miércoles, 14 de mayo de 2014

CAPÍTULO 6

Preston
"Levántate," escuché seguido de un golpe duro en mi brazo, eso me cortó los sueños calientes y felices. La misma voz sexy que me había estado pidiendo 'No pares', ahora me gritaba.

Sacudí la cabeza para despejarme, y poco a poco obligué a mis ojos a abrirse.
Amanda me estaba mirando con un vaso en las manos. Metió la mano en el vaso y luego me echó agua fría en la cara. ¿Qué demonios?

"¿Qué estás haciendo?" dije con voz ronca, moviendo el brazo para cubrirme de más ataques.
"Tratando de despertarte," respondió ella.

Estaba enfadada y estaba hermosa. Llevaba el pelo recogido en una coleta y unos pantalones cortos y una camiseta. Sin nada de maquillaje, y estaba perfecta. Quería mirar su cuerpo perfecto, tenía miedo de que me volcara todo el vaso de agua sobre la cabeza.

"Vamos, Preston, levántate," me rogó. Me gustaba ese sonido.
Quité el brazo y le sonreí.
"Siempre puedes venir aquí," le contesté, sin poder detenerme.
Sus ojos se abrieron y luego se redujeron al instante. "La única razón por la que no he te he echado todo este vaso de agua helada en la cabeza es porque a Marcus le encanta este viejo sofá. Pero estoy a punto, y no me importa."
Me senté rápidamente. Estaba muy sexy así, y no quería que me tirara el agua helada.
"Ya estoy arriba, cariño. ¿Por qué no dejas ese vaso?"
"Bueno, ahora ponte tu camisa y vete. Vi tu Jeep abajo, no necesitas que te lleve. Adiós," respondió ella, y luego se dio la vuelta.

Llevaba unos pantalones muy cortos que apenas le cubrían su culo bonito. Era muy débil, y encima me había despertado la estrella de mis sueños.
Salté del sofá y envolví mis brazos alrededor de su cintura, tirando de su espalda contra mi pecho. Mmm, se sentía muy bien.

"¿Qué... qué estás haciendo?" me preguntó en un tono nervioso.
"Lo siento."

No me había dado cuenta de que me había disculpado. No tenía que disculparme, ella necesitaba odiarme. Pero ella olía tan bien y su trasero estaba presionado contra mi erección mañanera, y no podía dejarla ir sin asegurarme de que ella no me odiaba por lo del otro día.

"¿Por qué?" me preguntó en un tono cauteloso.
"Fui un idiota el otro día. No debería haber hablado contigo de esa manera, no quiero que estés enfadada conmigo. Tenía un mal día y lo pagué contigo. Lo siento mucho."
Ella dejó escapar un profundo suspiro, su pecho subía y bajaba bajo su camiseta ajustada.
"Esas tetas son realmente bonitas. Son de verdad, y apuesto a que son suaves y se sienten como el maldito cielo."

Mierda, ¿por qué digo eso?
Amanda se puso rígida en mis brazos. Debo dejar que se vaya y que se aleje, es lo correcto. Me había disculpado, y necesitábamos dejar las cosas así. Estaba en el apartamento de su hermano y yo tenía una cita con una clienta en tres horas. Amanda era demasiado dulce para que yo la tocara.

"Está bien," dijo ella en un susurro.

Podía deslizar mis manos en su estómago y en sus tetas en estos momentos. Estaba muy relajada en mis brazos. Se inclinó hacia mí.
Dejé caer mis brazos y di un paso atrás. Ella se puso rígida y no me miró. Me quedé allí tratando de pensar en algo que decir, pero no se me ocurrió nada.

"Ponte tu camisa y vete. Willow y Larissa están viniendo. Marcus quería que te fueras antes de que ellas llegaran," dijo con una voz plana antes de alejarse.

