Cage
Tenía la
esperanza de que Trisha mantuviese la boca cerrada, debería haberme ofrecido
para acompañar a Eva al baño. Lo último que necesitaba era que Trisha
compartiera toda mi mierda con Eva. Había pensado traerla aquí para cumplir con
todo el mundo. En cambio, estaba cagado. Ver a Priscilla en el estacionamiento
había sido la bandera de advertencia. Eva no conocía al verdadero yo y si se
enterase se iría corriendo para siempre esta vez.
“Tengo que saberlo… ¿la estás viendo
de forma regular? Me refiero a que ella es la hija del maldito granjero. No puedes
follártela y dejarla. Entonces… ¿qué diablos está pasando?”
Rock tenía el
ceño fruncido. No sabía si era por la inocencia que rodeaba a Eva o porque
estaba preocupado por si perdía mi beca.
“Estoy trabajando en ello,” le espeté, deseando que se metiese en
sus asuntos.
“¿Que estás trabajando en qué? ¿En
tirártela?”
Mi cabeza
empezó a calentarse y mis manos se convirtieron en puños. Le miré fijamente.
“No es así,” le susurré a través de mis dientes.
Rock se echó
hacia atrás y me observó. Luego sacudió la cabeza lentamente y dejó escapar un
silbido bajo.
“Maldita sea, pensé que nunca
llegaría el día.”
“¿El día de qué?” preguntó Preston mientras colocaba
una cerveza y una coca-cola en la mesa.
“Estos son tuyos,” dijo, empujando la cerveza hacia mí.
“Creo que Cage se ha ido y ha vuelto
con sentimientos hacia otra chica que no es Low,” dijo Rock arrastrando las palabras en
un tono divertido.
Preston volvió
la cabeza y me miró.
“¿Qué? ¿Hablas en serio? Bueno,
mierda. Yo quería compartirla.”
“¡No!” gruñí en alerta y Preston cerró la
boca antes de seguir soltando más mierda.
“¡CAGE! ¡Estás aquí!” Amanda Hardy, la hermana menor de
Marcus se acercó a la mesa con una gran sonrisa y los ojos vidriosos.
Marcus se
cabrearía si supiera que Amanda estaba bebiendo. Tendría que llamar a Low antes
de irme.
“Baila conmigo Cage,” me ordenó, cogiendo mi mano y tirando
de mí hacia la pista de baile.
¿Cuándo se
había convertido Amanda en una chica fiestera? Sabía que era una chica buena.
“Ella está destrozada,” le dije, mirando hacia Preston con
el ceño fruncido.
Él frunció el
ceño y sacudió la cabeza.
“Sólo tienes que ir a bailar con
ella. Al menos, si está bailando contigo está a salvo. He estado quitándole a
los buitres de encima toda la maldita noche. Estoy a punto de llamar a Marcus. No
soy una niñera.”
Me estaba
perdiendo algo aquí, pero me fui con Amanda a bailar. Me sacó al centro de la
pista y envolvió sus brazos alrededor de mi cuelo.
Entonces comenzó
a moverse de una manera que si su hermano la viera la mataría. Sí, tenía que
llamar a Low. Si seguía con esto mañana se despertaría en el apartamento de
algún desconocido.
“Te he echado de menos,” dijo arrastrando las palabras.
“Que yo sepa no te caía muy bien,” le contesté.
“¡Oh, no! Siempre he sido fan tuyo.” Pasó una uña por mi cara y por mi
labio inferior.
Sus ojos
estaban mirando a mi boca. Mierda.
“Tú no eres así, Amanda. ¿Qué te pasa
esta noche?”
Necesitaba distraerla
porque estaba segurísimo de que me iba a besar. Esa era la última cosa que
necesitaba. Eva todavía estaba tratando de asimilar que había tenido un trío,
si vea a una chica besándome perdería todas las oportunidades de volver a
verla.
