Willow
Terminé el
último bocado de mi tortilla, estaba deliciosa. Estaba un poco avergonzada de
lo rápido que había comido, pero Marcus seguramente se había mostrado
complacido viéndome engullir la tortilla, así que pensé: al diablo, y la
disfruté. El chico sabía cocinar. Hacía mucho que Larissa había terminado sus
cereales y su leche con chocolate. Ahora estaba sentada en el suelo con Marcus,
mientras apilaba sus bloques para volver a derribarlos de nuevo. Él había
actuado como si fuera la peor cosa que había hecho y ella se partía de risa. Él
era dulce, sabía cocinar, le gustaban los niños, era inteligente, tenía metas,
él era perfecto.
Un golpe en
la puerta interrumpió mis pensamientos oscuros y me levanté para ir a abrir.
Dudo que fuese Tawny, tenía que comprar comida primero, Larissa necesitaba
comida. No era Tawny.
En la puerta
había dos chicas exactamente iguales. Ambas eran rubias, vestían con ropa que
yo no podía comprar. Una de ella era más guapa que la otra. Ella tenía unos
largos rizos rubios y unos ojos azules enmarcados en pestañas gruesas y negras.
Señor por favor, que sea la hermana de Marcus. Ella era la modelo perfecta.
“Ey, um, Willow ¿no?”, dijo la chica menos intimidante.
Forcé una
sonrisa y asentí la cabeza. Tal vez ellas estaban aquí para Cage, eso tenía que
ser.
“¿Está Marcus aquí?”
Mi estómago
se cayó al suelo.
“Ey Manda, ¿está todo bien? ,” dijo Marcus que estaba detrás de mí,
lo suficientemente cerca para que su pecho rozara mi espalda.
La chica
menos intimidante le dio una sonrisa triste y se encogió de hombros.
“Sí, todo lo bien que se puede
estar.”
La chica
magnífica no era su hermana.
“¿Podemos entrar?” preguntó Amanda, pero es que yo no me
podía mover si no lo hacía Marcus. Él se detuvo un momento y yo empecé a notar
que pasaba algo.
“Uh, bueno, um, supongo,” dio un paso hacia atrás y rápidamente
volvió con Larissa.
“Low, esta es mi hermana Amanda.”
“Manda, esta es Low.”
“Es un placer conocerte Low,” Amanda me dio una sonrisa y luego sus
ojos se fueron a Larissa y pude ver las preguntas en sus ojos.
“Y la princesita de allí que no para
de derribar mis bloques es Larissa, la sobrina de Low.”
El alivio en
el rostro de Amanda era evidente, casi me entraron ganas de reír. Ella había
estado preocupada porque fuera mi hija.
“Low esta es una amiga mía, Sadie.”
Miss
Perfecta era la espectadora de voz musical de ayer en la lavandería. Fabuloso.
“Sadie esta es Low.”
Sadie se
adelantó y me sonrió y luego se puso de cuclillas para saludar a Larissa.
“Así que te gusta derribar bloques,
¿eh?”
Larissa
meneó la cabeza.
“Bueno, yo tengo un hermano pequeño
en casa que acaba de descubrir lo mismo que te entretiene a ti.”
Larissa
golpeó los bloques y se volvió para sonreírle a Sadie como si entendiera lo que
le acababa de decir y quería enseñárselo.
“Eres realmente buena en eso,” susurró Sadie. Marcus se acercó y se
sentó en el sofá detrás de mí. Su pie se apretó contra mi cadera.
“¿Cómo está Sam estos días? ¿Sigue
siendo un niño tan guapo?”
Sadie se
echó a reír y su voz realmente me recordaba a campanillas suaves. ¡Ugh!
“Sam es un niño difícil y me temo que
se está poniendo bastante guapo. Sin embargo, Jax está decidido a hacer de él
un jugador de béisbol. El niño sólo tiene 7 meses y tiene más pelotas de
béisbol autografiadas y bates de béisbol que un coleccionista.”
“Yo no esperaría nada menos del
futuro cuñado de Jax Stone.”
Mi mandíbula
cayó abierta. Esta era ella, la chica. La que Jax Stone, el rockero más sexy
del maldito mundo, había enamorado este verano. Oh, Dios Mío.
“Eso no significa que tenga que
mimarlo,” intervino
Sadie.
Marcus
comenzó a jugar con mi pelo y me olvidé de todo. Empecé a apilar los bloques de
nuevo esperando que nadie se diera cuenta de que tenía las mejillas rojas.
“Mamá ha preparado el almuerzo y
quiere que vayamos a comer hoy con ella. Tiene algunas cosas que decirnos.
Sadie me trajo para que pudiéramos ir juntos. Ella tiene que ir al aeropuerto.”
La mano de
Marcus se detuvo un momento y luego volvió a envolver mis mechones de pelo
alrededor de sus dedos.
“Vale, está bien.”
Me atreví a
mirar por encima de Amanda y Sadie estaba viendo como Marcus jugaba con mi pelo
y tenía una sonrisa divertida en su rostro. Marcus se aclaró la garganta.
“¿Vas a recoger a alguien o te vas
Sadie?”
Vi como
Sadie sonreía a Marcus. A él le afectaba ella, ese pensamiento me molestó,
aunque sonaba bastante estúpido.
“Me voy, Jax ha sido invitado como
juez en American Idol esta noche. Mañana volvemos porque tiene un concierto en
Pensacola.”
Joder, santa
mierda.
Marcus
sonrió y pasó un dedo por mi cuello, haciendo que mi piel se pusiera de
gallina.
“Te estás acostumbrado bien a su
vida. Veo que no tienes nada de qué preocuparte.”
