Preston
Cálculo. ¿Por qué demonios estoy aquí? Sería un milagro que la aprobara. Mantener mis calificaciones era parte del trato para tener la beca. Si suspendía una clase, la perdía y no podía perderla. Si juego esta temporada como jugué la temporada pasada, debería tener los próximos dos años cubiertos en una universidad estatal. Así que tenía que aprobarla y ponerme en primera fila.
Al entrar en la sala, hice un análisis rápido para buscar un sitio libre delante. En lugar de eso, me encontré con los ojos de Amanda. Ella se estaba riendo de algo que le estaba diciendo otra chica, mientras un tío estaba apoyado sobre su mesa mirando su camisa mientras también se reía. Perfecto.
Amanda estaba lo suficientemente cerca de la parte delantera. Unas chicas gritaban mi nombre mientras iba hacia ella, pero no les hice caso. Mantuve la mirada en Amanda. Sus ojos se alzaron para encontrarse con los míos. La sonrisa se fue perdiendo. Ella estaba tratando de mantener las distancias, porque era inteligente, pero yo era un imbécil que no podía permitirlo. Debería dejarla, porque cada centímetro que me acercaba a ella, la confundía más. Era un imbécil. Sin embargo, eso no me iba a impedir que me sentara a su lado. Necesitaba que se fuera ese tío, sus ojos estaban mirando algo que no le correspondía. Manda necesitaba un maldito guardaespaldas.
"Ey, Preston," la morena que había estado haciendo reír a Amanda me saludó primero. El tono de arrullo de su voz me resultaba familiar, estaba interesada en mí. Sabía cómo era yo, y ella todavía estaba dispuesta.
Le di una pequeña sonrisa y asentí con la cabeza, pero no quité mis ojos de Amanda.
"Ey, Manda," le dije mientras me sentaba a su lado.
"Preston. Oh, ey." Era la respuesta nerviosa que esperaba. Ella no me quería cerca y no podía culparla u ofenderla.
"¿Has cogido cálculo en el primer semestre de la universidad? Estoy impresionado. Yo he intentando posponerlo."
Amanda se encogió de hombros. "Me gustan las matemáticas."
Cálculo no eran matemáticas. Era un experimento de ciencia que había salido mal.
Empecé a contestar cuando el tío que estaba de pie junto a ella se aclaró la garganta. Levanté la vista hacia él con un gruñido molesto. ¿Por qué seguía ahí de pie?
"Te has sentado en mi sitio," dijo.
Eso me hizo sonreír. "Entonces supongo que deberías haber estado sentado en él."
Volví mi atención a Amanda, y vi que sus mejillas estaban rojas, eso le estaba avergonzando. Tampoco quería hacer eso.
"Es posible que necesite ayuda. Me alegro de que te lleves bien con los números," le dije, echándome hacia atrás y poniéndome cómodo. El tipo empezó a decir algo más, pero le miré y le eché una advertencia silenciosa. Yo no me iba a mover.
Él dejó escapar un suspiro y se fue. Chico listo.
"¿Qué estás haciendo, Preston?" susurró Amanda cuando se inclinó hacia mí.
"¿Qué es lo que quieres decir, Manda?"
"Sabes lo que quiero decir. ¿Por qué estás sentado aquí? Pensé que habíamos quedado en mantener las distancias, después de... todo."
Yo no quería mantener las distancias. Sabía que no la podía tener de nuevo, pero me gustaba estar cerca suya. Ella me hacía feliz, hacía que la oscuridad no pareciera demasiado asfixiante.
"Quiero que seamos amigos," le expliqué observando cómo se mordía el labio inferior con nerviosismo.
"¿Cómo podemos hacer eso?" me preguntó en voz baja.
No tenía ni idea. Todo lo que quería hacer era acurrucarme en sus brazos y cuidarla. Sin embargo, esa no era una opción. "Podemos hacerlo."
La mirada de preocupación en sus ojos me hizo sentir culpable. Me estaba preguntando por algo para lo que no estaba preparado, pero lo necesitaba.
"Está bien, si es lo que quieres..." respondió finalmente.
El profesor entró y empezó a hablar, así que nuestra conversación terminó, por ahora.