“¿Sabes lo que siempre me he
preguntado, Cage?” me
preguntó Amanda, inclinándose hacia mí. Di un paso hacia atrás y empezó a
tambalearse así que la cogí de la cintura para sostenerla.
“¿Qué Amanda?” empecé a escanear a la multitud para
que alguien viniera a rescatarme.
“¿Qué se siente al besar al famoso
Cage York? Las chicas caen rendidas a tus pies. Debes estar haciendo algo bien,”
ella se inclinó de
puntillas y me di la vuelta rápidamente.
Si se cayese
sobre su culo borracho se lo merecía. No debería estar sola de esta manera.
“No voy a decírselo a Marcus,” me prometió mirándome. “Podemos salir a mi coche. Nadie nos verá.”
Miré hacia
atrás, hacia la mesa. Necesita la ayuda de Preston, ahora. Sus ojos me estaban
mirando directamente y no estaba feliz precisamente.
“Ayúdame,” le murmuré.
Las manos de
Amanda estaban entrelazadas detrás de mi cuello otra vez.
“Sé que quieres. Los chicos malos
como tú quieren hacerlo donde sea.”
¡Mierda! ¿Qué
le había pasado? Nos alcanzó Preston y envolvió sus manos alrededor de la
cintura de Amanda.
“Vamos, Amanda. Voy a llevarte a
casa.”
“Noooo. Tú no eres mi padre, vete,
Preston.”
Ella se me
acercó y di un paso atrás de nuevo.
“Tiene razón, tienes que irte a casa.”
“¿Pero no quieres llevarme afuera
contigo?” me
preguntó con voz herida.
Preston desvió
la mirada hacia mí y la mirada asesina que destellaba en sus ojos no me era
familiar, nunca se enfadaba. ¿Qué mierda pasaba con todo el mundo esta noche?
“Era idea suya, no mía. Tengo una
cita,” le recordé.
Preston sonrío
y asintió con la cabeza a algo detrás de mí.
“Podrías estar equivocado. Ella parece
estar pasándoselo bien sin ti.”
Eva estaba
bailando con un chico extraño. Le había pedido bailar y ¿ahora ella estaba
bailando con ese tío que había salido de la nada?
Eva
“Todavía no puedo creer que estés
aquí. Cuando me di la vuelta para pedir mi bebida y te vi sentado en una mesa
pensé que estaba teniendo visiones.”
Brett
Cortwright era uno de los amigos cercanos de Josh en secundaria. Cuando lo
había visto en la mesa, me había sentido tan feliz de ver una cara familiar. Además,
Cage se había ido a bailar con otra rubia. No debería estar enfadada con él,
porque me había pedido bailar y le había dicho que no por miedo. De todos
modos, estaba loca, herida y celosa.
“Poco a poco estoy empezando a salir
de nuevo. Jeremy se va el mes que viene a LSU (Universidad Estatal de Louisiana)”
Brett frunció
el ceño
“¿En serio? ¿Estás bien con eso?”
¿Por qué todo
el mundo reaccionaba así? ¿Todo el mundo piensa que no puedo sobrevivir sin él?
“Estoy contenta por él, es hora de
que regrese a su vida. Los dos hemos estado en pausa desde hace un tiempo.”
Brett asintió
con la cabeza en acuerdo. Una canción lenta comenzó a sonar.
“¿Bailamos? No muerdo,” bromeó.
Yo sólo había
bailando lento con Josh. Empecé a decirle que sí cuando Brett dio un paso
atrás. Confundida, le miré, estaba concentrado en algo detrás de mí.
“Buena idea, vete lejos de ella.”
El gruñido de
rabia de Cage me sobresaltó y me di la vuelta para verle mirando a Brett. ¿Qué
estaba haciendo?
“¡CAGE! Para de hacer eso,” le exigí. “No vayas a ninguna parte, Brett.”
Cage me miró
a mí.
“¿Es esto lo que estás buscando? ¿Un
niño de mamá de muy buen gusto, con buenos modales de mierda?”