Sadie se
encogió de hombros y sonrió.
“Él hace que todo valga la pena.”
“¡Aaaghh! Termina ya con lo
sentimental,” interrumpió
Amanda. Amanda se puso de pie y le hizo un gesto a Marcus.
“Vamos, tengo que pasarme a ver a
papá y recoger mi coche. Acaba de darme uno nuevo.”
La mano de
Marcus se congeló y yo podía sentir toda la tensión de su cuerpo, algo le había
molestado. ¿Era que su padre le había dado un coche nuevo a su hermana?
Sadie se
puso de pie.
“Yo también me tengo que ir. Le
prometí a Kane que estaría lista para despegar a las 10,” su mirada se posó sobre mí.
“Fue un placer conocerte Low.”
Pude ver la
sinceridad en su cara, y ella mostró su mejor sonrisa a Larissa.
“Y fue maravilloso conocerte a ti
también, Larissa. Yo no suelo conocer a princesas muy a menudo.”
Larissa
aplaudió con alegría cuando dijo la palabra princesa.
“Buena suerte a los dos,” dijo Sadie a Marcus y a Amanda.
“Gracias,” respondió Marcus en un tono tenso y
se puso de pie detrás de mí.
“Gracias por todo. Te echaré de menos
este fin de semana, pero voy a ver Idol esta noche para saludar a la cámara
cuando salgas.”
Amanda le
dio un abrazo a Sadie y ella la apretó. Algo estaba pasando con la familia de
Marcus y apostaría a que su padre era la causa.
Amanda
acompañó a Sadie hasta la puerta y se volvió hacia mí.
“Me encantó conocerte Low, de verdad.
Tenemos que pasar más tiempo juntas.”
Yo
simplemente asentí, sorprendida por el entusiasmo de la otra chica.
“Voy a acompañar a Sadie y a coger
mis cosas del Hummer. Nos vemos en la camioneta,” le dijo Amanda a Marcus con una
expresión extraña en su cara. Era como si estuvieran teniendo una conversación
sin palabras.
“Está bien,” respondió Marcus. Una vez que la
puerta se cerró detrás de ellas, me estiré las piernas y me levanté.
“Martus juar,” exigió Larissa.
“No cariño, Marcus no puede jugar en
estos momentos. Él tiene que irse, adiós, adiós.”
“Adiós adiós también,” le exigió Larissa mientras levantaba
sus brazos hacia arriba.
Marcus se
echó a reír y yo podía sentir que su tensión se aliviaba un poco.
“Me haces muy difícil que me vaya
princesa, pero me tengo que ir. Jugaremos otra vez, te lo prometo.”
Larissa
frunció el ceño y luego asintió con la cabeza como si estuviera de acuerdo, y
volvió a sus bloques.
“Gracias por el desayuno y por
haberme ayudado con Larisa,” le dije poniéndome de pie.
“He disfrutado cada minuto.”
Sentí que mi
cara se ponía roja de nuevo y me mordí el labio inferior para no sonreír como
una idiota.
“Ven aquí Low,” susurró extendiendo la mano y
tomándola, me llevo con él hasta que mi cuerpo estaba presionando el suyo y me
cogió de la cintura.
La boca de
Marcus Hardy estaba en la mía antes de que pudiera darme cuenta. Sus labios
eran cálidos y suaves, y se tocaban suavemente con los míos. Me mordisqueó el
labio inferior y me quedé sin aliento, abrí la boca lo suficiente para que
deslizara su lengua dentro. Se me escapó un gemido y me aferré más a él. Sus
manos dejaron mi cintura para acunar mi cara, mientras ladeaba la boca y
exploraba más. Nunca nadie me había besado así. El sabor a menta de su lengua de
la pasta de dientes era la cosa más deliciosa. Su mano derecha se deslizó por
mi brazo y alrededor de mi espalda desnuda, tirando de mí hacia arriba con más
fuerza contra él mientras seguía mordisqueando y lamiendo cada centímetro de mi
boca. Su mano izquierda se deslizó lentamente por el cuello en una suave
caricia y se detuvo justo debajo de mi clavícula. Gemí, no podía evitarlo. Su
mano grande estaba tan cerca de cubrir mi pecho.
Rompiendo el
beso, Marcus suspiró y movió la mano en mi brazo, mientras ponía algo de
distancia entre nosotros. Yo no podía dejar de respirar de manera irregular. No
tenía suficiente práctica con esto para mantener mi reacción bajo control.
Sus ojos se
encontraron con los míos y nos miramos. Pude sentir la emoción en su mirada.
“Marcus, beo,” (beso). Larissa llamó a gritos, y nos
recordaba donde estábamos y que no estábamos solos. Una risita surgió de mi
boca y miré a Larissa que estaba mirando a Marcus, como era de esperar.
Marcus dejó
escapar un suspiro dramático.
“Las señoritas, todas me quieren,” bromeó y se inclinó y besó a Larissa
en la parte superior de sus rizos rubios.
“Adiós adiós,” dijo Larissa, aparentemente
satisfecha con su beso.
“Adiós princesa, nos vemos pronto.”
Él se puso
de pie y me estudió un momento antes de llegar, y frotó mi labio inferior con
su pulgar.
“No he terminado aquí, estoy
empezando Low. Pero yo no podía alejarme de nuevo sin ese beso.”
Mis rodillas
se sentían como gelatina. Qué dulce era eso. Los chicos no me hablaban de esa
manera. Marcus Hardy había sido sacado de las novelas romántica que mi madre
solía leer.
“Está bien,” fue todo lo que pude decir. El poner
palabras juntas en ese momento era imposible. Dejó caer su mano y apareció una
sonrisa sexy en sus labios antes de irse.
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