La observé hasta que entró en la habitación de invitados y cerró la puerta detrás de ella.
Me dejé caer en el sofá y dejé caer la cabeza en mis manos.
¿Por qué sigo haciendo esto? Tenía que seguir recordando que estaba fuera de mis posibilidades. ¿Por qué tenía que venir a mí con tanta facilidad? ¿Acaso no sabía que no debía acercarse a los chicos como yo?
No necesitaba que me dejara tocarla. Pero, maldita sea, al saber que daría la bienvenida a mis caricias me estaba volviendo loco.
Miré alrededor de la habitación para buscar mi camisa y me pareció verla doblada en el extremo del sofá. Willow la habría puesto allí. Me la puse y busqué en los bolsillos mi teléfono y mis llaves, pero sólo estaba el teléfono. Mis llaves probablemente estarían en el Jeep. Sólo debía irme y no decir nada, sólo irme. Ella tenía razón al esconderse de mí.
Me levanté para irme y terminé dirigiéndome hacia la habitación donde había entrado Amanda. No podía dejarlo así.

"Manda," la llamé y golpeé una vez, antes de abrir la puerta.
Estaba sentada en la cam con las piernas dobladas debajo del culo, mirando por la ventana. No se volvió ni miró hacia atrás.
"Lo siento," le dije, entrando en la habitación.
Ella se encogió de hombros y mantuvo su mirada fija en la ventana con vistas al mar.
"¿Ahora no vas a hablar conmigo?" le pregunté, dando unos pasos más cerca de la cama.
"Nuestras conversaciones no suelen terminar bien," respondió ella.
Y todo eso era mi culpa.
"Lo sé."

Ella no respondió de inmediato.
La observé mientras seguía sentada allí. El sol de la mañana brillaba a través de la ventana, por lo que su rostro se veía más perfecto y angelical. ¿Cómo es que siempre tenía que lastimarla? Ella no se merecía eso.
Su padre se había ido de su mundo el año pasado y necesitaba amigos, que la quisieran y no le hicieran daño. ¿Por qué no podía hacer eso?

"Esta vez no tienes nada por lo que pedir perdón," dijo. "Yo me acerqué demasiado, tú no tuviste la culpa. Estoy bien, ahora tienes que irte."
Maldita sea, ella no entendía de chicos en absoluto.
"Manda, yo retrocedí porque estaba haciendo algo que no debería suceder. Eres demasiado buena para mí. Te das cuenta de eso, ¿no? Estoy jodido, mi vida es un desastre. Por mucho que me gustaría tocarte, porque cariño, tú eres irresistible en todos los sentidos, no puedo. Nunca voy a ser lo suficientemente bueno para ti."
Finalmente, volvió la cabeza y se encontró con mi mirada suplicante. Necesitaba que ella entendiera esto. Yo la había dejado jugar a este juego demasiado, y había disfrutado, me encantaba que coqueteara conmigo y lo temía a la vez.
"Está bien. Tú no quieres ser lo suficientemente bueno para mí, entonces nunca lo vas a ser. Me merezco a alguien que quiera ser lo que necesito. No eres más que el primero, me has enseñado mucho sobre chicos." Ella se puso de pie y se acercó a mí. "Tienes razón, merezco más, mucho más que un chico que ni siquiera me da un beso, mientras que él está follándome. ¿Soy lo suficientemente buena para ser un polvo rápido, pero no soy lo suficientemente buena para que me beses? Vale, lección aprendida."
¿De qué demonios estaba hablando? No habíamos tenido sexo, yo no olvidaría haber tenido sexo con Amanda Hardy.
"Adiós, Preston. Hemos terminado esta conversación."
"Amanda, ¿de qué estás hablando...?"
La puerta principal se abrió, interrumpiéndome, y una vocecita empezó a gritar. "¡Mana! ¡Mana! ¿Estás?" Larissa y Willow habían vuelto.
Amanda pasó por delante de mí.
La cabeza me daba vuelta. ¿De qué mierda estaba hablando?
"¡Eh, tú, niña bonita! Te eché de menos," arrulló Amanda.
"Martus en el trabajo," le dijo Larissa a Amanda.
"Sí, cariño."
Larissa levantó sus ojos verdes, y ella me encontró ahí observándolos.
"Peston aquí," respondió ella con alegría, y aplaudió.
No podía pensar y tener una conversación con la niña, tenía que salir de aquí. No podía conseguir respuestas con Willow entre nosotros.
"Hola, preciosa. Que te diviertas con Manda y Low hoy, ¿de acuerdo?" le dije y sonreí mientras ella me saludaba.
"Vae," dijo ella.
"Gracias Willow por dejarme el sofá. Lo siento, no fue una buena noche," le expliqué.