Ella no me miró en toda la clase, y yo quería evitar mirarla, pero no podía. ¿El recuerdo de lo que habíamos hecho me iba a volver loco? Normalmente, cuando me acostaba con una chica, pasaba de ella, pero con Amanda algo me sostenía. ¿Fue porque estaba borracho y tenían los recuerdos tan borrosos?
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
Una vez que la clase hubo terminado, Amanda se puso de pie rápidamente, cogió sus libros y los metió en la mochila. Se tomó su tiempo para alejarse mí, no es lo que yo quería.
"¿Hay otra clase?" le pregunté, poniéndome de pie y estirándome.
Amanda me miró y sus ojos se concentraron en mi parte baja del estómago. Bajé los brazos lentamente y cubrí la piel que había descubierto. El brillo en sus ojos agradecidos me hizo querer quitarme la maldita camisa, si eso era lo que necesitaba para mantener su atención, lo haría.
"Oh, yo... no, todavía no," balbuceó mientras se colocaba la mochila bien.
"¿Quieres ir a tomar un café? No he tenido tiempo para uno esta mañana."
Amanda miró a la puerta, la chica con la que había estado hablando estaba esperándola en la puerta. "Iba a la biblioteca, pero no me importaría tomar un poco de cafeína primero," me contestó, mirándome.
Sí, había caído fácilmente. "¿Podemos ir solos? Quería hablar contigo de algunas cosas."
Sus ojos se abrieron y pude ver la comprensión. ¿Quería hacer cómo si nada hubiera pasado? No iba a ser capaz de eso.
"Está bien. Déjame decirle a Kelsey que me reuniré con ella más tarde."
Amanda
¿Por qué estaba haciendo esto? Me merecía el premio a la más estúpida. Pero, otra vez, ¿cómo podía decirle que no a esos bonitos ojos azules de Preston? Era imposible.
Cuando quería llamar mi atención, era muy difícil de ignorar. Sabía de lo que se trataba todo esto, necesitaba sentirse bien. Él y Marcus eran muy buenos amigos, probablemente se sintiera culpable. Cuanto antes se aliviara su culpabilidad, antes podría distanciarme de él. No quería ser amiga suya, él no era amigo de las chicas. Él tenía un montón de amigos, pero no amigas.
Una vez que estuvimos fuera del edificio de matemáticas, le del brazo, le aparté de la multitud y le puse debajo de un roble. No había necesidad de fingir que íbamos a tomarnos un café.
"Escucha, sé lo que te molesta y lo entiendo. Es Marcus. Así que dime lo que necesitas para aliviar tu conciencia, estar feliz y despreocupado. No vamos a pretender ser amigos. Porque, sinceramente, no puedo ser tu amiga. Nunca funcionará."
Preston se quedó en silencio mirándome mientras pensé que me había dejado llevar, aunque no era lo que pretendía. Sólo el mirarle me volvía loca.
"No es sobre Marcus. Me encantaría que fuera sobre él, pero no." Preston extendió la mano, la puso en mi cintura y me acercó más a él. Oh... No es lo que esperaba. "No puedo dejar de pensar en ti, Manda. Lo intento, lo intento todo el maldito tiempo, pero no puedo." Guau. Sentía que mis rodillas estaban débiles. "Quiero estar cerca de ti, no puedo mantenerme alejado."
Doble guau. No podía decir nada en este momento, no podía. Su cabello rubio pálido caía sobre sus ojos, y quería quitárselo y ponérselo detrás de la oreja. Pero no lo hice y me atrajo más hacia él.
"¿Podemos ser amigos? ¿Me perdonas por esa noche?”
La palabra 'amigos' había vuelto. Odiaba esa palabra. Nunca había sido amiga de alguien que hacía que se me acelerara el corazón y que mi cuerpo cosquilleara.
¿Cómo podía manejar ese tipo de relación?
"Lo podemos intentar," conseguí decir.
Su mano se deslizó detrás de mi espalda y se quedó en la curva que hay encima de mi trasero. Los amigos no hacían eso. Él no lo estaba haciendo bien si quería ser mi amigo.
"Voy a estar bien, te lo prometo. Voy a ser el mejor amigo que has tenido." Su voz se había reducido a un susurro ronco. Me estremecí por el sonido sexy.
"Mmm, voy a tener que trabajar en eso," añadió Preston. "La sensación de temblar. Me gusta. Quiero sentirla más."
