sería capaz de llegar muy lejos con el latido que tenía entre mis piernas.
“Está bien,” dijo ella en voz tan baja que me pregunté si le había oído bien.

Ella se estiró y se soltó la parte de arriba, mientras veía con miedo que iba a despertarme en cualquier momento solo en mi cama y caliente como el infierno.
Se quitó la pequeña pieza de tela que cubría sus pechos y la puso encima de mi hombro. Eran perfectos, redondos y suaves. Cubrí cada uno de ellos, dudaba que esto volviera a ocurrir, y si esto era todo lo que iba a conseguir de Eva iba a saborear cada maldito minuto.
Eva se quedó sin aliento mientras mis manos le apretaban suavemente y luego suavemente pellizqué sus pezones.

“Voy a cogerlos con mi boca ahora, Eva,” le advertí, bajé la cabeza hasta el pecho derecho y cogí su pezón con la boca.
Joder, era como si fueran caramelos. Sus dedos corrieron por mi cabello mientras seguía.
“Ahhh,” gimió, presionando más cerca.
Me cogía con fuerza el pelo lo suficiente para hacer que me sintiera bien. Dejé varios besos sobre su esternón y lamí con avidez el hueco entre sus pechos. Podría hacer esto todo el maldito día y no tener suficiente.
Eva levantó la pierna para envolverse alrededor de mi cintura y ella se apretó ansiosa contra mí. Joder… ella no podía hacer eso.
“Eva, ¿qué haces cariño?” le pregunté mientras cerraba los ojos con fuerza, tratando de presionarme más contra ella.
“Quiero sentir más,” gimió mientras levantaba la otra pierna y cerraba las piernas detrás de mi espalda.
Su calor presionaba firmemente contra mí y mis rodillas se doblaron con la intensidad.
“Oh, dios…” murmuré mientras Eva empezaba a mecerse suavemente. En el momento en que encontró el sistema adecuado, ella gritó y se sacudió con más fuerza.

Dios… la quería ya joder. Sus pechos comenzaron a botar mientras me montaba. Había oído hablar de esto, pero nunca lo había experimentado. Se sentía tan bien… tenía la cabeza echada hacia atrás y ella se perdió completamente. Quería esas tetas dulces en la boca de nuevo, pero no podía dejar de observarla, era increíble. Su boca estaba ligeramente abierta y la expresión de su cara era de puro éxtasis.

“Oh, diosdiosdiosdiosdios,” empezó a decir ella, levantó la cabeza y sus ojos entrecerrados se encontraron con los míos.

Necesitaba esa boca. Me incliné hacia delante y cubrí sus labios con los míos, metiendo mi lengua con suavidad y comencé a hacerle el amor con la boca, mientras ella me hacía el amor con su cuerpo.
Mientras se mecía, deslicé mis manos bajo su trasero y la apreté más contra mí. En el momento en que sentí que se tensaba bajo mis manos, sabía que estaba cerca. La tiré hacia atrás lo suficiente como para ver sus ojos cuando ella se hizo añicos y le di un beso más. Ella se deshizo en mis manos…

Eva

Me bajé del cuerpo de Cage, pero él mantuvo sus manos firmemente en mi cintura. Pensaría que iba a tratar de escapar. Una parte de mí quería correr y esconderse, pero la mayor parte quería quedarse aquí y disfrutar de los temblores que recorrían mi cuerpo.
Cage inclinó la cabeza y apoyó su frente contra la mía. No dijimos nada, no era un silencio incómodo, era agradable. No se necesitaban palabras. Alargó la mano hacia la parte superior del bikini y me lo comenzó a poner de nuevo.

“Necesito taparte de nuevo,” susurró. Empecé a ayudarlo, pero me empujó las manos. “No, quiero hacer esto.”
Me recordé a mí misma que Cage era bueno con las mujeres, ya que había estado con un montón. Quería creer que era sólo por ser dulce y romántico conmigo, por ahora podía fingir.
Una vez que lo había atado a mi espalda, rozó los pulgares sobre la parte superior de mis pechos y dejó caer sus manos a un lado.
“Tengo que volver al trabajo antes de que tu padre venga a buscarme.” Podía escuchar el pesar en la voz de Cage y eso me hizo sonreír. No quería dejarme.
“Bueno, eso es probablemente una buena idea,” estuve de acuerdo y me dirigí hacia la orilla.
Cuando vi que Cage no se movía, me di la vuelta y me lo encontré de pie mirándome.
“¿Vienes?”
Pude ver una sonrisa maliciosa.
“Todavía no.”
Sacudí la cabeza con confusión, me sonrió y me dirigí hacia la orilla. Ya no necesitaba esconderme así que cogí mi toalla y me dirigí a la camioneta.
Cuando subí al interior vi que Cage todavía estaba en el agua de pie observándome. ¿Qué estaba haciendo? Tenía una sonrisa sexy, me saludó, retrocedí y me alejé.

………………………….……………*…………………………………

Cogí la toalla del congelador y el termo fresco de limonada que había preparado para Cage. Él había vuelto hacia una hora y esperé a que estuviera ocupado para dejarle sus cosas. No quería evitarlo, pero me estaba empezando a gustar este juego. Él queriendo pillarme cuando le dejaba la toalla y la bebida fresca. Yo quería seguir siendo el hada invisible. Sonriendo me dirigí a la puerta cuando ésta se abrió y entró mi padre.

“¿Esto es para mí?” me preguntó, mirando lo que llevaba en las manos.
Nunca le llevaba cosas a mi padre, siempre venía a buscarlas él mismo, sin embargo, Cage no hacía eso, simplemente se quedaba fuera aguantando el calor.
“Mmm…” no estaba segura de cómo responder a esto.
No quería mentirle porque estaba bastante segura de que se daría cuenta y haría una montaña de un granito de arena. Mi padre se quedó allí con el ceño fruncido y yo sabía que tenía que contestarle antes de que se le ocurriera una idea peor.
“Cage no viene cuando está sediento o cuando tiene calor, no he sido totalmente acogedora y hospitalaria con él. Así que, cuando él está ocupado voy a dejarle una toalla y una bebida, así no tengo que hablar con él.”
Esa era la verdad o al menos lo era hasta hace una hora en el lago. Mi padre dejó escapar un suspiro y asintió con la cabeza.
“Eres una buena chica, Eva. Lleva cuidado con ese chico, aunque es un trabajador duro, eso está claro. Supongo que yo debería haberme preocupado un poco más por él.”
Entró y me dio unas palmaditas en la espalda. No estaba enfadado, así que me relajé y dejé escapar un silencioso suspiro de alivio y di un paso hacia la puerta.
“Eso no quiere decir que sea lo suficientemente bueno para ti, sólo porque trabaje mucho no significa que no sea peligroso para una chica guapa y joven. Especialmente a una inocente.”

No estaba totalmente de acuerdo con él, sabía mejor que él que Cage no era peligroso en absoluto. Él no era nada de lo que mi padre decía. Asentí con la cabeza, ya que era lo mejor que podía hacer y me dirigí con todo el calor hacia el granero.
Cage rodeó la camioneta sin camisa y con una pala. Casi me tropiezo yo mismo. Se detuvo cuando me vio venir y al instante una sonrisa iluminó su rostro. Me recordé a mí misma que mi padre probablemente me estaba mirando desde la ventana de la cocina.

“¿Qué es esto? ¿Eva Brooks trayéndome una toalla fría y un termo de agua? Mejor que no lo vea mi hada invisible, a ver si se pone celosa… Ella es muy posesiva.”
Me tuve que morder el labio con fuerza para no sonreír.
“Lo superará y no es agua, es limonada,” le dije, dejándolo todo en la parte de atrás de la camioneta.
Sus ojos me dejaron y recorrieron el patio, estaba buscando a mi padre.
“Nos está mirando desde la ventana de la cocina, sólo cógelo. Nos vemos más tarde.”

Le di una pequeña sonrisa, me di la vuelta y me dirigí de vuelta a casa. Esperaba que no estuviera mirándome como el otro día mientras me alejaba. A mi padre no le gustaría eso en absoluto.

“¡Gracias!” dijo desde detrás de mí y seguí caminando.

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