No podía decirle que había ido a ver cómo estaban mis hermanos y vi que mi madre había estado fuera dos días y se habían quedado solos. Había tenido que ir a buscarla y la amenacé con meterla en la cárcel si no volvía a casa. Ella me odiaba cada vez más, pero al menos había vuelto a casa. También me aseguré de que Jimmy tuviese un móvil oculto en su habitación para que me llamase la próxima vez que sucediera algo así.
Había terminado bebiendo en un bar porque estaba enfadado conmigo mismo por no haber ido a ver cómo estaban los niños antes. Me estaba pareciendo más a mi madre, tenía que dejar de beber tanto.

"No te preocupes. Siempre puedes venir si lo necesitas," me respondió Willow.
"Gracias," le dije de nuevo y me dirigí hacia la puerta.

No miré hacia Amanda, ella ya había terminado conmigo.
Finalmente me las arreglé para alejarla de mi cabeza. Pero, ¿qué había querido decir con 'lección aprendida'? Necesitaba la respuesta a eso.


Amanda
"La tensión era tan intensa que podía cortarla con un cuchillo. ¿Qué diablos fue todo eso?" me preguntó Willow, después de que la puerta se cerrara detrás de Preston.

No quería decirle nada de esto, ella nunca lo entendería. Y además estaba la posibilidad de que se lo contase a Marcus, y eso sería horrible. Marcus lo odiaría al igual que yo, y no quería eso.
Marcus era una de las pocas personas a las que Preston podía acudir y no me gustaba la idea de que se quedase solo.

"Estaba enfadado porque lo desperté con agua fría. Estuvimos discutiendo y vosotras habéis vuelto mientras él estaba de mal humor."
Willow np pareció creérselo, pero asintió con la cabeza de todas formas.
"Está bien, no voy a entrometerme, pero permíteme decirte que Preston es peligroso. Es adorable, dulce y amante de la diversión, pero tiene cosas muy malas.Creció en la calle como yo y creo que tuvo las cosas más difíciles que yo. Sólo ten cuidado, ¿de acuerdo? Todavía eres muy joven, y te han protegido mucho. No es asunto mío, pero ten cuidado."
No había ninguna necesidad para esta advertencia, pero asentí de todos modos. "Está bien."
"Ahora, ¿qué vamos a hacer las chicas hoy?" preguntó Willow, sonriéndole a Larissa.
"Nadar," exclamó Larissa alegremente.
"Muy bien, nadaremos," dijo Willow.

Tendría que pedirle un bañador a Willow. Empecé a preguntárselo, cuando mi móvil empezó a sonar en mi bolso. Me acerqué a la mesa donde lo había dejado, y saqué mi teléfono. Al mirar a la pantalla, suspiré cuando vi el nombre de Preston. ¿Qué estaba haciendo?

"Hola," le dije en el tono más molesto que pude.
"No encuentro mis llaves, y no están en el apartamento ni en el Jeep. ¿Puedes llevarme?"
Mierda. ¿No podía alejarme de él? Estaba en todas partes. No lo conseguía, siempre tenía que estar cerca de él.
"Está bien," le contesté, y colgué.
Miré de nuevo a Willow, que estaba de pie observándome. "Él no encuentra sus llaves, voy a llevarlo a casa. Seguro que tiene un juego de repuesto allí."
Willow se mordió nerviosamente el labio inferior. Sabía que no le gustaba eso, pero a mi tampoco.
"Bueno, ten cuidado. Le diré a Marcus que has tenido que llevarle."
Entendí que la advertencia era inocente, y no era para mí sino para Preston. Me agaché y le di a Larissa un beso en la cabeza.
"Volveré más tarde. Guárdame un poco de agua para mí."
"Nadar," repitió ella.