Mi sangre
hervía. Nunca había estado tan enfadada en mi vida. Me acerqué a la cara de
Cage tanto como pude.
“No es de tu incumbencia con quien
bailo. O le pides disculpas a Brett o yo me voy,” le grité.
Cage sonrió,
pero el brillo enfadado todavía brillaba en sus ojos.
“No le voy a pedir disculpas a nadie,
cariño.”
Quería gritar,
golpear su pecho y llorar, porque no era como yo pensaba que era. No era el
chico dulce que había conocido estas dos semanas. Le debería decir adiós a
Brett, pero no podía. Estaba al borde de las lágrimas, así que eché a correr.
Oí que Cage
gritaba mi nombre mientras me abría paso entre la multitud, pero no miré atrás.
Había mostrado su verdadera cara esta noche. Me dolía el pecho y la sensación
de soledad que poco a poco había estado venciendo, se estaba abriendo paso otra
vez. Empujé las puertas y salí corriendo hacia el estacionamiento. Aquí no era
donde había dejado el Jeep.
Las lágrimas
que había tratado de detener por fin habían empezado a caer y mi visión era
borrosa. Odiaba esto. Quería irme a casa, quería abrazarme a mis mantas y estar
a salvo. No quería más dolor, no quería sentirme decepcionada.
Empecé a
caminar hasta que encontré mi Jeep. No quería que nadie me viera, odiaba
parecer débil.
“¡EVA!” la voz de Cage me llamó detrás de mí.
Quería correr,
pero llevaba tacones y podía caerme en la grava. Seguí caminando, si quería
hablar conmigo podría hacerlo mientras andaba. Sería más fácil ignorarlo así.
“Eva.” Repitió mi nombre hasta que me
alcanzó. No volví la cabeza. “Lo siento.
Te vi con ese chico y me asusté. No pensé en tus sentimientos, sólo me
importaba que te estaba tocando y no quiero que te toque. Estaba equivocado.”
El sonido
suplicante en su voz era más potente de lo que había pensado. Dejé de caminar
pero no le miré a los ojos. Tenía miedo de mirarlo ahora mismo. Si lo miraba
era probable que me derritiera.
“Brett era amigo de Josh, no era un
chico extraño en un bar.”
Cage dejó
escapar un profundo suspiro. “Mierda.”
“Tú estabas bailando con una chica, ¿por
qué no puedo hacer yo lo mismo?”
Los dedos de
Cage me cogieron del brazo.
“Por favor, mírame, Eva.”
Era muy bueno
rogando. Su voz baja hasta era atractiva. Joder. Me moví para quedarme enfrente
de él. Sus ojos azules parecían desesperados.
“Soy un idiota, eso lo sé y lo
siento. No te debería haber tratado así.”
“¿A mí? ¿Qué pasa con el pobre Brett?”
Cage frunció
el ceño. “No lo toqué.”
“Pero has sido maleducado y grosero
con él.”
Cage tiró
suavemente de mi brazo para acercarme más a él.
“La chica con la que estaba bailando
era Amanda Hardy, la hermana pequeña de Marcus, el prometido de Low. Estaba destrozada
y no es normal en ella. Bailé con ella porque me preocupaba que le pasara algo.”
Así que,
estaba siendo amable. No era lo que esperaba.
“Está bien, lo entiendo,” le contesté.
“¿Quieres volver a entrar?” me preguntó ahuecando el lado de mi
cara con la mano.
“¿Le vas a pedir disculpas a Brett?”
La expresión
suave de Cage se volvió dura, pero sólo por un momento. A continuación, inclinó
la comisura de la boca hacia arriba.
“Probablemente no.”
“Entonces, no voy a volver a entrar,”
le contesté.
Cage miró
hacia abajo.
“Pero no he llegado a bailar contigo.”
Ahora que
Brett me había convencido para bailar, sería capaz de bailar con Cage.
“Está bien, pero sólo un baile.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario