jueves, 2 de enero de 2014

CAPÍTULO 14

Cage

Tenía la esperanza de que Trisha mantuviese la boca cerrada, debería haberme ofrecido para acompañar a Eva al baño. Lo último que necesitaba era que Trisha compartiera toda mi mierda con Eva. Había pensado traerla aquí para cumplir con todo el mundo. En cambio, estaba cagado. Ver a Priscilla en el estacionamiento había sido la bandera de advertencia. Eva no conocía al verdadero yo y si se enterase se iría corriendo para siempre esta vez.

“Tengo que saberlo… ¿la estás viendo de forma regular? Me refiero a que ella es la hija del maldito granjero. No puedes follártela y dejarla. Entonces… ¿qué diablos está pasando?”

Rock tenía el ceño fruncido. No sabía si era por la inocencia que rodeaba a Eva o porque estaba preocupado por si perdía mi beca.

“Estoy trabajando en ello,” le espeté, deseando que se metiese en sus asuntos.
“¿Que estás trabajando en qué? ¿En tirártela?”
Mi cabeza empezó a calentarse y mis manos se convirtieron en puños. Le miré fijamente.
“No es así,” le susurré a través de mis dientes.
Rock se echó hacia atrás y me observó. Luego sacudió la cabeza lentamente y dejó escapar un silbido bajo.
“Maldita sea, pensé que nunca llegaría el día.”
“¿El día de qué?” preguntó Preston mientras colocaba una cerveza y una coca-cola en la mesa.
“Estos son tuyos,” dijo, empujando la cerveza hacia mí.
“Creo que Cage se ha ido y ha vuelto con sentimientos hacia otra chica que no es Low,” dijo Rock arrastrando las palabras en un tono divertido.
Preston volvió la cabeza y me miró.
“¿Qué? ¿Hablas en serio? Bueno, mierda. Yo quería compartirla.”
“¡No!” gruñí en alerta y Preston cerró la boca antes de seguir soltando más mierda.
“¡CAGE! ¡Estás aquí!” Amanda Hardy, la hermana menor de Marcus se acercó a la mesa con una gran sonrisa y los ojos vidriosos.
Marcus se cabrearía si supiera que Amanda estaba bebiendo. Tendría que llamar a Low antes de irme.
“Baila conmigo Cage,” me ordenó, cogiendo mi mano y tirando de mí hacia la pista de baile.
¿Cuándo se había convertido Amanda en una chica fiestera? Sabía que era una chica buena.
“Ella está destrozada,” le dije, mirando hacia Preston con el ceño fruncido.
Él frunció el ceño y sacudió la cabeza.
“Sólo tienes que ir a bailar con ella. Al menos, si está bailando contigo está a salvo. He estado quitándole a los buitres de encima toda la maldita noche. Estoy a punto de llamar a Marcus. No soy una niñera.”

Me estaba perdiendo algo aquí, pero me fui con Amanda a bailar. Me sacó al centro de la pista y envolvió sus brazos alrededor de mi cuelo.
Entonces comenzó a moverse de una manera que si su hermano la viera la mataría. Sí, tenía que llamar a Low. Si seguía con esto mañana se despertaría en el apartamento de algún desconocido.

“Te he echado de menos,” dijo arrastrando las palabras.
“Que yo sepa no te caía muy bien,” le contesté.
“¡Oh, no! Siempre he sido fan tuyo.” Pasó una uña por mi cara y por mi labio inferior.
Sus ojos estaban mirando a mi boca. Mierda.
“Tú no eres así, Amanda. ¿Qué te pasa esta noche?”

Necesitaba distraerla porque estaba segurísimo de que me iba a besar. Esa era la última cosa que necesitaba. Eva todavía estaba tratando de asimilar que había tenido un trío, si vea a una chica besándome perdería todas las oportunidades de volver a verla.

“¿Sabes lo que siempre me he preguntado, Cage?” me preguntó Amanda, inclinándose hacia mí. Di un paso hacia atrás y empezó a tambalearse así que la cogí de la cintura para sostenerla.
“¿Qué Amanda?” empecé a escanear a la multitud para que alguien viniera a rescatarme.
“¿Qué se siente al besar al famoso Cage York? Las chicas caen rendidas a tus pies. Debes estar haciendo algo bien,” ella se inclinó de puntillas y me di la vuelta rápidamente.
Si se cayese sobre su culo borracho se lo merecía. No debería estar sola de esta manera.
“No voy a decírselo a Marcus,” me prometió mirándome. “Podemos salir a mi coche. Nadie nos verá.”
Miré hacia atrás, hacia la mesa. Necesita la ayuda de Preston, ahora. Sus ojos me estaban mirando directamente y no estaba feliz precisamente.
“Ayúdame,” le murmuré.
Las manos de Amanda estaban entrelazadas detrás de mi cuello otra vez.
“Sé que quieres. Los chicos malos como tú quieren hacerlo donde sea.”
¡Mierda! ¿Qué le había pasado? Nos alcanzó Preston y envolvió sus manos alrededor de la cintura de Amanda.
“Vamos, Amanda. Voy a llevarte a casa.”
“Noooo. Tú no eres mi padre, vete, Preston.”
Ella se me acercó y di un paso atrás de nuevo.
“Tiene razón, tienes que irte a casa.”
“¿Pero no quieres llevarme afuera contigo?” me preguntó con voz herida.
Preston desvió la mirada hacia mí y la mirada asesina que destellaba en sus ojos no me era familiar, nunca se enfadaba. ¿Qué mierda pasaba con todo el mundo esta noche?
“Era idea suya, no mía. Tengo una cita,” le recordé.
Preston sonrío y asintió con la cabeza a algo detrás de mí.
“Podrías estar equivocado. Ella parece estar pasándoselo bien sin ti.”
Eva estaba bailando con un chico extraño. Le había pedido bailar y ¿ahora ella estaba bailando con ese tío que había salido de la nada?


Eva

“Todavía no puedo creer que estés aquí. Cuando me di la vuelta para pedir mi bebida y te vi sentado en una mesa pensé que estaba teniendo visiones.”

Brett Cortwright era uno de los amigos cercanos de Josh en secundaria. Cuando lo había visto en la mesa, me había sentido tan feliz de ver una cara familiar. Además, Cage se había ido a bailar con otra rubia. No debería estar enfadada con él, porque me había pedido bailar y le había dicho que no por miedo. De todos modos, estaba loca, herida y celosa.

“Poco a poco estoy empezando a salir de nuevo. Jeremy se va el mes que viene a LSU (Universidad Estatal de Louisiana)
Brett frunció el ceño
“¿En serio? ¿Estás bien con eso?”
¿Por qué todo el mundo reaccionaba así? ¿Todo el mundo piensa que no puedo sobrevivir sin él?
“Estoy contenta por él, es hora de que regrese a su vida. Los dos hemos estado en pausa desde hace un tiempo.”
Brett asintió con la cabeza en acuerdo. Una canción lenta comenzó a sonar.
“¿Bailamos? No muerdo,” bromeó.
Yo sólo había bailando lento con Josh. Empecé a decirle que sí cuando Brett dio un paso atrás. Confundida, le miré, estaba concentrado en algo detrás de mí.
“Buena idea, vete lejos de ella.”
El gruñido de rabia de Cage me sobresaltó y me di la vuelta para verle mirando a Brett. ¿Qué estaba haciendo?
“¡CAGE! Para de hacer eso,” le exigí. “No vayas a ninguna parte, Brett.”
Cage me miró a mí.
“¿Es esto lo que estás buscando? ¿Un niño de mamá de muy buen gusto, con buenos modales de mierda?”
Mi sangre hervía. Nunca había estado tan enfadada en mi vida. Me acerqué a la cara de Cage tanto como pude.
“No es de tu incumbencia con quien bailo. O le pides disculpas a Brett o yo me voy,” le grité.
Cage sonrió, pero el brillo enfadado todavía brillaba en sus ojos.
“No le voy a pedir disculpas a nadie, cariño.”

Quería gritar, golpear su pecho y llorar, porque no era como yo pensaba que era. No era el chico dulce que había conocido estas dos semanas. Le debería decir adiós a Brett, pero no podía. Estaba al borde de las lágrimas, así que eché a correr.
Oí que Cage gritaba mi nombre mientras me abría paso entre la multitud, pero no miré atrás. Había mostrado su verdadera cara esta noche. Me dolía el pecho y la sensación de soledad que poco a poco había estado venciendo, se estaba abriendo paso otra vez. Empujé las puertas y salí corriendo hacia el estacionamiento. Aquí no era donde había dejado el Jeep.
Las lágrimas que había tratado de detener por fin habían empezado a caer y mi visión era borrosa. Odiaba esto. Quería irme a casa, quería abrazarme a mis mantas y estar a salvo. No quería más dolor, no quería sentirme decepcionada.
Empecé a caminar hasta que encontré mi Jeep. No quería que nadie me viera, odiaba parecer débil.

“¡EVA!” la voz de Cage me llamó detrás de mí.
Quería correr, pero llevaba tacones y podía caerme en la grava. Seguí caminando, si quería hablar conmigo podría hacerlo mientras andaba. Sería más fácil ignorarlo así.
“Eva.” Repitió mi nombre hasta que me alcanzó. No volví la cabeza. “Lo siento. Te vi con ese chico y me asusté. No pensé en tus sentimientos, sólo me importaba que te estaba tocando y no quiero que te toque. Estaba equivocado.”
El sonido suplicante en su voz era más potente de lo que había pensado. Dejé de caminar pero no le miré a los ojos. Tenía miedo de mirarlo ahora mismo. Si lo miraba era probable que me derritiera.
“Brett era amigo de Josh, no era un chico extraño en un bar.”
Cage dejó escapar un profundo suspiro. “Mierda.”
“Tú estabas bailando con una chica, ¿por qué no puedo hacer yo lo mismo?”
Los dedos de Cage me cogieron del brazo.
“Por favor, mírame, Eva.”
Era muy bueno rogando. Su voz baja hasta era atractiva. Joder. Me moví para quedarme enfrente de él. Sus ojos azules parecían desesperados.
“Soy un idiota, eso lo sé y lo siento. No te debería haber tratado así.”
“¿A mí? ¿Qué pasa con el pobre Brett?”
Cage frunció el ceño. “No lo toqué.”
“Pero has sido maleducado y grosero con él.”
Cage tiró suavemente de mi brazo para acercarme más a él.
“La chica con la que estaba bailando era Amanda Hardy, la hermana pequeña de Marcus, el prometido de Low. Estaba destrozada y no es normal en ella. Bailé con ella porque me preocupaba que le pasara algo.”
Así que, estaba siendo amable. No era lo que esperaba.
“Está bien, lo entiendo,” le contesté.
“¿Quieres volver a entrar?” me preguntó ahuecando el lado de mi cara con la mano.
“¿Le vas a pedir disculpas a Brett?”
La expresión suave de Cage se volvió dura, pero sólo por un momento. A continuación, inclinó la comisura de la boca hacia arriba.
“Probablemente no.”
“Entonces, no voy a volver a entrar,” le contesté.
Cage miró hacia abajo.
“Pero no he llegado a bailar contigo.”
Ahora que Brett me había convencido para bailar, sería capaz de bailar con Cage.
“Está bien, pero sólo un baile.”

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