Tragué saliva y traté de controlar la emoción en mi voz. "Los amigos no están tan cerca, Preston," dije, y empecé a dar un paso atrás cuando él me tiró con fuerza contra él.
"No, Manda, no. Pero necesito estar cerca tuya. ¿Podemos ser amigos íntimos?" me preguntó, bajando la cabeza hasta que su cálido aliento me hizo cosquillas en la oreja. Cerré los ojos con fuerza, y me agarré a sus brazos para mantenerme firme. ¿Qué estaba haciendo?
"Me gustaría."
"¿Has perdido la cabeza?" la voz de Cage York rompió el hechizo, y me encontré lejos de Preston.
"No te metas en esto, Cage," gruñó Preston, volviendo sus ojos hacia Cage.
"Si la tocas, ninguno de tus amigos podrá protegerte cuando Marcus vaya a matarte."
"Te he dicho que no te metas."
Cage sonrió y negó con la cabeza. "No. Búscate a otra chica, Amanda está fuera de tus límites. Le haces daño a ella y luego le haces daño a Low. No puedo dejar que eso pase. Así que ya ves, esto se ha vuelto personal."
Cage siempre había protegido a Willow, habían crecido juntos y eran los mejores amigos. Marcus tenía problemas con él algunas veces, pero con el tiempo había comenzado a aceptarlo más y más. Sobre todo, porque Cage se había enamorado de Eva.
"Somos amigos, déjalo." Preston se volvió hacia Cage. Esto no tenía buena pinta.
"Cage, él tiene razón. Sólo somos amigos, déjalo. Nosotros no somos ni seremos nunca más que amigos. Te lo prometo."
Cage movió los ojos hacia mí. No pude pasar por el alto la preocupación y la incredulidad que había en sus ojos cuando me miró. Él no nos creía, pero no era asunto suyo.
"Bien," dijo Cage arrastrando las palabras. "Pero me aseguraré de que siga siendo así."
Los puños de Preston estaban preparados a los lados.
"Así será," le aseguré.
Cage me dio un último movimiento de cabeza, luego se volvió y se dirigió hacia el edificio de matemáticas del que acabamos de salir.
"Y esa es una de las muchas razones por las que ser amigos sería un problema. Todo el mundo sabe que no eres amigo de las chicas."
"Cage York es la última persona que me tiene que dar consejos. Sí que es verdad que yo nunca he sido amigo de una chica antes, pero nunca ha habido ninguna chica de la que quisiera ser amigo. Eres diferente y quiero mantenerte cerca."
No iba a hacer lo correcto, iba a hacer lo estúpido.
"Está bien, amigos."
El rostro de Preston se iluminó con una gran sonrisa que hizo que mi decisión estúpida pareciese brillante en ese momento.
"¿Podemos ir a por ese café ahora?" me preguntó.
"Claro, vamos," le contesté.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
Varias chicas nos miraron mientras íbamos a la cafetería del campus. Preston las ignoró a todas, sabía demasiado sobre él para saber que normalmente no las ignoraba, las medía con una mirada rápida y decidía si le interesaban o no.
"¿Qué quieres beber?" preguntó Preston mientras íbamos a sentarnos a una mesa en la parte de atrás de la cafetería.
"Café con hielo, o lo que sea, cualquier cosa." No había probado las opciones de café todavía, así que me daba igual.
"De acuerdo," respondió con un guiño, y se volvió para dirigirse a la barra para pedir.
No había mucha gente dentro, había varias personas fuera bajo las sombrillas, pero dentro estaba casi vacío.
Mi teléfono sonó, avisándome de que tenía un mensaje de texto. Lo cogí y vi que Kelsey me recordaba que esta noche teníamos grupo de estudio de economía. Si una clase venía con un tutor incorporado para ayudarte en la asignatura, era porque era difícil, así que tenía la intención de aprovecharlo.
"Se llama Ice Rageous, para próximos pedidos," dijo Preston mientras ponía una copa cubierta de crema batida y caramelo delante de mí.
"Gracias," le contesté mientras le veía sentarse enfrente de mí.
"También puedes pedir 'bebida de chicas' y el camarero sabe lo que quieres decir." El tono burlón de su voz me hizo reír. En realidad, nunca había tenido una conversación con Preston que no implicase pre-sexo o discusiones. Esto era muy agradable.