*   *   *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *

Sonriéndole, me dirigí a la puerta. Tal vez después de que lo dejase en casa podría poner algo de distancia entre nosotros.
Preston estaba apoyado en la puerta del lado del pasajero de mi coche. Llevaba puestas sus gafas de sol Oakley, y sus brazos estaban cruzados sobre el pecho, haciendo que se flexionasen sus músculos. Oh, ¿por qué tenía que ser tan precioso?
A pesar de que no podía ver sus ojos, sabía que me estaba mirando. Podía sentirlo. Y, por desgracia, me gustaba mucho. O por lo menos a mi cuerpo le gustaba.

"Lo siento por esto. Alguien debe habérselas llevado y no puedo conducir. No sé quién habrá sido."

Abrí el coche.
No tenía que hablar con él si no quería, sólo tenía que llevarlo.
Me dejé caer en el asiento del conductor, él también se sentó y lo ignoré. El cuero negro estaba muy caliente, así que encendí el aire acondicionado para enfriarlo.
Mi padre no era bueno para un montón de cosas, pero para el coche seguro que sí. Al tener varios concesionarios de Mercedes me aseguró que tendría el mejor coche.

"¿Qué quisiste decir antes? ¿Que yo no te besaba mientras hacía otras cosas?"
¿A qué clase de juego estaba jugando? ¿Realmente quería volver a vivir esto conmigo?
"Exactamente lo que estás pensando, Preston. Tú estabas allí, así que tienes que saberlo."
Me estaba mirando, pero yo no lo hice caso, me concentré en la carretera.
"No te lo preguntaría si no estuviera tan confundido ahora mismo."
¿Confundido? Había sido muy clara. Él no me había besado ni una vez mientras habíamos tenido sexo. Creo que estaba bastante claro.
"No quiero volver a recordar esto. Pasó y ya está. Así que olvidado, ¿vale?"
Apreté más fuerte el volante y dirigí mi atención al tráfico. Ninguno de los dos dijo nada durante unos minutos. Tal vez había decidido hacerme caso.
"Manda, ¿me estás diciendo que nosotros... hemos tenido relaciones sexuales?"

La incredulidad en su voz me sorprendió. ¡No lo recordaba!
La humillación no podía ser peor... Se había olvidado de que habíamos tenido sexo. Le había dado mi virginidad como una idiota, y él había estado con tantas chicas que no podía ni acordarse. Guau. Qué asco... ¿Cómo podía...?

"Manda, contéstame, por favor. Antes de que te obligue a parar el coche y a mirarme." La voz de Preston sonaba aterrada. ¿Por qué? ¿No se olvidaba de las niñas con las que se había acostado? Yo era una de muchas.
"Sólo quiero llevarte a casa e irme. No vamos a hablar de esto."
"Joder," gruñó Preston a mi lado, y echó la cabeza hacia atrás contra el reposacabezas. "No era un sueño, era un recuerdo. Mierda."
¿Un sueño? ¿De qué estaba hablando? Ahora estaba confundida yo.
"Manda, por favor, dime que no lo hice..." Se detuvo y tragó con fuerza, luego respiró hondo. "Por favor, dime que no lo hice... Que no tuve relaciones sexuales contigo en un trastero, encima de las cajas."
No podía decirlo, así que no le respondí y seguí conduciendo.
"¡No me jodas!" rugió Preston y empezó a pegarse puñetazos en las piernas.
"Yo lo hice y no terminó bien," le contesté.
"No digas eso. Por favor, no digas eso." La emoción en su voz me sorprendió. No lo recordaba, entonces ¿por qué estaba así ahora? La que debería estar molesta era yo, no él.
"Sólo estoy siendo sincera," le contesté mientras aparcaba en el estacionamiento de su edificio de apartamentos.
"Pensé que era un sueño," dijo en voz baja. su cabeza había vuelto al asiento y sus ojos estaban cerrados herméticamente. Sentí un poco de pena por él.
"No voy a decírselo a Marcus, si lo hubiera hecho, ya lo sabría." Le dije, tranquilizándolo.
Odiaba verlo tan alterado.
Preston abrió los ojos y me miró. "No estoy molesto porque crea que se lo vas a decir a tu hermano." Dejó escapar un suspiro irregular. "Pero supongo que se podría pensar eso de mí, ¿por qué no?"
"Tú tienes relaciones sexuales con chicas diferentes cada noche, yo fui una más. Tal vez la primera de la noche, ¿quién sabe?" La amargura en mi voz no ayudaría.
La expresión de Preston era horrorizada. "Manda, estaba borracho, muy borracho. Me desperté a la mañana siguiente, y pensé que era un sueño. De hecho, desde entonces lo he revivido muchas veces en mis sueños. Nunca me di cuenta de que había... Dios, no puedo creer que te llevara a un almacén." Se pasó la mano por el pelo en señal de frustración.
Vale, no podía soportarlo más. No paraba de echarse la culpa, y en parte también fue culpa mía. Había sido una idiota al salir a la calle con él y permitir que lo hiciera. Yo podría haberle dicho que parase.
"Pude haberlo detenido y no lo hice," le dije.
No iba a decirle que había estado fantaseando con tener relaciones sexuales con él durante años. Esa era la única pieza del secreto que me iba a guardar para mí.
"¿Por qué? ¿Por qué me dejaste hacer eso? Te mereces mucho más que eso." Se detuvo y me miró fijamente. "Dime que no fue tu primera vez."
¿Le miento o es mejor que diga la verdad? Mentirle nos haría sentir mucho mejor. O al menos, eso le haría sentir mejor. Aunque yo no paro de pensar en eso.
"Decidí hacerlo, y no había bebido. Estaba completamente sobria esa noche y quise hacerlo."

Preston abrió la puerta del coche y salió. Lo observé mientras se paseaba delante del coche. Se pasó las manos por el pelo varias veces, y me sorprendí a mí misma deseando poder hacerlo. Me encantaba su pelo.
Podía olvidar esa noche, pero no quería, tenía un muy buen recuerdo de él. Incluso aunque no me besara, se marchara y me dejara cuando todo terminó.
Vi cómo lidiaba más dramáticamente de lo que había esperado con la información que le acababa de dar. Cuando por fin dejó de pasearse, me miró, me abrió la puerta del coche y salí.

"Yo he sido el primero, esa noche te quité la virginidad en un almacén de mierda, encima de un montón de cajas." No era una pregunta, estaba admitiéndolo.
Asentí con la cabeza.
"¿Sabías que estaba completamente destrozado?"
No, de haberlo sabido...
Negué con la caebza.
"No voy a beber otra vez, eso es todo. Te lo juro, ya he terminado." Puso ambas manos sobre el capó y bajó la cabeza. "Nunca podré decirte cuánto lo siento. Me odiarás para siempre. Esa no es manera de que pierdas tu inocencia. Maldita sea, Manda. Alguien tiene que pegarme un tiro."
No podía enfadarme con él, no cuando era así.
Cerré la puerta y me acerqué a su lado. Tentativamente, le toqué el hombro.
"Yo quería que fueras tú, ahora me doy cuenta de que al elegirte no fue como yo quería, pero estoy bien."
Preston levantó la cabeza y me miró. "¿Por qué yo? ¿Por qué me elegirías?"
La cruda emoción en su voz era la única razón por la que decidí ser sincera.
"Porque yo confiaba en ti, te quería a ti. Te hubiera querido durante muchísimo tiempo."
Preston negó con la cabeza y se levantó. "Tú no me quieres, Manda. Tú no me quieres. ¿Entiendes? No soy para ti." Eso me dolió, pero me obligué a asentir con la cabeza. Lo había entendido, él no quería que pasase nada entre nosotros. Tenía que irme.
"Lo sé," me las arreglé para decir con firmeza.
"No voy a ser capaz de perdonarme a mí mismo."
Al oírselo decir me duele aún más. Él estaba mucho más enfadado de lo que había imaginado. Él no quería que pasase nada entre nosotros y eso me dolía.
"No hay nada que perdonar, tengo lo que quería. Se acabó," le dije, luego me volví y me dirigí de vuelta al coche.

Necesitaba irme ya, esto ya había terminado.

Él no dijo nada para detenerme, se quedó allí y me vio irme.

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