"Lo tendré en cuenta."
Preston tomó un sorbo de su café y se apoyó en los codos, mirándome. "¿Por qué me pones nervioso, Manda?"
¿Por qué le pongo nervioso? ¿Cómo debo responder a eso? Tal vez porque yo había estado 'enamorada' de él durante años, le había dado mi virginidad, y él era precioso.
"No sé. Bueno, quiero decir, que sí, pero en realidad nunca hemos hablado antes, no así."
Preston dejó la taza sobre la mesa, pero sus ojos no se apartaron de mí. "Entonces, ¿por qué te viniste conmigo fuera del club?"
Si íbamos a ser amigos, tenía que ser sincera con él. Al menos con la mayoría de las cosas. Quería conseguir más de él, así que todo no sería una mentira.
"Estaba enamorada de ti, durante años. Yo quería irme contigo a tu casa esa noche, pero no sucedió exactamente así. Fuimos a tu Jeep, y luego me arrastraste hasta el almacén. Superé mi enamoramiento después de eso."
No es verdad del todo, pero casi. No necesitaba más detalles ni saber que todavía me acordaba de esa noche y que quería sentirlo de nuevo. No iba a compartir eso tampoco.
"¿Estuviste enamorada de mí?"repitió, y masculló una maldición. "Manda, lo siento mucho. Ojalá hubiera estado sobrio."
Me reí por primera vez desde que habíamos empezado esta conversación incómoda. "Si hubieras estado sobrio, yo todavía estaría viviendo en mi mundo de fantasía pensando que te fijaras en mí y que me querrías. Por fin esa noche, perdí la ilusión."
"Esa noche descubriste que eras demasiado buena para mí." El dolor en sus ojos me confundió.
"No, me di cuenta de que nunca iba a ser el tipo de chica que te atrae. Ahora me doy cuenta."
Preston se acercó, me cogió de la barbilla con sus manos y me levantó la cara hasta que mis ojos se encontraron con los suyos.
"Hay un montón de cosas que no soy, pero confía en mí cuando te digo que me siento más atraído por ti de lo malditamente normal."
"¡Amanda!" Alguien nos interrumpe. "Hace mucho que no te veo. Y Preston Drake, suelta ahora mismo a la hermana pequeña de Marcus antes de que te pegue." Jess, la prima de Rock, se sentó con nosotros.
"Hola, Jess," le respondí.
"Véte, Jess," dijo Preston en un tono molesto cuando su mano tuvo que dejar mi cara.
"Enfríate, chico amoroso. Estás ladrándole al árbol equivocado, ella no es tu tipo."
"Ya lo sé, sólo somos amigos," espetó él. Se recostó en la silla y se tomó un trago del café.
"Dejaste de venir a Live Bay y de beber conmigo, Amanda. Me preguntaba lo que te pasó. Nos lo pasamos bien," dijo Jess, sonriéndome con un brillo travieso en los ojos.
Había hecho todo lo posible para conseguir la atención de Preston, incluida la bebida y la fiesta con Jess.
Pero una noche, cuando chico se pasó, Dewayne apareció, se peleó con él y esa fue mi última noche con Jess. Había sido la llamada de atención que había necesitado. Yo no era esa clase de chica y nunca lo sería. Y por muchas fiestas que pasaran, Preston no iba a volver a mirarme de nuevo.
"Sí, he estado ocupada," le contesté.
"¿No te ibas a la universidad? ¿Auburn o alguna mierda así?"
"Sí, me iba a ir, pero no quería perderme la planificación de la boda de Marcus y Willow, y mi madre todavía me necesita. Ella no está para que la deje sola. Especialmente cuando Marcus se va a casar."
"¿Estás segura de eso?" me preguntó Jess con una mirada de complicidad en el rostro.
Probablemente lo estaba diciendo por una de las noches que bebí demasiado. No había pensado en eso, tal vez mi pequeño secreto no era tan secreto ahora. Yo no era mejor que Preston, Dewayne sabía algo, ahora Jess también. Mierda.
"Estoy segura," le contesté con una sonrisa forzada.
"Si ya has hecho tus veinte preguntas, Jess, estábamos hablando de cálculo. Puedes irte ya," dijo Preston, dejando su taza sobre la mesa. Sus dedos largos y bronceados envueltos alrededor del vaso me hicieron pensar en otras cosas.
"Cálculo una mierda," respondió Jess, poniéndose de pie. "Tú no sueles ir olfateando otra vez donde ya has estado."
El ceño molesto de Preston se transformó en una mirada furiosa, y se puso lentamente de pie.
"Lo que sea que crees que sabes, no lo sabes. No me importa quién es tu primo. Amigo o no. No vas a repetir nada de esto a nadie."
Jess levantó las cejas y se encontró con una mirada como la suya. "Nunca he dicho nada de esto, pero no porque me sienta amenazado por ti, sino porque me cae bien Amanda. Esa es la única razón, porque, Preston Drake, me encantaría verte colgado por las pelotas." Jess volvió su mirada hacia mí y me sonrío. "Te veo pronto, Amanda."
Asentí con la cabeza, tenía miedo de decir algo más. Obviamente, yo le había dicho a Jess sobre Preston y yo. Esto era humillante. ¿A quién más se lo había dicho durante esas semanas de ebriedad?
Jess se dio la vuelta y se pavoneó hacia la puerta. Tomé todo mi valor parar mirar a Preston de nuevo. Estaba observando su taza de café. Supongo que se preguntaba por qué había dicho demasiado.
"No puedo creer que se lo dijeras a esa, es una perra mala," dijo Preston finalmente, levantando la mirada para encontrarse conmigo, que estaba ansiosa.
Me encogí de hombros. No estaba segura de qué había dicho, pero el vodka era muy malo. Extraño pero cierto.
"Jess lo ha malentendido. Eso es todo."
Preston se rio entre dientes. "No, Manda. Jess es una zorra manipuladora. Ella nunca tiene amigas, nunca."
"Ella no es tan mala," le contesté, necesitaba defenderla.
Preston levantó una ceja y movió la taza con las manos mientras me sostenía la mirada.
"¿Estamos de acuerdo o no?" Asentí con la cabeza.
Dejó escapar un suspiro de cansancio. "No sabía nada de que te hubieras emborrachado este verano con Jess. Pensé que esas dos veces que te encontré y te llevé a casa eran casualidades, pero era tu intento de rebelarte."
"Era mi intento de rebelarme, pero me di cuenta de que eso no era para mí."
"¿Por qué hiciste eso?" me preguntó.
Sabía que él no estaba preparado para esta respuesta. No quería que se sintiera más culpable. En cambio, me encogí de hombros, cogí mi bebida, y tomé un sorbo con la pajita.
"Por favor, dime que no fue por lo que hice..."
No quería mentirle, pero este era uno de esos casos en que la mentira era lo mejor. "No, Preston, no tenía nada que ver contigo."
El alivio en su rostro hizo que me alegrase de haberle mentido.
"¿Tienes más clases hoy?" preguntó.
No. Iba a ir con Willow a escoger vestidos de dama de honor, y también teníamos que encontrar un vestido de flores para Larissa.
"No, este es mi día menos estresado."
Preston se metió un mechón de pelo detrás de la oreja. "Tengo que ir al gimnasio, pero más tarde, ¿quieres hacer algo? ¿Podrías ayudarme a entender lo que hicimos hoy en clase? Te invitaré a comer."
Estaba decidido a ser amigos y a conseguir tutoría gratis, pero por mucho que me gustara pasar tiempo con él, sabía que era malo.
"No puedo, me voy con Willow y Larissa a elegir vestidos de dama de honor y el vestido para Larissa."
Preston movió la cabeza hacia un lado, y el vi que el pelo rubio le rozaba casi los hombros, cosa que me llamó la atención. Parecía uno de esos modelos retocados de una revista. Un hombre no debería ser tan perfecto. No era justo.
"¿Y después? Las tiendas cierran a las seis, estarás libre entonces."
Él estaba en lo cierto, probablemente estaría en mi casa antes de esa hora, pero tenía que alejarme de él. "Sí, pero tengo un grupo de estudio de economía esta noche," le dije mientras cogía el bolso. Tenía que recoger a Larissa y a Willow, y tenía que salir de aquí antes de que me convenciera.
"Está bien," respondió. Se echó hacia atrás en la silla y me miró con esa cara tan sexy.
Con un asentimiento firme, le dije: "Ya nos veremos," antes de caminar rápidamente hacia la puerta.
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